06 noviembre 2017

John Berger. Y nuestros rostros, mi vida, breves como fotos


John Berger.
Y nuestros rostros, mi vida, breves como fotos.
Ilustraciones de Leticia Ruifernández.
Traducción de Pilar Vázquez.
Prólogo de Manuel Rivas.
Nórdica Libros. Madrid, 2017.

Cuando abro la cartera
para enseñar el carné
para pagar algo
o para consultar el horario de trenes
te miro.

El polen de la flor
es más viejo que las montañas
Aravis es joven
para ser una montaña.

Los óvulos de la flor
seguirán desgranándose
cuando Aravis, ya vieja,
no sea más que una colina.

La flor en el corazón
de la cartera, la fuerza
de lo que vive en nosotros
sobrevive a la montaña.

Y nuestros rostros, mi vida, breves como fotos.

Del último verso de ese poema de John Berger que abre el volumen toma su título el bellísimo libro que publica Nórdica con traducción de Pilar Vázquez, ilustraciones de Leticia Ruifernández y un prólogo de Manuel Rivas – John Berger: La mirada fértil, la mano sincera- en el que  se lee:

“Quien se dedica a deslumbrar, pierde la facultad de descubrir. La luz de Berger descubre lo que permanecía invisible u oculto, pero su aproximación no es la de una luz depredadora o dominante. No hay una jerarquía en el descubrimiento. En realidad, existe descubrimiento donde hay enigma. Si deslumbras al descubrir, haces desaparecer el enigma. La aproximación de Berger busca no ahuyentar el enigma, sino protegerlo.
(...)
Toda la obra de John Berger es un laborioso avance por la incerteza, merodeando, sin pisar. Y eso es lo que permite ver lo imprevisible, pero también crear lo jamais vu, otras especies, otras realidades. El realismo de Berger consistía en ir «más allá» de la realidad.”

Organizado en dos partes – Una vez y Aquí-, la primera trata del tiempo; la segunda, del espacio. Y en torno a esos dos ejes se organizan los textos de este volumen poliédrico en el que se conjugan o alternan las diferentes miradas de Berger: la mirada del poeta y la del ensayista, la del narrador y la del experto en arte que deja aquí dos espléndidos acercamientos a la pintura de Van Gogh y Caravaggio.

Bajo esas miradas, un Berger sencillo y profundo conjura las emociones: el amor y la ausencia, el tiempo y la distancia, la naturaleza y los cuentos, el paisaje de las Highlands, la pérdida y el desarraigo, las separaciones en los andenes de las estaciones de ferrocarril.

Con un constante telón de fondo sobre el que se proyectan el sentimiento del tiempo y la noción de lugar, conviven en estas páginas  la reflexión sobre la poesía –El poeta sitúa el lenguaje fuera del alcance del tiempo o, más exactamente, el poeta se aproxima al lenguaje como si fuera un lugar, un punto de encuentro en donde el tiempo no tiene finalidad, en donde el propio tiempo queda absorbido y dominado- con la reflexión sobre la pintura -¿No será, acaso, que la inmovilidad de la imagen pintada expresa la atemporalidad? El hecho de que los cuadros sean profecías de su propia contemplación no tiene nada que ver con las perspectivas del vanguardismo moderno en donde el futuro está reivindicando continuamente al profeta incomprendido. Lo que comparten el pasado, el presente y el futuro es un substrato, una tierra intemporal.

Y sobre ese cruce de tiempo y espacio, la fugacidad y las despedidas:


El cuerpo envejece. El cuerpo se prepara para morir. Ninguna teoría del tiempo nos presta alivio alguno en este punto. La muerte y el tiempo siempre han estado aliados. El tiempo se lo llevaba a uno con mayor o menor presteza; la muerte, de un modo más o menos súbito.

Santos Domínguez

03 noviembre 2017

Neruda total


Eulogio Suárez.
Neruda total.
Fondo de Cultura Económica. Santiago de Chile, 2017

Como un itinerario poético y biográfico compuesto de muchas estaciones, trazado por Pablo Neruda y Eulogio Suárez define en su prólogo Mario Valdovinos el volumen Neruda total que publica el Fondo de Cultura Económica

Una biografía del poeta y de su obra, un libro sobre los libros de Pablo Neruda, elaborado a lo largo de diez años y que cuenta ya con una larga trayectoria editorial, con seis ediciones desde que apareció por primera vez en Grecia en 1987, con unas palabras previas de Yannis Ritzos y con un título que no es el actual, aunque daba una buena muestra de su contenido: Cuarenta y nueve pequeñas historias de cuarenta y nueve grandes libros de Pablo Neruda.

Cada capítulo se organiza según una estructura binaria –La pequeña historia y Comentario- en la que se abordan las circunstancias que rodean el proceso de elaboración de cada libro y se hace un comentario sobre el valor literario y el núcleo de sentido de esos cuarenta y nueve títulos, publicados en vida del poeta o póstumos.

Entre el precoz Crepusculario y el final El mar y las campanas, la obra poética de Neruda es una muestra de hallazgos y destellos constantes, una evidencia del poderío verbal de quien poseía el don de la palabra y lo combinó con una desbordante capacidad visionaria para dar lugar a las imágenes potentes y perturbadoras que sostienen su mundo poético

Y en ese itinerario se suceden la sentimentalidad adolescente de los Veinte poemas de amor y una canción desesperada, la explosión liberadora de las Residencias, la apertura a la poesía civil de España en el corazón, el segundo descubrimiento de América que es el Canto General, la recuperación del intimismo en Los versos del capitán, que inician una tercera época marcada por el tono menor que se prolonga en la exploración de lo humilde cotidiano y su elevación metafórica en las Odas elementales, en los Cien sonetos de amor, en el Memorial de Isla Negra o en el espléndido y poco conocido Las manos del día.

