José María García-Casillas.
Bestiario del Quijote.
Editora Regional de Extremadura.
Mérida, 2016.
"¿Y cuántas bestias surgen por los caminos, y cómo se describen, y en qué aventuras?... De pregunta en pregunta, de episodio en episodio, he buscado a estas criaturas, a las que desdeñamos con altivez desde nuestra empinada dignidad humana, y me he aventurado en conjeturas sobre su nacimiento en la mente del escritor y su traslado a la trama de la ficción, su utilización como recurso literario, su significación mítica y tradicional en la cultura de la época y en las obras de otros autores... Al cabo de la rebusca y de la reflexión, las tengo aquí reunidas en esta modesta Arca de Noé que lanzo al inmenso océano bibliográfico cervantino”, escribe José María García-Casillas en la Introducción de su Bestiario del Quijote, que acaba de publicar la Editora Regional de Extremadura en su colección Perspectivas, doce años después de su asombroso Retablo de pájaros literarios y morales, que es uno de los mejores títulos del catálogo de la editorial.
Bestiario del Quijote es un rastreo de la relevante presencia de los animales en la acción de la novela. Organizado en tres secciones, alrededor de tres tipos de bestias: rurales, retóricas o fantásticas, el primero de ellos es el que engloba una mayor presencia y variedad de animales en el Quijote, frente a las metáforas zoomórficas o animalizadoras o la menor importancia de un bestiario fantástico representado en el Basilisco, el Ave Fénix o el Unicornio.
Fauna real, rural, doméstica o exótica: la fauna caballeresca y la transposición metafórica de Rocinante o el asno como símbolos guerreros; las mulas que Cervantes padeció en su vida andariega que le tuvo en constantes viajes de un lado a otro antes de montar al final de su vida aquel caballo del que se decía en el Prólogo del Persiles que era “algo que pasilargo”; los rebaños de ovejas y las piaras de cerdos; los leones y los gatos; los toros o el mono adivino de Maese Pedro.
Rigurosamente documentado en una selecta bibliografía que se recoge en las páginas finales, este Bestiario del Quijote es una indagación en el contexto histórico y cultural desde el que asoman sus cabezas o emiten sus sonidos estas criaturas que están entre lo real y lo fantástico, entre la experiencia cotidiana y la imaginación creadora en un entramado que reúne las tradiciones plásticas y literarias con el imaginario colectivo expresado en los refranes para describir “las conexiones de Cervantes con los animales mencionados y escenificados en la novela, que revelan también su mentalidad y cultura.”
Un análisis que evidencia la agudeza del lector profundo que es José María García-Casillas, que vuelve a dejar constancia en estas páginas de la elegancia de su prosa limpia y fluida, no sólo de su rigor en la exploración de la “selva ideal” del Quijote, un libro que -como señala el autor- “está siempre más allá del conocimiento del lector,” como el bosque que encubre en su vegetación la naturaleza invisible que contienen sus hojas y sus árboles.
Santos Domínguez