19/1/22

Emerge, memoria (Conversaciones con Sebald)

 


Lynne Sharon Schwartz (ed.)

Emerge, memoria.

(Conversaciones con W.G. Sebald). 

Traducción de Cristian Crusat. 

KRK Ediciones. Oviedo, 2021.

“Encuentro algo terriblemente fascinante en el pasado. Apenas me interesa el futuro. No creo que vaya a deparar muchas cosas buenas. Pero al menos sobre el pasado puedes hacerte algunas ilusiones”, afirmaba W. G. Sebald en una conversación (‘Un perseguidor de fantasmas’) con Eleanor Wachtel grabada el 16 de octubre de 1997. 

Es una de las cinco conversaciones que, junto con cuatro ensayos, forman parte de Emerge, memoria, la espléndida recopilación de entrevistas y ensayos que preparó Lynne Sharon Schwartz en 2007 y que publica KRK en una cuidada edición en su colección Tras 3 letras.

 

Como “la idónea y más emotiva puerta de entrada a la obra de W. G. Sebald, uno de los escritores contemporáneos más misteriosamente excelsos” definen los editores este conjunto que se presenta con una limpísima traducción de Cristian Crusat, que ha puesto al frente del volumen una útil y orientadora bibliografía esencial de Sebald en español.

 

Desde que publicó Los anillos de Saturno, a mediados de los noventa, y hasta que  un accidente de tráfico el 14 de diciembre de 2001 truncó su vida y su obra, Sebald se convirtió en un escritor imprescindible para entender la literatura europea en la compleja transición del XX al siglo actual. Lo confirmarían títulos como Sobre la  historia natural de la destrucción y Austerlitz, su obra más ambiciosa y la que más se aproxima a las convenciones del género narrativo.

 

La mezcla de narración y digresión meditativa, de delirios y experiencias, de recuerdos y ensoñaciones, de vivos y muertos, de tiempos y rostros, lecturas y lugares caracterizan una escritura tan inclasificable como la de Sebald, dueño de una prosa potente e hipnótica que sumerge al lector en una experiencia irrepetible. 

 

Una experiencia de lectura que de párrafo en párrafo le pasea por la vida y por la historia bajo la especie de una biblioteca, le traslada a un mundo de recuerdos reales o inventados que sólo existe en la literatura, un ámbito que vence al tiempo, funde el presente y el pasado y anula las distancias entre espacios distantes como Viena, Venecia, París, Londres, Milán, Verona, Innsbruck o Baviera.

 

En el viaje continuo que propone toda su obra, la prosa de Sebald, delicada y potente, lenta unas veces, vertiginosa otras, llena de meandros y rincones apacibles, va más allá de lo narrativo, lo lírico o lo reflexivo para apelar a lo más hondo y lo más humano, a lo más próximo al lector fascinado por estas páginas, la vez densas y fluidas por las que se suceden viajes y vidas de escritores viajeros y atormentados por el recuerdo, el tiempo y la desorientación.

 

“Los muertos siempre me han interesado más que los vivos”, escribió el ‘perseguidor de fantasmas’ Sebald una vez. Quizá por eso el pasado, la destrucción, el luto y el recuerdo son los temas que unen su labor narrativa con su producción ensayística y dan lugar a un híbrido de narración, ensayo y dietario, característico de la obra de Sebald, autor de una literatura estremecedora y mestiza.

 

Pero no es sólo una cuestión de temas. Hay en toda su obra una voluntad expresa de borrar las fronteras genéricas clásicas para proponer formas nuevas que son el resultado de ese mestizaje expresivo:

 

“Puesto que Sebald -afirma Lynne Sharon Schwartz en la Introducción de este volumen- inventó una nueva forma de ficción narrativa que materializa el desdibujamiento contemporáneo de las fronteras entre la ficción y la no ficción, los críticos han debatido sobre la categorización de su obra, en la que se combinan la autobiografía ficticia, el diario de viaje, los inventarios de curiosidades naturales y de aquellas creadas por el hombre, la reflexiones impresionistas sobre pintura, la entomología, la arquitectura, las fortificaciones militares y otros elementos. El propio Sebald utilizó el término ‘ficción narrativa’.

 

En esa introducción, Lynne Sharon Schwartz hace un recorrido por la obra de Sebald, de la que dice entre otras cosas que “como muchos escritores geniales, gravita siempre alrededor de los mismos grandes temas. Su favorito es el raudo despliegue de cada empeño humano y su larga y despaciosa muerte, causada por un desastre natural o por un desastre que provoca el hombre, y que se salda con un sinnúmero de vestigios que merecen una atenta lectura, por no hablar del inmenso sufrimiento humano. Sus ideas sobre el tiempo hacen posible esta visión panorámica.”

 

“Mi medio es la prosa, no la novela”, declaraba Sebald en 1993. Y con esa afirmación daba la clave de una literatura como la suya en la que la fusión de géneros determina la tonalidad estilística y la temática de su obra, en la que la mirada al pasado es decisiva en la construcción de una identidad que emerge de la memoria. Esa es la raíz de toda su escritura:

 

“Crecí -explica en una de las conversaciones- en la Alemania de la posguerra, donde había -lo digo a menudo- algo parecido a un pacto de silencio; por ejemplo tus padres nunca te contaban nada sobre sus experiencias porque había, como poco, muchísima vergüenza vinculada a esas experiencias. De modo que se mantenían guardadas a cal y canto. Y por mi parte, dudo que mi madre y mi padre abordaran alguna vez, siquiera entre ellos, estos asuntos. No se trataba de un acuerdo escrito o verbal. Era un acuerdo tácito. Era algo de lo que nunca se hablaba. De modo que yo siempre… Crecí con la sensación de que en algún lugar hay una especie de vacío que debe ser ocupado con relatos de testigos en los que uno puede confiar. Y una vez que empecé…”

 

La conflictiva realidad familiar y nacional, las consecuencias de la guerra en Alemania, la abolición del pasado, el paso por la universidad, la importancia de la memoria, la dificultad de la escritura, la identidad y el desengaño, la melancolía o la destrucción de la naturaleza son ejes que articulan la obra de Sebald y vertebran también estos textos que son aproximaciones certeras al mundo literario y vital de  Sebald, uno de los grandes del fin de milenio, con una posición privilegiada para hacer de puente entre los escritores europeos del siglo XX y los del XXI.

 

Varias entrevistas, cuatro ensayos, entre ellos uno de Charles Simic, y otro muy crítico con Sebald -y por eso también muy iluminador- de Michael Hoffman (‘Una fría suntuosidad’) componen esta selección de la que dice su autora: “Elegí los textos que siguen de entre una ingente cantidad de entrevistas, reseñas y ensayos. […] Las entrevistas ofrecen […] sus obsesiones, sus precursores, sus gustos literarios, su formación y las fuentes de su solemne talante, ese empeño en rastrear ‘los indicios del declive’.”

 

Cierra el volumen una emotiva evocación de Sebald (‘Cruzar fronteras’) a cargo de Arthur Lubow. A medio camino entre el ensayo y la conversación, es una magnífica semblanza del mundo personal de Sebald y una certera iluminación de su universo literario. 

 

Un estupendo remate de un libro imprescindible para los lectores de Sebald, que aparece aquí cercano y profundo a la vez. Y para los que aún no lo sean, una invitación a serlo.


Santos Domínguez