Javier de Hoz Bravo.
Introducción a la literatura griega.
Épocas arcaica y clásica.
Prólogo y edición de
María Paz de Hoz García-Bellido.
Alianza editorial. Madrid, 2024.
Esquilo escribió entre setenta y noventa tragedias, Sófocles más de ciento veinte; de ambos conservamos siete. La literatura griega que conocemos es el resultado de una selección que se inicia desde el momento mismo de la composición de una obra y toma formas diversas en los sucesivos momentos históricos. El que Homero y Platón se hayan conservado está relacionado con un hecho característico de los grandes autores: que su complejidad les permite ofrecer algo de interés a culturas muy distintas; pero aun así gran parte de la obra de los grandes trágicos y líricos se ha perdido, a pesar de que no se produce ninguna auténtica ruptura catastrófica en la totalidad de Grecia hasta una época en que ya los manuscritos se valoraban en la Italia del quattrocento, lo que demuestra el grado de decadencia cultural por el que atravesó Europa en algunos momentos, y lo aleatorio de nuestra imagen de la literatura clásica.
Con esa observación abre Javier de Hoz Bravo (1940-2019) el capítulo inicial de su Introducción a la literatura griega. Épocas arcaica y clásica, que publica Alianza editorial con edición de María Paz de Hoz García-Bellido, quien señala en su prólogo que “en enero del 2019, cuando falleció Javier de Hoz, este libro estaba terminado en su mayor parte, sobre todo su esqueleto y órganos principales, y con ello el enfoque y el fondo intelectual con el que se ha interpretado y presentado la literatura de esta época. Faltaba completar la descripción de algunos autores y sólo parcialmente la de algunos géneros de la parte dedicada a la literatura clásica.”
Aunque el criterio rector de esta Introducción a la literatura griega es el histórico, como se refleja en la ordenación cronológica del volumen, De Hoz presta mucha atención, además de a su marco histórico, social y político, a la creación, transmisión y recepción de las obras que se han conservado y convertido en parte del canon cultural occidental.
Esta obra se centra en las obras fundamentales de ese canon y propone las claves de lectura necesarias para abordarlas, aunque, como señalaba el autor en el párrafo inicial que reproducíamos arriba, sólo nos ha llegado un bajo porcentaje de obras de esa época. Un ejemplo: de las casi cien tragedias de Eurípides se conservan sólo diecinueve incluidas en una o dos cajas, que fueron las únicas de las que contenían sus obras completas, ordenadas alfabéticamente, que llegaron a un copista.
Los dos factores que han condicionado la creación, la transmisión y la conservación de la literatura griega arcaica y clásica han sido la tradición cultural y el azar. La transmisión predominantemente oral y la utilización como soporte de escritura de materiales blandos y de duración limitada como el papiro han dificultado la conservación de los textos. Porque durante muchos siglos la literatura no se leyó, sino que se oyó. Sobre todo la poesía, épica o lírica, pero también la tragedia o las obras de los primeros filósofos, tan cercanas a veces a la poesía.
Ese panorama cambió decisivamente con la creación de la Biblioteca de Alejandría en el siglo III a. C., que supuso una recopilación, una selección y una depuración de textos en un proceso muy bien descrito en el primer capítulo -Una literatura mal conocida-, que rastrea la pervivencia de la literatura griega clásica en las épocas helenística y bizantina o en la Italia renacentista tras la caída de Constantinopla.
Tras describir las raíces complejas de la cultura griega, resultado de un mestizaje prolongado de base indoeuropea en el que confluyen también la tradición micénica y una potente influencia oriental ligada al palacio y al templo, tras fijar algunas constantes en la historia literaria griega que configuran una tradición común, De Hoz hace un repaso por la literatura griega en un orden que combina el criterio cronológico con el de género, porque “el criterio del género es central en la obra y es en el género donde se centra el peso del análisis más que en los autores. La razón de este tratamiento radica en que aparte de una historia de la literatura este libro es una literatura en su historia”, como señala en su prólogo María Paz de Hoz García-Bellido, que resalta además que “de forma a veces explícita pero generalmente implícita, este recorrido por la literatura griega arcaica y clásica se nutre también de la tipología literaria y de la comparación con el fenómeno literario de otras culturas, ámbitos a los que el autor dedicó mucho interés y estudio. Este enfoque, que busca y presenta los elementos generales y a veces difíciles de apreciar que generan la obra literaria en general y la griega antigua en particular, puede verse sobre todo en los tres largos capítulos introductorios, que ocupan una parte importante del libro. Es además la razón por la que la obra, aunque dirigida especialmente a estudiosos del mundo grecorromano, puede ser de interés para los de cualquier otra literatura.”
La épica y los orígenes de la literatura griega entre la edad oscura y el siglo VIII a.C., el período hexamétrico y el problema cronológico de Homero, la construcción de una edad heroica en sus poemas monumentales, la lengua homérica, las fórmulas de los recitadores y la improvisación oral, la función de la poesía, Hesíodo y la poesía sapiencial, la poesía epigráfica, la lírica monódica y la coral, la prosa teogónica y genealógica, la prosa filosófica, los logógrafos y los comienzos de la historiografía, el origen del teatro y su desarrollo institucional en la Atenas del siglo V, las tragedias de Esquilo, Sófocles y Eurípides, la comedia de Aristófanes, la lírica de Píndaro y Baquílides, la historiografía de Heródoto a Jenofonte, la oratoria de Lisias, Demóstenes e Isócrates, Platón y el apogeo del diálogo filosófico en el siglo IV a.C., Aristóteles y sus escritos sobre ética, política y retórica son objeto de estudio en las apretadas páginas de esta magnífica Introducción a la literatura griega de Javier de Hoz.
Una soberbia obra que demuestra que no hace falta un volumen descomunal para abordar con rigor y profundidad un panorama tan amplio y tan complejo como el de la literatura griega de las épocas arcaica y clásica. Bastan estas casi cuatrocientas páginas, que incluyen una bibliografía actualizada, cuatro mapas y un útil índice onomástico, para trazar una completa síntesis de la literatura griega entre los siglos VIII y IV a.C.
Santos Domínguez