Adonis.
Singulares.
Introducción y traducción
de Trino Cruz y Khalid Raissouni.
Linteo Poesía. Orense, 2005.
"Reivindico toda la herencia mediterránea, pero además formo parte integrante de la cultura universal, de Oriente hasta Occidente. La única especificidad que me reconozco es mi lengua y mi subjetividad. Pero, por medio de ellas, trato de abrirme a lo universal", explicaba Adonis a propósito de su obra poética.
Sirio de nacimiento y libanés de elección, Alí Ahmad Said Esber (Qassabin, 1930) explicaba el sentido del seudónimo que utiliza: “Al cambiar un nombre muy musulmán –Ali– por otro sin relación con el Islam –Adonis–, asumía y reivindicaba una trayectoria hacia lo universal. Al firmar así, salía de una tradición petrificada y accedía a una libertad más amplia.”
Adonis es uno de los renovadores de la poesía árabe contemporánea, a la que ha puesto en contacto con la poesía occidental. Poesía de la encrucijada, del mestizaje cultural de dos tradiciones: la grecolatina y mediterránea y la árabe pagana y clásica en una fusión que se expresa en la asimilación de los lenguajes poéticos más renovadores del siglo XX, del expresionismo al superrealismo, que se integran en una nueva forma que aprovecha los esquemas métricos y rítmicos de la poesía oral árabe.
Singulares, uno de los libros centrales en su trayectoria, se publicó en 1977 en Beirut y fue en 2005 uno de los títulos iniciales de la imprescindible colección de poesía que dirige Antonio Colinas en la editorial Linteo.
La infancia y la memoria, el amor y la expresión de esa alma cósmica resumida en su poesía y en ese nombre literario, Adonis, abierto a lo universal, recorren estas páginas en las que se manifiesta la multiplicidad de lo real y del ser, la asunción de una identidad proteica y la integración de tradiciones a través de unos textos en los que – como señalan Trino Cruz y Khalid Raissouni en la introducción de su traducción- “se funden todos los tiempos, todas las vidas. Estas son las palabras de un joven poeta que acaba de cumplir cinco mil años.”
Está aquí, en el centro del libro, el amor entre la genitalidad del deseo y la espiritualidad mística, en una inmersión profunda en el carácter sagrado de la palabra poética como medio del conocimiento abismático y del rescate de la memoria en las cuatro secciones del libro:
Génesis en que Qassabin / sube como una marea y se apodera del tronco de las olas, Historia de cuando la tierra no era un cuerpo, sino una herida que se convierte en patria, Cuerpo que desborda el espacio que lo contiene y Alquimia con la que el poeta alcanza al espacio, / vive la vida de las nubes y alcanza cimas como esta:
Sé el lugar donde no hay más lugar
el tiempo que vence al tiempo
sé el deseo, el deseo, el deseo
crea el cuerpo
y llámalo Profeta
y el Portavoz.
Santos Domínguez