Aunque entiendo poco griego...
Fábulas mitológicas burlescas del Siglo de Oro.
Edición, introducción y notas de Elena Cano Turrión.
Clásicos Berenice. Córdoba, 2007.
Fábulas mitológicas burlescas del Siglo de Oro.
Edición, introducción y notas de Elena Cano Turrión.
Clásicos Berenice. Córdoba, 2007.
Aunque entiendo poco griego... es el título del libro en el que Clásicos Berenice ha recopilado algunas de las más destacadas Fábulas mitológicas burlescas del Siglo de Oro.
La poesía burlesca fue una de las tendencias más significativas del Siglo de Oro español, especialmente a partir del fracaso de los ideales renacentistas que se resolvió en la mentalidad barroca. Una mentalidad enraizada en la actitud de rechazo a los planteamientos idealistas del primer Renacimiento que daba lugar a demostraciones de ingenio y de chocarrería. Esa actitud subversiva de los valores poéticos tiene su correspondencia en la figura del donaire de la nueva comedia de Lope o en la picaresca y su manifestación plástica en las pinturas mitológicas de Velázquez.
Se ha ocupado de hacer esta edición Elena Cano Turrión, que ha realizado una cuidada selección de autores y poemas de un género prestigioso en aquella época y tan estimado que prácticamente todos los poetas cultos escribieron alguna fábula mitológica burlesca.
El enfoque burlesco de los materiales mitológicos atrajo a todos los poetas mayores y menores del periodo barroco, que aportaron su visión jocosa a unos mitos que formaban parte de una tradición muy cuestionada a aquellas alturas desengañadas del desencanto barroco y de la mueca agridulce que hay en muchos de ellos.
La nómina de poetas que se recogen en esta antología, de Góngora a Quevedo, pasando por Castillo Solórzano, Salas Barbadillo o Polo de Medina, justifica por sí misma la aparición de esta antología, que viene a llenar un hueco bibliográfico en el conocimiento de la poesía áurea.
Es, aunque parezca mentira, la primera vez que una publicación atiende a la reinterpretación cómica y a la degradación de las fábulas mitológicas clásicas emprendida por estos escritores y sistematiza sus contenidos.
La cuidada selección, la introducción, las notas y la cronología elaboradas por Elena Cano Turrión, nos muestra una de las claves del impulso renovador de aquellos poetas que, aunque entendieran poco griego, como escribe Góngora en el romance del que toma su título el volumen, se reían de su misma sombra cuando hablaban de Polifemo, de Dido y Eneas o de Apolo y Dafne.
En las antípodas de Apolo o de Adonis, más de uno sólo se tomaba en serio a Baco, tan incompatible con Venus como ellos mismos.
La poesía burlesca fue una de las tendencias más significativas del Siglo de Oro español, especialmente a partir del fracaso de los ideales renacentistas que se resolvió en la mentalidad barroca. Una mentalidad enraizada en la actitud de rechazo a los planteamientos idealistas del primer Renacimiento que daba lugar a demostraciones de ingenio y de chocarrería. Esa actitud subversiva de los valores poéticos tiene su correspondencia en la figura del donaire de la nueva comedia de Lope o en la picaresca y su manifestación plástica en las pinturas mitológicas de Velázquez.
Se ha ocupado de hacer esta edición Elena Cano Turrión, que ha realizado una cuidada selección de autores y poemas de un género prestigioso en aquella época y tan estimado que prácticamente todos los poetas cultos escribieron alguna fábula mitológica burlesca.
El enfoque burlesco de los materiales mitológicos atrajo a todos los poetas mayores y menores del periodo barroco, que aportaron su visión jocosa a unos mitos que formaban parte de una tradición muy cuestionada a aquellas alturas desengañadas del desencanto barroco y de la mueca agridulce que hay en muchos de ellos.
La nómina de poetas que se recogen en esta antología, de Góngora a Quevedo, pasando por Castillo Solórzano, Salas Barbadillo o Polo de Medina, justifica por sí misma la aparición de esta antología, que viene a llenar un hueco bibliográfico en el conocimiento de la poesía áurea.
Es, aunque parezca mentira, la primera vez que una publicación atiende a la reinterpretación cómica y a la degradación de las fábulas mitológicas clásicas emprendida por estos escritores y sistematiza sus contenidos.
La cuidada selección, la introducción, las notas y la cronología elaboradas por Elena Cano Turrión, nos muestra una de las claves del impulso renovador de aquellos poetas que, aunque entendieran poco griego, como escribe Góngora en el romance del que toma su título el volumen, se reían de su misma sombra cuando hablaban de Polifemo, de Dido y Eneas o de Apolo y Dafne.
En las antípodas de Apolo o de Adonis, más de uno sólo se tomaba en serio a Baco, tan incompatible con Venus como ellos mismos.
Santos Domínguez