W. Somerset Maugham.
El impulso creativo.
Traducción de Jordi Fibla.
Atalanta. Gerona, 2017.
“Supongo que muy pocas personas saben cómo la señora de Albert Forrester llegó a escribir La estatua de Aquiles, y puesto que ha sido aclamada como una de las grandes novelas de nuestro tiempo, creo que una breve explicación de las circunstancias que la hicieron nacer interesará a todos los estudiosos serios de la literatura; y en verdad, si, como dicen, esta es una obra que sobrevivirá, mi relato, cuyo objetivo va más allá que el de entretener de un durante una hora ociosa, podrá ser considerado por el historiador futuro como una curiosa nota al pie en los anales literarios de nuestra época.”
Así comienza El impulso creativo, el cuento de Somerset Maugham que cierra y da título al volumen que publica Atalanta con traducción de Jordi Fibla.
Está centrado en la figura de una escritora que en un destello de inspiración había descubierto las posibilidades cómicas del punto y coma, aunque no encuentra hasta los 57 años el éxito literario. Será con una novela policiaca después de que su marido, un pelmazo aburrido, se escape de casa con la cocinera después de 35 años de matrimonio.
Ese texto cierra un conjunto de doce relatos en los que se habla de las relaciones humanas y las relaciones de pareja con un narrador distante y subjetivo a la vez, porque su distancia no es la de la objetividad, sino la del sarcasmo o la ironía.
Entre la extensión de El grano ajeno, que se acerca a la de una novela corta, y la rapidez de El hombre de la cicatriz, doce relatos variados entre los que hay elementos de misterio y terror como en Lord Mountdrago; de humor en el divertido Las tres gordas de Antibes, ambientado en la Costa Azul, o la indefinición del sueño y la realidad en torno al asesinato de una mujer en El sueño.
Con un habilísimo manejo del diálogo, con su habitual agudeza en las descripciones físicas y psicológicas de los personajes y con el ritmo sostenido de su desarrollo argumental, doce relatos de un escritor solvente aunque muy alejado del canon del cuento contemporáneo. Opositor militante de los relatos de Chéjov y los efectos suspensivos de sus finales abiertos, Somerset Maugham se empeñó en construir relatos cerrados, con giros inesperados en sus desenlaces sorprendentes y efectistas.
Santos Domínguez