Karl Kerényi.
Los héroes griegos.
Prólogo de Jaume Pòrtulas.
Traducción de Cristina Serna.
Atalanta. Gerona, 2009.
Atalanta edita un estudio ya clásico sobre la profunda huella que han dejado las leyendas heroicas de la Grecia clásica no sólo en la configuración de prototipos literarios o éticos, sino en la formación del pensamiento occidental.
Lo publicó el húngaro Karl Kerényi en 1958, lo dedicó a los poetas del futuro y es el complemento imprescindible de una mitología para adultos cuyo primer volumen estaba dedicado a los dioses griegos.
Como en aquella primera entrega, se trata de una narración continua que prescinde del análisis erudito y se construye como una presentación descriptiva puesta en boca de un narrador inventado por Kerényi: un griego isleño de nuestro tiempo que cuenta esos mitos y leyendas heroicas desde dentro, como parte de su propia realidad.
Con esa voluntad narrativa, se asume así un único punto de vista omnisciente que recorre una parte fundamental de nuestro inconsciente colectivo para hablar de unas historias que abarcan desde los relatos de Cadmo y Harmonía a las consecuencias de la guerra de Troya y se desarrollan entre la desembocadura del Guadalquivir y el Cáucaso.
Elemento central de la triple división que propuso Píndaro en su segunda Olímpica entre los dioses, los héroes y los mortales, en la figura del héroe se funden la literatura, la religión, la antropología y la historia del pensamiento en un enfoque complementario de la mitología de las divinidades, porque –como explica Kerényi- los dioses reclaman a los héroes y estos forman parte de la mitología. Desde allí pasaron a un tiempo que ya no trata de “historias”, sino de “historia”.
Por eso los héroes viven como unos antepasados prestigiosos en las fronteras que separan mitología e historia, en una forma especial de casi-existencia cuya solidez y centralidad inmutable comparten con los dioses.
Combinando las fuentes de la tradición escrita y las imágenes de la cerámica y el arte sepulcral, Kerényi organiza la narración en tres libros. El primero, que arranca de las leyendas tebanas, habla de los Dioscuros, de Perseo, de Edipo o Atalanta; el segundo se centra en la figura de Heracles y sus doce trabajos y la tercera, por fin, se centra en los héroes atenienses.
En todo ese recorrido queda abierta la posibilidad de un segundo sentido que, más allá de la mera narración literal y externa, concierne a una zona profunda de nuestra mentalidad individual o colectiva.
La edición incorpora una abundante serie de láminas que reproducen escenas heroicas en cráteras y vasos, una cerámica modesta y portentosa, como la denomina Jaume Pòrtulas en su excelente prólogo.
Santos Domínguez