La poesía torrencial de Neruda está llena de inevitables altibajos que coexisten con una constante ambición expresiva. A esa indisimulable irregularidad se refería Juan Ramón Jiménez cuando lo llamó, con más lucidez crítica que ímpetu descalificador gran mal poeta. 

En torno a esa obra larga y honda, a esa poesía caudalosa que celebra la palabra, la naturaleza y el amor o denuncia a los repetidos chacales de la historia de América y de España, Eulogio Suárez habla de la inexplicable peripecia editorial que sufrió Residencia en la Tierra, durante seis años en busca de editor, del rechazo de Revista de Occidente, de la impresión que le produjo a Neruda el suicidio de un joven chileno con un ejemplar de Residencia al lado; de la angustia, el vacío y el ánimo atormentado que está en su raíz y en la superficie de su controlado superrealismo.

Destacan en estas páginas el estudio pormenorizado del Canto General, “quizá la obra con más pretensiones de Pablo Neruda”, “concebido para ser el gran poema épico de América”; el comentario de Los versos del capitán, “un extraño libro de amor” o el análisis de la composición del póstumo El mar y las campanas, uno de sus libros más intensos, escrito “pocos días antes de su muerte y con plena conciencia del inevitable final.”

Encajando piezas y haciendo convivir biografía y literatura, versos y prosas, poemas y cartas, artículos, entrevistas y conferencias de Neruda, Eulogio Suárez da una idea honda y global de la rebeldía adolescente del poeta, de su viaje a través de la noche de las Residencias, de su decisiva experiencia oriental, de sus años españoles y sus clandestinidades, de sus exilios y sus retornos, de sus melancolías y sus batallas, de su fulgor y su muerte.

Por eso este Neruda total, que cartografía el vasto territorio de la poesía del chileno, es a la vez una muestra antológica y una invitación a la lectura del poeta, una nueva ocasión de comprobar que leer su obra es una manera de explorar la realidad y el lenguaje a una nueva luz: la de su palabra torrencial y su mirada apasionada.

La palabra y la mirada de quien descubre el mundo a través de la poesía:

Y fue a esa edad... Llegó la poesía
a buscarme. No sé, no sé de dónde
salió, de invierno o río.
No sé cómo ni cuándo,
no, no eran voces, no eran
palabras, ni silencio,
pero desde una calle me llamaba,
desde las ramas de la noche,
de pronto entre los otros,
entre fuegos violentos
o regresando solo,
allí estaba sin rostro
y me tocaba.
(...)
y vi de pronto
el cielo
desgranado
y abierto,
planetas,
plantaciones palpitantes,
la sombra perforada,
acribillada
por flechas, fuego y flores,
la noche arrolladora, el universo.

Y yo, mínimo ser,
ebrio del gran vacío
constelado,
a semejanza, a imagen
del misterio,
me sentí parte pura
del abismo,
rodé con las estrellas,
mi corazón se desató en el viento.

Santos Domínguez

01 noviembre 2017

Unamuno. Recuerdos de niñez y de mocedad


Miguel de Unamuno.
Recuerdos de niñez y de mocedad.
Drácena. Madrid, 2017.

Yo no me acuerdo de haber nacido. Esto de que yo naciera -y al nacer es mi suceso cardinal en el pasado, como el morir será mi suceso cardinal en el futuro-, esto de que yo naciera es cosa que sé de autoridad y, además, por deducción. Y he aquí cómo del más importante acto de mi vida no tengo noticia intuitiva y directa, teniendo que apoyarme, para creerlo, en el testimonio ajeno. Lo cual me consuela, haciéndome esperar no haber de tener tampoco en lo por venir noticia intuitiva directa de mi muerte.
Aunque no me acuerdo de haber nacido, sé, sin embargo, por tradición y documentos fehacientes, que nací en Bilbao, el 29 de septiembre de 1864.

Así comienza Recuerdos de niñez y de mocedad, uno de los libros de Unamuno por los que ha pasado mejor el tiempo.

La lucidez de su autor intuía en su madurez que ese era uno de sus mejores libros: Trece volúmenes llevo ya publicados, pero de todos ellos no pienso volver a leer sino uno, el de mis Recuerdos de niñez y de mocedad, donde en días de serenidad ya algo lejana, traté de fijar no mi alma de niño, sino el alma de la niñez, escribía Unamuno en 1911, en un artículo que aparecería diez años después en Andanzas y visiones españolas.

Y más de un siglo después de esas líneas, los Recuerdos de niñez y mocedad, que Unamuno veía como el primero de los tres actos - los otros son Vida de don Quijote y Sancho y Del sentimiento trágico de la vida- de su “tragedia íntima”, esta autobiografía de sus años formativos sigue siendo uno de sus libros imprescindibles, porque, a pesar de su apariencia ligera, contiene la hondura de lo que él llamaba su “más intenso drama”.

Aunque había aparecido una primera versión reducida por entregas en el periódico bilbaíno El Nervión en la última década del XIX, el libro se publicó en 1908 organizado en cuatro partes: una primera de quince capítulos sobre la infancia en la escuela de quien ya era “el novelero del colegio” hasta el bombardeo de Bilbao de 1874, que noveló en Paz en la guerra y que marca el momento de transición de la niñez a la mocedad,  de la escuela al instituto.

La segunda parte, con siete capítulos sobre su mocedad en el instituto hasta que se marcha a Madrid a estudiar Filosofía y Letras, contiene párrafos como este:

Concluí mi primer curso sin brillantez y sin sobresaliencias. Aprendí algo de latín, los ríos de la China, las montañas del Turquestán, los principados del Danubio y hasta el número de habitantes que veinte años antes de entonces habían tenido las principales ciudades del globo.

