31/5/13

Feria del libro. Poesía



Matsuo Basho.
Por sendas de montaña.
Edición de 
Fernando Rodríguez-Izquierdo.
Satori. Gijón, 2013.



Natsume Soseki.
Sueño de la libélula.
Edición de 
Fernando Rodríguez-Izquierdo.
Satori. Gijón, 2013.

Por sendas de montaña, de Basho, y Sueño de la libélula, de Soseki, dos autores fundamentales en la configuración y el desarrollo del haiku japonés, inauguran la bellísima colección Maestros del Haiku que ha empezado a publicar Satori, la editorial gijonesa especializada en la cultura del Japón. Esos dos volúmenes inaugurales –se anuncian otros títulos de Shiki o Akutagawa-, editados en un delicado y manejable formato en octavo menor, con setenta inéditos en español cada uno de ellos, han sido preparados por Fernando Rodríguez-Izquierdo, que se ha ocupado de la selección, traducción, introducción  y notas de unos poemas de Basho y de Soseki que resumen el canon del haiku.

La mirada espiritual a la naturaleza, el paisaje como proyección de los estados de ánimo, la concentración expresiva, la sugerencia sutil, la leve melancolía hacen de estos haikus una de las manifestaciones más estilizadas de la poesía universal.

Poco importa ante estos textos saber que Basho vivió en el XVII, porque parece un contemporáneo en su ironía autocrítica o en la contemplación de la naturaleza, o que Soseki, más conocido como narrador, abandonara este tipo de literatura cuando se le diagnosticó una úlcera gástrica que acabaría deteriorando su organismo. Lo importante, lo que queda para siempre, es que en estos haikus se sigue oyendo el ladrido de un perro en la noche lluviosa y el ruiseñor sigue cantando en un sauce dormido en una fiesta en la que se unen los sentimientos y las sensaciones para crear una poesía imperecedera.


Víctor Botas.
Poesía completa.
Edición y prólogo
de José Luis García Martín.
La Isla de Siltolá. Sevilla, 2012.

Un espléndido volumen, cuidado hasta el mínimo detalle tipográfico, reúne la Poesía completa de Víctor Botas (1946-1994), quince años de actividad literaria que truncó su muerte prematura.

El amor, la muerte, la historia personal, la mirada satírica son los temas con los que Víctor Botas construye una poesía singular. Breve, intensa, variada o inagotable son algunos de los epítetos con los que José Luis García Martín, responsable de la edición del volumen, caracteriza una poesía cuya singularidad reside sobre todo en el tono de voz del poeta.

Un tono de voz que empieza a tener un perfil personal a partir de Prosopon y sobre todo –paradójicamente-a partir de la peculiar reescritura de textos ajenos en Segunda mano. Es un proceso de ósmosis en el que Botas se alimenta de la tradición y devuelve esos textos en su propia voz, cada vez más inconfundible, siempre entre dos extremos, la hondura elegiaca y la sátira despiadada.

Es la cultura vivida y asimilada, alejada del adorno de bisutería del culturalismo más superficial. Con un distanciamiento que se sirve por igual de la ironía y del mundo antiguo, la vida y la literatura, la experiencia personal y el simbolismo culturalista, el humor y la amargura vertebran una obra poética que construye un universo literario tan singular y tan auténtico que el tiempo no ha sido capaz de dañarlo.



Antonio Hernández.
Nueva York después de muerto.
Calambur. Madrid, 2013.

En algún lugar de su mundo dejó escrito proféticamente Rilke que el poeta es un cazador de voces. A ese designio responde Nueva York después de muerto, el último libro de Antonio Hernández que acaba de aparecer en Calambur. Su título es el del proyecto de una trilogía con la que Luis Rosales quería cerrar su obra, una idea frustrada por la enfermedad y la muerte del poeta que es el eje de este libro, un homenaje al maestro y a García Lorca, el maestro del maestro, en un cruce de caminos que terminan siempre en Nueva York, la ciudad de la muerte y de la aurora con aguas podridas y columnas de cieno.

