POESÍA
César Simón.
Poesía completa.
Edición y prólogo de Vicente Gallego.
Bibliografía de Begoña Pozo
Pre-Textos. Valencia, 2016.
Concretas son las cosas que he vivido; / transparente y oculta, su reverberación, escribió César Simón (Valencia, 1932-1997) en el primero de los Quince fragmentos sobre un único tema.
Esos dos versos pueden resumir el sentido de una obra que entre Pedregal y el casi póstumo El jardín, con la sombría proximidad de la muerte, se recoge en un magnífico volumen que agrupa la Poesía completa de César Simón en la Biblioteca de Clásicos Contemporáneos de la editorial Pre-Textos. Un volumen largamente esperado que reúne toda la poesía y que añade El pretexto y el fervor, un título que se publica por primera vez en esta edición, que en apéndice incorpora tanto los poemas descartados por el autor en la revisión de su obra como aquellos que nunca recogió en sus libros.
Una edición precedida de un extenso prólogo en el que escribe Vicente Gallego: “La influencia de un poeta no se mide por la cantidad de lectores que convoque su poesía en un momento determinado, sino por la hondura con que hiere a aquellos que quedan expuestos a su acero. César no tiene todavía muchos lectores, pero se le han rendido por entero algunos de los mejores que conozco.”
Desde Precisión de una sombra hasta esas dos cimas que son Extravío y Templo sin dioses, recorre la poesía de César Simón una profunda vena subterránea que se pone al margen de las modas que hacen ruido en la superficie de la poesía y por encima del tiempo con su inconfundible voz de hondura mineral.
Levantada sobre las preguntas y sobre el desaliento, sobre la intuición y el cuidado preciso de la palabra, la profundidad de la verdadera emoción caracteriza la poesía meditativa e irracionalista de César Simón, con su mirada ensimismada y su memoria reflexiva atenta a la vez al detalle y a lo universal.
La idea de la poesía como forma de conocimiento y como vía de acceso a la dimensión misteriosa de lo real atraviesa la poesía de César Simón, autor de algunas de las obras imprescindibles de la segunda mitad del siglo XX.
La idea de la poesía como forma de conocimiento y como vía de acceso a la dimensión misteriosa de lo real atraviesa la poesía de César Simón, autor de algunas de las obras imprescindibles de la segunda mitad del siglo XX.
Vicente Luis Mora (ed.)
La cuarta persona del plural
Antología de poesía española contemporánea
(1978-2015).
Vaso Roto. Madrid, 2016.
La cuarta persona del plural. Antología de poesía española contemporánea (1978-2015) que ha preparado Vicente Luis Mora y que publica Vaso Roto propone una selección de la obra de 22 poetas españoles nacidos entre 1958 (Rikardo Arregi) y 1979 (Juan Andrés García Román) que reflejan un panorama plural de voces, temas y poéticas.
Tan representativa y tan discutible como todas las antologías, la panorámica que ofrece este volumen muestra una pluralidad de voces caracterizadas por su orfandad y por la “soledad metafísica a la hora de lanzarse al territorio poético” de la que habla Vicente Luis Mora en su amplio y denso estudio introductorio.
De Jesús Aguado a José Luis Rey, de Esperanza López Parada a Álvaro García, de Jordi Doce a Julieta Valero pasando por Pablo García Casado o Eduardo García, la dispersión de referentes, las poéticas dispares y la estética compleja de los poetas antologados dibujan un paisaje extenso que, por encima de la disparidad de criterios sobre ausencias y presencias que suscita cualquier antología, se convierte en un referente insoslayable para entender la situación de la poesía española actual.
“Para mí, la poesía no ha sido una intención, sino una pasión”, escribió Edgar Allan Poe. Una pasión prolongada e intensa en la que proyectó no sólo su capacidad creativa y su imaginación, sino una reflexión lúcida sobre las técnica poética: el verso, el ritmo, la rima o la construcción del poema.
En una matemática tiniebla dejó retratado Neruda a Poe, el primer poeta importante de la tradición norteamericana, en el Canto General. Ese aparente oxímoron resalta la paradoja del escritor alucinado y visionario que dirigió su lucidez y su premeditación al análisis de los mecanismos del cuento y la poesía. Porque Poe desconfió de la inspiración y creyó en el trabajo del texto. No alimentó su poesía del material de la existencia cotidiana. Filtró la realidad en forma de visiones y habitó el territorio de la ensoñación.
“Con frecuencia he creído oír el sonido de la oscuridad acercándose furtivamente desde el horizonte”, afirmó Poe sobre su poesía, compuesta en los límites de la imaginación y en las fronteras de lo consciente, entre la música inefable del misterio y la precisión de la matemática.
La melancolía fue para él el más legítimo de los tonos poéticos, así como la muerte le parecía incuestionablemente el tema más poético del mundo. Por eso su poesía está poblada de símbolos oscuros, de ritmos hipnóticos y atmósferas visionarias.
La edición bilingüe de la Poesía completa de Poe en Cátedra Letras Universales, rematada con su imprescindible ensayo Filosofía de la composición, recoge los cuatro libros que publicó en vida entre Tamerlane and Other Poems (1827) y The Raven and Other Poems (1845), a los que se añade el póstumo Últimos poemas, que reúne los textos que Poe escribió entre 1847 y 1849, el año de su muerte. Entre ellos figuran algunos de sus mejores poemas como Las campanas, Un sueño en otro sueño o Annabel Lee, uno de sus textos más conocidos junto con El cuervo, que con su repetido estribillo oscuro –Nevermore- se convierte en un profeta de las sombras y en un emisario de las fuerzas infernales.
Edgar Allan Poe.
Poesía completa.
Edición bilingüe de José Francisco Ruiz Casanova.
Cátedra Letras Universales. Madrid, 2016.
“Para mí, la poesía no ha sido una intención, sino una pasión”, escribió Edgar Allan Poe. Una pasión prolongada e intensa en la que proyectó no sólo su capacidad creativa y su imaginación, sino una reflexión lúcida sobre las técnica poética: el verso, el ritmo, la rima o la construcción del poema.
En una matemática tiniebla dejó retratado Neruda a Poe, el primer poeta importante de la tradición norteamericana, en el Canto General. Ese aparente oxímoron resalta la paradoja del escritor alucinado y visionario que dirigió su lucidez y su premeditación al análisis de los mecanismos del cuento y la poesía. Porque Poe desconfió de la inspiración y creyó en el trabajo del texto. No alimentó su poesía del material de la existencia cotidiana. Filtró la realidad en forma de visiones y habitó el territorio de la ensoñación.
“Con frecuencia he creído oír el sonido de la oscuridad acercándose furtivamente desde el horizonte”, afirmó Poe sobre su poesía, compuesta en los límites de la imaginación y en las fronteras de lo consciente, entre la música inefable del misterio y la precisión de la matemática.
La melancolía fue para él el más legítimo de los tonos poéticos, así como la muerte le parecía incuestionablemente el tema más poético del mundo. Por eso su poesía está poblada de símbolos oscuros, de ritmos hipnóticos y atmósferas visionarias.
