Catherine Fletcher.
La belleza y el terror.
Una historia alternativa del Renacimiento italiano.
Traducción de
Juan Rabasseda Gascón y Teófilo de Lozoya.
Taurus. Madrid, 2021.
El libro negro del Renacimiento se titula la reciente edición en italiano de La belleza y el terror, de la profesora Catherine Fletcher que publica Taurus con traducción de Juan Rabasseda Gascón y Teófilo de Lozoya en un cuidadísimo volumen ilustrado con treinta y dos espléndidas imágenes en dos cuadernillos centrales.
‘Una historia alternativa del Renacimiento italiano’ es el subtítulo de este libro que -frente a la imagen idealizada del Renacimiento que dibujó Burckhardt en 1860 con su inaugural La cultura del Renacimiento en Italia-, explora su lado oscuro, sus zonas de sombra en un poderoso relato, sustentado en el rigor historiográfico y en la capacidad narrativa de la autora, que explica así su propósito:
Precisamente porque el legado de ese Renacimiento (o Época de la Reforma, o Era de las Exploraciones, si así lo preferimos) ha resultado tan importante en la cultura de Occidente, a la hora de definir quiénes somos «nosotros» (y quiénes no somos «nosotros»), merece la pena conocerlo con más profundidad.
Sobre todo es necesario porque el relato popular del Renacimiento —al igual que muchas versiones de la historia moderna de Occidente— tiende a focalizarse en el genio y la gloria a expensas de las atrocidades. Las ideas de Maquiavelo en lo relativo al poder, por ejemplo, se convierten en una serie de aforismos atemporales en vez de surgir, como hicieron efectivamente, de un escenario específico. Ni que decir tiene que el hecho de que todos aquellos individuos coexistieron con los primeros viajes europeos a las Américas, con los que algunos de ellos tuvieron una conexión muy especial, y de que los italianos proporcionaron parte del personal, financiación y crónicas de la subsiguiente colonización no son circunstancias desconocidas. El aspecto cruel y sangriento del Renacimiento ha sido uno de los elementos que han suscitado la fascinación que sentimos por aquella época.
Porque en el Renacimiento conviven, como en el título, en un inestable equilibrio la belleza y el terror, la brillantez y la turbulencia, el desarrollo de la imprenta y el índice de libros prohibidos, la grandeza monumental y la violencia, los refinamientos nobiliarios y las traiciones entre cortesanos, el progreso artístico y el desarrollo de las armas de fuego, el genio de Miguel Ángel y las conspiraciones tenebrosas, la Reforma y la Contrarreforma, la creatividad de Leonardo da Vinci, inventor de máquinas de guerra, y la pulsión de hogueras de Savonarola, el descubrimiento de América y las guerras por el Nuevo Mundo, el auge político y comercial de Venecia y la instauración de su ghetto, la poesía más refinada y la guerra de las palabras, la pintura de Boticelli y la ejecución de Giordano Bruno y Lepanto y el Saco de Roma, la brillantez y la corrupción, Tiziano y los Borgia, la pintura de Rafael y el papado de Julio II; el ejercicio del poder y de la guerra como un arte, la cúpula del Duomo de Florencia y el maquiavelismo de los Médicis, las cimas artísticas y las epidemias, la cultura y los negocios, los lujos civiles y religiosos y las hambrunas.
Y de todo ello da cuenta la fluida prosa de Catherine Fletcher en las páginas de este volumen, que en sus veintiséis capítulos aborda las invasiones bélicas y los conflictos sociales, las luchas por el poder civil, militar o eclesiástico, las relaciones entre los papas y los príncipes, el acceso de las mujeres a la educación, al arte o al desempeño de cargos públicos, la invención de la pornografía con I Modi, los grabados de Giulio Romano con dieciséis posturas sexuales, y los Sonetos del Aretino o la transcendencia cultural y artística del Concilio de Trento.
“En líneas generales -escribe la autora-, la historia del Renacimiento ha desempeñado un papel más sutil, e incluso menos pernicioso, que las mitologías de sus grandes hombres que reforzaban la idea de una superioridad blanca europea y cristiana sin llegar a ser nunca tan vulgares como para expresarlo así. Con ello no quiero decir que constituya un error apreciar la innovación artística de la Europa del siglo XVI y disfrutar de ella: hay mucho ante lo que maravillarse. Y si analizamos con rigurosidad cómo veía la gente de ese mundo su propia revolución de los medios de comunicación, o ciertas cuestiones relacionadas con el género y la sexualidad, también podremos comprender mejor el mundo en el que nos ha tocado vivir, y las distintas maneras en las que, tanto entonces como ahora, puede coexistir una brillante innovación cultural con todo tipo de atrocidades, con las que, de hecho, suele estar interrelacionada.”
Gracias a este libro, que atiende tanto a esa “brillante innovación cultural” como a las atrocidades con las que, de hecho, suele estar interrelacionada”, tenemos una imagen más completa y más fiel a la realidad de un movimiento cultural y de una época histórica que ofrece, como todas, una mezcla de luces y sombras, de belleza y terror que no puede ser obviada.
Santos Domínguez