Ese es el núcleo espacial de referencias de una compleja red de relaciones que vinculan a Rosales y Lorca en su común origen granadino, en su amistad y en el peso de la calumnia sobre el asesinato de Federico que Rosales soportó a lo largo de su vida. Nueva York, pues, vertebra este libro de Antonio Hernández y vincula a los dos poetas como la gran ciudad real y como el espacio metafórico al que Lorca dedicó su mejor libro y en el que Luis Rosales pensaba centrar su trilogía.

Y el lector no sabría decir si Antonio Hernández, que no renuncia en algunos momentos a sumar ironía y emoción en una mezcla explosiva, ha cedido discipularmente la palabra a los dos maestros para que resuman su conciencia moral y su dicción poética, o si han sido ellos los que han invadido estas páginas con sus voces poderosas e inconfundibles para habitar uno de los libros más intensos y potentes de Antonio Hernández, probablemente también el más arriesgado de toda la trayectoria de un poeta que une como pocos conciencia del lenguaje y conciencia ética. Un poeta a quemarropa que es ingenuo y cabal y sabe estremecerse.





Antología de poesía checa contemporánea.
Edición de Radim Kopáč.
Traducción de Patricia Gonzalo de Jesús.
Pre-Textos. Valencia, 2013

En su colección La Cruz del Sur, Pre-Textos publica una completa Antología de poesía checa contemporánea preparada por Radim Kopáč y traducida por Patricia Gonzalo de Jesús.

En edición bilingüe, una selección de diez poetas actuales que ofrecen una muestra representativa de la poesía checa después de Jaroslav Seifert, cuya figura tutelar evoca Monika Zgustová en el texto de presentación de un volumen que ofrece más de trescientas páginas de calidad y variedad poéticas y que se cierra con un epílogo en el que el antólogo, Radim Kopáč, recoge la diversidad de actitudes ante la poesía y la vida de cada uno de los diez poetas antologados.

Una muestra amplia tanto por el número de poemas seleccionados –quince en cada poeta- como desde el punto de vista cronológico, porque entre el mayor, Karel Šiktanc (1928) y la más joven, Marie Štastaná (1981) hay más de medio siglo de diferencia, la misma distancia que hay entre un abuelo y su nieta, entre tres generaciones, en definitiva, con todo lo que eso implica de diferencias vitales, ideológicas o literarias.

Desde Karel Šiktanc –“la figura poética más destacada de este libro, sin duda el más original e innovador”, en palabras de Monika Zgustová-, esta variada sucesión de estilos distintos, de temas y actitudes, de lecturas y direcciones estéticas refleja la vitalidad de una poesía felizmente heterogénea en la que las voces se han impuesto sobre los ecos, y los nombres sobre los grupos y las generaciones.

Un panorama desde los puentes de Praga.




Jaime Siles.
Canon.
Introducción de Henry Gil.
Libros del Aire. Madrid, 2013.

Un completo estudio introductorio de Henry Gil sobre la construcción del sistema poético de Jaime Siles abre la reedición de Canon en la colección Jardín Cerrado de Libros del Aire.

Tras dos plaquettes previas, Canon fue el primer libro de Siles, con el que en 1973 obtuvo el premio Ocnos. En sus poemas reconocía el jurado un rasgo que sería constante en la trayectoria de su autor: el rigor estético, al que habría que añadir la difícil tensión entre la herencia clásica y la voluntad experimental que reflejaban sus versos.

Bajo el signo de Heráclito y el tiempo, se suceden en ellos el átomo y el logos, las las revelaciones órficas y el pitagorismo, la abstracción conceptual y la búsqueda de la identidad: Continuo comenzar fluyendo siempre / en un compás de arenas fugitivas. / Mi cuerpo crece paralelo al hondo / renacer incesante de la espuma.

Cuarenta años después, con la perspectiva de una obra consolidada a partir de entonces, Canon se revela como una obertura en la que se incoan temas, tonos y formas que alcanzarían un desarrollo completo en la trayectoria posterior de Siles, autor de una de las obras más rigurosas y exigentes del panorama poético español contemporáneo.



