Anton Chéjov.
Cuaderno de notas.
Traducción y posfacio de Leopoldo Brizuela.
Introducción de Vlady Kociancich.
La compañía / Páginas de Espuma. Madrid, 2010.
Cuaderno de notas.
Traducción y posfacio de Leopoldo Brizuela.
Introducción de Vlady Kociancich.
La compañía / Páginas de Espuma. Madrid, 2010.
Narrador de voz baja, Anton Chéjov construyó su universo literario con lo fugaz y lo secundario. En sus relatos abiertos conviven misteriosamente la levedad y la intensidad, la emoción y la distancia, se armonizan la ironía y la piedad, el humor y la tristeza.
Es la vida con minúsculas en una literatura de sobreentendidos que requiere la complicidad del lector para asumir ese mundo que está en sus relatos, en su teatro y en los Cuadernos de notas que Chéjov escribió entre 1891 y 1904.
Una selección de ese material lo coeditan La compañía y Páginas de Espuma con introducción de Vlady Kociancich y traducción de Leopoldo Brizuel, que escribe en el posfacio:
Escritos durante los últimos trece años de vida de Chejov, al pie o al margen de sus grandes cuentos y piezas teatrales, estos Cuadernos de notas son, en verdad, únicos en su género. No se trata de un "diario íntimo": los pasajes autobiográficos o confesionales son escasísimos y, por lo común, están velados por el uso de una tercera persona y de iniciales, que vuelven casi imposible afirmar la identidad. El lector encontrará a Chejov mucho menos en los deliciosos hechos narrados que en la mirada que supo entender su importancia más allá de la nimiedad aparente, y en la voz -ese tono inconfundible- que los pone en palabras.
Anotaciones de ideas, registro de anécdotas y esbozos de proyectos, conviven en estas páginas la vida y la literatura, las impresiones del viajero que inicia el 17 de marzo de 1891 un viaje en tren que le llevará a Viena, Venecia y Roma, las reflexiones éticas o la lista de compras y gastos.
Y en torno a tres ejes –pensamientos, imágenes, anécdotas- se suceden los esbozos de personajes, los esquemas narrativos, los fragmentos de diálogos que luego aprocvechará en sus cuentos o en sus obras de teatro, las impresiones de la vida cotidiana, los detalles pequeños que tendrán tanta importancia en su mundo literario.
O ácidas reflexiones morales de mayor calado:
Los hipócritas ordinarios aparentan ser palomas; los hipócritas de la política y de la literatura, águilas. Que su aire aquilino no te intimide. No son águilas, solo ratas, o perros.
Es la vida con minúsculas en una literatura de sobreentendidos que requiere la complicidad del lector para asumir ese mundo que está en sus relatos, en su teatro y en los Cuadernos de notas que Chéjov escribió entre 1891 y 1904.
Una selección de ese material lo coeditan La compañía y Páginas de Espuma con introducción de Vlady Kociancich y traducción de Leopoldo Brizuel, que escribe en el posfacio:
Escritos durante los últimos trece años de vida de Chejov, al pie o al margen de sus grandes cuentos y piezas teatrales, estos Cuadernos de notas son, en verdad, únicos en su género. No se trata de un "diario íntimo": los pasajes autobiográficos o confesionales son escasísimos y, por lo común, están velados por el uso de una tercera persona y de iniciales, que vuelven casi imposible afirmar la identidad. El lector encontrará a Chejov mucho menos en los deliciosos hechos narrados que en la mirada que supo entender su importancia más allá de la nimiedad aparente, y en la voz -ese tono inconfundible- que los pone en palabras.
Anotaciones de ideas, registro de anécdotas y esbozos de proyectos, conviven en estas páginas la vida y la literatura, las impresiones del viajero que inicia el 17 de marzo de 1891 un viaje en tren que le llevará a Viena, Venecia y Roma, las reflexiones éticas o la lista de compras y gastos.
Y en torno a tres ejes –pensamientos, imágenes, anécdotas- se suceden los esbozos de personajes, los esquemas narrativos, los fragmentos de diálogos que luego aprocvechará en sus cuentos o en sus obras de teatro, las impresiones de la vida cotidiana, los detalles pequeños que tendrán tanta importancia en su mundo literario.
O ácidas reflexiones morales de mayor calado:
Los hipócritas ordinarios aparentan ser palomas; los hipócritas de la política y de la literatura, águilas. Que su aire aquilino no te intimide. No son águilas, solo ratas, o perros.
Al fondo siempre está la mirada crítica, humorística y aguda de Chéjov, su sonrisa triste en relámpagos como estos:
Rusia es una inmensa llanura por donde pasea un maleante.
Envidia tanto que bizquea.
La universidad desarrolla todas nuestras capacidades, incluso la idiotez.
Envidia tanto que bizquea.
La universidad desarrolla todas nuestras capacidades, incluso la idiotez.
Santos Domínguez