Manuel Valls.
Mejor solos que mal acompañados.
Ático Ediciones. Barcelona, 2006.
¿Es verdad que el modelo tradicional de familia está en decadencia?
¿El aumento de los hogares monoparentales es un índice de progreso social y económico?
¿Es cierto que los Singles ya son una imparable y poderosa clase social?
¿De verdad pensamos que es mejor vivir solos que mal acompañados?
Esta suma de interrogantes abre Mejor solos que mal acompañados, el libro de Manuel Valls que acaba de salir al mercado editado por Ático Ediciones. Es la respuesta a titulares de periódico como estos:
«Aumentan los hogares unipersonales y monoparentales».
«Desciende el número de matrimonios y aumenta el número de divorcios».
«Las parejas y los matrimonios cada vez duran menos».
«Cada día hay más solteros».
«La natalidad sigue descendiendo».
«Los Singles (solteros, divorciados, separados o viudos sin pareja estable de 25 a 64 años) ya son una nueva y poderosa clase social».
Otros indicadores –añade el autor- también parecen confirmar esta realidad: una interminable lista de series de televisión, películas y libros de éxito abordan esta tendencia en sus argumentos y tienen como protagonistas a solteros de diferentes edades: Friends, Ally McBeal, Sexo en Nueva York, Seinfeld, Mujeres desesperadas, El diario de Bridget Jones, Love Actually, Tienes un email, etc.
Manuel Valls es un autor inclasificable que se viene dedicando a investigar y a tratar de resolver algunos enigmas de la vida cotidiana, formulando preguntas incómodas y saltándose ciertas convenciones.
Los medios de comunicación destacan continuamente que cada año se celebran menos matrimonios, que aumenta espectacularmente el número de divorcios y que la natalidad ha descendido hasta límites preocupantes. Lo sorprendente es que esos mismos medios también afirman que esta tendencia es un indicador de progreso y que las naciones más avanzadas son aquellas con una mayor proporción de ciudadanos que viven solos. Por su parte, algunos expertos también tratan de interpretar esta tendencia señalando que la familia tradicional está en crisis y que estamos pasando de una sociedad compuesta por familias a otra compuesta por individuos. Casi todos coinciden en ratificar la creciente individualización del hombre y la mujer del siglo XXI, que ahora tienen más posibilidades de autoconstruir su vida y desprenderse de las imposiciones morales del pasado. Manuel Valls, mediante observaciones amenas e inteligentes, nos demuestra en este libro que la mayoría de estas teorías y las noticias que divulgan los medios de comunicación no son siempre ciertas, y que la realidad es mucho más compleja y sorprendente.
En Mejor solos que mal acompañados Manuel Valls propone un nuevo enfoque sobre los nuevos modelos de familia monoparental (solteros, singles, dinkies, etc.) que desmiente que circulan muchas mentiras e ideas preconcebidas sobre este tema, incluso por parte de los expertos que tratan de analizar este fenómeno desde una sola disciplina y partiendo de juicios morales.
Como ha señalado el autor, la mayoría de los expertos interpretan los nuevos comportamientos sociales como respuesta ante una institución en crisis, aunque él cree que no es así:
La gente no se divorcia porque el modelo de familia tradicional esté en decadencia. La gente se divorcia porque está neurótica, porque no soporta su vida, porque necesita cambiar constantemente, porque siente que el futuro no está en sus manos y se agarran al presente buscando recompensas inmediatas en todo; en la familia, en su trabajo, en lo que consumen. Además, el hombre y la mujer de hoy no soporta sufrir ni luchar; no les gusta tener que enfrentarse a la realidad y por ello buscan desesperadamente el amor, el placer, consumir… Y ahora hemos acabado consumiendo personas, familias, como quien se compra unos zapatos y al cabo de un tiempo los desecha porque se ha aburrido de ellos, o porque están pasados de moda. Hoy el matrimonio es un contrato basura y las familias también son de usar y tirar.
Y añade este diagnóstico, para reflexionar sobre él:
Por lo visto, lo único cierto es que nuestro objetivo prioritario en la vida es nuestra propia felicidad, y quizás por eso nos aferramos al presente idealizando el amor en su sentido más romántico, porque sólo somos plenamente felices cuando gozamos intensamente cada minuto de nuestra vida. En consecuencia, cada vez soportamos menos la monotonía, la rutina, el compromiso, las responsabilidades, el sufrimiento, la decepción o el fracaso. Nadie niega ni quiere renunciar a la estabilidad y al amparo emocional y económico que nos ofrece la familia tradicional. En el fondo, parece que lo único que ha cambiado es nuestro concepto de la felicidad.
