13/2/09

El final del desfile


Ford Madox Ford.
El final del desfile.
Traducción y notas de
Miguel Temprano García.
Lumen. Barcelona, 2009.


Cuando se cumplen setenta años de la muerte del novelista, poeta y crítico Ford Madox Ford (1873-1939), Lumen edita la tetralogía El final del desfile, una obra maestra del siglo XX que su autor publicó entre 1924 y 1928 y que permanecía inédita en español.

De esta primera y espléndida traducción al castellano se ha responsabilizado Miguel Temprano, que ha contado con el apoyo del profesor Max Saunders, máximo especialista en la obra de Ford y coordinador de un ambicioso programa de traducción de El final del desfile a las principales lenguas occidentales.

Conocido sobre todo por El buen soldado (1915), una novela corta ambientada en los años previos a la Primera Guerra Mundial y germen de la técnica narrativa que desarrollaría en El final del desfile, Ford Madox Ford apoyó de forma decisiva a Hemingway, Joyce, Pound o Gertrude Stein desde la Transatlantic Review.

El final del desfile está integrada por las novelas Hay quien no... (1924), No más desfiles (1925), Se podría estar de pie (1926) y El toque de retreta (1928), que se recopilaron en un solo volumen en 1950.

Ambientada en la clase alta británica que hasta entonces había administrado el mundo y protagonizada por un matrimonio en crisis, Sylvia y Christopher Tietjens, la serie une la peripecia individual y los cambios políticos, la retaguardia y las trincheras, el conflicto bélico y los problemas sentimentales de los personajes con una técnica de contrapunto para convertirse en el testimonio de la crisis que supuso la Primera Guerra Mundial no sólo en el terreno político, sino en la sociedad y la cultura.

Y de la misma manera que en El buen soldado la historia sentimental de dos parejas tenía como fondo los años anteriores a la guerra, en El final del desfile Ford Madox Ford hace un diagnóstico moral y una descripción del hundimiento de la Europa anterior a la Primera Guerra Mundial, con el enfrentamiento entre tradición y modernidad que encarnan los personajes principales de la novela.

Era una época de cambios decisivos que darían lugar al final de un mundo. Y si había un presagio de tormenta en El buen soldado, cuando escribe la tetralogía todo aquello ha estallado y aquel mundo ha saltado por los aires y ha provocado una crisis de mentalidad, de cambios sociales y una suma de desconciertos ante la inminencia de aquella primera catástrofe y ante sus consecuencias económicas, ideológicas y culturales. La experiencia límite del protagonista Tietjens en las trincheras francesas le hará replantearse los valores sobre los que había cimentado su idea de la patria o su concepto del matrimonio. Tras tanta devastación, también para la novela había empezado un tiempo nuevo y ya nada sería igual que antes.

Maestro reconocido de dos generaciones de narradores en lengua inglesa, renovador y arriesgado, los saltos temporales, los cambios de puntos de vista y perspectivas narrativas que practicó Ford Madox Ford en El buen soldado eran una novedad chocante en 1915 y anticipaban en gran medida la técnica de El final del desfile.

No es una lectura fácil, ni por su extensión ni por su intensidad, pero es una lectura absorbente e imprescindible. Que nadie se engañe, no llega A la busca del tiempo perdido, ni se aproxima, pero es una de esas novelas que sumergen al lector en otra realidad, la de la buena literatura.

Santos Domínguez