La edición bilingüe de la Poesía completa de Poe en Cátedra Letras Universales, rematada con su imprescindible ensayo Filosofía de la composición, recoge los cuatro libros que publicó en vida entre Tamerlane and Other Poems (1827) y The Raven and Other Poems (1845), a los que se añade el póstumo Últimos poemas, que reúne los textos que Poe escribió entre 1847 y 1849, el año de su muerte. Entre ellos figuran algunos de sus mejores poemas como Las campanas, Un sueño en otro sueño o Annabel Lee, uno de sus textos más conocidos junto con El cuervo, que con su repetido estribillo oscuro –Nevermore- se convierte en un profeta de las sombras y en un emisario de las fuerzas infernales.
Juan Peña.
Destilaciones.
Pre-Textos. Valencia, 2016.
Un libro que revela la admirable madurez y la honda contención expresiva a la que ha llegado la voz poética de Juan Peña a través de su mirada serena hacia un mundo que ordenan las palabras que nos salvan, el milagro transformador de esta poesía que asciende desde lo oscuro hacia la luz, desde el magma ciego al aire.
Desde su intensa conciencia del tiempo, los textos de Destilaciones construyen una poesía que no se enfanga en la elegía y su mostración de las llagas, sino que da siempre un paso más, un paso hacia arriba, porque “ante la llamarada con que arde la vida, / qué poco es la tristeza”.
Y así su mirada meditativa descubre en las ruinas la luz que canta, comprende a la piedra, celebra el hueso y se hermana con el pájaro para dejarnos una imagen armónica del mundo a través de las palabras que insisten en la luz y en una celebración de la vida que nada tiene que ver con la frialdad del cántico guilleniano, porque se alza desde el dolor y la conciencia de las pérdidas.
Semejante a la del alquimista, la función del poeta en estas Destilaciones que publica Pre-Textos es no sólo refutar el tiempo, sino transformar la materia impura en belleza y hacer que sobre el dolor cante la alegría. De ese lugar oscuro de la herida, de “ese mundo de niebla / donde habitas fugaz la eternidad” surge la poesía transparente de Juan Peña, la destilada limpieza de los poemas de este libro admirable.
Olga Bernad.
Perros de noviembre.
La Isla de Siltolá. Sevilla, 2016.
"A quién preguntaremos por la página en blanco,/el cielo y el infierno de los nombres /que hemos dejado atrás", escribe Olga Bernad en uno de los textos de Perros de noviembre, su última entrega poética que publica La Isla de Siltolá en su renovada colección de poesía.
Con la voz potente y el ritmo acompasado de sus versos en los que conviven la meditación y el sentimiento, la pasión y las pérdidas, los poemas de Perros de noviembre hablan de la memoria y el deseo, del sueño y la tristeza, de la búsqueda y del desengaño, del amor y el infierno, de los perros y la nada.
Y lo hacen con una voz personal sólida y convincente, con un lenguaje fluido y un tono directamente confesional, con unas imágenes poderosas que le permiten viajar al fondo de sí misma en una larga travesía por un mundo opaco y un tiempo fugitivo entre la llama y los espejos, a través de un silencio que se posa en el miedo y en la noche mientras cae la vida “como una absurda lluvia incomprensible."
Francisco Brines.
Jardín nublado.
Edición de Juan Carlos Abril.
Pre-Textos Antologías. Valencia, 2016.
Jardín nublado se titula la antología poética de Francisco Brines que incorpora diez textos inéditos. La publica Pre-Textos con edición, selección e introducción de Juan Carlos Abril, que explica que “el jardín nublado se presenta como un correlato de nuestro estado de ánimo.”
La de Francisco Brines es una de las voces poéticas imprescindibles que en el último medio siglo ha ido creando una sólida poesía contemplativa marcada por un constante tono elegiaco matizado a veces con algún acento hímnico o con impulsos epicúreos.
Entre Las brasas y La última costa, con libros intermedios tan fundamentales como Insistencias en Luzbel o El otoño de las rosas, la reflexión sobre el tiempo constituye el eje temático de la obra de Brines, que agrupó en 1997 su poesía completa bajo el título Ensayo de una despedida.
La soledad, la fugacidad de la vida, el sentido de la existencia constituyen el centro espiritual de una poesía en la que hay un constante equilibrio entre lo físico y lo ético, entre la reflexión y la pasión, que el poeta ha resumido así: “El conjunto de mi obra es una extensa elegía.”
Esas dos líneas en las que se cruzan la vida y la muerte, la memoria del tiempo fugaz y el amor más fugaz aún, el deseo y el abandono, conviven en la poesía de Francisco Brines y en el tema del jardín, que, como destaca Juan Carlos Abril, tiene una enorme relevancia en su obra.
Javier Sánchez Menéndez.
Confuso laberinto.
Renacimiento. Sevilla, 2016.
“Cuando pisas el laberinto descubres el significado de la expresión literatura. Nada es ajeno a ella. Nada nos pertenece”, escribe Javier Sánchez Menéndez en uno de los textos en prosa de Confuso laberinto, un libro que toma su título de un verso de Calderón al comienzo de La vida es sueño.
Y esa imagen barroca del mundo y de la vida asumida por Javier Sánchez Menéndez –“Todos los seres humanos tenemos un confuso laberinto”- le sirve para articular su libro con ese sintagma que se va repitiendo como un tema musical a través de estos textos en los que el autor busca la salida hacia la claridad.
Sus textos miran a lo invisible desde lo visible: desde el mirto y la piedra, los vivos y los muertos, el pájaro y la hormiga, la escritura y la memoria. De Kensington Park al jardín de Oaxaca, de Londres a México, Confuso laberinto es el quinto libro de Fábula, el extenso ciclo poético que Sánchez Menéndez ha organizado en diez volúmenes en búsqueda del centro de sí mismo a través de la contemplación y la búsqueda de la luz: “Hace frío a esta hora de la noche. He colgado un cartel en la puerta invitando las sombras a que pasen de largo.”
Pero algunas se quedan.
Miguel de Cervantes.
Poesías.
Edición de Adrián J. Sáez.
Cátedra Letras Hispánicas. Madrid, 2016.
Un inteligente estudio introductorio que aborda las claves temáticas y estilísticas de la poética cervantina y su evolución y una amplia bibliografía abren la edición de la poesía de Cervantes que ha preparado Adrián J. Sáez para Cátedra Letras Hispánicas.
Un volumen que recoge toda la poesía que publicó fuera de sus novelas y su teatro: treinta y cuatro poemas sueltos -patrióticos y religiosos, laudatorios y burlescos- en orden cronológico, la Epístola a Mateo Vázquez, el Canto de Calíope, el Viaje del Parnaso y de todas las poesías atribuidas solamente las cuatro que con más probabilidad pudieran ser suyas.
Cervantes, que siempre tuvo dudas sobre su capacidad como poeta –“la gracia que no quiso darme el cielo”, “más versado en desdichas que en versos”- fijó el canon poético de su época en la galería de poetas que mencionó en el Canto de Calíope y en el Viaje del Parnaso.
Miró su poesía con una sensación constante de fracaso y elaboró un discurso poético a contrapelo, en palabras del antólogo, que define su obra como propia de “un ingenio a caballo entre varias tradiciones poéticas en un momento de crisis.” Entre la tradición de Garcilaso y la renovación gongorina, entre lo culto y lo popular, Cervantes se quedó como un poeta en tierra de nadie a medio camino entre los mundos poéticos y los modos estéticos castellanos y andaluces.
