Julio Cortázar.
Obra crítica.
Edición de Saúl Yurkievich.
Debolsillo. Barcelona, 2017.
“Esta agresión contra el lenguaje literario, esta destrucción de formas tradicionales, tiene la característica propia del túnel; destruye para construir”, escribía Julio Cortázar en Teoría del túnel, un ensayo que dejó inédito a su muerte y que formó parte del primero de los tres tomos en que se publicó la extensa Obra crítica de Cortázar que Debolsillo reúne en un volumen.
Aquellos tres tomos, coordinados por tres especialistas en la obra del autor de Rayuela, Saúl Yurkievich, Jaime Alazraki y Saúl Sosnowski, son ahora las tres partes en las que se organiza esta reedición en formato de bolsillo, encabezadas cada una de ellas por un estudio introductorio de los responsables de la edición. Esas introducciones se han conservado en esta edición unitaria que recoge en la segunda sección toda la obra crítica anterior a Rayuela y en la tercera parte los textos críticos posteriores a 1967.
En el ensayo inicial, Teoría del túnel, que Cortázar escribió en 1947, estaba prefigurado el proyecto narrativo que desarrollaría su autor, que redactó estas páginas a la vez que componía los relatos de Bestiario. Y ese es el dato fundamental que hay que manejar a la hora de leer esta Obra crítica: paralelamente a su actividad creadora, Cortázar fue desarrollando una importante labor crítica en la que se conjuntaban el rigor y la profundidad del análisis con la reflexión sobre su propia creación y la calidad expositiva de su prosa.
Teoría del túnel es un análisis del género novelístico y de su evolución desde el Romanticismo hasta el Surrealismo y el Existencialismo, pero es sobre todo una reflexión sobre la creación, un manifiesto literario y el trazado de un programa narrativo propio que buscaba la fusión de surrealismo y existencialismo, la confluencia de lo narrativo y lo poético en una propuesta de rebelión contra el lenguaje enunciativo que culminaría quince años después en Rayuela.
El túnel se convierte en ese ensayo en una metáfora de su forma de concebir la escritura como destrucción de lo asentado para restituir esos materiales en una nueva construcción que abra nuevos caminos en la literatura y reconstruya la realidad en una nueva visión del mundo.
Por eso señalaba Saúl Yurkievich que “Teoría del túnel permite afirmar que toda la obra novelesca de Cortázar procede de una misma matriz y que este módulo generador es juiciosa y minuciosamente concebido por un texto preliminar que lo explica y justifica.”
Porque la tarea crítica de Cortázar no sólo es indisociable de su labor creativa: es un complemento imprescindible de su obra de creación, porque en estos textos están las bases conceptuales sobre los que se sustenta su narrativa. Algo que ya ocurría en la primera prosa que publicó en 1941, Rimbaud, donde ya estaban esbozadas su visión del mundo y su concepción de la literatura.
Están en estas páginas la Vida de Edgar Allan Poe, el imprescindible prólogo a su traducción de la prosa de Poe, junto con las notas que la acompañaban, Algunos aspectos del cuento, un ensayo central en su producción teórica, una poética del relato como forma literaria en la que proyectó gran parte de su capacidad creativa; el espléndido Reencuentros con Samuel Pickwick y varios textos en los que Cortázar habla de sus intereses literarios y políticos, de la literatura hispanoamericana y el compromiso político: “El estado actual de la narrativa en Hispanoamérica”, “Realidad y literatura en América Latina”, “El intelectual y la política en Hispanoamérica”.
Estos ensayos, artículos, reseñas y conferencias son –señala Jaime Alazraki- “instrumentos de trabajo indispensables para el estudio del desarrollo de su obra y de su visión literaria”, porque –añadía- “para Cortázar novelar y teorizar sobre el instrumento expresivo constituían el anverso y el reverso de una misma operación.”
Santos Domínguez