Erri De Luca.
Sólo ida. Poesía completa.
Traducción y prólogo de Fernando Valverde.
Seix Barral. Barcelona, 2016.
“ ‘Cuando se tala el bosque vuelan las astillas’, dice un proverbio ruso. Así ha sido el siglo XX, la tala de un bosque, y las sencillas existencias han sido sus restos", afirma Erri De Luca en el texto preliminar que ha escrito para la edición bilingüe de su poesía completa, Sólo ida, el volumen que publica Seix Barral con traducción y prólogo de Fernando Valverde.
Y a reflejar el vuelo de esas astillas se han dedicado los cuatro libros que reúne este tomo: desde Obra sobre el agua (2002) hasta Rarezas de la providencia(2014) y El huésped empedernido (2008) pasando por su libro central, Solo andata (2005), un libro dedicado a los inmigrantes de África y Oriente que sirve también significativamente para dar título a la obra completa.
Además de novelista y poeta, Erri De Luca fue albañil y alpinista. Y, más allá de la anécdota, algo de eso -construcción y escalada- hay en su poesía vertical, que tiene la transparencia del aire y se levanta sobre el abismo.
Una poesía que va más allá de sus propios límites verbales para expresar la conciencia moral de Europa en textos como este Coro de Sólo ida:
Somos los innumerables, el doble en cada centro de expulsión,
adoquinamos de esqueletos vuestro mar para caminar sobre ellos.
No podéis contarnos, si nos contáis aumentamos,
hijos del horizonte, que nos manda de vuelta.
“Ciudadano de la lengua italiana” titula Fernando Valverde su introducción, en la que aprovecha la caracterización que ha hecho De Luca de su condición de escritor. Escribe allí el traductor: “Para el poeta, la belleza es una fuerza presente en la creación, que ha sido introducida a conciencia, como contrapeso a toda destrucción a todo el desperdicio del mundo.”
La poesía es así la conciencia del siglo de las grandes guerras, de las prisiones multitudinarias, de las grandes migraciones y las deportaciones, de los bombardeos de ciudades. Y sus poemas son no sólo un recuento de esas astillas, sino la expresión de la resistencia a la destrucción mediante la palabra y la memoria entendidas como facultades morales.
Resuena en sus versos la fuerza de los libros sapienciales de la Biblia y los evangelios, la infancia napolitana y el asedio de Sarajevo, con la potencia verbal de una poesía no política, sino civil, que “tiene la voz que se forma por sí sola en el cráneo de quien la lee”, como escribe Erri de Luca en el texto preliminar, y que ejerce su testimonio y ejerce su denuncia a través de historias y voces como las que articulan sus novelas:
Hemos venido descalzos, sin suelas,
sin sentir espinas, piedras, colas de escorpiones.
Ningún policía puede despreciarnos
después de todo lo que hemos sido ya ofendidos.
Seremos los siervos, los hijos que no tenéis,
nuestras vidas serán vuestros libros de aventuras.
Traemos a Homero y a Dante, el ciego y el peregrino,
el olor que perdisteis, la igualdad que habéis sometido.
Santos Domínguez