Antonio Gamoneda.
Niñez.
Antología.
Selección y prólogo de
Amelia Gamoneda Lanza.
Calambur. Barcelona, 2016.
Mitología íntima titula Amelia Gamoneda Lanza el prólogo de Niñez, la antología temática de Antonio Gamoneda que publica Calambur.
Una antología organizada en tres partes que responden a la secuencia temporal de la infancia como mirada al pasado, como persistencia en el presente y como permanencia en el futuro de sus descendientes, porque “como todo mito –explica Amelia Gamoneda en su prólogo-, la niñez pervive más allá de su momento, impregna la vida entera, y contarla supone también un modo de hablar del presente.”
Niñez se nutre de muchos de los libros de Gamoneda, pero especialmente de Lápidas, de Un armario lleno de sombras y de Cecilia para articular sus tres partes: Manos, balcones, en la que la figura tutelar de la madre y el espacio del balcón -intermedio entre la ciudad y el campo- de una casa en la periferia presiden la evocación desolada del miedo y el frío, de la crueldad y la melancolía, de la guerra y la tristeza de los trenes.
La segunda parte, El resplandor en la sombra, aborda la presencia de la niñez en la vida del adulto y la tercera, En otro pensamiento, habla del futuro a través de otras infancias, la de sus hijas y su nieta, de cuya luz le separa un hilo de sombra: “quizá estamos ya separados por un hilo de sombra y cada uno está en su propia luz / y la mía es la que tú vas abandonando.”
Najwan Darwish.
Nada más que perder.
Traducción de Juan José Vélez Otero.
Prólogo de Nathalie Handal.
Valparaíso Ediciones. Granada, 2016.
“¿Es tan grave, después de todo lo sucedido, que arroje al barro mi poesía?”, escribe el palestino Najwan Darwish (Jerusalén, 1978) en Nada más que perder, su primer libro en español.
Una colección de poemas que publica Valparaíso con traducción de Juan José Vélez Otero y prólogo de Nathalie Handal, que destaca el valor universal de esta poesía, en la que conviven el sufrimiento del pueblo palestino y la memoria personal del poeta, la conciencia individual y la colectiva, lo íntimo y lo público, el amor y la intifada,
“Yo estaba allí”, escribe Darwish. Y en ese cruce entre lo interior y lo exterior se cimenta la mirada de un poeta en cuyos versos confluyen personas y lugares, lo clásico y lo contemporáneo, lo exterior y lo interior en poemas que son flechas punzantes que se dirigen a lo más profundo del lector.
Una poesía que es a la vez testimonio y lamento, llanto y rebeldía, sentimiento y denuncia, mirada al presente y ensoñación del pasado.
Es la primera vez que se traduce un libro de Najwan Darwish al español y se nos ofrece en una magnífica traducción de Juan José Vélez, que -señala en su prólogo Nathalie Handal –“revela todo lo que esperamos de una traducción de poesía. Capta el significado y la música de los poemas de Darwish, trata cuidadosamente cada palabra y detalle lingüístico y hábilmente ofrece a los lectores en español la fuerza hechizante y la belleza de estos versos.”
Rubén Martín Díaz.
Fracturas.
Nausícaä. La rosa profunda. Albacete, 2016.
Quien escribe al poeta es el poema. / Y nunca lo contrario, explica Rubén Martín Díaz en el poema que cierra sus Fracturas, el libro con el que ha obtenido el último Premio de poesía Barcarola.
En esa declaración final se encierra todo una manera de entender la escritura y la relación del poeta con la creación, con el mundo y con él mismo a través de la memoria y de la palabra.
La evocación del tiempo perdido preside este libro desde el lema inaugural de José Emilio Pacheco –“Mira las cosas que se van, /recuérdalas, / porque no volverás a verlas nunca.” Un libro que desde un jardín con niebla transita por la memoria de las pérdidas con la mirada serena del poeta y la emoción contenida de su palabra acompasada al ritmo tranquilo de sus versos.
Una música que surge más del interior de él mismo que de fuera, pese a la presencia constante de la naturaleza en estos poemas que miran al árbol o al insecto, al fuego y al otoño para hablar del transcurso y de la conciencia de lo fugaz, de la búsqueda de la propia identidad, del ser en la palabra como forma de habitar el mundo: “yo estoy en las cosas / y me pienso al pensarlas."
Antonio Hernández.
Viento variable.
Calambur. Barcelona, 2016.
Entre la mirada interior y la exterior, entre el parque madrileño del Retiro y la bahía gaditana, entre el apasionamiento encendido y el escepticismo desengañado, entre la anécdota individual y su significado simbólico, Viento variable, el reciente libro de Antonio Hernández que publica Calambur, es una nueva pieza en la construcción de una sólida obra poética a la que su autor ha dedicado hasta ahora más de medio siglo.
Articulado en torno a distintos leitmotive que recorren sus secciones, Viento variable es una composición que, como las sinfonías, combina la coherencia unitaria y la autonomía de sus movimientos con la pertenencia a un conjunto que le otorga su sentido más profundo.
A estas alturas de su obra, cada nuevo libro de Antonio Hernández es un ejercicio de riesgo, el que asume aquí por ejemplo al situar su texto en la encrucijada de géneros, entre lo narrativo y lo lírico, y en el mestizaje de lenguajes y registros, entre el prosaísmo deliberado y la ambición expresiva.
Pero además, cada nuevo título de un autor consagrado tiene la obligación de ser una nueva aportación dotada de sentido propio que la justifique en sí misma y que a la vez ilumine el resto de su obra poética retrospectivamente.
Esa responsabilidad, que Antonio Hernández cumplió ejemplarmente en Nueva York después de muerto, es la que orienta también la escritura de este Viento variable, una nueva piedra fundamental en el conjunto de la poesía de un autor imprescindible en la poesía española de los últimos cincuenta años.
NARRATIVA
Miguel Ángel Asturias.
Trilogía bananera.
Drácena. Madrid, 2016.
Con su cuidado habitual, Drácena publica los tres tomos de la monumental Trilogía bananera de Miguel Ángel Asturias con un prólogo de Ramón Chao y Gastón Segura.
Perteneciente al grupo senior de la nueva novela latinoamericana, Miguel Ángel Asturias es el fundador del realismo mágico, que fue “no un movimiento, sino un estilo”, como señalan Chao y Segura en su introducción.
Ese realismo mágico, una de las señas de identidad de la narrativa hispanoamericana, hunde sus raíces no sólo en las tradiciones afroamericanas del Caribe, sino en el fondo precolombino de la Guatemala en la que está ambientada toda la producción novelística de Asturias, que tiene su punto culminante en otra obra fundacional, El señor presidente, que inaugura esa otra tendencia fundamental que es la novela de dictador.
La Trilogía bananera tiene, desde su primera entrega, Viento fuerte (1950), hasta la última, Los ojos de los enterrados (1960), pasando por El Papa Verde (1954), su eje temático en el poder de la United Fruit Company, que construyó un modelo político-colonial que se conoce por eso con el nombre de república bananera y cuya poderosa presencia multinacional se convierte en el centro de los violentos episodios que García Márquez reconstruyó en Cien años de soledad.
