15/12/17

Juan Arnau. La fuga de Dios


Juan Arnau.
La fuga de Dios.
Atalanta. Gerona, 2017.

“La fuga de Dios tiene tres voces cuidadosamente entretejidas. Ante la magia musical de la creación, la sabiduría pretende seguirlas y darle a cada uno lo que le pertenece: al intelecto, la abstracción; al cuerpo, la sensación, y al alma, la imaginación. ¿Qué es el alma sino una alforja de visiones? Esas tres voces suenan al unísono, vertebradas por el contrapunto del aquí y el ahora, un contrapunto que entrelaza intelecto, visión y sensibilidad”, escribe Juan Arnau en el preludio de La fuga de Dios, que publica Atalanta en su colección Memoria mundi.

Las ciencias y otras narraciones es el subtítulo de este volumen que se organiza en tres partes -Mundo sensible, Mundo inteligible y Mundo imaginal- rematadas por un epílogo -Cultura mental- que cierra un recorrido por la ciencia y la filosofía como formas de conocimiento, por la relación compleja entre conciencia y materia y los límites de la ciencia mecanicista y sus dogmas. 

Entre la sensorialidad y la abstracción, entre la conciencia y la existencia, el tiempo y el espacio, la plenitud y la creatividad Juan Arnau propone en estas páginas un recorrido por la historia de las actitudes filosóficas y científicas a través de una serie de referencias fundamentales: las huellas de Newton en una semblanza memorable, una biografía de la luz de Empédocles a Einstein pasando por Berkeley y Goethe; las aportaciones de Feyerabend y su crítica del método científico como modelo de conocimiento; la reivindicación del mundo imaginal a partir de la crítica de las insuficiencias del positivismo en autores como Laszlo y su revisión del concepto clásico del conocimiento, Barfield y la revalorización de la imaginación o Skolimowski y su defensa de la sensibilidad a través de la mente participativa.

Porque –explica Juan Arnau en el epílogo - “si analizamos las experiencias fundamentales que dieron pie a la física de nuestro tiempo y al desmoronamiento del paradigma de la objetividad, observaremos que todas ellas [Faraday, Einstein y Heisenberg] tienen una naturaleza imaginal.”

Santos Domínguez