Philippe Sollers.
Una verdadera novela.
Memorias.
Traducción de Mauro Armiño.
Páginas de Espuma. Madrid, 2008.
Una verdadera novela.
Memorias.
Traducción de Mauro Armiño.
Páginas de Espuma. Madrid, 2008.
Alguien que más tarde dirá yo entró en el mundo humano el sábado 28 de noviembre de 1936, a mediodía, en los suburbios inmediatos a Burdeos, junto a la ruta hacia España. No tengo razón alguna para no creerlo.
Philippe Sollers (1936), novelista, filósofo, impulsor de la revista Tel Quel, que reunió en sus páginas lo mejor de la cultura francesa de la segunda mitad del siglo XX, es uno de los intelectuales más prestigiosos e inquietos de la cultura europea contemporánea.
Sus Memorias, que se publicaron el año pasado en Francia con enorme éxito, y publica Páginas de Espuma con traducción de Mauro Armiño, llevan como título Una verdadera novela.
Lo explica Sollers con estas palabras profundas e irónicas:
Toda mi vida me han reprochado escribir novelas que no eran verdaderas novelas. Aquí hay una por fin. “Pero si se trata de su vida”, me dirán. Desde luego, pero ¿dónde está la diferencia? Seguro que van ustedes a explicármela.
Una verdadera novela va más allá de la autobiografía de Sollers, de su memoria personal e intelectual. El papel relevante que tuvo su autor en el panorama intelectual europeo hace que este libro sea no sólo la novela de una vida contada por su protagonista, sino un paseo por la memoria cultural contemporánea, entre el existencialismo, el marxismo y el estructuralismo. Mauriac, Barthes, Lacan, Foucault, Derrida, Robbe-Grillet, Quignard, Houellebecq, Jonathan Littell.... son algunos de los referentes de ese recorrido que se inicia cuando descubre la lectura en la niñez:
¿Mi primer recuerdo? Cuando a los cuatro años mi madre me dijo un día: “Bien, ahora ya sabes leer.” Me veo salir corriendo sin rumbo, enloquecido, por el parque frente a la casa familiar, caer de rodillas en alguna parte y quedar allí, extasiado ante esa realidad embriagadora: ¡ser capaz de leer! Creo que en ese momento comprendí el significado de la palabra libertad.
Novela familiar, de infancia y mujeres, del alumno de los jesuitas, novela de formación del adolescente que descubre a la vez el sexo y la literatura, memoria de Tel Quel y su subtítulo jerarquizado: Literatura. Filosofía. Arte. Ciencia. Política. Esa ordenación de intereses define probablemente la prioridad de intereses del universo intelectual de Sollers, que como editor ha estado muy vinculado a Gallimard, para la que dirige la revista L’Infini.
Sus libros, su relación con Julia Kristeva, la conmoción de mayo del 68, la admiración, compartida con Malraux, por la China de Mao, son algunas de las líneas maestras que sustentan estas memorias, entre el análisis intelectual de la realidad contemporánea y la evocación narrativa del siglo XVIII, Venecia, Mozart o Sade.
La vertiente creadora de Philippe Sollers está también muy presente en estas páginas, por ejemplo en la sutileza de sus reflexiones sobre la técnica narrativa o sobre la importancia del tono en los comienzos de las novelas.
Hay también ausencias y silencios notorios. El lector está avisado desde la advertencia inicial:
Aquellos y aquellas cuyos nombres no aparecen en estas Memorias pueden considerar que, en general, es por su bien.
Philippe Sollers (1936), novelista, filósofo, impulsor de la revista Tel Quel, que reunió en sus páginas lo mejor de la cultura francesa de la segunda mitad del siglo XX, es uno de los intelectuales más prestigiosos e inquietos de la cultura europea contemporánea.
Sus Memorias, que se publicaron el año pasado en Francia con enorme éxito, y publica Páginas de Espuma con traducción de Mauro Armiño, llevan como título Una verdadera novela.
Lo explica Sollers con estas palabras profundas e irónicas:
Toda mi vida me han reprochado escribir novelas que no eran verdaderas novelas. Aquí hay una por fin. “Pero si se trata de su vida”, me dirán. Desde luego, pero ¿dónde está la diferencia? Seguro que van ustedes a explicármela.
Una verdadera novela va más allá de la autobiografía de Sollers, de su memoria personal e intelectual. El papel relevante que tuvo su autor en el panorama intelectual europeo hace que este libro sea no sólo la novela de una vida contada por su protagonista, sino un paseo por la memoria cultural contemporánea, entre el existencialismo, el marxismo y el estructuralismo. Mauriac, Barthes, Lacan, Foucault, Derrida, Robbe-Grillet, Quignard, Houellebecq, Jonathan Littell.... son algunos de los referentes de ese recorrido que se inicia cuando descubre la lectura en la niñez:
¿Mi primer recuerdo? Cuando a los cuatro años mi madre me dijo un día: “Bien, ahora ya sabes leer.” Me veo salir corriendo sin rumbo, enloquecido, por el parque frente a la casa familiar, caer de rodillas en alguna parte y quedar allí, extasiado ante esa realidad embriagadora: ¡ser capaz de leer! Creo que en ese momento comprendí el significado de la palabra libertad.
Novela familiar, de infancia y mujeres, del alumno de los jesuitas, novela de formación del adolescente que descubre a la vez el sexo y la literatura, memoria de Tel Quel y su subtítulo jerarquizado: Literatura. Filosofía. Arte. Ciencia. Política. Esa ordenación de intereses define probablemente la prioridad de intereses del universo intelectual de Sollers, que como editor ha estado muy vinculado a Gallimard, para la que dirige la revista L’Infini.
Sus libros, su relación con Julia Kristeva, la conmoción de mayo del 68, la admiración, compartida con Malraux, por la China de Mao, son algunas de las líneas maestras que sustentan estas memorias, entre el análisis intelectual de la realidad contemporánea y la evocación narrativa del siglo XVIII, Venecia, Mozart o Sade.
La vertiente creadora de Philippe Sollers está también muy presente en estas páginas, por ejemplo en la sutileza de sus reflexiones sobre la técnica narrativa o sobre la importancia del tono en los comienzos de las novelas.
Hay también ausencias y silencios notorios. El lector está avisado desde la advertencia inicial:
Aquellos y aquellas cuyos nombres no aparecen en estas Memorias pueden considerar que, en general, es por su bien.
Santos Domínguez