Carlos José Márquez
Cómo se ha escrito la Guerra Civil española
Ediciones Lengua de Trapo. Madrid, 2006.
Sabiendo que se han escrito ya miles de libros sobre la Guerra Civil Española, resulta tremendamente ambicioso un ensayo que trate de abordar el estudio de las diferentes corrientes historiográficas que se han ocupado de un asunto tan conflictivo. Pero esto es lo que hace Carlos José Márquez, y así, tras un capítulo inicial dedicado a precisiones conceptuales que el propio autor reconoce que puede resultar árido, ataca el estudio de las diferentes posiciones ideológicas desde las que se ha tratado nuestra guerra civil.
Comienza con el análisis de la historiografía franquista, cuyo leitmotiv es desacreditar el régimen republicano como ilegítimo y antiespañol, lo que convierte al golpe del 18 de julio en algo necesario y alejado de una vulgar intentona militar, para convertirlo en un Alzamiento Nacional.
No menos sutil es la primera historiografía izquierdista (escrita básicamente por comunistas) que centra su interpretación de la guerra casi en exclusiva en su carácter de movimiento popular antifascista.
Ante estas dos visiones tan irreductibles, surgió durante la Transición un grupo de historiadores que pretendieron elaborar una visión de consenso que consideraba nuestra guerra civil como una lucha fratricida cuya culpa recae en los extremistas de ambos bandos (fascistas y comunistas, por simplificar), mientras el resto de los españoles se vio atrapado entre ese fuego cruzado. Sostiene Carlos José Márquez que esta interpretación sólo ha podido mantenerse porque estos autores nunca abordaron a fondo el muy espinoso asunto de la violencia política (millares de asesinatos), llevando a los libros de historia uno de los principios básicos de la Transición: si queremos mantener el consenso, ciertas cuestiones es mejor no tratarlas.
Pero, como recientemente se han puesto en marcha iniciativas que pretenden recuperar la llamada Memoria Histórica, con obras que pretenden un recuento de las víctimas de ambos bandos, y como el resultado, aún provisional (quedan muchos barrancos y cunetas por excavar en nuestra historia), de esos relatos históricos es que la violencia franquista dobla en muertos a la republicana, inmediatamente ha surgido una respuesta de la historiografía neofranquista (liderada por Pío Moa y César Vidal) de cuyo análisis deduce nuestro autor que esta corriente es más franquista que neo, pues sus postulados insisten en la ilegitimidad de la República, ya sea por la violencia roja en los meses previos a julio de 1936, o por la revolución de 1934 o incluso por el resultado de las elecciones de abril de 1931. La República debía ser destruida.
La conclusión del ensayo para los interesados en análisis ponderados sobre la Guerra Civil es descorazonadora: después de miles de títulos escritos, son mayoría los redactados desde posiciones extremadamente partidistas.
Y además, me permito añadir, querido lector, que si acudes a una librería encontrarás en ella anaqueles llenos, mayoritariamente, de obras neofranquistas. Así que si por error o azar compras uno de esos libros, o una persona querida, con mejor voluntad que criterio, te lo regala, que sepas que son el fruto de autores muy prolíficos (publican dos o más títulos por año, prodigio admirable), pero que compensan ese defecto con una total ausencia de originalidad y que, con un poco de suerte, siempre encontrarás en casa una mesa que cojea.
Jesús Tapia