23/10/09

Esa luz que nos quema


José María Millares.
Esa luz que nos quema.
Selección y prólogo de Selena Millares.
Barataria. Barcelona, 2009.


Una nota de la editorial advierte al frente de este volumen:

José María Millares Sall, autor de este poemario, murió el 8 de septiembre de 2009 a los ochenta y ocho años en su Canarias natal, cuando ya había revisado las últimas pruebas de esta edición. Queremos expresar aquí nuestro reconocimiento y admiración por el poeta y el hombre.

Esa luz que nos quema es una antología plural de su poesía inédita entre 2002 y 2009. Acaba de publicarla Barataria en una esmerada edición de Selena Millares, que ha escrito un espléndido prólogo -Entre la piedra y la luz- sobre el autor y su trayectoria literaria, sobre la aventura de sus Planas de poesía, la revista que publicó entre 1949 y 1951, y sus avatares con la censura, sobre esta poesía última y alta, en la que vuelan pájaros, viven la luz y la memoria y la palabra del poeta se eleva más libre y ambiciosa que nunca:

No
tenía cancelas
aquella casa del jardín
ni aquella cuerda que de la luz colgaba
ni aquella sombra que le unía
a la memoria cuando aquel niño dormía
y soñando era la palabra
que jugaba en un rincón con la maleza
y con las hojas secas
y con las hormigas que corrían y apresuradas
arrastraban sus mercancías que iban
y venían y entre ellas
conversaban y entre las ramas secas
por un agujero se perdían
y así aquel niño con las palabras
que se le ocurrían
unas tras de las otras convertía
en guijarros y levantaba torres y paredes
y páginas que los sueños
sin él quererlo construía y eran palotes
y eran letras que por la noche
mientras dormía
sonaban y con los años seguían y con los años
cantaban y con los años eran libros
que los ojos de otras sombras a escondidas
leían y no tenía cancelas
ni muros aquella casa y sólo una cuerda
donde la luz
se colgaba.

Articulada en torno a nueve núcleos temáticos cuya sola enumeración permite un primer acercamiento al mundo literario de José María Millares -Marina, Música, Memoria, Playa, Aguaviva, Tinta, Luciérnaga, Celan y Umbría-, Esa luz que nos quema indaga en la memoria y cultiva la sugerencia en una continua aspiración de luz, una presencia o una búsqueda constante en estos poemas. Es la luz que arde en la palabra y la escritura, la que persiste en la memoria del mar de la infancia y las azoteas, la que conjura la serena tristeza de Haendel o del violonchelo de Pablo Casals, pero también la que ilumina, como la luminaria del Guernica de Picasso, los crímenes de la guerra civil y el franquismo, aquel tiempo de horror que cegaba a la palabra, con sotanas siniestras y censuras.

La palabra depurada y contenida de José María Millares, su verso recortado y la emoción encauzada en los límites métricos expresan con admirable transparencia de estilo una experiencia abisal llena de lucidez y ambición imaginativa. Es la palabra que construye un universo literario autónomo y poblado de símbolos.

Muchos de esos símbolos que recorren la obra de José María Millares están expresados en algunos de los títulos que ha ido publicando o dejando inéditos en estos treinta años: Hago mía la luz, En las manos del aire, Los espacios soñados, Azotea marina o Regreso de la luz contienen las claves de un mundo poético en el que la memoria se proyecta más en el espacio que en el tiempo y la palabra es búsqueda incansable de la luz:

arriba más arriba donde
nunca te encuentres
allí
estará la luz.

Santos Domínguez