Cierran el volumen una Moraleja que asume la huella de sus experiencias de formación y un Estrambote de seis capítulos sobre su adolescencia, sobre Bilbao y sus primeras relaciones con la cultura y el arte.

Persiste en estas páginas lo que seguía vivo en su memoria del alma de la niñez  y de los años  formativos en los que se configura la personalidad del escritor y del hombre: el descubrimiento de la naturaleza y el arte, de la pintura y la poesía, de la contemplación y la lectura, la proyección simbólica del paisaje exterior en el paisaje interior, la religiosidad .., porque –escribe Unamuno- sólo conservando una niñez eterna en el lecho del alma, sobre el cual se precipite y brame el torrente de las impresiones subjetivas, es como se alcanza la verdadera libertad y se puede mirar cara cara el misterio de la vida.

Lo publica Drácena con edición de  Marcos Fernández Tous.

Santos Domínguez


30 octubre 2017

Chantal Maillard. La razón estética


Chantal Maillard
La razón estética.
Galaxia Gutenberg. Barcelona, 2017.

“Nos dejamos seducir por el misterio porque esperamos que lo desconocido renueve lo ya conocido. Vivimos proyectados hacia lo otro, lo siempre otro, y en la repetición de lo ya conocido una parte nuestra parece que se anquilosa y muere mientras otra parte, agonizante igualmente, aunque sin saberlo, se refugia en la repetición de lo aprendido. El misterio nos seduce porque es condición de vida, de toda vida, presentarse como una llamada a devenir otro, a devenir”escribe Chantal Maillard en la Ley del azar. Una estética del jaos.

Es uno de los capítulos que forman parte del volumen La razón estética, que publica Galaxia Gutenberg  en su espléndida colección de ensayo`, que alcanza ya los doscientos títulos.

Publicado por primera vez en 1998, esta segunda edición revisada y actualizada, a la que se ha añadido el capítulo inicial, La razón estética: una propuesta para tiempos difíciles, que hace el papel de introducción al conjunto de una obra articulada en dos partes.

Para esta nueva edición, Chantal Maillard ha escrito un prólogo -Veinte años después- en el que, aunque insiste en que “una educación de la sensibilidad es, ahora más que nunca, necesaria”, matiza que “La razón estética es un libro ciertamente optimista, demasiado optimista para como entiendo las cosas ahora.”

La integración de ética y estética, la crisis de la razón como crisis del lenguaje, el análisis de la transformación de la conciencia moderna en conciencia posmoderna, porque “la cuestión ya no es ser o no ser, la cuestión es pasar, saber pasar sintiéndose pasar, en compañía”, el ejercicio de la ironía como “movimiento epistemológico y ético” o el arte como ecología son algunas de las líneas de fuerza de estos textos presididos por la idea de que “el ejercicio de la razón estética es ante todo una manera de autoconstruirse.”

Porque ante la crisis de la razón ilustrada y del sujeto romántico y frente al pensamiento débil de la razón posmoderna, la razón estética “ante todo, razón poiética: hacedora, creadora de realidad.”


Por eso, esa razón creadora, ética e irónica, va más allá de de la razón poética de María Zambrano, porque -como explica Chantal Maillard, la razón estética “no interpreta el mundo sino que construye mundos.”


Santos Domínguez

27 octubre 2017

Poetas de la nada. Huellas de Dadá en España


Poetas de la nada. 
Huellas de Dadá en España.
Edición de Pablo Rojas.
Renacimiento. Sevilla, 2017.

“¿Llegó el dadaísmo a España? Si hacemos caso a sus cabecillas, la respuesta sería afirmativa”,  escribe Pablo Rojas en el prólogo de Poetas de la nada, que publica Renacimiento.

Huellas de Dadá en España es el subtítulo de este volumen que rastrea la presencia de  Dadá en la literatura española e incorpora muestras significativas de esa huella dadaísta junto con las traducciones de los textos fundacionales y fundamentales de Tzara, Aragon, Breton, Cocteau o Reverdy.

La influencia dadaísta en un grupo de poetas encabezados por Guillermo de Torre del que formaron parte Borges, Eugenio Montes o Rafael Lasso de la Vega quedó diluida en ese cóctel vanguardista que aquí se llamó ultraísmo, cuyos poemas “a veces son una mezcla de la modernolatría futurista con el simultaneísmo cubista o con el caos dadaísta.

Es lo que ocurre en Perpendicular, un poema del ultraísta sevillano Rafael Lasso de la Vega (1890-1959), que por su automatismo psíquico y por su escenografía urbana, es uno de los más representativos de la amplia antología dadaísta que Pablo Rojas ha reunido en este libro:

Árboles de escenarios y luces heridas
la encrucijada inmóvil reposa para sí
los interiores encerrados al crepúsculo
desfilan por los patios a lo largo de los elevadores
cuando la rosa eléctrica inciensa los espejos
la mujer en silencio pasa por la alfombra vacía
escaleras profusas hacia todos los pisos
en lo más alto de la casa sobre la calle inclinada
los tejados se ponen en plan de filosofar
hay estrellas sutiles para todos los gatos
y buhardillas agachadas bajo los hilos del teléfono.

Poetas de la nada se articula en cinco apartados: “Dadá en España”, un estudio de conjunto sobre los rasgos dadaístas y su repercusión en España;  en segundo lugar, una muestra de poemas y textos en los que fructificó la semilla dadaísta; un tercer capítulo que incorpora traducciones de textos dadaístas en las revistas de la época; una cuarta sección, la más amplia, aborda la repercusión del dadaísmo en la prensa española, en forma de noticias o comentarios; y finalmente un apéndice recoge un conjunto de notas en las que autores como Unamuno, Cansinos Assens, Gerardo Diego o Corpus Barga expresan su opinión sobre el movimiento dadaísta.

