Fernando Pessoa.
Crónicas de la vida que pasa.
Edición, introducción y notas de Pedro Sepúlveda.
Traducción de Juan Carlos Postigo Ríos.
Hermida Editores. Madrid, 2018.
Cuando surgió la industria automovilística, hubo que crear la clase de los chauffeurs; nadie, a no ser uno u otro atropellado aunque plebeyo, se revolvería sin duda contra la impericia inicial de los conductores de los coches. Estaban aprendiendo el oficio -lo cual es natural-; y ganándose la vida -lo cual es respetable-. Después de que conocieran su arte, y, aunque la mayoría continúa conduciendo mal, la cuestión es que son chauffers definitivamente.
Ese párrafo sarcástico forma parte de la última de las seis Crónicas de la vida que pasa que Fernando Pessoa publicó en el diario O Jornal. Apareció el 21 de abril de 1915 y provocó tal reacción que al día siguiente se eliminaron sus colaboraciones y se publicó esta nota de la dirección:
Explicación necesaria
Debido a la falta de comprensión de lo que es una gaceta independiente, demostrada en las frases groseras del señor Fernando Pessoa ayer por error aquí publicadas, dejó este señor de formar parte de la colaboración de O Jornal.
Esas frases no congeniaban con personas por las que nosotros tenemos la mayor consideración.
Las seis Crónicas de la vida que pasa y otras dos inéditas se reúnen en un breve volumen que publica Hermida Editores con edición, introducción y notas de Pedro Sepúlveda y traducción de Juan Carlos Postigo Ríos.
Pessoa las publicó en la primavera de 1915, en un momento particularmente inestable en la historia de Portugal. Fue también, como señala Pedro Sepúlveda en la introducción, “el año de cierta afirmación pública de la generación de Orpheu y de Pessoa a través de las publicaciones marcadas por un fuerte tono provocador.”
Ese Pessoa provocador es el que escribe la crítica del integrismo monárquico en la última crónica, la que ocasionó su despido, pero asomaba ya en la primera, la del 5 de abril, donde escribía:
Convicciones profundas sólo las tienen las criaturas superficiales. Los que no se fijan en las cosas casi las ven sólo para no tropezar con ellas, estos son siempre de la misma opinión, son los íntegros y los coherentes. La política y la religión gastan esa leña, y es por ello que arden tan mal ante la verdad y la vida.
En la efímera tarea de cronista que reflejan estas páginas aparece un Pessoa volcado en el análisis de la realidad social y política de su tiempo o el carácter portugués y en propuestas polémicas y modernizadoras.
Además de las seis crónicas que Pessoa publicó entre el 5 y el 21 de abril de 1915, la edición incorpora otras dos inéditas que formaban parte del legado de Pessoa, que escribe en una de ellas:
La fama es también una debilidad. Todo hombre que merece ser famoso sabe que no vale la pena serlo. Dejarse ser famoso es una debilidad, una concesión al bajo instinto, femenino o salvaje, de querer llamar mucho la atención.
Santos Domínguez