Si Viento fuerte es la que tiene la estructura más clásica y Los ojos de los enterrados es una novela coral, la que contiene más personajes y más situaciones narrativas de todo el ciclo, la obra central de la trilogía es una indagación en la figura de Geo Maker Thompson, el Papa Verde, con una intersección constante del pasado y el presente para configurar al personaje fundamental de la trilogía.
Entrar en la prosa equinoccial de Asturias, “dotada de cuantas sonoridades quepan en una página en blanco” –escriben los prologuistas- es participar en una fiesta de la lengua, que tuvo en él uno de sus creadores más admirables, autor de este monumental conjunto narrativo que ha soportado el paso del tiempo con la solvencia de un clásico.
De uno de esos juegos de palabras –“Habanidad de habanidades, todo es habanidad”- a los que era tan aficionado Cabrera Infante toma su título el tercer volumen de sus obras completas en Galaxia Gutenberg, que recoge las dos novelas que publicó en vida.
Aunque dejó varias inéditas que han ido publicándose después de su muerte, son estas dos -Tres tristes tigres y La Habana para un infante difunto- las que constituyen el centro de la escritura de Cabrera Infante.
Las dos tienen como eje de referencia aquella Habana a la que el autor llegó de muchacho–infante difunto- desde un pueblo tropical y costero de la provincia de Oriente. En La Habana inauguraba su adolescencia deslumbrado por la capital, sus coches y sus luces, sus avenidas y sus multitudes, pero sobre todo por una peculiar forma de hablar –él solía decir que estas obras no las había escrito en castellano, sino en cubano- y por esa forma de mirar al mundo tan peculiarmente cruzada de distancia y apasionamiento que allí llaman “choteo”.
Si la primera es, en palabras del propio Cabrera Infante, “una galería de voces, casi un museo del habla cubana, en la que generaciones por venir podrían oír hablar a sus ancestros”, y la segunda un museo de mujeres, ambas constituyen un díptico imprescindible en el panorama de la novela latinoamericana.
Dos recreaciones de La Habana anterior a la revolución, dos reconstrucciones desde la memoria de la educación erótica y sentimental del protagonista en dos novelas que –señala Vicente Molina Foix en su prólogo- “muestran dos caras de un autor, dos ritmos, dos comicidades, aunque un solo paisaje, la ciudad real de La Habana, soñada, en la primera de las novelas como una radiante ecuación de acertijos y travesuras mentales, y en la segunda hecha carne: la felicidad de los placeres vulgares allí vividos.”
Y, sobre todo, desde sus títulos, una fiesta del lenguaje, una celebración lúdica del estilo. Dos libros en los que la nostalgia de los cuerpos y la carnalidad de las palabras levantan una explosiva construcción verbal con la que Cabrera Infante propone una experiencia de lectura inolvidable.
Doce años después de Vestida de novia, Antonio Hernández regresa a la novela con El tesoro de Juan Morales, una novela oral y coral como aquella, como Sangrefría, como La marcha verde.
Ambientada en un pueblo de la sierra gaditana en los años sesenta y setenta, es una novela que responde a distintas influencias: es cervantina su oralidad tonal, la articulación de las historias intercaladas, la ironía que recorre el relato y hasta ese espacio de confluencias narrativas de tramas y personajes que es la fonda, en la que no es difícil recordar -con su reunión de personajes y el cruce de sus historias- la venta del Quijote.
Pero desde ahí también podemos entrar en el terreno de otro homenaje: el que se rinde a Stevenson y a La isla del tesoro, que también comenzaba en una posada. Y es que además hay aquí no sólo un tesoro escondido, sino un “capitán pirata con pata cortada y parche en el ojo” que sabe dónde está enterrado el tesoro.
Y hay una tercera tradición en la que hunde sus raíces esta novela de formación: la narrativa picaresca, construida desde una doble superposición: la de la primera persona del narrador y protagonista y la del pasado y el presente en el tiempo narrativo del relato.
Dotada de una admirable agilidad narrativa, El tesoro de Juan Morales es una novela absorbente con la que Antonio Hernández obtuvo recientemente el primer Premio Internacional de Novela Ciudad de Torremolinos, que publica en una cuidada edición la editorial Carpe Noctem.
Guillermo Cabrera Infante.
Habanidades.
Tres tristes tigres.
La Habana para un infante difunto.
Edición de Antoni Munné.
Galaxia Gutenberg. Barcelona, 2016.
Aunque dejó varias inéditas que han ido publicándose después de su muerte, son estas dos -Tres tristes tigres y La Habana para un infante difunto- las que constituyen el centro de la escritura de Cabrera Infante.
Las dos tienen como eje de referencia aquella Habana a la que el autor llegó de muchacho–infante difunto- desde un pueblo tropical y costero de la provincia de Oriente. En La Habana inauguraba su adolescencia deslumbrado por la capital, sus coches y sus luces, sus avenidas y sus multitudes, pero sobre todo por una peculiar forma de hablar –él solía decir que estas obras no las había escrito en castellano, sino en cubano- y por esa forma de mirar al mundo tan peculiarmente cruzada de distancia y apasionamiento que allí llaman “choteo”.
Si la primera es, en palabras del propio Cabrera Infante, “una galería de voces, casi un museo del habla cubana, en la que generaciones por venir podrían oír hablar a sus ancestros”, y la segunda un museo de mujeres, ambas constituyen un díptico imprescindible en el panorama de la novela latinoamericana.
Dos recreaciones de La Habana anterior a la revolución, dos reconstrucciones desde la memoria de la educación erótica y sentimental del protagonista en dos novelas que –señala Vicente Molina Foix en su prólogo- “muestran dos caras de un autor, dos ritmos, dos comicidades, aunque un solo paisaje, la ciudad real de La Habana, soñada, en la primera de las novelas como una radiante ecuación de acertijos y travesuras mentales, y en la segunda hecha carne: la felicidad de los placeres vulgares allí vividos.”
Y, sobre todo, desde sus títulos, una fiesta del lenguaje, una celebración lúdica del estilo. Dos libros en los que la nostalgia de los cuerpos y la carnalidad de las palabras levantan una explosiva construcción verbal con la que Cabrera Infante propone una experiencia de lectura inolvidable.
Antonio Hernández.
El tesoro de Juan Morales.
Carpe Noctem. Madrid, 2016.
Ambientada en un pueblo de la sierra gaditana en los años sesenta y setenta, es una novela que responde a distintas influencias: es cervantina su oralidad tonal, la articulación de las historias intercaladas, la ironía que recorre el relato y hasta ese espacio de confluencias narrativas de tramas y personajes que es la fonda, en la que no es difícil recordar -con su reunión de personajes y el cruce de sus historias- la venta del Quijote.
Pero desde ahí también podemos entrar en el terreno de otro homenaje: el que se rinde a Stevenson y a La isla del tesoro, que también comenzaba en una posada. Y es que además hay aquí no sólo un tesoro escondido, sino un “capitán pirata con pata cortada y parche en el ojo” que sabe dónde está enterrado el tesoro.
