Reseñar libros malos no es sólo una pérdida de tiempo, sino también un peligro para el carácter (W.H. Auden)
20 junio 2022
Ángel Olgoso. Bestiario
17 junio 2022
Alfredo Giuliani. Ebriedad de aplacamientos. Poetrix Bazaar
15 junio 2022
Todo Ripley
13 junio 2022
Alberto Manguel. Leer imágenes
10 junio 2022
Brian Dillon. Imaginemos una frase
08 junio 2022
Julien Gracq. Nudos de vida
06 junio 2022
Edward Gibbon. Memorias de mi vida
03 junio 2022
Lírica inglesa del siglo XIX
01 junio 2022
Estrella de Diego. El Prado inadvertido
30 mayo 2022
Manuel Longares. Las cuatro esquinas
27 mayo 2022
Antonio Colinas. Tratados de armonía
Antonio Colinas reúne en un volumen que publica Siruela sus cuatro Tratados de armonía, una obra en crecimiento continuo desde aquel primer Tratado que apareció en 1991, al que se sumaron en 1999 el Nuevo tratado de armonía y en 2010 el Tercer tratado de armonía.
“Estos Tratados de armonía -escribió Colinas cuando publicó en un volumen Tres tratados de armonía- se cuentan entre los libros míos que prefiero. Cuando a veces, en ese momento en el que el lector anónimo me pide que le recomiende uno sólo de mis libros, yo suelo sugerirle éstos. ¿Por qué? Acaso porque son una obra que revela muy bien al escritor que esencialmente he querido ser; o porque hay en ella esa modesta, aunque radical, «filosofía de la vida» a la que he aludido. Con esta obra también se han identificado algunos lectores fieles que me han acompañado a lo largo de estos últimos años. Me consta, pues, que el Tratado de armonía, luego el Nuevo tratado de armonía y espero que ahora esta entrega global —que incluye el inédito Tercer tratado—, han tenido y seguirán teniendo sus fervorosos seguidores.”
En el Preliminar que abría el volumen recordaba cómo empezó todo:
Comencé a trabajar en el Tratado de armonía en los primeros días de 1986 (...) No creo, sin embargo, que se pueda hablar de pensamientos al enjuiciar el género de este libro. ¿Aforismos, reflexiones, impresiones, contemplaciones? Acaso me decidiría por este último significado, pues casi todas las partes del libro nacen de una contemplación objetiva y serena, de una impresión vivida sin prisas en el medio de la naturaleza.
En aquellas palabras de presentación -como señalé entonces en una reseña que tiene tanta vigencia que se reproduce textualmente en la nota editorial de esta nueva edición- estaban algunas de las claves de este ciclo de la obra de Colinas: la contemplación, la serenidad, la vida, la naturaleza. Una contemplación reflexiva, una meditación en el marco natural que busca la armonía en la respiración de la naturaleza, en la luz, en la música pitagórica de los astros, en las aves y los árboles, en la exaltación del presente. en la respiración de la palabra hecha ritmo que reproduce la música del mundo, en una mirada que une armónicamente los sentidos y la inteligencia, el yo y el universo.
Esa mirada que se dirigía hacia la altura de los astros, los pájaros o los árboles en el Tratado de armonía descendía en el Nuevo tratado de armonía hacia la tierra o hacia el mar desde los acantilados, hacia la semilla y la raíz o hacia los frutos caídos del árbol. El mal irrumpía inarmónicamente en un libro que volvía a la experiencia sensorial de lo infinito en la mirada, la música, el silencio o los aromas y expresaba la clave de la armonía en la fusión de contrarios:
No se puede buscar la luz sin que las raíces estén lo suficientemente profundas. El ser -como el álamo- debe crecer en igual medida hacia arriba y hacia abajo, hacia la luz y hacia la sombra.
El Nuevo tratado de armonía se cerraba con esa integración de dualidades y con la salida de la isla de Ibiza, a la que regresan las primeras páginas del Tercer tratado de armonía, en el que se funden pasado y presente a través de dos paisajes: el ibicenco y el leonés. Dos tierras, dos valles, dos casas, dos jardines, dos espacios para la armonía y el silencio.
Pero sobre ambos valles temblaba y tiembla la misma Vía Láctea. Podrá apreciar, pues, el lector cómo a lo largo del Tercer tratado, la mente y la vida del que escribe va saltando de un valle a otro, de una casa a la otra. Estos dos valles no son, en el fondo, sino un mismo valle: el de la vida. En él es donde se da ese viaje decisivo —ineludible para el que desee vivir en la consciencia— a nosotros mismos: el viaje interior.
En este nuevo volumen se añade un Cuarto tratado de armonía organizado en cinco apartados que proponen un diálogo intercultural que a la conversación entre lo mediterráneo y la España del Noroeste añade el que se establece entre su lectura de Pasternak, el Extremo Oriente coreano de la Montaña Kumgang y el Oriente Próximo del Cuaderno de Jerusalén.
