2/4/07

Un Libro Singular



Juan Ramón Jiménez.
Diario de un poeta recién casado (1916).
Alianza Editorial. Libros Singulares.
Madrid, 2007.


La poesía española contemporánea tiene una fecha clave, enero de 1916. Es la del viaje de Juan Ramón Jiménez a Nueva York para casarse con Zenobia.

Esa fecha es fundamental en la vida y en la obra de JRJ, no sólo por la experiencia de maduración del poeta, sino porque Zenobia se convertirá a partir de ese momento en un personaje esencial, que hasta sus últimos días de vida en Puerto Rico en octubre de 1956 estuvo ocupándose de ordenar la edición de su obra.

El Diario de un poeta recién casado que Juan Ramón escribe en ese viaje de ida y vuelta marca un antes y un después en la poesía española. Si Bécquer nos había puesto en la segunda mitad del XIX a la altura del Romanticismo alemán de cincuenta años antes, luego Rubén Darío colocaba con Azul (1888) a la poesía en español al nivel de la modernidad parnasiana y dejaba una herencia que asimilará el primer Juan Ramón, que será el mejor simbolista en ese periodo.

Juan Ramón Jiménez incorpora a la poesía española a la contemporaneidad con el Diario, el libro con el que la literatura española entra en el siglo XX. En temas (la gran ciudad), en formas poéticas (versolibrismo y prosa) y en actitud (la poesía como conocimiento).

El Diario de un poeta recién casado produjo una renovación persistente y de una transcendencia sólo comparable a la de Garcilaso. Ese libro, que es también un viaje a la esencia y a la médula poética, sitúa a Juan Ramón a la altura de la modernidad de Rilke, Eliot o Pessoa, en una concepción común de la poesía como forma de percibir el mundo.

En el Diario, los dos temas centrales, el amor y la ciudad, se funden en una experiencia de madurez personal, sentimental y poética que se expresa en un libro que es un cuaderno de bitácora, el diario poético de un viaje por mar, del descubrimiento de la ciudad moderna ( el metro, las grandes avenidas, el neón de los anuncios, el mestizaje) y, puesto que es un viaje interior también, del amor.

Hay un antes y un después del Diario como hay un antes y un después de Petrarca, de Garcilaso o de Pound. Un antes y un después en la poesía de Juan Ramón y en la poesía española, que arranca en gran medida de ese libro singular: aquí está explorado ya el hodiernismo del 27, una nueva sentimentalidad y una nueva musicalidad, menos dada al sonsonete que al ritmo interior. Y la raíz marítima de Marinero en tierra o la visión de Nueva York que reaparecería casi quince años después en la lorquiana Oda al rey de Harlem.

De un libro tan singular y tan transcendente como este, Alianza Editorial ha publicado una bellísima edición en sus Libros singulares con dos tintas y tipografía Berkeley que diseñó en 1938 Frederic W. Goody.

Santos Domínguez