Lêdo Ivo.
Aurora.
Traducción de Martín López-Vega.
Pre-Textos. Valencia, 2013.

Pre-Textos publica, con traducción de Martín López-Vega, la primera edición en portugués y castellano de Aurora, el libro póstumo de Lêdo Ivo (Maceió, 1924-Sevilla, 2012), uno de los grandes de la poesía en portugués de las últimas décadas, uno de esos pocos poetas con los que el lector tiene la impresión de que la poesía es una actividad indispensable que, como la luz, desciende sobre los hombres.

Y eso es también Aurora: un libro de celebración de la luz tras la sombra de la noche (Nazco ahora / -nazco de mí mismo- /al mundo luminoso /de una aurora perpetua), el amanecer al amor de un cuerpo que la oscuridad no osa esconder / a mis ojos abiertos para siempre.

Un libro que contiene poemas memorables como La verdad sobre Homero (No es cierto que Homero haya existido) o En el bosque, que termina con este deseo: Busco el lugar del rayo. Quiero el trueno y el relámpago.



Luis Izquierdo.
La piel de los días.
Lumen. Barcelona, 2013.

El viaje y la pintura, Velázquez, Goya, los abstractos, con la música al fondo, conviven con “cierto aire de crónica cotidiana” y de mirada crítica y retrospectiva sobre el siglo XX y sus variadas barbaries en los textos de La  piel de los días, de Luis Izquierdo (Barcelona, 1936), que publica Lumen.

Ironía, experiencia y reflexión del jubilado melancólico que se autorretrata en su última entrega poética, en la que el paso del tiempo –el dibujo del tiempo es imposible- va proyectando su sombra nocturna sobre el paisaje y las calles de la ciudad.

Con un irónico intermedio úrsido, los días iniciales y los días finales de sus dos partes combinan la palabra discursiva organizada en silvas y la abstracción para construir una poesía que se convierte en lugar de encuentro entre la memoria y el futuro: escribir y entender que a cierta edad / la belleza es también melancolía.





Cees Nooteboom.
Autorretrato de otro.
Sueños de la isla y la ciudad de antaño.
Dibujos de Max Neumann.
Traducción de Fernando García de la Banda.
Calambur. Madrid, 2013.

Esto es lo que deseaba ser: el prisionero libre que ha estudiado el mar en su memoria, la resaca del agua, movimiento.


Autorretrato de otro, con textos de Cees Nooteboom y dibujos de Max Neumann, es uno de esos pocos libros que surgen del encuentro milagroso de la mirada y la palabra. Los textos, escritos en un estado de inspiración que va más allá de la superficie de las cosas y de la percepción racional de la vigilia, nos devuelven un mundo transformado para transformarnos en otros. Por eso exige del lector vencer la resistencia inicial de sus páginas con una disposición espiritual adecuada, para entrar en él con la actitud receptiva de quien entra en otra dimensión de la realidad.

La colaboración del escritor y el pintor no es la de quien ilustra unos textos o escribe sobre unos dibujos. Los treinta y tres dibujos de Max Neumann, previos a los textos, acabaron infiltrando la mirada y la expresión de Nooteboom con sus tonos ocres y negros sobre fondo rojo bermellón. Y algo en la violenta lógica descoyuntada de las imágenes puso en marcha el recuerdo y la experiencia onírica hasta que los textos acabaron evocando los sueños de la isla y la ciudad de antaño y trazando ese autorretrato de otro que es el poeta y no es el poeta, que es el pintor y no es el pintor.

Autor de un libro memorable sobre el silencio de Zurbarán, en el que también fundía ejemplarmente mirada y palabra, Nooteboom ha escrito treinta y tres textos literalmente irrepetibles, porque son el resultado de una experiencia incontrolable en la que la identidad se sale de cauce, la persona se pone en el límite del reconocimiento y quien habla también es otro que le habla a otro –el lector- con la potencia transformadora de la palabra.