Y hay una tercera tradición en la que hunde sus raíces esta novela de formación: la narrativa picaresca, construida desde una doble superposición: la de la primera persona del narrador y protagonista y la del pasado y el presente en el tiempo narrativo del relato.
Dotada de una admirable agilidad narrativa, El tesoro de Juan Morales es una novela absorbente con la que Antonio Hernández obtuvo recientemente el primer Premio Internacional de Novela Ciudad de Torremolinos, que publica en una cuidada edición la editorial Carpe Noctem.
Emmanuel Bove.
El presentimiento.
Traducción de Mercedes Noriega Bosch.
Pasos Perdidos. Madrid, 2016.
Pasos Perdidos recupera, con una estupenda traducción de Mercedes Noriega, El presentimiento, una novela de 1935 en la que Emmanuel Bove (1898-1945) cuenta la amarga historia de Charles Benesteau, un prestigioso abogado que un día de 1930, con cincuenta años, rompe con su entorno familiar y profesional y con su vida acomodada, cansado de un mundo que “le parecía un lugar cruel en el que nadie era capaz de tener un gesto de generosidad.”
A medio camino entre los nietos de Don Quijote y los de Bartleby, alejado de todo, en busca de libertad y soledad, el protagonista de El presentimiento, instalado en un inhóspito habitáculo de la zona más miserable de Montparnasse, no tardará en comprobar que su idealismo y sus buenas intenciones siguen chocando con una condición humana que no es mejor en las zonas menos favorecidas de la sociedad, que desconfían de su desinteresada filantropía y de su generosidad.
Escrita con el potente estilo narrativo de Bove, más eficaz y directo que nunca, y adaptada al cine en 2006, El presentimiento es, con su imagen sombría de la sociedad, con su pesimismo existencial y su oscura constatación del fracaso de los proyectos más nobles, una de las mejores novelas de Bove y su edición en español una de las mejores noticias de la temporada editorial.
Honoré de Balzac.
La Comedia humana.
Volumen IV.
Traducción de Aurelio Garzón del Camino
y María Teresa Gallego Urrutia.
Hermida Editores. Madrid, 2016.
De entre los muertos. Convertido en héroe a título póstumo y decretada su muerte civil, Chabert, el coronel napoleónico, es una de las grandes creaciones de Balzac. El coronel Chabert, dado por muerto en una batalla, desenterrado de la nieve y de una fosa de cadáveres, reaparece después de diez años en París en un despacho de procuradores para decir que está vivo. Rechazado por todos, incluso por su mujer, casada ya con otro y heredera única de su marido, lo ha perdido todo, incluso su condición de héroe público, aunque es precisamente en su situación desgraciada cuando alcanza su verdadera altura de héroe.
El coronel Chabert es una crítica demoledora de las instituciones y de los valores sociales. El matrimonio, la amistad, el egoísmo, el dinero, la verdad, la ambición, la justicia, el honor, el prestigio, la corrupción, la burocracia, la hipocresía son algunos de los ingredientes de una crítica despiadada de la condición humana. Bastaría esta novela corta que Javier Marías incorporó a la trama de Los enamoramientos para asegurar a Balzac un lugar importante en la historia literaria.
Ese clásico mayúsculo es una de las cinco novelas que publica Hermida Editores en el penúltimo volumen de las Escenas de la vida privada, una de las series en las que Balzac organizó La Comedia humana.
Están en este cuarto tomo otros títulos imprescindibles de la narrativa balzaquiana, como Beatriz, una novela construida sobre un tríángulo amoroso a través de la figura de dos mujeres, la mujer fatal representada por Beatriz, y la mujer libre, inteligente y culta inspirada en la personalidad de George Sand. Como en Honorina o Una hija de Eva, otras de las novelas de este volumen, un estudio de la condición de la mujer en la alta sociedad francesa del primer tercio del siglo XIX a partir de personajes femeninos inolvidables.
Nell Leyshon.
El show de Gary.
Traducción de Inga Pellisa.
Sexto Piso. Madrid, 2016.
Con un tono muy distinto al de su anterior novela, Del color de la leche, Nell Leyshon publica en Sexto Piso El show de Gary, con traducción de Inga Pellisa.
Es un tono coloquial, directo y adecuado a la personalidad del protagonista-narrador -un carterista que cuenta su trayectoria vital- y un planteamiento que entronca con la novela picaresca, no sólo por la condición de antihéroe del narrador que cuenta su vida, sus hazañas y su proceso de degeneración y regeneración personal, sino también por las alusiones al mal ejemplo determinante de los padres, un delincuente que –como el ciego a Lázaro- le maltrata y le adiestra en robos y asaltos nocturnos a cajas fuertes, y una madre alcohólica y adicta a la televisión.
Y, como el pícaro del Siglo de Oro español, el protagonista provoca en el lector sentimientos encontrados de rechazo y de compasión. Porque estas son las memorias de un antihéroe contemporáneo, desvalido en el fondo, marcado por esa herencia familiar negativa y por la mala influencia del ambiente social.
Un personaje –y ese es el mérito fundamental de la novela- que se hace creíble cuando levanta su imagen con la fuerza de su estilo directo cuando se dirige al lector -“prefiero no empezar por el principio porque llevaría mucho tiempo conocerme. Vayamos con una escena de los años chungos, así podrás hacerte una idea de cómo fui en otros tiempos”- o cuando habla con sus colegas en unos diálogos de enorme vivacidad.
Se construye y se reconstruye así, desde el interior de su propio lenguaje vivo y fluido, un protagonista complejo, con una bipolaridad moral que le hace admirable y despreciable, simpático y criminal, bueno y malo, noble y camorrista, maleante y víctima social. Un hombre sentimental y desgraciado que está tan orgulloso de su actividad delincuente que la considera casi una disciplina artística. De ahí ese carácter casi exhibicionista con el que cuenta su historia, lo que justifica el título que se ha elegido para la traducción española.
Con un juego constante entre el pasado y el presente, la historia empieza en 1988 en un pub de Candem, al norte de Londres, muchos años antes del presente del narrador, que ya es otro: ha cambiado, ahora es un camionero que vive en lo alto de un acantilado en la costa de Inglaterra. Y aunque sea el bajo de un bloque de pisos, ese lugar es un símbolo irónico de su ascensión social. De esa cumbre de toda buena fortuna desde la que escribía también Lázaro su vergonzante confesión de cornudo en Toledo.
Manuel Longares.
El oído absoluto.
Galaxia Gutenberg. Barcelona, 2016.
Tan brillante como el resto de su obra y protagonizada por Max Bru, el maestro aspirante a poeta, la última novela de Manuel Longares, El oído absoluto, que publica Galaxia Gutenberg, es una divertida narración sobre literatura y literatos extravagantes y algo patéticos.
El contraste grotesco, de raíz esperpéntica, entre lo serio y lo cómico, entre el género chico y las tragedias isabelinas, entre Ricardo III y la Virgen de la Cueva, entre los versos de los clásicos y las aleluyas de poetas zarrapastrosos, entre Garcilaso y Amadeo Vives, entre lo grave y lo ligero orienta la mirada de Longares, más sarcástica que irónica.
