Rubaiyat.
Omar Jayam / Edward FitzGerald.
Ilustraciones de Willy Pogány.
Traducción de Victoria León.
Prólogo de Luis Alberto de Cuenca.
Reino de Cordelia. Madrid, 2019.
“Nombrado con admiración sin reservas por escritores de la talla de Borges, Oscar Wilde, Amin Maalouf, Juan Ramón Jiménez o Salman Rushdie, Omar Jayam ha sobrepasado la barrera que separa al escritor del personaje, convirtiéndose en un mito susceptible de generar literatura a partir de sí mismo y no solo de sus admirables cuartetas”, escribe Luis Alberto de Cuenca en el prólogo (Omar Jayam, poeta de todos) de la estupenda edición que publica Reino de Cordelia de setenta y cinco Rubaiyat del poeta persa Omar Jayam con una magnífica traducción de Victoria León.
Los versos de Jayam, matemático, astrónomo, filósofo escéptico y poeta secreto que vivió en los siglos XI y XII, circularon clandestinamente en su tiempo, al margen de la ortodoxia del pensamiento sufí dominante.
La incertidumbre frente a la fragilidad de la existencia, la fugacidad de la naturaleza y la vida alimentan la melancolía, el pesimismo y el escepticismo religioso de Jayam:
A algunos les parece lo más dulce la vida
terrenal mientras otros el Paraíso ansían.
Tomad pájaro en mano sin mirar más allá,
y no sigáis la música de lejanos tambores.
Fijaos en las rosas que, risueñas, florecen
advirtiéndole al mundo al instante de abrirse
que su bolsa de seda muy pronto se desgarra
y su tesoro esparce de nuevo en el jardín.
Y en consecuencia, recorre las Rubaiyat la invitación al goce, el epicureísmo vitalista y la defensa de los placeres del amor y el vino en composiciones dotadas de una enorme expresividad plástica y de una admirable fuerza sensorial en el despliegue de sus imágenes:
Llenad ya vuestra copa y, con la primavera,
despojaos del manto de la culpa invernal.
Brevísimo es el vuelo que al pájaro del tiempo
le está dado volar, y ya surca los aires.
Con un trozo de pan, la sombra de una rama,
un buen jarro de vino, un puñado de versos,
si cantáis a mi lado en mi yermo baldío,
este yermo baldío Paraíso se hará.
¡Hasta la última gota de la copa apurad
antes que pronto al polvo nos sumemos de nuevo,
polvo al polvo que yace bajo un manto de polvo,
sin vino y sin canciones, por los siglos sin fin!
¡Llenad la copa, entonces, y os diré nuevamente
que el tiempo se desliza veloz bajo los pies!
No ha nacido el mañana. El ayer ya está muerto.
Pero ¿qué ha de importarnos si es tan dulce el ahora?
Esta nueva traducción que firma Victoria León ofrece una espléndida versión métrica en alejandrinos que toma como base la versión inglesa de Edward FitzGerald, que difundió por primera vez en Europa las Rubaiyat en 1859.
¡Hasta la última gota de la copa apurad
antes que pronto al polvo nos sumemos de nuevo,
polvo al polvo que yace bajo un manto de polvo,
sin vino y sin canciones, por los siglos sin fin!
¡Llenad la copa, entonces, y os diré nuevamente
que el tiempo se desliza veloz bajo los pies!
No ha nacido el mañana. El ayer ya está muerto.
Pero ¿qué ha de importarnos si es tan dulce el ahora?
Estas son las dos primeros cuartetas: una plástica evocación del amanecer:
«¡Despertad, que ya el alba ha lanzado el guijarro
que espanta las estrellas al cuenco de la noche,
y el Cazador de Oriente acaba de atrapar
la torre del sultán en su lazo de luz!»
Y esta variación sobre el tópico del Carpe diem:
En sueños, con el falso amanecer, oímos
esa voz que nos llama desde alguna taberna:
«¡Despertad, hijos míos, y llenad vuestra copa
antes que se evapore el licor de la vida!»
Esta edición incorpora además las ilustraciones art nouveau del artista húngaro Willy Pogány que aparecieron en la publicada en Nueva York en 1909.
Santos Domínguez