31/12/18

Max Aub. Campo francés



Max Aub.
Campo francés.
El laberinto mágico IV.
Prólogo de Carmen Valcárcel.
Edición de Carmen Córdoba y Miguel Ángel Arcas.
Cuadernos del Vigía. Madrid-Granada, 2018.

En una cuidada edición, enriquecida con las abundantes ilustraciones de su primera edición, Cuadernos del Vigía publica Campo francés, la cuarta entrega del ciclo El laberinto mágico de Max Aub.

Construida como un guión cinematográfico, Campo francés es la más visual de las novelas que integran la serie de los Campos, como explica el propio Max Aub en la nota inicial en la que resume así su actitud narrativa: “Fui ojo, vi lo que doy.”

Ese enfoque cinematográfico y el montaje de la acción eran consecuencia en gran medida de que Max Aub había estado dos años (1938 y 1939) “pensando en función del cine” y colaborando en el rodaje de Sierra de Teruel, la película que dirigió André Malraux con un guión basado en su novela L’Espoir.

“El arte del cine -que tanto ha influido en la novela de mi tiempo- consiste en manejar acertadamente las distancias del objeto al objetivo, en medir la lejanía y los acercamientos de la imagen; la sabiduría del director, en manejar espacios de lugar y tiempo. (El teatro es hierático, primitivo, la distancia del actor al espectador inamovible.) Sin contar que el cine es imagen, es decir, literatura. Ya lo definió Calderón: Ilusión que se ve, ilusión que se escucha.”

Inspirado en la mirada cinematográfica de esa forma expresiva, Aub decidió “insertar en la larga serie de mis relatos de la Gran Guerra Civil Española, este en el que adopto, no por capricho, una forma cercana a la cinematográfica, porque creo que ya existe un público para quien la separación de imagen y diálogo en una misma página más que dificultar, le facilita seguir claramente una historia; el que esta sea a su vez Historia, es otra.” 

Aub explica en esa nota inicial que pasó del set de rodaje al campo de concentración, donde “había vivido todos sus cuadros -todos sus encuadres.”  Tras esa experiencia, escribió Campo francés en menos de un mes, en septiembre de 1942, durante los veintitrés días de travesía marítima de Casablanca a Veracruz.

Construida a base de diálogos y de rápidas acotaciones con descripciones visuales y auditivas, Campo francés se inicia la noche del 30 de enero de 1939 en Cataluña. En mitad del campo, se amontonan personas que huyen hacia la frontera francesa bajo las ráfagas de la aviación alemana. Otras ráfagas de ametralladora la cerrarán en octubre de 1940 en un campo de concentración cuando Alemania ha invadido Francia y ha colocado a Petain al frente del gobierno colaboracionista de Vichy.

Centrada en la figura de Julio Hoffman, internado en un campo de concentración al ser confundido con su hermano, la novela es una denuncia de la actitud de Francia hacia los refugiados españoles -“Pero, ¿contra quién hace la guerra? ¿Contra los fascistas? Entonces, ¿por qué detienen a los antifascistas?”

A través de ese personaje que toma conciencia política en la prisión -“He vivido ciego. No, ciego no. Pero con una gran pared enfrente./.../ Antes, la libertad me parecía una palabra más. Y ahora resulta que sé lo que es la libertad y que lo he aprendido donde no la hay”- Aub denuncia no sólo la actitud del gobierno francés, sino la pasividad de la sociedad ante las arbitrariedades que estaban ocurriendo mientras miraban hacia otro lado.

“La experiencia personal -escribe Carmen Valcárcel en el prólogo de esta edición- al diluirse en la experiencia colectiva dota a Campo francés de una significación trascendente, es la expresión del horror de una época. /.../ El yo desaparece para convertirse en mirada a través de la que mira y nos mira el mundo, y en la que, de alguna manera, nos vemos reflejados."

Para completar esa mirada, esta magnífica edición reproduce las abundantes ilustraciones que figuraron en la primera edición, la de Ruedo Ibérico de 1965: las fotografías procedentes de las revistas francesas L’Illustration y Match y los grabados sobre los campos de concentración franceses de Josep Bartolí. 

“Puestos a hacer de la novela gozo de los ojos, como hoy quieren algunos, hártense aquí, viendo lo escrito, que no hay otro modo de leer lo que sigue”, afirma Max Aub en la nota introductoria.

Santos Domínguez