Y pululando por la novela, un elenco de personajes excéntricos y memorables: Otilia Risco, desterrada en Francia por sus orgasmos tronitronantes; el padre Abades, un censor eclesiástico de la posguerra que se jacta en la tertulia del Comercial de ejercer la censura “como me sale del miembro”; el padre Lachaise, cura francés y ciclista inepto y prostibulario; Conrado Santa Fe, autor de las revistas musicales Diosas de Oriente y Mus de sotas, textos de doble sentido por los que los falangistas piadosos, al saber que no tiene brasero, le hacen la caridad de calentarle.
Ambientada entre los años veinte, la guerra y la posguerra, es la octava novela de un narrador imprescindible, autor de títulos tan memorables como Romanticismo, Nuestra epopeya, Las cuatro esquinas, Las ingenuas o la trilogía que agrupó en La vida de la letra.
José Manuel de la Huerga.
Pasos en la piedra.
Menoscuarto. Palencia, 2016.
Dos planos de Barrio de piedra, una ciudad pequeña, con río y amurallada en el poniente de la meseta castellana, abren la última novela de José Manuel de la Huerga, que publica Menoscuarto en su colección Cuadrante nueve.
Vuelve en ella a ese territorio narrativo imaginario que fundó en las dos novelas cortas reunidas en SolitarioS. Ambientada entre el miércoles santo y el domingo de resurrección de 1977, Pasos en la piedra transcurre en esa levítica ciudad de la meseta castellana cuya rutina se ve alterada el el 9 de abril, sábado santo rojo, por la legalización del Partido Comunista de España.
Con una sólida construcción narrativa y con una prosa tan cuidada como eficaz, la novela aborda la búsqueda del paraíso individual a través de las miradas y los impulsos de personajes muy distintos: el cofrade penitencial y sincero, el revolucionario que forma parte de una célula clandestina, los adolescentes que despiertan a la experiencia amorosa en esos días de pasión y gloria o el pajarero que busca oír el canto del ave en el plenilunio cuaresmal.
Ese cruce de personajes y de miradas sobre una realidad compleja acaba componiendo una novela coral, un mosaico que es el resultado de la compenetración de diversas piezas y de distintos enfoques sobre un mundo plural y cambiante como un caleidoscopio, un fresco habitado por personajes bien trazados y creíbles como figuras vivas de la pasión, de las pasiones.
Juan Marsé.
Últimas tardes con Teresa.
Edición conmemorativa.
Seix Barral. Barcelona, 2016.
Hace ahora cincuenta años aparecía en Seix Barral Últimas tardes con Teresa, la novela con la que Juan Marsé había obtenido el año anterior el Premio Biblioteca Breve.
Con prólogos de Pere Gimferrer, Manuel Vázquez Montalbán y el propio Juan Marsé, la misma editorial publica una espléndida edición conmemorativa que incluye en un apartado final la documentación relativa a los problemas que tuvo la novela con la censura, que desautorizó su publicación en un primer momento con un informe de lectura desfavorable del lector-censor.
Pero por encima de esos avatares, Últimas tardes con Teresa es uno de los títulos imprescindibles de Juan Marsé y de la novela española del último medio siglo. Equidistante de la decadente novela social y de la emergente novela experimental, la historia del charnego Manolo Reyes, Pijoaparte, y su incursión en el mundo de progres pijos de la alta burguesía catalana, está ambientada en lo que Vázquez Montalbán define de forma demoledora como “los años épicos de los señoritos de izquierda”, aquella gauche divine que se escandalizó ante el espejo de su propia superficialidad.
En la relectura que ha hecho para esta reedición, Pere Gimferrer destaca de Últimas tardes con Teresa “su calidad o condición de novela poética o poemática” que “se nos impone, ante todo, no por su justeza satírica y su precisión social y moral, sino por el valor transfigurador de las imágenes, el léxico y la cadencia sonora.”
Xavier Seoane.
La dama de las sombras.
Reino de Cordelia. Madrid, 2016.
“La sombra, siempre la sombra”, dice Rosalía de Castro en La dama de las sombras, una reconstrucción novelada en cincuenta capítulos breves de los últimos días de la poeta seriamente enferma que publicó Xavier Seoane en gallego y que ha traducido él mismo para esta edición en Reino de Cordelia.
Desde esos tiempos terminales, Rosalía de Castro evoca en el lecho de muerte su vida entre las brumas de un recuerdo que surge caprichoso desde un lugar intermedio entre la vida y la muerte.
Desde ese territorio de incertidumbre que comparten ya los fantasmas y la dama de las sombras, el dolor y la memoria, la niñez y el amor, el deseo y el remordimiento, la vida y la poesía, los libros y el paisaje, Compostela y Madrid desfilan por la mente de un personaje en retirada del mundo con una sostenida intensidad emocional: “No sé si es la fiebre o el dolor, o si ya estoy donde ni sé, pues desvarío con los recuerdos y pierdo el sentido de las cosas, que me van y vienen los sueños y los pensamientos… Y hasta las fechas se me desvanecen, igual que los rostros y la apariencia de las cosas que me calaron más hondo.”
Y también de un territorio intermedio en el que se equilibran la ficción y los hechos, la imaginación y la realidad, surge esta espléndida novela con la que a Xavier Seoane confirma la potencia narrativa de la que dio muestra en Espiral de sombras.
Y también de un territorio intermedio en el que se equilibran la ficción y los hechos, la imaginación y la realidad, surge esta espléndida novela con la que a Xavier Seoane confirma la potencia narrativa de la que dio muestra en Espiral de sombras.
William Somerset Maugham.
Lluvia y otros cuentos.
Prólogo de Vicente Molina Foix.
Traducción de Concha Cardeñoso.
Atalanta. Ars brevis. Gerona, 2016.
“Exotismo y malicia” titula Vicente Molina Foix el prólogo escrito para Lluvia y otros cuentos, la recopilación de relatos de W. Somerset Maugham que publica Atalanta en su colección Ars brevis con traducción de Concha Cardeñoso.
Doce relatos de un escritor extraterritorial, como define el prologuista a este narrador eficaz, aunque muy alejado del canon del cuento contemporáneo. Opositor militante de los relatos de Chéjov y los efectos suspensivos de sus finales abiertos, Somerset Maugham se empeñó en construir relatos cerrados, con giros inesperados en sus desenlaces sorprendentes y efectistas,
Armados sobre un argumento consistente, apoyados en un uso ágil del diálogo y en la soltura en el manejo de registros ligeros o graves, los relatos de Lluvia y otros cuentos reflejan la eficiencia de un narrador con oficio y la solvencia de un escritor marcado por la influencia de Maupassant y más cercano al cuento decimonónico que al del primer tercio del siglo XX
Con una oralidad teatral que ha favorecido y facilitado su adaptación al cine, en los cuentos de Somerset Maugham a menudo se produce el choque entre la libertad sexual y la represión, entre la sensualidad y la hipocresía, entre la mirada occidental y las costumbres asiáticas sobre el telón de fondo de las localizaciones exóticas de estas narraciones, entre las que Lluvia, el título más conocido del autor, casi una novela corta, es la más representativa.
REGALO
John Jay Allen y Patricia S. Finch.
