18/10/08

Libro de amor de Murasaki


Libro de amor de Murasaki.
Ed. de Alberto Silva.
Pre-Textos. Valencia, 2008.



En el lago sin nubes
del estanque, la imagen
capaz de superar
diez mil generaciones
sin deteriorarse.

Es uno de los tankas que canta un personaje del Genji Monogatari, los cuentos de Genji que escribió Murasaki Shikibu en el Japón del siglo XI, en los que se integran con naturalidad relatos y poemas tradicionales.

En su discurso de aceptación del Nobel, Kawabata resaltaba la importancia de este libro, la cumbre más alta de la literatura japonesa. Y añadía que era “una profunda y amplia fuente de alimento para la poesía, para las bellas artes, para la artesanía y hasta para la jardinería ornamental.”

Sobre esa escritura femenina o escrita para que la canten mujeres, como gran parte de la lírica popular de Oriente y Occidente, sobre esa poesía de Murasaki y el libro de amor que escribió hace mil años en la Historia de Genji trata este volumen que publica Pre-Textos. En él Alberto Silva, que ya editó y comentó en esta misma editorial Alada claridad, de Yosa Buson, traduce una selección de los poemas amorosos de la historia de Genji en una edición comentada.

El verso, que fue la raíz de otras formas literarias, se mezcla de manera fluida y constante con la prosa para hacer del Genji Monogatari una exploración del complejo y delicado universo emocional de los personajes, esas variadas experiencias del afecto a las que se refiere Alberto Silva en su espléndida introducción.

Los más de ochocientos tankas de la novela, de los que aquí se ofrece una selección significativa, reflejan la ética y la estética del asombro ante la fugacidad de la vida, los ciclos estacionales y el goce del presente en una integración de luz y sombra, amor y rechazo, vida y muerte o en una insistencia constante en el tema del carpe diem, que antes de ser un tópico en la literatura occidental, lo fue en la tradición oriental, como demuestra su aparición constante en la poesía china de hace treinta siglos.

Los cinco versos del tanka son aquí el cauce para expresar el misterio del origen del rocío, el sentido de la vida, el dolor de la separación o la luna que ilumina el deseo.

Ese diálogo de la palabra poética con la naturaleza está en la base de esta lírica en la que el humo y el rocío o la espuma del agua son variantes de todo lo que se desvanece, como la luz de la hora violeta que ilumina el libro y lo tiñe de melancolía.

Los comentarios de Alberto Silva, hechos con sensibilidad y talento, precisos e impresionistas a la vez, indagan el complejo mundo poético de estos textos, levantados sobre la connotación, las sugerencias y el simbolismo de la naturaleza, o explican su función en la secuencia argumental de la novela y en el proceso de construcción de los personajes. Además de todo eso, lo que ofrece Alberto Silva en las introducciones de cada sección es un análisis profundo y lúcido del Genji Monogatari, reconocido ya como la primera novela de la historia.

Santos Domínguez