Antonio Buero Vallejo. Vicente Soto
Cartas boca arriba.
Correspondencia (1954-2000)
Fundación Banco Santander.
Colección Obra Fundamental. Madrid, 2016.
“Si tus sueños de creación no han cuajado ahí –todavía-, no pienses que aquí habrían cuajado más. Los españoles que salen adelante, si salen, son los que emigran. Así lo pienso, aunque yo –todavía- sueñe con salir adelante sin hacerlo. ¡Y ahora, un gigantesco pedo por todas las amarguras y frustraciones! ¡Ni aquí, ni ahí, han podido con nosotros! ¡Que el 67 te sea propicio!”, escribía Buero Vallejo desde Madrid el 23 de diciembre de 1966 en una carta dirigida a su amigo Vicente Soto, residente en Londres desde 1954 y que sólo unas semanas después, a comienzos de enero, ganaría el Nadal con la novela La zancada.
Esa es una de las cartas que, para conmemorar el centenario del nacimiento de Antonio Buero Vallejo (1916-2000), publica la Colección Obra Fundamental de la Fundación Banco Santander en el volumen Cartas boca arriba. Correspondencia (1954-2000), un libro que recoge más de doscientas cartas que cruzaron el dramaturgo y el narrador Vicente Soto (1919-2011), un raro casi desconocido aunque ganó el Nadal y publicó algunas novelas sin resonancia crítica ni gran acogida entre los lectores.
Con un título que es un homenaje a una obra de Buero, Las cartas boca abajo, esta correspondencia va más allá del mero testimonio de una amistad. Es un recorrido por parte de la intrahistoria literaria, de las postergaciones en el negociado literario que se mueve entre intrigas, envidias y competencias desleales, vanidades y frustraciones que afectan tanto al escritor que quiere abrirse camino como al ya consagrado que era Buero, que insistía en la necesidad de “escribir, crear, confiar, mientras suspiramos con melancolía porque el planeta nos desconoce y juega al fútbol.”
Son dos amarguras superficialmente distintas, pero solidarias y complementarias, que se mueven entre la intimidad amistosa y la vida literaria, entre lo público y lo cotidiano, entre lo familiar y lo profesional. Dos biografías cruzadas en el encuentro de dos miradas: la de Buero desde dentro de España, la de Soto desde fuera.
Recopiladas y seleccionadas por Domingo Ródenas, que ha puesto al frente del volumen una introducción sobre la amistad de aquellos dos “cofrades lisboetas” que se conocieron en la tertulia del Café Lisboa y que intercambiaron más de cuatrocientas cartas desde que Soto emigró por razones económicas a Londres. Una correspondencia tan caudalosa que ha obligado al editor a eliminar la mitad para que no se desbordara un volumen que supera el medio millar de páginas.
Por eso mismo, Ródenas ha organizado la correspondencia entre Buero y Soto en cinco tramos cronológicos precedidos de sendas introducciones que contextualizan las cartas de cada uno de esos periodos, desde la primera, del 5 de diciembre de 1954, a la última de Vicente Soto, fechada el 30 de abril de 2000, un día después de la muerte de Buero, y dirigida a la viuda y el hijo del dramaturgo, que había escrito poco antes alguna tarjeta ya casi ilegible.
Santos Domínguez