Don Quijote en el arte
y pensamiento de Occidente.
Cátedra. Madrid, 2015.
Reflejar “la influencia de la obra maestra de Cervantes en la cultura occidental /…/ como una muestra de la atracción duradera del Quijote para un vasto público internacional " es el propósito que destacan John Jay Allen y Patricia S. Finch en la Introducción para el centenario de la segunda parte de 1615 con la que han actualizado el espléndido volumen Don Quijote en el arte y pensamiento de Occidente que publica Cátedra.
Una antología ilustrada de citas y de imágenes en la que se funden arte y pensamiento, las portadas de ediciones históricas de la obra en Lisboa, Londres o Amsterdam en los siglos XVII y XVIII con la pintura de Dalí, Goya, Picasso o Delacroix y reflexiones, comentarios e iluminaciones de escritores, críticos o filósofos, de Wordsworth a Voltaire y de Hegel a Schopenhauer; de Flaubert a Onetti pasando por Borges, Machado o Nabokov.
Un viaje del texto al icono a través de un muestrario verbal y artístico que refleja la atención que ha suscitado Don Quijote, el personaje más citado y más retratado de la historia de la literatura.
Miguel de Cervantes.
Obras Completas.
Edición, introducción y notas
de Juan Carlos Peinado.
Biblioteca Avrea Cátedra. Madrid, 2016.
Cátedra recupera el estuche con los dos tomos de las Obras Completas de Cervantes que inauguró en 2003 el catálogo de su imprescindible y espectacular Biblioteca Avrea con edición, introducción y notas de Juan Carlos Peinado.
Lo que hace especialmente recomendable esta edición es la legibilidad del texto cervantino, tanto por la calidad tipográfica de los volúmenes como porque las anotaciones, pensadas para facilitar la lectura a un público amplio, se reproducen al final de cada tomo y no perturban la lectura de estos textos por parte de un lector medio, “ese que en ocasiones –explica José Luis Peinado en su Introducción- se da a la fuga ante el envite de, verbigracia, las ediciones mayores del Quijote. La dificultad a la hora de ofrecer los textos estriba en alcanzar un equilibrio entre el respeto la lengua original y una adaptación que rebaje el nivel de exigencia de la lectura, de modo que se pueda leer realmente a Cervantes, pero limando ciertas peculiaridades del idioma del que se sirve que podrían provocar el distanciamiento del lector.”
“Roma todavía contribuye a definir la forma en que entendemos nuestro mundo y pensamos en nosotros, desde la teoría más elevada hasta la comedia más vulgar. Después de 2000 años, sigue siendo la base de la cultura y la política occidental, de lo que escribimos y de cómo vemos el mundo y nuestro lugar en él”, escribe Mary Beard en el prólogo de SPQR. Una historia de la antigua Roma, que publica en una cuidada edición la editorial Crítica con traducción de Silvia Furió.
Una descripción asombrosa de la conjuración de Catilina en el año 63 a. C., de la intervención de Cicerón ante el Senado, de sus antecedentes y sus consecuencias es el material histórico y narrativo con el que Mary Beard construye el primer capítulo de esa historia de la antigua Roma.
Desde ese primer capítulo- El mejor momento de Cicerón- hasta el último – Roma fuera de Roma- el lector recorre las seiscientas páginas de este libro con la misma fruición con la que leería una buena novela.
Entre la fundación mítica de Roma y las rebeliones y los disturbios contra la ocupación, un recorrido intenso por el primer milenio de Roma de la mano de una autora cuya enorme capacidad narrativa es compatible con el rigor histórico, con la agudeza en el análisis de la historia y con una mirada crítica, no simplemente admirativa, que “se enfrenta a algunos de los mitos y medias verdades acerca de Roma con los que yo, como muchos otros, me crié.”
Una fiesta para la inteligencia, la lectura y la vista porque está también espléndidamente ilustrado este libro cuya vigencia explica así Mary Beard: “La historia de Roma se reescribe constantemente, y siempre ha sido así; en cierto modo, sabemos hoy más sobre la antigua Roma que los propios romanos. Dicho de otro modo, la historia de Roma está aún en desarrollo. Este libro es mi contribución a este inmenso proyecto y ofrece mi versión de por qué es importante.”
Una historia que se centra en indagar y explicar cómo creció un proyecto que no estuvo en el origen de Roma, cómo se mantuvo su dominio durante siglos y no “sobre cómo declinó y cayó, si es que verdaderamente sucedió en el sentido en que lo imaginó Gibbon.”
Mary Beard.
SPQR.
Una historia de la antigua Roma.
Traducción de Silvia Furió.
Editorial Crítica. Barcelona, 2016.
“Roma todavía contribuye a definir la forma en que entendemos nuestro mundo y pensamos en nosotros, desde la teoría más elevada hasta la comedia más vulgar. Después de 2000 años, sigue siendo la base de la cultura y la política occidental, de lo que escribimos y de cómo vemos el mundo y nuestro lugar en él”, escribe Mary Beard en el prólogo de SPQR. Una historia de la antigua Roma, que publica en una cuidada edición la editorial Crítica con traducción de Silvia Furió.
Una descripción asombrosa de la conjuración de Catilina en el año 63 a. C., de la intervención de Cicerón ante el Senado, de sus antecedentes y sus consecuencias es el material histórico y narrativo con el que Mary Beard construye el primer capítulo de esa historia de la antigua Roma.
Desde ese primer capítulo- El mejor momento de Cicerón- hasta el último – Roma fuera de Roma- el lector recorre las seiscientas páginas de este libro con la misma fruición con la que leería una buena novela.
Entre la fundación mítica de Roma y las rebeliones y los disturbios contra la ocupación, un recorrido intenso por el primer milenio de Roma de la mano de una autora cuya enorme capacidad narrativa es compatible con el rigor histórico, con la agudeza en el análisis de la historia y con una mirada crítica, no simplemente admirativa, que “se enfrenta a algunos de los mitos y medias verdades acerca de Roma con los que yo, como muchos otros, me crié.”
Una fiesta para la inteligencia, la lectura y la vista porque está también espléndidamente ilustrado este libro cuya vigencia explica así Mary Beard: “La historia de Roma se reescribe constantemente, y siempre ha sido así; en cierto modo, sabemos hoy más sobre la antigua Roma que los propios romanos. Dicho de otro modo, la historia de Roma está aún en desarrollo. Este libro es mi contribución a este inmenso proyecto y ofrece mi versión de por qué es importante.”
Una historia que se centra en indagar y explicar cómo creció un proyecto que no estuvo en el origen de Roma, cómo se mantuvo su dominio durante siglos y no “sobre cómo declinó y cayó, si es que verdaderamente sucedió en el sentido en que lo imaginó Gibbon.”
Robert Crumb.
Héroes del Blues, el Jazz y el Country.
Traducción de Ana Momplet.
Incluye CD de música.
Nórdica. Madrid, 2016.
Benny Goodman, Duke Ellington, Jaybird Coleman, Louis Armstrong… Son algunos de los más de cien protagonistas de los cromos que el ilustrador Robert Crumb diseñó con una breve biografía de cada uno.
