13/5/20

Joan Perucho. De lo maravilloso y lo real


Joan Perucho.
De lo maravilloso y lo real.
Antología
Introducción y selección de Mercedes Monmany.  
Fundación Banco Santander. Madrid, 2020.

Con motivo del centenario de Joan Perucho (1920-2003), la Fundación Banco Santander reedita en su magnífica colección Obra Fundamental una generosa y significativa antología de textos -relatos, ensayos breves y artículos- de Joan Perucho, con el título De lo maravilloso y lo real

La selección la realizó Mercedes Monmany, que abría su Introducción -'Joan Perucho: La aventura de la vida verdadera'- reproduciendo un fragmento del prólogo de Perucho a su colección de relatos Rosas, diablos y sonrisas:

“Este libro es floral, monstruosamente artificioso y esteticista y, entre los recortados ramajes de su jardinería decadente, surgen rostros de diablos, sonrisas y rosas enigmáticas y deshojadas. El temario deriva y discurre hacia alquimias, castillos, fantasmas, perfumes, animales fabulosos, cortesanas francesas, magia, gastronomía y antiguos bailes de disfraces. Es, pues, un libro especialmente apto para los voluptuosos y para los entusiastas del "final de siglo". [...] El autor no lamenta el gusto que siente por estas cosas. Las restantes tienden a aburrirle.”

En esas líneas se encierra una parte esencial del mundo literario de Joan Perucho, que reflejan los diez apartados en que Monmany organiza la selección de textos: Historias apócrifas y relatos fantásticos; Eruditos de lo maravilloso; Brujos, magos, fantasmas y ocultistas; Santos, sabios y cristianos; Bestiario fantástico; Botánica oculta; Cuentos mínimos y autobiográficos; Memorias y recuerdos; Viajes y Teoría de Cataluña y misterios de Barcelona.

Estrechamente emparentados con la obra de Álvaro Cunqueiro, Borges y Calvino, estos textos en los que, como avisa el título de la antología, se cruzan lo maravilloso y lo real, son una respuesta al realismo social dominante en la literatura  española de la época. Frente a la imitación de la realidad, responden con la imaginación; frente a la voluntad testimonial, defienden la reivindicación de lo invisible; frente a la prosa municipal, el cuidado del estilo.

El arte y la literatura se alzan de esa manera como alternativas a la vida, como una segunda vida distinta y habitable. Así lo explicaba Perucho en Una poética:

Los artistas viven en el fondo -afirmaba una vida distinta a la real, que es vulgar y despreciable, anodina. El arte abre las puertas de lo desconocido, jamás explorado por nadie (me refiero, naturalmente a los que hacen del arte su razón de ser), y por él y a través de él, crean la aventura de su vida verdadera, hasta ese momento ignorada, no susceptible de ser cambiada por nada absolutamente.

Junto al predominio de lo fantástico hay también en esta espléndida antología una sección de textos memorialísticos tomados de Los jardines de la melancolía y artículos de viaje. 

Se completa así un conjunto muy representativo de la obra total de Perucho, en la que conviven la fabulación y la realidad, el sueño y la erudición, los mundos reales y los imaginarios, lo insólito y lo misterioso, la vanguardia y el pasado, las vidas de santos y el erotismo, el humor, la ironía y la nostalgia.

Sobre un fondo libresco, estos textos son un reflejo deslumbrante de la escritura de Perucho, asentada -las palabras son de Mercedes Monmany- en “una poética de lo invisible y de lo intemporal” porque proponen una nueva mirada al otro lado del espejo.

Una mirada refinada, esteticista y poética sobre la que se articula una percepción mágica del mundo como misterio y como milagro. Porque como uno de sus personajes, Perucho es un erudito de lo maravilloso que hace una relectura de la historia con fantasmas y anacoretas, mandrágoras y monstruos frágiles, máquinas de trovar o arañas saltadoras.

“Quizá llegue un día -escribe Mercedes Monmany al final de su prólogo- en el que, gracias a esos múltiples rastros dejados, a las múltiples vidas y pintorescas existencias recorridas en sus libros, a la variedad de registros y caminos elegidos, alguien, como decía Perucho hablando de Shakespeare y de Homero, se pregunte quién era realmente él: ¿Una sucesión de nombres? ¿Un rey con seudónimo? ¿Un hombre? ¿Una escuela o muchas escuelas? ¿Una época o muchas épocas?”

Santos Domínguez