8/9/07

Summa Vitae

José Manuel Caballero Bonald.
Summa Vitae.
Antología poética (1952-2005).
Selección y prólogo de Jenaro Talens.
Galaxia Gutenberg/Círculo de Lectores.
Barcelona, 2007.



De todo lo que amé en días inconstantes

ya sólo van quedando

rastros,
marañas,

conjeturas,

pistas dudosas, vagas informaciones:
por ejemplo, la lluvia en la lucerna

de un cuarto triste de París,
la sombra rosa de los flamboyanes

engalanando a franjas las casa familiar de Camagüey,

aquellos taciturnos rastros de Babilonia

junto a los barrizales suntuosos del Éufrates,

un arcaico crepúsculo en las Islas Galápagos,
los prolijos fantasmas

de un memorable lupanar de Cádiz,

una mañana sin errores

ante la tumba de Ibn’Arabi en un suburbio de Damasco,

el cuerpo de Manuela tendido entre los juncos de Doñana,

aquel café de Bogotá

donde iba a menudo con amigos que han muerto,
la gimiente tirantez del velamen
en la bordada previa a aquel primer naufragio...

Cosas así de simples y soberbias.


Pero de todo eso
¿qué me importa

evocar, preservar después de tan volubles
comparecencias del olvido?

Nada sino una sombra

cruzándose en la noche con mi sombra.


Con ese memorable poema de madurez, Summa vitae, abría José Manuel Caballero Bonald su Manual de infractores. Ese texto resume su mundo poético, la actitud del poeta ante la realidad y da idea de su tonalidad expresiva. Y ese es el título que se ha elegido con acierto para esta amplia antología que ha preparado y prologado Jenaro Talens en la colección de poesía de Galaxia Gutenberg/Círculo de Lectores.

Se reúne aquí la parte esencial de la obra poética de Caballero Bonald, elaborada con intensidad discontinua a lo largo de más de cincuenta años fecundos de una de las voces poéticas esenciales del idioma.

La indagación verbal, la concepción de la poesía como una travesía solitaria en la que acecha el peligro y se asumenriesgos, la actitud insumisa, la decantación de la imagen... son las claves de una voluntad de estilo que es antes que nada una rigurosa búsqueda de conocimiento a través de la palabra, y un ejercicio ético.

Poesía que es una respuesta a la realidad, memoria y revancha a un tiempo, y desquite verbal contra los agravios de la vida.

Y como resultado de esa suma, una obra de irreprochable factura rítmica y verbal que renuncia al conformismo estético, al acomodo en el territorio apacible del amaneramiento estilístico y afronta constantemente el reto de la exigencia radical.

Poesía visionaria y anclada en la memoria que, entre Las adivinaciones y el Manual de infractores, podría resumirse con esos dos títulos que aluden a su condición alucinatoria e infractora. Y en medio de esa trayectoria, jalones fundamentales en la poesía española contemporánea como Descrédito del héroe, Laberinto de Fortuna o Diario de Argónida.

Todos esos títulos dan cuenta de una poesía que es una forma de ahondar en la realidad, de una capacidad verbal e imaginativa que conecta con la tradición cultista que se remonta a Góngora y, un poco más allá, a Mena.

Caballero Bonald ha ido construyendo así una obra en la que la coherencia de sus dispositivos lingüísticos es solidaria de la resistencia civil y ética. Una poesía que es una forma de insumisión y de iluminación de la realidad, una exploración en los límites elusivos de la expresión y el significado, una mediación retórica en la que radica la relación verbal del poeta con el mundo, como señala Talens en su introducción.

Una poesía frecuentemente nocturna, cifrada en sus tanteos en la oscuridad, en el matiz diverso de la rememoración y el recuerdo, en la tentativa creadora del que enciende la luz.

Santos Domínguez