30/3/06

Textos poéticos de Muñoz Rojas




J. A. Muñoz Rojas. Textos poéticos (1929-2005).
Edición de Rafael Ballesteros, Julio Neira y Francisco Ruiz Noguera.
Cátedra. Letras Hispánicas. Madrid, 2006.



En 1989, el Ayuntamiento de Málaga inauguraba una magnífica colección de libros de poesía, que titulaba Ciudad del Paraíso en recuerdo y homenaje a Vicente Aleixandre, que había muerto cinco años antes.
El primero de esos volúmenes recogía la poesía reunida de José Antonio Muñoz Rojas, que aquel año cumplía los ochenta de su edad.
Poesía (1929-1980) se titulaba aquel tomo de casi cuatrocientas páginas bellísimamente editado. Cristóbal Cuevas era el responsable de la selección de los textos y del ensayo introductorio, que ha sido desde entonces un texto de referencia ineludible en cualquier acercamiento crítico a la poesía del hoy casi centenario poeta antequerano.

Han pasado casi veinte años desde aquella benemérita edición, que tuvo su continuidad en los volúmenes dedicados a poetas tan fundamentales como Pablo García Baena, María Victoria Atencia o Rafael Pérez Estrada. En estos veinte años José Antonio Muñoz Rojas ha ido añadiendo nuevas entregas poéticas a su producción, lo que hacía imprescindible una revisión y una antología que reuniera de nuevo lo más significativo de la obra de un poeta tan escondido como interesante.
Rescoldos, ascuas, proyecto de cenizas inmediatas son algunas de las valoraciones que el autor hacía de sus penúltimos textos, de 1980. Desmentido por el tiempo y por una creatividad que no ha cesado, esta nueva revisión de su poesía la hacía más aconsejable todavía el hecho de que algunos de esos títulos nuevos han circulado de forma minoritaria y restringida y son importantes para completar un recorrido de conjunto por esa aventura poética que es la dilatada trayectoria de Muñoz Rojas.

Y a eso responden estos Textos poéticos (1929- 2005) que acaba de publicar Cátedra Letras Hispánicas en una edición preparada por Rafael Ballesteros, Julio Neira y Francisco Ruiz Noguera.
De Versos de retorno (1929) a La voz que me llama (2005), pasando por Las cosas del campo (1953) o Las musarañas (1957) se recoge aquí una producción fecunda en experiencias y proyectada en una creación poética de calidad, fuertemente arraigada en la tierra, en los sentimientos y en la familiaridad con las mejores tradiciones de la poesía europea contemporánea.

Y un sentimiento del paisaje que enlaza con la poesía barroca granadina y antequerana, como en esta Elegía de La Alhajuela, de La voz que me llama:

y el ruiseñor en la breña,
y el culantro
que huele todavía en el agua corriendo.


Como si Soto de Rojas hubiera leído a Keats.

Santos Domínguez