El Libro de los Cantos.
Edición y traducción 
de Gabriel García-Noblejas.
Presentación de Luis Alberto de Cuenca.
Alianza Literaria. Madrid, 2013.

En una espléndida edición bilingüe, con traducción y estudio preliminar de Gabriel García-Noblejas, Alianza Literaria publica El Libro de los Cantos, el libro de poemas más antiguo de China y uno de los grandes monumentos literarios de su cultura.

Tres mil años tienen los poemas más antiguos que se recogen  en este libro, uno de los cinco que forman la base de la civilización china. Un volumen que reúne trescientos cinco textos de carácter lírico o épico en los que campesinos sin nombre celebran los ciclos agrícolas y las cosechas, reniegan de las guerras y de los señores que los explotan y evocan ríos con orillas propicias para el amor o la nostalgia.

Anónimos y orales, ligados a la vida colectiva, al trabajo agrícola o a las danzas de fertilidad; rituales, populares o satíricos, heroicos o reivindicativos, se organizan en cuatro secciones –Cantos de los Reinos, Cantos menores, Cantos mayores y Cantos ceremoniales- que hablan de la familia, la religión y el gobierno.

Las estaciones del año, el amor y el tiempo, la lírica femenina, el lamento de la ausencia del amigo en escenas de interior o en proyecciones sentimentales en el paisaje, la capacidad evocativa y la sugerencia del lenguaje metafórico de animales y flores son algunos de los rasgos de unos textos que tienen –pese a su lejanía espacial y temporal- un cierto aire de familia que los emparenta en su carácter femenino con las cantigas, las jarchas, los villancicos o las cançós. Con la sencillez de su esquema métrico se suceden temas universales como el amor o el tiempo, se cultivan ciertas estructuras geométricas o reiterativas para expresar el deseo o el miedo a la muerte, unidos en un anticipo del carpe diem latino, se oye la canción que alivia la dureza del trabajo o celebra las fiestas y los ciclos estacionales, la que acompaña a la danza o conjura a los espíritus que protegen la casa o amenazan las cosechas.


Enrique Sacerio-Garí.
Para llegar a La Habana. 
Prólogo de Norberto Codina.
Bartleby Editores. Madrid, 2013.

Me preguntan por mi poética y la respuesta rápida es que tiene que ver con Cuba, con fechas y hechos (mejor dicho, lo hecho), vivencias aparentemente desparramadas, semillas que producen raíces interreales. Lo interreal es lo sencillo y concreto con un doble sentido de ausencia y conciencia histórica intertextual. Mi poesía tiene que ver con la distancia que me separa de Cuba y las distancias que me acompañan en lo cotidiano, afirmaba Enrique Sacerio-Garí (Sagua la Grande, 1945) en una ponencia que leyó en la sesión "La literatura cubana de la diáspora" que se desarolló en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, México, el 7 de diciembre de 2002.

Y esas claves de su poética son las que que vertebran su último libro, Para llegar a La Habana, que acaba de publicar Bartleby con un elocuente prólogo de Norberto Codina.

Entre Lezama (Para llegar a Montego Bay) y Cortázar  (Para llegar a Lezama), entre Sagua y La Habana, entre la nostalgia y la esperanza, Para llegar a La Habana es un constante viaje de ida y vuelta en el que se confunden el telar de Penélope con su continuo ir y venir y la figura de Ulises, en un trayecto desde el presente al pasado, desde las ciudades del mundo hasta el paisaje original de la infancia desde Estados Unidos a Cuba, porque no hay más Sur / que Cuba / desde lo southernmost / ni más norte / que Martí.

Travesías del presente en un espléndido conjunto de poemas del regreso, con un agudo sentido de la temporalidad y una insistente búsqueda de la identidad entre las referencias autobiográficas y las alusiones metapoéticas: Quién nos va a decir / lo que hacían nuestras abuelas en 1898, / ¿quién logra ver lo que conforma sus manos?, / ¿una copa de cristal fino, un diamante / o la hora más oscura de los carboneros?


Santos Domínguez