Completa el volumen una amplia bibliografía de estudios en español sobre aquel fenómeno que nació en 1916 en el Cabaret Voltaire de Zurich, un movimiento provocador y efímero sobre cuyos cimientos se levantaría la altura decisiva del superrealismo a partir de 1923.

Santos Domínguez


25 octubre 2017

Pessoa múltiple



Fernando Pessoa
Pessoa múltiple
Antología bilingüe.
Edición, traducción y notas de
Jerónimo Pizarro y Nicolás Barbosa.
Fondo de Cultura Económica. Madrid, 2017.

“Editar a Pessoa es comenzar a interpretarlo”, afirmaba Jerónimo Pizarro en Alias Pessoa, un libro que publicó Pre-Textos en 2013 en el que abordaba un análisis conjunto de las obras ortónimas y heterónimas de Pessoa y se acercaba al enrevesado rompecabezas que es su obra.

Cuatro años después, Jerónimo Pizarro asume directamente esa responsabilidad porque es, con Nicolás Barbosa, el editor de Pessoa múltiple, una amplia antología que publica el Fondo de Cultura Económica.

Una antología que tiene la peculiaridad, como señalan en el prólogo los autores de la edición, de ser “ la primera en reunir, en un solo volumen, una parte de toda la producción poética pessoana (…) y la primera en no dejar olvidados, o semiolvidados, los versos ingleses y franceses, y libros tan importantes como Rubaiyat y Cuadras, entre otros. Pessoa múltiple es una invitación a leer la poesía pessoana en toda su extensión, variedad y multiplicidad.

Fernando Pessoa, aquel extraño extranjero del que habló Robert Bréchon en un libro fundamental, encauzó en la poesía sus trastornos psíquicos y elaboró una obra plural y compleja a través de tres heterónimos –Alberto Caeiro, Ricardo Reis, Álvaro de Campos- y el ortónimo Fernando Pessoa, que representan el drama em gente sobre el que se construye una de las obras poéticas más relevantes del panorama poético europeo del siglo XX.

Una obra que nace de la niebla interpuesta entre su yo y el mundo y que desde el 8 de marzo de 1914 se resuelve en el drama em gente que vertebra su obra a través de un diálogo constante entre los heterónimos que responde a la ambición abarcadora de Pessoa y a su voluntad de proyectar en ellos la expresión de un mundo plural y una visión multicéntrica, porque cada uno de los heterónimos expresa un concepto distinto de la vida y de la poesía.

Así lo explicó Pessoa:

No sé quién soy, qué alma tengo.
Siento creencias que no tengo. Me arroban ansias que repudio. Mi perpetua atención sobre mí perpetuamente me denuncia traiciones del alma a un carácter que quizás no tenga, ni ella cree que tengo.
Me siento múltiple. Soy como un cuarto con innumerables espejos fantásticos que dislocan reflejos falsos, una única anterior realidad que no está en ninguno y está en todos.
Como el panteísta se siente árbol, y hasta su flor, yo me siento varios seres. Me siento vivir vidas ajenas.

Porque Pessoa escribió siempre entre la autoría del ortónimo y sus heterónimos, dos ámbitos  no totalmente deslindados, como señalan los editores: “uno, el del nombre propio, es un continente, y el otro, el de los nombres ajenos, es un archipiélago.”

En ese archipiélago hay tres islas especialmente importantes, tres heterónimos que configuran el drama em gente en que se sustancia la poesía múltiple de Pessoa: Alberto Caeiro, autor de El guardador de rebaños, maestro muerto prematuramente, bucólico y sensacionista, poeta sin instrucción que pasó toda su vida en el campo; su discípulo Ricardo Reis, neopagano y clásico en su pensamiento estoico y en la poesía equilibrada de sus Odas, y Álvaro de Campos, ingeniero naval en paro formado en Glasgow, un poeta complejo que pasó del decadentismo de Opiario al vanguardismo futurista de la Oda triunfal. Llevan su firma algunos de los mejores y más recordados poemas –Oda marítima, Lisbon Revisited, Al volante del Chevrolet por la carretera de Sintra, Callos a la manera de Oporto...- de Fernando Pessoa, el ortónimo en cuyos poemas conviven –en sus propias palabras- “la exaltación íntima del poeta y la despersonalización del dramaturgo.”

Por eso, ante la obra múltiple y plural de Pessoa, cada nuevo acercamiento a su poesía añade nuevos matices a la interpretación de esa escritura poliédrica e inabarcabale.

 Santos Domínguez



23 octubre 2017

Antología de poesía devocional de la India


¿En qué estabas pensando?
Antología de poesía devocional de la India.
Siglos V-XIX.
Edición de Jesús Aguado.
Fondo de Cultura Económica. Madrid, 2017. 

El yo se olvida de sí mismo:
como un perro frenético
que ladrara a su imagen
repetida en un templo de vidrio;

como un león hambriento que saltara,
confundiendo el reflejo con la presa,
hacia el agua de un pozo;

como astilla el colmillo
un elefante en celo
contra el cristal pulido de una roca.

El mono cierra el puño
y no suelta los dulces
y luego lo utilizan para ganar dinero.

Kabir dice:
oh loro en una rama,
¿quién te ha atrapado?

Ese texto de Kabir, un poeta de los siglos XV y XVI que nació en Benarés y escribió en hindi, es uno de los 368 poemas de 91 autores que se recogen en la amplia antología de poesía devocional de la India que publica el Fondo de Cultura Económica bajo el título ¿En qué estabas pensando?, con edición y prólogo de Jesús Aguado, que los ha traducido de versiones en inglés, francés, italiano, alemán y otras lenguas occidentales: “A casi todos –explica el editor- los he traducido usando los recursos métricos del español para que sigan sonando como poemas.”

