Leopoldo María Panero.
Escribir como escupir.
Calambur. Madrid, 2008.
Escribir como escupir.
Calambur. Madrid, 2008.
Escribo como escupo. Contra el suelo /.../y contra el cielo, explicaba Blas de Otero en un texto de Ancia (1958), que ahora cumple medio siglo.
La expresión la retoma Leopoldo María Panero como punto de partida del poema que da título a su última entrega, publicada en Calambur.
No sé si se trata del recuerdo difuso de un verso que forma parte de la memoria literaria de Leopoldo Mª - tan proclive a fundir vida y literatura, a confundir fantasía y realidad - o de un aprovechamiento consciente, pero el hecho es que ese texto que da título al libro muestra una sorprendente relación entre dos poetas tan distintos a primera vista.
En Escribir como escupir la palabra alucinada de Panero, sorprendente en su irracionalidad salmódica, y la fuerza de sus imágenes se despliegan en series de versos que se suceden como en una letanía pensada para la recitación y acaban confluyendo en torno a una serie de ejes temáticos.
Algunos de ellos, a fuerza de frecuentarlos – se cumplen ahora cuarenta años de Por el camino de Swan, su primer libro-, son característicos de la literatura de Leopoldo Mª Panero, desde los sioux a Alicia, la reina de corazones o el conejo blanco. Otros, como la angustia, la fugacidad, la rebelión ante el padre o la divinidad, el tema de España, el vacío existencial o la imagen del ángel en caída por el abismo, lo acercan en este libro a la poesía de Blas de Otero.
Perplejidades y renuncias, certezas y desolaciones (Soy el emperador de la Nada) alimentan una poesía apocalíptica que es a la vez conjuro y maldición, trazan una poética de la caída, la ceniza y la destrucción, una descripción del pájaro en la sima.
A través del despliegue de sus imágenes visionarias Panero levanta un mundo poético tan coherente como perturbador en su delirio. Una poesía que es experiencia del límite, cruce de fronteras, anticipo de la muerte (Como si la mano de un muerto me acariciase/así es el poema), vivencia de la locura, ese látigo atroz que embiste al hombre como un toro en la sombra.
Imágenes sucesivas, tono salmódico y revelaciones oraculares coinciden ejemplarmente en uno de los mejores textos del libro, Visión, una letanía alucinada, implacable con el mundo y con la palabra, un excelente ejemplo de la poesía de Leopoldo Mª Panero, hecha sólo de aullido y de lamento, y escrita
Antes de que hiele
Antes de que la nieve caiga borrando las flores
Antes de que hiele
La expresión la retoma Leopoldo María Panero como punto de partida del poema que da título a su última entrega, publicada en Calambur.
No sé si se trata del recuerdo difuso de un verso que forma parte de la memoria literaria de Leopoldo Mª - tan proclive a fundir vida y literatura, a confundir fantasía y realidad - o de un aprovechamiento consciente, pero el hecho es que ese texto que da título al libro muestra una sorprendente relación entre dos poetas tan distintos a primera vista.
En Escribir como escupir la palabra alucinada de Panero, sorprendente en su irracionalidad salmódica, y la fuerza de sus imágenes se despliegan en series de versos que se suceden como en una letanía pensada para la recitación y acaban confluyendo en torno a una serie de ejes temáticos.
Algunos de ellos, a fuerza de frecuentarlos – se cumplen ahora cuarenta años de Por el camino de Swan, su primer libro-, son característicos de la literatura de Leopoldo Mª Panero, desde los sioux a Alicia, la reina de corazones o el conejo blanco. Otros, como la angustia, la fugacidad, la rebelión ante el padre o la divinidad, el tema de España, el vacío existencial o la imagen del ángel en caída por el abismo, lo acercan en este libro a la poesía de Blas de Otero.
Perplejidades y renuncias, certezas y desolaciones (Soy el emperador de la Nada) alimentan una poesía apocalíptica que es a la vez conjuro y maldición, trazan una poética de la caída, la ceniza y la destrucción, una descripción del pájaro en la sima.
A través del despliegue de sus imágenes visionarias Panero levanta un mundo poético tan coherente como perturbador en su delirio. Una poesía que es experiencia del límite, cruce de fronteras, anticipo de la muerte (Como si la mano de un muerto me acariciase/así es el poema), vivencia de la locura, ese látigo atroz que embiste al hombre como un toro en la sombra.
Imágenes sucesivas, tono salmódico y revelaciones oraculares coinciden ejemplarmente en uno de los mejores textos del libro, Visión, una letanía alucinada, implacable con el mundo y con la palabra, un excelente ejemplo de la poesía de Leopoldo Mª Panero, hecha sólo de aullido y de lamento, y escrita
Antes de que hiele
Antes de que la nieve caiga borrando las flores
Antes de que hiele
Santos Domínguez