16/4/14

Chandler. El simple arte de matar


Raymond Chandler.
El simple arte de matar.
Relatos I. 
Traducción de Juan Manuel Ibeas.
Debolsillo. Barcelona, 2014.



Raymond Chandler.
La hermana menor. 
Traducción de César Aira.
Epílogo de Joyce Carol Oates.
Debolsillo. Barcelona, 2014.

Hemingway dice en alguna parte que el buen escritor compite únicamente con los muertos. El buen escritor de historias de detectives (al fin y al cabo, tiene que haber unos cuantos) compite no solo con todos los muertos sin enterrar, sino también con todas las huestes de los vivos.

Ese párrafo pertenece a El simple arte de matar, un ensayo imprescindible de Raymond Chandler sobre la novela negra que abre y da título al primer volumen de sus relatos que publica Debolsillo.

El simple arte de matar es un análisis hecho desde el interior de la literatura, un escrutinio profundo y lúcido del género y una crítica sin contemplaciones de sus deficiencias estéticas, pero sobre todo una etopeya que dibuja la figura del detective que Chandler nos ha dejado como su mejor herencia:

En todo lo que se puede llamar arte hay un elemento de redención. Puede ser pura tragedia si se trata de una tragedia clásica, o puede ser compasión e ironía, o hasta la risa ronca de un hombre fuerte. Pero por estas malas calles tiene que andar un hombre que no sea malo, que no esté corrompido ni tenga miedo. El detective en este tipo de historias debe ser un hombre así. Es el héroe; lo es todo. Tiene que ser un hombre de una pieza y un hombre normal, aunque no un hombre corriente. Tiene que ser, por usar una frase bastante gastada, un hombre de honor: por instinto, porque no puede evitarlo, sin pensar en ello, y desde luego sin decirlo. Tiene que ser el mejor hombre de este mundo, y un hombre lo bastante bueno para cualquier mundo. No me importa mucho su vida privada; no es ni un eunuco ni un sátiro; creo que podría seducir a una duquesa, y estoy completamente seguro de que no mancillaría a una virgen; si es un hombre de honor en una cosa, lo será en todas.

Es un hombre relativamente pobre, porque si no, no sería detective. Es un hombre normal, porque si no, no podría mezclarse con la gente normal. Sabe juzgar el carácter, porque si no, no serviría para su oficio. No acepta dinero de nadie si no se lo gana honradamente, y no acepta insolencias de nadie sin la debida y desapasionada represalia. Es un hombre solitario, y está orgulloso de que le trates como a un hombre orgulloso o lamentarás mucho haberle conocido. Habla como hablan los hombres de su época, es decir, con ingenio rudo, con un sentido muy vivo de lo grotesco, con asco ante los farsantes y desprecio hacia los mezquinos.

El relato es la aventura de este hombre en busca de una verdad escondida, y no sería una aventura si no le ocurriera a un hombre preparado para la aventura. Tiene una amplitud de conocimientos que te asombra, pero que son suyos porque pertenece al mundo en el que vive. Si hubiera muchos como él, viviríamos en un sitio mucho más seguro, pero sin llegar a ser tan aburrido que no valiera la pena vivir en él.

Traducidos por Juan Manuel Ibeas, se recogen aquí, además de ese espléndido ensayo, ocho relatos –entre ellos el memorable Sangre española- que contienen en un alto grado de concentración el mundo narrativo y la geografía moral de Chandler y sus personajes.

Germinales a veces, alimenticios siempre, estos relatos no son textos menores, salvo por su extensión, en la narrativa de su autor. Y sin embargo, es la primera vez que se reúnen en español estos relatos previos a la primera novela de Chandler, El sueño eterno, y destinados a revistas pulp de la época.

Ese mismo título -El simple arte de matar- es el que utilizó Joyce Carol Oates para analizar la obra completa de Chandler en un artículo publicado en The New York Review of Books, en un magnífico análisis global de la narrativa de Chandler que recupera Debolsillo como epílogo de la edición de La hermana menor, la quinta novela de la serie de Marlowe. 

Con una admirable traducción de César Aira, es una agilísima y enmarañada novela ambientada en un Hollywood sórdido e implacable que Chandler había conocido de cerca en su época de guionista y narrada por un Marlowe crepuscular que tiene que resolver una espiral de enigmas en un mundo opaco, con policías corruptos, estupefacientes y asesinatos en serie que abren varias líneas de investigación a la espera de la inesperada clave final.

Santos Domínguez