8/6/18

Rubén Darío. Libros poéticos completos


Rubén Darío.
“Yo soy aquel que ayer no más decía”.
Libros poéticos completos.
Ricardo de la Fuente Ballesteros y Francisco Estévez (coords.)
Fondo de Cultura Económica. Madrid, 2018.

El Fondo de Cultura Económica publica una edición crítica, coordinada por Ricardo de la Fuente Ballesteros y Francisco Estévez, de los Libros poéticos completos de Rubén Darío, cuya intención es “ofrecer con exactitud la poesía que Darío escribió y luego reunió en libro poético, y determinar con el mayor rigor posible la forma en que quiso que llegara al público” con el fin de “que el lector pueda disfrutar del texto más autorizado de los libros de poesía de Rubén Darío.” 

Abre la edición un amplio estudio preliminar de Alberto Acereda y Ricardo de la Fuente Ballesteros, que proponen “un doble acercamiento a la trayectoria vital de Darío para, desde ella, iluminar su trayectoria poética.” Con ese objetivo, se propone al lector un recorrido por las circunstancias biográficas y el contexto vital, histórico y cultural en el que surgen los libros de poesía de Rubén Darío, resultado de “una trayectoria vital agitada y apasionante, una vida marcada por la tragedia, que se refleja en una poesía también trágica, más allá del exotismo colorista en el que se ha visto a menudo a Darío /.../, mucho más que el cantor de princesas, marquesas y cisnes, símbolos, por otra parte, habitualmente malinterpretados, porque Rubén es un poeta de variados intereses, desde lo erótico a lo religioso, de lo social a lo metapoético, de lo oculto a lo existencial.” 

Tras un largo aprendizaje de más de setecientas páginas poéticas y cuatro volúmenes, Azul fue el primer libro importante de Rubén, un libro maduro y renovador, en el que el nicaragüense encuentra su voz poética característica que llegó a su “explosión poética” con Prosas profanas, “un libro que instauró una nueva sensibilidad en toda la poesía hispánica.”

Vinieron luego los Cantos de vida y esperanza. Los cisnes y otros poemas, “libro cimero de la poesía dariana y uno de los más importantes de toda la poesía escrita en español”, o El canto errante, “otro gran libro poético de Darío en el que encontramos varios poemas de enorme calidad y una temática que continúa la de los libros anteriores.”

Rubén es seguramente, aunque no el mejor poeta, el más decisivo en la poesía hispánica del siglo XX, porque impulsó la modernidad desde el diálogo con otras culturas, con otras literaturas, con otras épocas. Y de ese diálogo surge la síntesis entre lo antiguo y lo moderno, entre lo francés y lo hispánico, entre lo europeo y lo americano que está en la base del Modernismo.

Sin el influjo determinante de Rubén, autor de una obra que con Azul y Prosas profanas cambió el rumbo de la poesía española e hispanoamericana, no hubiera sido posible nada de lo que vino después, empezando por Machado o Juan Ramón y siguiendo por los novísimos. 

La importancia de la renovación métrica y rítmica, su revitalización de la lengua poética lo sitúan en un nivel de influencia comparable sólo con Garcilaso, con quien Rubén comparte la condición de haber trazado una frontera, un antes y un después, en la poesía en español.

Desde Garcilaso no había habido una renovación poética comparable en importancia y transcendencia a la del Modernismo. Y es que si el toledano puso al español a dialogar con la poesía italiana y con Petrarca, Rubén la pone en contacto con la francesa a través de Hugo y de Verlaine, como Cernuda o Gil de Biedma harían luego con la poesía inglesa.

Y, como resultado de ese diálogo, el alcance de la renovación va mucho más allá de las meras cuestiones métricas o rítmicas. Con autores como Rubén o Garcilaso es fácil comprender que la poesía es sobre todo cuestión de voz, es decir, de tono y de timbre. 

“Todo lo renovó Darío - escribía Borges en 1967-: la materia, el vocabulario, la métrica, la magia peculiar de ciertas palabras, la sensibilidad del poeta y de sus lectores. Su labor no ha cesado ni cesará. Quienes alguna vez lo combatimos comprendemos hoy que lo continuamos. Lo podemos llamar libertador.” 

Y añadía: “Variar la entonación de un idioma, afinar su música, es quizá la obra capital del poeta.”

Santos Domínguez