Una antología que recorre catorce siglos de poemas de autores casi todos hindúes, aunque no faltan musulmanes como el propio Kabir o budistas, a través de unos textos de los que afirma Jesús Aguado en el Prefacio que pueden leerse “como algo nuestro, como otra manera de decir lo que también nosotros somos. Hablan de amor, de luz, de muerte, de eternidad, de la alegría, del cuerpo, de la nada, de las apariencias, de la mente; hablan de ti y de mí, de lo que cada uno de nosotros es más allá y más acá de todas las fronteras.”

Por eso, entre la abstracción propia de la mística, de la meditación o de la poesía sapiencial y la sensualidad que traduce a expresiones y eróticas la inefable experiencia espiritual, muchos de estos poemas, en tono conversacional o de plegaria, recuerdan a los textos de la mística cristiana, a las canciones femeninas mediterráneas o al Cantar de los Cantares con sus diálogos o monólogos de amado y amada.

Así en estos versos en sánscrito de Jayadeva, un poeta ascético del siglo XII:

Que una mirada tuya
cauterice la herida
que mi pasión ha abierto.

La pregunta y la duda, el balbuceo en el vacío, la soledad y el no saber sabiendo que caracteriza la actitud mística recorren estos poemas en un libro de interrogaciones que abren vías de meditación y conocimiento interior.

Poemas que son iluminaciones en la oscuridad, porque "son ojos de la sabiduría", escribía Kabir, el poeta que tiene una mayor presencia en esta antología, con cerca de un centenar de textos.

Santos Domínguez


20 octubre 2017

Ida Vitale. Poesía reunida


Ida Vitale.
Poesía reunida 
(1949-2015).
Edición de Aurelio Major.
Tusquets. Barcelona, 2017.

Palabras minuciosas, si te acuestas
te comunican sus preocupaciones.
Los árboles y el viento te argumentan
juntos diciéndote lo irrefutable
y hasta es posible que aparezca un grillo
que en medio del desvelo de tu noche
cante para indicarte tus errores.
Si cae un aguacero, va a decirte
cosas finas, que punzan y te dejan
el alma, ay, como un alfiletero.
Sólo abrirte a la música te salva:
ella, la necesaria, te remite
un poco menos árida a la almohada,
suave delfín dispuesto a acompañarte,
lejos de agobios y reconvenciones,
entre los raros mapas de la noche.
Juega a acertar las sílabas precisas
que suenen como notas, como gloria,
que acepte ella para que te acunen,
y suplan los destrozos de los días.

Ese poema de Ida Vitale, titulado Accidentes nocturnos, forma parte de la edición de su Poesía reunida  de la que se ha ocupado Aurelio Major en Tusquets.

Pertenece a la sección Penúltimos, que abre con doce poemas, aún no recogidos en un libro autónomo, una amplísima antología de la obra de la poeta uruguaya (Montevideo, 1923), ordenada cronológicamente en orden inverso: desde el minimalismo intenso de su libro más reciente, Mínimas de aguanieve (2015), hasta La luz de esta memoria, el primer título que publicó en 1949.  

Casi setenta años de escritura en un volumen imprescindible que resume su trayectoria poética en ese orden inverso desde el punto de vista cronológico que es el más lógico desde el punto de vista literario.

La de Ida Vitale es una trayectoria poética unitaria, marcada por la constante y aun creciente exigencia estilística, por la integración de tradición y vanguardia, de música y significado, de sensorialidad y meditación sobre el paso del tiempo.

Esas líneas de fuerza, o la presencia del pájaro y el árbol y la búsqueda de precisión verbal, recorren libros como Mella y criba, Trema,  Jardín de sílice, Oidor andante, Palabra dada o Reducción del infinito, un libro de 2002 que fue el primero que publicó en España y en el que incorporó como carta de presentación una muestra significativa de su trayectoria hasta entonces. Ya utilizaba allí ese criterio cronológico inverso usual en Ida Vitale desde que en 1986 recopiló su obra publicada en el volumen Sueños de la constancia.

Contemplación del mundo y búsqueda de sentido son claves sobre las que se basa su escritura, que resumió en este breve poema de Trema (2005):

Abrir palabra por palabra el páramo,
abrirnos y mirar hacia la significante abertura,
sufrir para labrar el sitio de la brasa,
luego extinguirla y mitigar la queja del quemado.

Meditación sobre el lenguaje y sobre la vida que se concreta en estos versos de Procura de lo invisible (1988): 


La palabra infinito es infinita,
la palabra misterio es misteriosa.
Ambas son infinitas, misteriosas.
Sílaba a sílaba intentas convocarlas
sin que una luz anuncie su dominio,
una sombra señale a qué distancia de ellas  
está la opacidad en que te mueves.

Entre el asombro y el desengaño, con el canto del pájaro o la sucesión de las estaciones como fondo, de la larga trayectoria poética de Ida Vitale da cuenta un poema como este Llamada vida:

Ponerse al margen
asistir a un pan
cantar un himno

menoscabarse en vano
abrogar voluntades
refrendar cataclismos

acompañar la soledad
no negarse a las quimeras
remansarse en el tornado

ir de lo ceñido a lo vasto
desde lo opaco a la centella
de comisión al sueño libre

ofrecerse a lo parco del día
si morir una hora tras otra
volver a comenzar cada noche

volar de lo distinto a lo idéntico
admirar miradores y sótanos
infligirse penarse concernirse

estar en busca de alma diferida
preparar un milagro entre la sombra
y llamar vida a lo que sabe a muerte.