¿El aumento de los hogares monoparentales es un índice de progreso social y económico?
¿Es cierto que los Singles ya son una imparable y poderosa clase social?
¿De verdad pensamos que es mejor vivir solos que mal acompañados?
Esta suma de interrogantes abre Mejor solos que mal acompañados, el libro de Manuel Valls que acaba de salir al mercado editado por Ático Ediciones. Es la respuesta a titulares de periódico como estos:
«Aumentan los hogares unipersonales y monoparentales».
«Desciende el número de matrimonios y aumenta el número de divorcios».
«Las parejas y los matrimonios cada vez duran menos».
«Cada día hay más solteros».
«La natalidad sigue descendiendo».
«Los Singles (solteros, divorciados, separados o viudos sin pareja estable de 25 a 64 años) ya son una nueva y poderosa clase social».
Otros indicadores –añade el autor- también parecen confirmar esta realidad: una interminable lista de series de televisión, películas y libros de éxito abordan esta tendencia en sus argumentos y tienen como protagonistas a solteros de diferentes edades: Friends, Ally McBeal, Sexo en Nueva York, Seinfeld, Mujeres desesperadas, El diario de Bridget Jones, Love Actually, Tienes un email, etc.
Manuel Valls es un autor inclasificable que se viene dedicando a investigar y a tratar de resolver algunos enigmas de la vida cotidiana, formulando preguntas incómodas y saltándose ciertas convenciones.
Los medios de comunicación destacan continuamente que cada año se celebran menos matrimonios, que aumenta espectacularmente el número de divorcios y que la natalidad ha descendido hasta límites preocupantes. Lo sorprendente es que esos mismos medios también afirman que esta tendencia es un indicador de progreso y que las naciones más avanzadas son aquellas con una mayor proporción de ciudadanos que viven solos. Por su parte, algunos expertos también tratan de interpretar esta tendencia señalando que la familia tradicional está en crisis y que estamos pasando de una sociedad compuesta por familias a otra compuesta por individuos. Casi todos coinciden en ratificar la creciente individualización del hombre y la mujer del siglo XXI, que ahora tienen más posibilidades de autoconstruir su vida y desprenderse de las imposiciones morales del pasado. Manuel Valls, mediante observaciones amenas e inteligentes, nos demuestra en este libro que la mayoría de estas teorías y las noticias que divulgan los medios de comunicación no son siempre ciertas, y que la realidad es mucho más compleja y sorprendente.
En Mejor solos que mal acompañados Manuel Valls propone un nuevo enfoque sobre los nuevos modelos de familia monoparental (solteros, singles, dinkies, etc.) que desmiente que circulan muchas mentiras e ideas preconcebidas sobre este tema, incluso por parte de los expertos que tratan de analizar este fenómeno desde una sola disciplina y partiendo de juicios morales.
Como ha señalado el autor, la mayoría de los expertos interpretan los nuevos comportamientos sociales como respuesta ante una institución en crisis, aunque él cree que no es así:
La gente no se divorcia porque el modelo de familia tradicional esté en decadencia. La gente se divorcia porque está neurótica, porque no soporta su vida, porque necesita cambiar constantemente, porque siente que el futuro no está en sus manos y se agarran al presente buscando recompensas inmediatas en todo; en la familia, en su trabajo, en lo que consumen. Además, el hombre y la mujer de hoy no soporta sufrir ni luchar; no les gusta tener que enfrentarse a la realidad y por ello buscan desesperadamente el amor, el placer, consumir… Y ahora hemos acabado consumiendo personas, familias, como quien se compra unos zapatos y al cabo de un tiempo los desecha porque se ha aburrido de ellos, o porque están pasados de moda. Hoy el matrimonio es un contrato basura y las familias también son de usar y tirar.
Y añade este diagnóstico, para reflexionar sobre él:
Por lo visto, lo único cierto es que nuestro objetivo prioritario en la vida es nuestra propia felicidad, y quizás por eso nos aferramos al presente idealizando el amor en su sentido más romántico, porque sólo somos plenamente felices cuando gozamos intensamente cada minuto de nuestra vida. En consecuencia, cada vez soportamos menos la monotonía, la rutina, el compromiso, las responsabilidades, el sufrimiento, la decepción o el fracaso. Nadie niega ni quiere renunciar a la estabilidad y al amparo emocional y económico que nos ofrece la familia tradicional. En el fondo, parece que lo único que ha cambiado es nuestro concepto de la felicidad.
Mayra Vela Muzot