30/4/15

Sombras chinescas


Agustín María García López.
Sombras chinescas.
La Isla de Siltolá. Sevilla, 2015.


Coronado de agua recorro el laberinto; me adentro por tus calles de zarzales ardiendo. Zozobro en las sirenas de tus mudos recuerdos; por tus altas bodegas de bolitas de anís... Y me quedo soñando. Con trenes en la noche. Con risas de otras lluvias y otros sueños. Por entre el cisco húmedo de un hato de recuerdos, de un racimo olvidado de alhucemas y besos.

Es uno de los fragmentos, en bien medida prosa, de Sombras chinescas, el libro que Agustín María García López publica en la colección Tierra de La Isla de Siltolá.

Organizado en cuatro partes, la fundamental, a la que pertenece ese texto, es la que agrupa veinticuatro espléndidos fragmentos bajo el título De un manuscrito hallado en Algeciras.

Como en el resto del libro, el mar y la tierra, el recuerdo y el sueño, el amor o el viento en los veleros son el ámbito real o emocional de las navegaciones y los naufragios que evocan a Coto Maltés en una de las secciones de una obra en la que los fragmentos de prosa poética componen un mosaico en el que el poeta traza las líneas que dibujan su autorretrato:

No vivía en la tierra. Ni en el mar. Ni en el aire. Ni tampoco en el fuego.

Pero había desangrado su corazón en la copa de un árbol, teñido de aventura la espuma, encendido la brisa con vilanos de oro.

¡Hace ya tantos años...!

Quizás fuese la tierra, y el mar; y el aire, el fuego... O nada.

Textos en los que habla el mundo con su voz de agua o de árbol o estrella y el poeta reconoce su rostro en cada ola con la sombra del tiempo al fondo:

-Ya pasó nuestra hora.
Mira a tu espalda el río
convirtiéndose en sangre.


Santos Domínguez