Ricardo Fernández Romero.
Introducción de Ramón Gómez de la Serna
o El mercader de imágenes.
Carpe Noctem. Madrid, 2021.
“Escribir sobre Ramón Gómez de la Serna (1888-1963) es enfrentarse de inmediato a un misterio como el descrito en La carta robada,
de Edgar Allan Poe: un escritor que siempre ha estado a la vista, y del
que, sin embargo, apenas nadie parece haberse percatado. A Ramón se le
ha dado por supuesto y se le ha dado carpetazo: gel autor de las
greguerías, poco más.
Hay
que apresurarse entonces a agradecer el esfuerzo de Ioana Zlotescu y
Pura Fernández para intentar poner remedio con el titánico esfuerzo de
publicación de las Obras completas de Gómez de la Serna en
Galaxia Gutenberg-Círculo de Lectores: diecinueve gruesos volúmenes de
novelas, ensayos, obras de teatro, biografías y autobiografías, libros
inclasificables y sí, también greguerías, que cubren en conjunto una
larga carrera que va de 1905 a 1961. Sin embargo, sino del autor, ni
serán completas ni el proyecto se ha completado tal como se diseñó, y no
por la falta del empeño heroico de las editoras. A Ramón, que así
firmaba y se le conocía, le persigue esta maldición de ver sus empresas
cumplidas a medias. Le sucedió en vida y le sigue pasando en su
posteridad. Claro que nunca resultó ajeno a ello el propio autor,
culpable en buena medida y hasta a propio intento, vale decir. Su nombre
de fábrica ya da la pista: RAMÓN, como firmaba sus cartas, con sus
descomunales letras mayúsculas, oculta la obra, a pesar de ser ésta
oceánica por su extensión y variedad, y oculta hasta al hombre. El
motivo lo resumen Martín Greco y Juan Carlos Albert: Ramón fue “un
escritor minoritario esencialmente incomprendido no en virtud de su
anonimato sino de su celebridad”, afirma Ricardo Fernández Romero en la Introducción de Ramón Gómez de la Serna o El mercader de imágenes, un amplio y profundo estudio sobre la escritura de Ramón Gómez de la Serna que publica Carpe Noctem en su colección de ensayo.
En
la línea crítica abierta por Juan Carlos Rodríguez sobre la literatura
como producción, sobre el sujeto libre y el inconsciente ideológico,
Ricardo Fernández Romero aborda “el análisis de Ramón como un sistema de
producción y práctica cultural material y radicalmente histórico. Éste
se desarrollará a tres niveles, o a través de lo que definiré como tres
esferas o círculos concéntricos y superpuestos. El resultado cubrirá una
visión general de Ramón, que por motivos prácticos se centrará en el
período que abarca desde 1910, momento en que empieza a publicar en su
revista Prometeo las primeras entregas de El libro mudo a 1948, cuando han aparecido El hombre perdido y Automoribundia.
La
primera esfera corresponde a la caracterización y evolución interna de
su sistema creativo, que definiremos, a partir de Fredric Jameson, como
el ideologema de la circulación de la mercancía cultural. Se analizarán
dos momentos fundamentales, el ascendente (El libro mudo, El Rastro) y el descendente (El hombre perdido).
La
segunda esfera corresponde a la evolución externa de esa matriz
creadora, o, en otras palabras, al posicionamiento de Ramón en el campo
cultural y político. Esta segunda esfera está intrínsecamente
relacionada con el sistema interno de la obra de Ramón en tanto que las
prácticas socio-culturales de Ramón (entre ellas principalmente su
liberalismo y su actividad periodística) son el sustento material de su
práctica estética.
La
tercera y última esfera corresponde al estudio del sistema de
circulación. Esta esfera habría de englobar todas las anteriores bajo la
etiqueta del libro ultravertebrado, a la vez sistema y producto: matriz
generadora de contenidos y su indesligable plataforma de distribución,
con evidentes fenómenos de retroalimentación.”
Esas
dos primeras esferas que abarcan dos de los tres capítulos en que se
organiza el libro hacen el seguimiento interno (las imágenes) y externo (el mercader) de un curioso
proceso circular: de expansión -desde la marginalidad de la literatura
minoritaria hacia publicaciones periódicas como el diario El Sol, la Revista de Occidente o La Gaceta Literaria y hacia editoriales como Calpe- y de contracción, ya en el exilio, hacia lo autobiográfico, hacia el aislamiento y el yo.