Santos Domínguez





18 octubre 2017

Poetas en la España leal


Poetas en la España leal.
Madrid-Valencia, 1937.
Editorial Renacimiento. Sevilla, 2017.

"No sabe qué es la vida  / Quien jamás alentó bajo la guerra", escribía Luis Cernuda en la Elegía española, que formaba parte de la antología Poetas en la España leal que publicó en 1937 Ediciones Españolas con motivo de la celebración en Valencia del II Congreso Internacional de Escritores para la Defensa de la Cultura, en solidaridad con la Segunda República Española.

Se cumplía entonces un año de la sublevación militar que originó la guerra civil y a los asistentes a aquel Congreso se les regalaron cuatro libros: el Homenaje al poeta García Lorca contra su muerte, el Romancero General de la Guerra de España, la Crónica General de la Guerra de España y la antología Poetas en la España leal, que publica en edición facsímil la Editorial Renacimiento acompañada por una separata -Poesía, guerra y revolución- en la que Manuel Aznar Soler analiza las circunstancias en las que se publicó esta selección y el contenido de la que es en sus palabras una antología histórica de la poesía republicana en tiempo de guerra.

Una antología impecablemente editada, cuidada en su limpia tipografía, plural en sus voces y registros, encabezada por Antonio Machado con la elegía a García Lorca -El crimen fue en Granada- y en la que se recogen textos de otros diez poetas -Alberti, Altolaguirre, Cernuda, Gil-Albert, Miguel Hernández, León Felipe, Moreno Villa, Emilio Prados, Serrano Plaja y Lorenzo Varela- de los que escribió Cernuda: “Si por fatal destino no les salva su talento, a estos que hoy forman el volumen Poetas en la España leal tal vez le salve en la memoria futura el recuerdo de la tempestad a través de la cual se alzaron sus voces, asombradas unas y otras confundidas.”

Entre el dolor y la rabia, ese tono elegíaco del poema de Cernuda, que finalmente aparecería en Las nubes, atraviesa muchos de los textos de la antología. Está en la elegía de Antonio Machado a García Lorca, en A una casa de campo y en Despedida de un año de Gil-Albert o en la Elegía de Emilio Prados, en convivencia con la tonalidad épica, testimonial o combativa de estos textos o con sus llamadas a la solidaridad internacional.

Recopilados -se decía en el colofón de la edición de 1937- por la redacción de la revista Hora de España, se reunieron en esta espléndida selección un conjunto de poemas que, como se destacaba en el prólogo anónimo de aquella primera edición, habían sido “escritos en la atmósfera febril española, y más impresionante por tanto, dada la forma de dignidad humana con que se expresan unos sentimientos heridos, unos corazones agitados, unos ojos atónitos ante la inmensa calamidad caída bruscamente sobre el pueblo español. La confianza en el porvenir ilumina muchas de estas palabras de dolor y de ímpetu.”

Santos Domínguez



17 octubre 2017

Nosotros y Voltaire


Ricardo Moreno Castillo.
Nosotros y Voltaire.
Reflexiones en torno a su pensamiento.
Pasos perdidos. Madrid, 2017.

“No habiendo tenido éxito en el mundo, se vengaba hablando mal de los demás”, escribía Voltaire en Zadig o El destino. 

Es uno de los textos volterianos que Ricardo Moreno Castillo comenta en Nosotros y Voltaire. Reflexiones en torno a su pensamiento, que publica Pasos perdidos

Una espléndida antología temática que sirve de base a un diálogo con los textos, a los que sigue un comentario como este:

“Triste consuelo el del envidioso. Pero quien se limita a murmurar de los demás, si bien puede hacer mucho daño, es porque no tiene posibilidad de hacer males mayores. Líbrenos Dios de los envidiosos con poder.”

De la amistad a los viajes, pasando por la envidia, la educación, la libertad o los libros, las palabras o la verdad, esta antología de citas y textos breves del ilustrado francés es una invitación a visitar el pensamiento de un clásico que por eso mismo sigue siendo nuestro contemporáneo.

Y un motivo para que también el lector reflexione sobre una serie de temas esenciales – la muerte, la religión, la tolerancia o la felicidad- desde el matiz, el acuerdo o la discrepancia ante textos y comentarios como estos sobre el fanatismo, del que decía Voltaire en su Diccionario filosófico:

Habitualmente son los bribones los que conducen a los fanáticos, y quienes ponen el puñal en sus manos.  

“Y también son bribones –reflexiona el comentarista- quienes pretenden comprender a los fanáticos al mismo tiempo que reprueban paternalmente sus métodos. Nunca se ha de olvidar el sabio consejo de Albert Camus: En política son los medios los que justifican los fines.”

Un diálogo cercano con un amigo, porque -escribe Ricardo Moreno en su introducción- "si los filósofos imprescindibles son maestros, Voltaire es un amigo /.../ que te hace caer en la cuenta de cosas que tienes delante y que de tanto verlas ni te fijas en ellas."

"Un hermoso libro declarada y combativamente volteriano", como señala Jon Juaristi en el prólogo que ha escrito para presentar esta recopilación.

Santos Domínguez

16 octubre 2017

Breve manual del perfecto aventurero



Pierre Mac Orlan.
Breve manual del perfecto aventurero.
Traducción de Juan Manuel Salmerón Arjona.
Jus Ediciones. México, 2017.

El aventurero pasivo se agarra al brazo de su sillón como un capitán de crucero a la baranda de su puente de mando. Por él y solo por él hemos escrito este libro. Nos agrada su conducta apacible: nos permite explicar su forma de vida incluso a los más timoratos. 

El aventurero pasivo es sedentario. Detesta el movimiento en todas sus formas, la violencia vulgar, las matanzas, las armas de fuego y cualquier clase de muerte violenta.

