10/5/23

Italo Svevo. La conciencia de Zeno

 


Italo Svevo.
La conciencia de Zeno.
Traducción de Pepa Linares.
Alianza Editorial. Madrid, 2023.

¿Ver mi infancia? Más de diez lustros me separan de ella, y mis ojos présbitas tal vez podrían alcanzarla si la luz que todavía refleja no estuviera desviada por obstáculos de todo tipo, verdaderas montañas altas: mis años y alguna de mis horas.
El médico me aconsejó que no me obstinara en mirar tan lejos. También las cosas recientes le parecen valiosas, sobre todo las imaginaciones y los sueños de la noche anterior. Pero esto debería tener al menos un poco de orden y, para comenzar ab ovo, nada más dejar al doctor, que en estos días abandona Trieste para mucho tiempo, y solo por facilitar su cometido, compré y leí un tratado de psicoanálisis. No es difícil de entender, pero sí muy aburrido.

Así comienza La conciencia de Zeno, Italo Svevo, en la traducción de Pepa Linares que publica El libro de bolsillo de Alianza Editorial

Publicada en 1923, hace ahora cien años, La conciencia de Zeno es una novela fundamental para entender la renovación literaria de principios del siglo pasado. Rechazada por varias editoriales, Svevo tuvo que pagar la primera edición, que tuvo una mala acogida crítica, aunque los elogios de Joyce, amigo, conciudadano y profesor de inglés de Svevo en Trieste, la proyectaron como una de las creaciones más importantes de la narrativa del siglo XX. Ese lugar de privilegio no lo discute ninguno de sus lectores. Pero eso ocurriría ya después de la muerte de Svevo en 1928.

Está construida como una autobiografía irónica y distante de un personaje que no es Svevo, como parte de una terapia psicoanalítica con la que el protagonista, Zeno Cosini, ensimismado, hipocondríaco y obsesivo, de vida acomodada e irrelevante, intenta superar su adicción a la nicotina y curar sus neurosis. Con esa voluntad de conocimiento escribe sus memorias banales, por las que desfilan, entre recuerdos y sueños, la muerte de su padre, la historia de su matrimonio, sus relaciones con la esposa y con la amante o sus negocios con Guido Speier.

“He dejado el psicoanálisis. Después de practicarlo con asiduidad durante seis meses enteros, estoy peor que antes. Aún no he despedido al médico, pero mi decisión es irrevocable. De momento ayer le mandé recado de que me resultaba imposible acudir y dejo que me espere unos días. Si estuviera bien seguro de poder reírme de él sin irritarme, sería capaz hasta de volver a verlo. Pero temo que acabaría poniéndole las manos encima”, escribe el protagonista el 3 de mayo de 1915 en el último capítulo de la novela, ‘Psicoanálisis’.

En venganza, ese médico, el doctor S. publica las memorias de Zeno. Lo justifica así en el ‘Prefacio’: 

Soy el médico del que se habla en este relato, algunas veces con palabras poco halagüeñas. Los que entienden de psicoanálisis saben dónde situar la antipatía que me dedica el paciente. 
De psicoanálisis no hablaré porque aquí se habla ya bastante. Debo excusarme de haber inducido a mi paciente a escribir su autobiografía; los estudiosos del psicoanálisis arrugarán el entrecejo ante tanta novedad, pero él era mayor y yo esperaba que el recuerdo reverdeciera su pasado, que la autobiografía fuera un buen preludio del psicoanálisis. La idea sigue pareciéndome acertada aún hoy, porque me ha dado resultados imprevistos, que habrían sido mayores si el enfermo no se hubiera sustraído al tratamiento en lo mejor, estafándome así el fruto de mi largo y paciente análisis de estas memorias. 
Lo publico en venganza y espero que le disguste. Sepa, no obstante, que estoy dispuesto a compartir con él los espléndidos ingresos que obtendré de esta publicación, con tal de que reanude el tratamiento. ¡Parecía tan curioso de sí mismo! ¡Si supiera cuántas sorpresas podría darle el comentario de las muchas verdades y mentiras que aquí ha acumulado…!

La conciencia de Zeno es mucho más que una obra de excepcional calidad, articulada como la escritura terapéutica de una autobiografía con más o menos peripecias. Freudiana e irónica, amarga y humorística, aguda e introspectiva, la novela es un profundo ejercicio de autoconocimiento que desde la conciencia enferma del narrador culmina en la certeza de que la vida es una enfermedad incurable y mortal.  

Svevo traza desde la densidad lúcida de la obra una visión problemática del hombre contemporáneo que tiene sus raíces existencialistas en Schopenhauer. Y firma también el acta de defunción de un mundo y de unos valores que estaban desapareciendo en la Europa de la Primera Guerra Mundial y en el periodo de  entreguerras. En ese sentido, La conciencia de Zeno surge del mismo sustrato histórico y del mismo ambiente moral que La montaña mágica, El hombre sin atributos o La marcha Radetzky

Este es su nihilista párrafo final:

Tal vez recuperemos la salud gracias a una catástrofe inaudita causada por los artefactos. Cuando ya no basten los gases venenosos, un hombre como todos los demás, en el secreto de una estancia de este mundo, inventará un explosivo incomparable, a cuyo lado los explosivos existentes en la actualidad se considerarán juguetes inofensivos. Y otro hombre, también él como todos los demás, pero un poco más enfermo que ellos, robará ese explosivo y se internará en el centro de la tierra para colocarlo en un punto en el que su efecto pueda ser máximo. Habrá una explosión enorme que nadie oirá y la tierra, convertido de nuevo en nebulosa, errará por los cielos libre de parásitos y de enfermedades.

Santos Domínguez