6/6/14

Edmond Jabès. El libro de la hospitalidad


Edmond Jabès.
El libro de la hospitalidad.
Traducción y presentación 
de Sarah Martín.
Minima Trotta. Madrid, 2014.


Me di cuenta, un día, de que algo me importaba por encima de todas las cosas: ¿cómo definirme como extranjero?

Y este fue el objeto del libro que titulé: Un extranjero con, bajo el brazo, un libro de pequeño formato.

Me di cuenta, después, de que, en su vulnerabilidad, el extranjero sólo podía contar con la hospitalidad que le brindase el prójimo. Igual que las palabras se benefician de la hospitalidad de la página en blanco y el pájaro, de la hospitalidad, incondicional, del cielo. 

Y este es el objeto de este libro. 

Pero ¿qué es la hospitalidad?

A delimitar ese concepto, tan complementario de la idea de extranjería que recorre gran parte de su obra y su poética del exilio, dedicó Edmond Jabès los textos de este libro breve, intenso y póstumo que publica Trotta en su colección Minima con una delicada traducción de Sarah Martín, que ha sabido transmitir no solo el tono inconfundible del poeta, sino la sutileza y los matices de sus palabras moribundas y resistentes, como señala en la presentación que ha escrito para presentar en español este Libro de la hospitalidad, que Jabès escribió con la “lucidez del final –escribe la traductora- que atesora, intacto, el secreto.”

-¿Tienes el poder de prolongar la vida? –preguntaba un sabio a otro sabio.
- Tengo el poder de prolongar la esperanza –le respondió este.
La total disponibilidad desemboca en la hospitalidad.

Hace seis años que Sarah Martin publicó en esta misma editorial una estupenda traducción del primero de los cuatro libros de los límites de Jabès, El pequeño libro de la subversión fuera de sospecha, otra interrogación abierta sobre el conocimiento y los límites del lenguaje, un libro que propugnaba la subversión como campo de la verdad, como indoblegable territorio interior de la pregunta y la memoria. 

Allí y aquí, la escritura subversiva y radical de Edmond Jabès levanta siempre su vocación interrogativa –ser es interrogarse, ha escrito- sobre el desierto, el vacío, la página en blanco, el silencio.

Y de esa manera la vida se rebela contra la destrucción, el pensamiento se alza  sobre el abismo y la memoria de la muerte –no hay hospitalidad sin memoria- se enfrenta al olvido:

La vida escribe lo que la muerte ha leído.

Es la palabra tentativa de Jabès, la palabra habitante de la sombra y del laberinto, la palabra sin certezas, que transita en el vértigo con la muerte siempre al fondo:

La muerte está sobre la pregunta como sobre nuestros tejados están los astros.

Santos Domínguez