23/12/22

Vida. Biografía y antología de José Hierro



Vida.
Biografía y antología de José Hierro.
Antología a cargo de Lorenzo Oliván
y textos de Jesús Marchamalo.
Nórdica libros. Madrid, 2022. 

Biografía y antología de José Hierro es el subtítulo de Vida, el espléndido volumen ilustrado que publica Nórdica libros en el centenario del nacimiento del autor del Libro de las alucinaciones.

Organizado en dos secciones, la primera la firma Jesús Marchamalo y propone un recorrido biográfico en veintiún capítulos que reconstruyen otros tantos momentos decisivos en la vida del poeta, desde la experiencia de la cárcel a su elección para un sillón en la Academia, pasando por viajes tan determinantes para su obra como el que hizo a Nueva York en abril de 1991. 

Los trabajos y los días, las anécdotas, la afición al dibujo, al tabaco y a escribir en los bares, el lento proceso de su escritura y sus meticulosas correcciones, las reflexiones sobre la escritura y el hecho poético  son los ejes de referencia del apartado biográfico, que se abre con un texto de Marchamalo -‘Del Madrid castizo’- que comienza así:

Le recuerdan quienes le conocieron caminando deprisa, enérgico, apurado, con una premura que resultaba a veces impostada. Iba y venía, eléctrico, nervioso: hacía muebles, pintaba, cocinaba... Lo mismo escuchaba a Schubert que paseaba, aéreo, por el campo, o recitaba a Lope y a Machado. ¿A dónde corres, Hierro?, le preguntaban, sonriendo, sus amigos. Imponía, es cierto, esa presencia suya, hierática y fibrosa, su aspecto de viejo boxeador, de caudillo otomano, de forzudo de circo: la calva rojiza, puntiaguda, el bigote poblado, los ojos vivarachos y unos rasgos — la nariz, la barbilla, pronunciadas ojeras— parecería tallados en madera.
Prevalecía en todo caso un aire sencillo, afable, maneras campechanas, toscas en ocasiones —ese refugio inconfesado de la timidez—, que ocultaba un íntimo refinamiento. Unas manos poderosas, de gestos expresivos, y una voz de locutor de radio, mullida y modulada y que podía ser también atronadora.
Se llamaba José Hierro Real y había nacido en 1922 en el Madrid castizo de la calle Andrés Borrego, en la casa de su abuela paterna. Una calle a espaldas de la Gran Vía, estrecha, que comunica la calle de la Luna y la del Pez en ese barrio popular, ruidoso y concurrido, de fruterías, obradores de pan y pequeños talleres, carros de mano, cestos y bicicletas.

Un recorrido por la vida de Hierro que no se hace sólo con la palabra, sino también con imágenes de un nutrido álbum fotográfico que ofrece un itinerario visual por su biografía y su obra a través de materiales gráficos: desde fotografías personales hasta portadas de las diferentes ediciones de sus libros, pasando por una abundante muestra de manuscritos de los poemas.







La segunda parte del volumen es una amplia antología a cargo de Lorenzo Oliván, que recoge una muestra muy significativa de la obra de Hierro con más de setenta poemas extraídos de sus ocho libros: desde Tierra sin nosotros, más de medio siglo de escritura con obras imprescindibles como el Libro de las alucinaciones o Agenda, y con poemas centrales no sólo en la trayectoria personal de su autor, sino en la poesía española de la segunda mitad del XX: ‘Llegada al mar’, ‘Los andaluces’, ‘Lope. La noche. Marta’, o ‘Los claustros’, que comienza con estos versos:

No, si yo no digo 
que no estén bien en donde están:
más aseados y atendidos
que en el lugar en que nacieron,
donde vivieron tantos siglos. 
Allí el tiempo los devoraba. 
El sol, la lluvia, el viento, el hielo,
los hombres iban desgarrándoles 
la piel, los músculos de piedra 
y ofrendaban el esqueleto
―fustes, dovelas, capiteles― 
al aire azul de la mañana.
Atormentados por los cardos,
heridos por las lagartijas,
cagados por los estorninos, 
por las ovejas y las cabras.

La suma de esas dos partes en las que se articula el libro propone un diálogo fructífero entre la vida y la poesía de Hierro en un admirable esfuerzo editorial que constituye una aportación fundamental en las conmemoraciones del centenario de su nacimiento.

Santos Domínguez