Y ese diálogo se enriquece con la mirada interior que se proyecta en los textos de Del otoño avanzado y Sobre el Respirar, al que pertenecen estos tres fragmentos:
Respirar: una forma de introducir el paraíso dentro de nosotros. El paraíso que buscamos y que nunca encontramos desasosegados, cuando respiramos incorrectamente.
La respiración el silencio nos permite también detener el tiempo, mantenernos entre los extremos, buscar con seguridad el camino correcto entre las sombras, hacia la luz.
Vuelve los ojos hacia dentro, pues allí encontrarás siempre lo que has buscado toda la vida fuera de ti. Allí dentro está todo, pero no es fácil dar con esa totalidad. Hallada, habrás dado con la bondad o energía de la luz que no se ve, pero que se inflama y entrega con dulzura. Y fluyendo con ella en tu respiración, se abrirán quizá todos los caminos que antes se cerraban.
Santos Domínguez
25 mayo 2022
Janis Tomlinson. Goya. Retrato de un artista
“Siempre hay algo más que saber de Goya”, escribe Janis Tomlinson para cerrar la introducción de su monumental Goya. Retrato de un artista, que publica Cátedra con traducción de José Pablo Barragán en una espectacular edición repleta de ilustraciones de enorme calidad.
Esa frase le sirve a la prestigiosa historiadora del arte para evocar el Aún aprendo con que Goya tituló un dibujo de 1826 de su Cuaderno de Burdeos. Esa actitud de constante evolución de la creatividad goyesca es uno de los ejes que articulan este acercamiento riguroso a la vida y la obra de uno de los artistas fundamentales de la historia de la pintura.
Un acercamiento que atiende a la vinculación de lo privado con lo público para componer una interpretación de la producción goyesca en relación con su tiempo y sus circunstancias, porque “la vida de Francisco de Goya (1746-1828) coincidió con una época de transformaciones en la historia de España que desató turbulencias en la política del país y en la corte de la que formó parte el artista, así como cambios sociales, la devastación de la península ibérica en la guerra contra Napoleón y un posterior periodo de inestabilidad.”
El entorno familiar, los amigos, los escritores y cortesanos de las cortes de Carlos III, Carlos IV y Fernando VII, las personas que lo frecuentaron en Burdeos constituyen el acompañamiento humano que delimita también las circunstancias de una biografía que este libro recorre minuciosamente desde su juventud hasta su muerte a través de experiencias decisivas como el viaje a Italia, su carrera como pintor de la corte, su evolución estilística, sus relaciones con la duquesa de Alba, su vivencia de la guerra o su retiro bordelés.
Sustentado sobre una abrumadora documentación, este ensayo, se enriquece con una comprensión matizada e iluminadora de la complejidad personal y artística de Goya. Así lo explica Janis Tomlinson, que ha utilizado como punto de partida de su obra el análisis de la extensa bibliografía sobre Goya desde 1830 hasta la actualidad:
A lo largo de los últimos dos siglos, los autores que han escrito sobre la vida y obra de Goya lo han transformado en todo tipo de personajes, desde el revolucionario en un país oscurantista y supersticioso hasta el hombre de familia católico y patriota, pasando por el íntimo amigo de los ilustrados de la época. La persistencia de algunas de estas caracterizaciones puede atribuirse al hecho de que permiten que el extremadamente multifacético y complejo artista que fue Goya sea accesible para miles de personas a través de museos y exposiciones, libros, películas y sitios de Internet.
Además de un enfoque que aporta nuevas perspectivas sobre su juventud, su rica vida familiar, sus frecuentes viajes o su círculo de amistades, esta espléndida monografía explora la compleja variedad del mundo que revela el universo plástico de Goya: desde las escenas costumbristas inspiradas en la vida madrileña hasta las visiones alucinadas de mundos irracionales, desde los retratos reales y nobiliarios hasta las atrocidades de la guerra y sus consecuencias en el pueblo.
Y a propósito de de los últimos años de Goya, Tomlison cuestiona también la interpretación convencional de esa última etapa vital y artística del pintor como un período de desilusión y los presenta como años de invención artística y de una libertad creativa que tiene su mejor reflejo en las pinturas negras de la Quinta del Sordo, de las que se ofrece alguna muestra en el magnífico cuadernillo central con treinta y cinco cuadros que ilustran el libro, además de las muchas imágenes que acompañan el cuerpo del texto.
A lo largo de todas las páginas de este monumental retrato goyesco, Janis Tomlison mantiene un admirable equilibrio entre la atención a la vida y la obra, a lo biográfico y lo artístico, a lo individual y lo colectivo, para ahondar en “las complejidades y las transiciones de la época que dio forma al arte de Goya y definió su vida: su historia personaliza la transformación política y cultural de España desde mediados del siglo XVIII hasta principios del XIX. Sus mecenas y conocidos fueron víctimas con frecuencia de la siempre cambiante situación política, y sus historias, aquí narradas brevemente, contrastan con la de Goya, resaltándola.”
Santos Domínguez