Detesta estas cosas si le atañen, pero su imaginación las evoca amorosa e ilusionadamente cuando quien las protagoniza es el aventurero activo.

El aventurero pasivo sólo existe porque parasita las proezas del aventurero activo, escribe Pierre Mac Orlan, seudónimo de Pierre Dumarchey (1880 – 1970), en el Breve manual del perfecto aventurero, un curioso y divertido libro de 1920 escrito para aventureros pasivos, para lectores sedentarios que disfrutarán de las páginas inteligentes e irónicas de esta obra inolvidable, espléndidamente editada por Jus Ediciones con traducción de Juan Manuel Salmerón Arjona.

Y así como el aventurero activo carece de imaginación y de sensibilidad, solo entiende la disciplina, suele morir de muerte violenta y deshonra a la familia más pintada, el aventurero pasivo –escritor o lector- se alimenta de la imaginación y de la fantasía, porque la aventura sólo existe en la imaginación del que la busca, afirma Mac Orlan.

Y de ahí la inutilidad de la experiencia directa de la aventura y de los viajes, cuyas incomodidades hacen que no valga la pena realizarlos más allá del ensueño. Eso sí, aunque el aventurero pasivo no debe alejarse mucho de su biblioteca, puede realizar algún viaje a Marsella, a Holanda, a Bretaña, a los suburbios de París o a la costa mediterránea, y hasta puede visitar algún cabaret bretón.  

Una rareza exquisita en la que se leen párrafos como este, sobre la lectura:

Un aventurero pasivo solo se conservará bien si se alimenta abundantemente con la sustancia maravillosa de los libros. 
Podemos afirmar que los libros de los grandes clásicos, que suelen reflejar el sentimiento general de una época, nada valen para nuestro hombre. 
Será en la literatura que refleja las inquietudes, a veces poéticas, de los escritores sin gloria donde hallaremos los principios que sustentan la profunda inquietud que convierte el aventurero pasivo en alguien comparable a un paralítico que recitara cien veces al día la Invitación al viaje de Baudelaire.

Santos Domínguez


13 octubre 2017

Xavier Seoane. Elogio de vivir

Xavier Seoane.
Elogio de vivir.
Edición bilingüe.
Introducción de Xosé María Álvarez Cáccamo.
Linteo Poesía. Orense, 2017.


El caballo bebe la luz 
de la inmensidad 
en el agua del espacio 

árboles y dehesas 
destellan como brasas 
en la mañana ingrávida

canta la desnudez azul 
del pájaro sin alas 
en el centro del aire 

Ese poema, de El canto de la tierra, de Xavier Seoane, es uno de los que se recogen en Elogio de vivir, que publica Linteo en su estupenda colección de poesía.

Un volumen antológico que, con traducción del propio autor y una introducción de Xosé María Álvarez Cáccamo, propone una amplia selección de la obra poética publicada entre 1979 y 2013 por quien es sin duda uno de los mejores poetas gallegos contemporáneos,

Desde La nuca del pájaro hasta Espiral de sombras, Elogio de vivir es una muestra de treinta y cinco años de escritura cuya evolución resume Xosé María Álvarez con estas palabras en su introducción: “De la luz transparente y feliz del Génesis, de la vivencia del mundo como espacio paradisíaco al sombrío testimonio de la hora apocalíptica. La certeza vitalista de Seoane fue derivando a través de la experiencia de la melancolía para resolverse en conciencia de la decepción y del desastre.”

La de Xavier Seoane es una poesía de la mirada de un hombre ante el paisaje, como refleja la viñeta de portada de Ramón Pérez Carrió. Una mirada que oscila entre la celebración vitalista y la nostalgia de lo perdido y que se proyecta en dos temas: la naturaleza atlántica y el amor. 

Y en torno a esos ejes, la fusión con el paisaje, sereno  o de límites vertiginosos, el tiempo y la memoria, los sueños y los mitos articulan la reflexión de una poesía vigorosa y afirmativa, asentada en el matiz sensorial del adjetivo, en una suave línea melódica y en una emoción contenida que va del vitalismo exaltado – “Pronuncia la palabra. Mira la claridad”- a la memoria melancólica del futuro, al nostálgico Ubi sunt?  de Días de Cambre: "¿Dónde está ese país / en que oigo todavía...? /.../ ¿Qué se hizo de los ojos abiertos al milagro?”

La contemplación del instante irrepetible, el amor y la muerte, el presente y el pasado recorren estos versos a veces hímnicos y a veces elegíacos, transparentes siempre,  construidos con densidad poética y expresión depurada.

Versos que aunque resumen un camino hacia la sombra, la denuncia y el compromiso no renuncian a la exaltación de lo efímero desde la conciencia de la fugacidad, como en De la belleza que pasa, Dársenas del ocaso, el libro donde alcanza su expresión más alta la elegía de Xavier Seoane:

Qué hermosas, y lentas, esas tardes... 

La luz traspasando la niebla 
con su oro lento y frágil, 
la albura de la nube, cegadora y salvaje, 
o el incienso del azul ardiendo 
más allá de horizontes y de cabos...

Qué hermosas, y lentas, esas tardes... 

Allende la mirada, 
que haya mundo sumidos 
en la belleza del espacio, ¿qué supone 
para tu desventura y tu fracaso? 

Ni el eco del canto de los cisnes destrozados 
o las brasas del sol pervivirán 
cuando la noche se adentre en tus ojos 
y una lluvia de estrellas acribille el espacio.


Santos Domínguez

11 octubre 2017

Diccionario Pla de literatura


Josep Pla.
Diccionario Pla de literatura.
Edición de Valentí Puig.
Traducción de Jorge Rodríguez.
Austral. Barcelona, 2017.