“Su sobreexposición
en los medios (incluida la radio a partir de los años treinta), fue una
operación tan deliberada como a la postre contraproducente”, señala
Ricardo Fernández cuando alude a “esta especie de absurda operación de
auto sabotaje que aparenta ser la carrera literaria de Ramón. Porque
¿para qué alimentar sin tregua a ese público, si eso no le da la paz
suficiente, el tiempo para la creación de la obra definitiva, el
“Libro”, con mayúsculas? Se trata de una cuestión en la que conviene
detenerse porque es central para mi visión de Ramón.”
El
Rastro y Automoribundia quedan como ejemplos de las implicaciones
creativas, lingüísticas y de estilo que provoca ese proceso en el que
Ramón buscó vías de compatibilidad entre la literatura culta y la
literatura de masas, entre la marginalidad minoritaria y la atención al
mercado más efímero de las publicaciones en prensa, que le permitían
conectar con un mayor número de lectores y crearse una imagen pública de
celebridad llamativa, más o menos estrafalaria, pero eficaz.
Se
aborda así más de medio siglo de escritura torrencial, entre 1905 y
1961, de un “escritor sin género”, como lo calificó Umbral en Ramón y
las vanguardias, una de las aproximaciones más brillantes a la obra
dispersa de un escritor disperso que pasó de la vanguardia al
existencialismo, de la deshumanización a la rehumanización, con una
época creativa central que va desde El Rastro (1914) a Ismos (1931) y una etapa intermedia porvenirista que empezó a marcar su repliegue interior y su conciencia del tiempo.
La
relación intuitiva de Ramón con los objetos, ese “ir a las cosas” que
comparte con Ortega y con Husserl -“psicólogo de las cosas”, lo llamó Azorín- y que está en la raíz de las imágenes
sobre las que se sustentan la mayor parte de las greguerías; su
deslumbramiento ante lo nuevo y su mirada hacia el viejo Madrid; su camino desde El Rastro hasta la Casa del Libro de la Gran Vía; la
práctica de una “vanguardia popular” como camino intermedio entre las
concepciones antagónicas de la literatura -el elitismo y la industria-;
su humorismo disolvente o el porvenirismo como tradición de lo nuevo
anclado en su tiempo y su contexto que inspiró su producción ensayística
en los años treinta son algunos de los aspectos de la escritura de
Gómez de la Serna que se estudian con rigor y profundidad en las casi
setecientas páginas de este volumen, que contiene también minuciosos
análisis de El Rastro, El Doctor Inverosímil, Ismos o Los medios seres.
Se
completa de ese modo, a través de diversos asedios y variadas
perspectivas, una magnífica monografía sobre la totalidad de la obra de
Gómez de la Serna, porque “la obra oceánica de Ramón está para entrar y
salir de ella por los lugares más insospechados, después de entregarse a
recorridos no lineales.”
Con
una metodología crítica que combina las influencias de Adorno y Bürger,
de Baudrillard y Bourdieu, así resume su estudio Ricardo Fernández
Romero:
Entender
a Ramón como ese sistema de producción y práctica cultural consistente
en la circulación de la mercancía, las imágenes y su consumo, significa
asumir hasta las últimas consecuencias la inseparabilidad de vida y obra
que el mismo autor resume en su nombre, que desprovisto de sus
apellidos ya no es el de la persona civil, sino el de una marca
comercial, una forma de producir y de abastecer un consumo (literario).
¿Cuál es ese producto de Ramón? Aquí, insisto, se opta por dejar de lado
el estudio de los “géneros” cultivados por Ramón: no es la greguería,
la novela, el teatro, la biografía, etc., sino la matriz de la que son
resultado y que soporta su circulación. Aunque se volverá en su momento
sobre esto, tal matriz son los medios de comunicación, y su resultado
final un género de géneros, al que me gustaría ver como el verdadero
género de Ramón: el libro ultravertebrado [...], puesto que no sólo las
obras de Ramón han vuelto al alcance del público, sino que, gracias a la
digitalización de revistas y periódicos se recuperará el aparentemente
interminable caudal de textos de este portentoso escritor, lo que nos
acercará al fin a la verdadera obra completa de Ramón. El libro
ultravertebrado es el libro por venir, experimental y nunca definitivo,
pero en el que Ramón empezará a realizarse al fin.
Santos Domínguez
“