29/12/12

Hipnosis / La Colonia.

David Fernández Rivera.
Hipnosis / La Colonia.
Prólogo de Ángel Padilla.
Ediciones Antígona. Madrid, 2012.

Libertad artística y potencia creativa, teatro y poesía, vanguardia visionaria y compromiso social, ética y filosofía confluyen en Hipnosis / La Colonia, de David Fernández Rivera (Vigo, 1986), un texto dramático que publica Ediciones Antígona, “una inquietante y hermosa alegoría de las ciudades modernas y sus sociedades alienadas”, escribe Ángel Padilla en el prólogo –El sueño letal de millones- que ha preparado para esta edición.

David Fernández Rivera no forma parte de la estirpe despreciable de poetas imitativos que Platón desterró de su República, sino de aquella otra de poetas inspirados y visionarios que están cercanos a los filósofos en la jerarquía del conocimiento. Poetas que escriben en el rapto de la lucidez irracional o del irracionalismo lúcido y construyen no una simulación de la realidad, sino una propuesta alternativa que cuestiona los cimientos de la sociedad, la cultura y la historia.

Esa condición poética se aprecia sobre todo en las acotaciones, que más que propuestas de un decorado imposible, son una prolongación alucinatoria de la conciencia. Un ejemplo, del final de la obra, resume esas proyecciones de la imaginación visionaria de David Fernández Rivera:

La cremallera del incendio se reúne en la dualidad angustiosa del que nunca quiso reemprender su marcha en la lengua cobriza del adiós...

La actitud, el tono y el enfoque de los textos de David Fernández Rivera son los propios de un poeta que utiliza el teatro -como otras veces la música- como vehículo social y como altavoz de sus propuestas en esta alegoría kafkiana del mundo contemporáneo emparentada también con el teatro simbólico de Buero Vallejo y con las novelas alegóricas de Saramago.

Teatro para ser leído o representado, monólogo tenso e intransitivo de Bruno de la Vega para salir del laberinto tras descifrar su clave, para desprenderse de las máscaras y las cadenas, para despertar conciencias y remover certezas, que esa ha sido históricamente una de las misiones fundamentales de la literatura.

Santos Domínguez