“A mí me ha gustado leer libros que, por una u otra razón, a veces por una razón enormemente trivial, me han enseñado alguna cosa, como me ha gustado hablar con las personas que me han subrayado algún matiz de la vida” escribía Josep Pla, “un lector de antes de la era del vacío, de antes de la contaminación ideológica, cuando leer era un placer y un aprendizaje”, afirma Valentí Puig en el prólogo del Diccionario Pla de literatura, una recopilación hecha a partir de una selección de textos de sus obras completas.

Hace quince años que se publicó el espléndido volumen de más de setecientas páginas que Austral incorpora ahora a su catálogo, resultado de un largo rastreo por miles de páginas “para favorecer el gozo de leer y de conocer mejor la obra de Pla.”

Pla fue un lector anticonvencional, un lector agudo, sin método y sin prejuicios, que  que reflexiona constantemente sobre la lectura y le da una enorme importancia a la adjetivación como centro de la escritura; un lector que habla de su aprecio literario y personal por Baroja al que dedicó muchas páginas: “Siempre me ha parecido un gran escritor, sobre todo un gran paisajista y un gran retratista”, aunque su defecto “es que es un hombre de adjetivo ligero. A veces juzga, adjetiva ligeramente, se lanza -como los asnos los pedos.”

Está en estos textos el Pla que admiraba a Baudelaire o a Samuel Buttler y era muy crítico con Camus –“superficial, vacío, retorcido, insignificante”- o con la literatura cerebral de Borges -“no es un escritor de la vida: es un escritor de los libros. Llega a ser insoportable”-; el que habla de Julio Camba, que evitaba leer porque consideraba las lecturas un peligro para el escritor y –al contrario de Borges- se jactaba de los libros que no había leído.

El Pla que dedicó muchas páginas a Proust, cuya obra “es un pozo sin fondo”, el que elogia a Cela por su capacidad para adjetivar  y admira a Chejov, “autor de cuentos insuperables”, a Conrad  o a Goethe y  y tiene como uno de sus referentes la obra de los moralistas franceses – Chamfort, La Bruyère,  Pascal, Joubert...

Conviven aquí el elogio de Leopardi y de Joyce las descalificaciones de Clarín –“un escritor de poco discernimiento”- y de Galdós, “escritor ilegible, aburridísimo”, la admiración hacia Tolstói y Valéry y la abominación de Dostoievski: “Por favor no lean a Dostoievski. Nunca, nunca”, de Kafka –“insoportable, asfixiante”- y de la poesía de Espriu, de obra incomprensible y arcaica, según Pla, que apreciaba mucho la poesía de Cavafis o el teatro de Shakespeare.

Pla –lo reflejan estas páginas- fue un lector infatigable y curioso, un buen conocedor de la literatura en español y en catalán, de la cultura francesa y las letras italianas o inglesas.


Un lector socarrón que lanza su mirada irónica sobre Gómez de la Serna, que “produce un mejor efecto sentado que en pie” y escribió “tres o cuatro mil millones de greguerías”; un lector sin prejuicios  que despreció a Rimbaud, a Nabokov  o Eugenio D’Ors: “Mientras tanto, el Glosador pasó a mejor vida, y desaparecida su vanidad el mundo parece más ligero.”

Santos Domínguez

10 octubre 2017

Diario de un poeta reciencasado


Juan Ramón Jiménez.
Diario de un poeta reciencasado.
Edición de Michael P. Predmore.
Cátedra Letras Hispánicas. Madrid, 2017.

Desde su publicación, hace un siglo justo, el Diario de un poeta reciencasado trazó una línea de frontera en la poesía española.  Juan Ramón Jiménez abría con este libro nuevos caminos a la literatura española y la encauzaba en la senda de la modernidad: la utilización del verso libre y del poema en prosa, la incorporación del tema de la gran ciudad -las avenidas, el suburbano, los taxis, el ómnibus, los luminosos o el cine-, incluso la articulación estructural del Diario como un todo orgánico lo convierten en el que seguramente es el libro más decisivo de la poesía española del siglo XX, porque aquí están preludiados temas, formas y actitudes del 27 y de la poesía posterior.

Coincidiendo con el centenario de este libro imprescindible, Cátedra Letras Hispánicas pública una nueva edición ampliada de la que desde hace veinte años es la edición canónica de Michael P. Predmore. 

Una edición canónica no sólo desde el punto de vista de la fijación textual, sino porque su amplio estudio introductorio es un texto de referencia inexcusable para quien quiera acercarse a este libro, que describe un viaje múltiple: hacia el mar y el amor, hacia la identidad madura, hacia la modernidad poética con un eje central en la tercera parte -América del Este- y el descubrimiento de una nueva geografía física -Nueva York, Boston, Washington, Baltimore- y una nueva situación vital y sentimental que se resume en la cuarta parte, Mar de retorno, del que forma parte este que es posiblemente el poema que da la clave del libro:

TODO 
Al mar y al amor

                                                 Verdad, sí, sí; ya habéis los dos sanado
                                            mi locura.

                                                El mundo me ha mostrado, abierta
                                            y blanca, con vosotros,
                                            la palma de su mano, que escondiera
                                            tanto, antes, a mis ojos
                                            abiertos, ¡tan abiertos
                                            que estaban ciegos!

                                                ¡Tú, mar, y tú, amor, míos,
                                            cual la tierra y el cielo fueron antes!
                                            ¡Todo es ya mío, todo, digo, nada
                                            es ya mío, nada!

Esta nueva edición ampliada del Diario de un poeta reciencasado incorpora más de sesenta textos inéditos, entre ellos un conjunto de textos, bajo el epígrafe Miss Conciencia, que, como señala Predmore, “añade otra dimensión de interés y expresividad al Diario.

Santos Domínguez