Crumb rendía así su homenaje personal a los músicos que inspiraron sus series de postales Heroes of the Blues, Early Jazz Greatsy Pioneers of the Country Music, creadas entre principios y mediados de los años 80 y que constituyen una espléndida colección de cromos a todo color que se recopilan en este magnífico libro sobre los héroes del blues, los primeros grandes del jazz y los pioneros de la música country.
Lo edita Nórdica en un volumen espectacular al que acompaña un CD exclusivo con 21 temas elegidos y compilados por el propio Crumb: siete blues, siete temas de country, siete interpretaciones de jazz, con grabaciones originales de Charley Patton, Dock Boggs, Jerry Roll Morton o Carter Family.
Jesús Herrero Marcos.
Bestiario románico en España.
Cálamo. Palencia, 2012.
Jesús Herrero Marcos.
La lujuria en la iconografía románica.
Cálamo. Palencia, 2012.
Dos magníficos libros, complementarios entre sí, de Jesús Herrero Marcos publicados en Cálamo en torno a la iconografía románica.
El primero de ellos aborda los orígenes y la evolución de la presencia de los animales y su simbología en los bestiarios medievales, en la pintura y en la escultura románica de los capiteles, ábsides, portadas y gárgolas, además de ofrecer un exhaustivo catálogo de los monumentos románicos españoles con ese tipo de representaciones zoomórficas,
Organizado en tres secciones, Aves - águilas y cuervos, avestruces y pelícanos, gallos y palomas-, Bestiario general -bueyes y batracios, serpientes y leones- y Bestiario fantástico -erinias y sirenas, grifos y anfisbenas-, este Bestiario románico en España aborda el carácter simbólico de esos animales que representan vicios o virtudes o figuras relacionadas con los evangelistas o con la divinidad.
El segundo volumen, La lujuria en la iconografía románica, es un estudio específico de las representaciones de la lujuria en el arte medieval y de los patrones iconográficos más habituales en el románico en relación con la actividad sexual, precedido de un amplio despliegue sobre la presencia de la sexualidad en el arte prehistórico, asíático y tántrico, en Egipto, Mesopotamia, Grecia o Roma antes de su incorporación a las representaciones religiosas medievales.
Profusamente ilustrados y espléndidamente editados, estos dos libros espectaculares constituyen una aportación imprescindible para entender el contenido simbólico o la mentalidad sobre la que se cimenta el arte románico.
Benito Pérez Galdós.
Correspondencia.
Edición, introducción y notas
de Alan E. Smith,
María Ángeles Rodríguez Sánchez y Laurie Lomask.
Cátedra. Biblioteca AVREA. Madrid, 2016.
Casi mil doscientas cartas se recogen en la magnífica e imprescindible edición de la correspondencia del novelista que acaba de publicar Cátedra en su Biblioteca AVREA con edición, introducción y notas de Alan E. Smith, María Ángeles Rodríguez Sánchez y Laurie Lomask.
Quien contó tantas historias y tantas vidas no quiso contar la suya. Al contrario: se empeñó en ocultarla, y por eso hace pocas décadas todavía se echaba en falta el conocimiento de su epistolario en una edición como esta, que incorpora una lista de destinatarios y un diccionario-índice de nombres y títulos aludidos.
Hay una enorme variedad de asuntos reflejados en estas cartas que se mueven siempre entre lo público y lo privado: la amistad personal y la afinidad literaria con Clarín, al que dirigió casi setenta cartas -más del doble de las que escribió a Pereda-, cuestiones literarias e ideológicas, expresiones de amistad o efusiones sentimentales, el proceso creativo de sus novelas, los asuntos domésticos más triviales, la situación de España...
Y en casi todas ellas llama la atención la fuerza expresiva de la comunicación directa, casi oral, de estas cartas en las que la espontaneidad o la urgencia provocan descuidos disculpables, pero a cambio nos ofrecen una visión cercana del escritor, nos permiten conocer mejor su biografía y matizar algunas zonas de sombra que quedan iluminadas a la luz de estas cartas que permiten -como señalan los responsables de la edición- “un trato más estrecho con la historia de su vida y las historias de las vidas que él creó en su arte.”
Cees Nooteboom.
El Bosco.
Un oscuro presentimiento.
Traducción de Isabel-Clara Lorda.
Siruela. El Ojo del Tiempo. Madrid, 2016.
Para conmemorar el quinto centenario de la muerte del Bosco, Siruela publica El Bosco. Un oscuro presentimiento, de Cees Nooteboom, un volumen magníficamente ilustrado con detalles normalmente invisibles, que será sin duda uno de los libros mejor editados de este año.
Un ensayo del escritor e hispanista Cees Nooteboom, que hace una propuesta sobre cómo leer la pintura de imaginación desbordada por oscuros presentimientos de un artista como El Bosco, que “no nos ha dejado palabras, sólo imágenes. ¿Tuvo un presentimiento de cómo serían los tiempos venideros?”
Al cabo de los siglos esa pintura sigue irradiando con fuerza las imágenes del horror, las formas inclasificables, híbridas de lo vegetal y lo mineral, el infierno musical y las aves de cuatro cabezas, las plantas imposibles y los animales imaginarios, las pieles transparentes y los cascarones de huevo, las conchas y las sirenas, las fantasías arquitectónicas y los peces voladores, los hombres-árbol y los juguetes absurdos, los cristales azulados pintados con el color del miedo desde un mal sueño.
Hay en esas tablas inquietantes una violencia latente o explícita que convive con un mundo de luminosa transparencia y de pesadillas delirantes. "¿Tuvo Hieronymus Bosch un oscuro presentimiento sobre esta creación?", se pregunta de nuevo Nooteboom ante estos cuadros en los que coexisten las desemejanzas, el bien y el mal, la culpa y el fuego, los rostros y el silencio, los misterios alquímicos y las pulsiones sexuales, la visión imposible y las escenas cotidianas, la gracia y el descaro.
Quinientos años después, el misterio de esa pintura sigue planteando preguntas y sugiriendo respuestas, sigue provocando la fascinación y el desconcierto del espectador actual ante la obra de un autor cuyo “rastro se encuentra en los catastros, archivos, escrituras de compra, pero de su arte no dijo nada. Él pintó. Pocas veces un hombre invisible ha dejado tantas cosas visibles".
Pessoas.
28 heterónimos esperando
a Fernando Pessoa.
Imágenes poéticas de Ricardo Ranz.
Karima Editora. Sevilla, 2016
Espléndidamente ilustrada por Ricardo Ranz, que con sus dibujos en acuarela y tinta china ha captado la esencia de la personalidad del poeta y la tonalidad de su obra, Karima Editora reúne en el volumen Pessoas a 28 poetas, un número que evoca el del tranvía que tomaba Pessoa cada día en Lisboa.
28 heterónimos esperando a Fernando Pessoa convoca a esta nómina de poetas y a partir de una cita de de Pessoa, casi siempre del Libro del desasosiego, cada uno de ellos -Ana Gorría, Daniela Camacho, Paco Caro, Lola Almeyda, Carla Badillo, Antonio Medinilla, Mar Benegas, María Luisa Mora Alameda, Itziar Mínguez, Chema Lagarón, Antonio José Mialdea, Paloma Corrales, Laura Giordani, Tulia Guisado, David Eloy Rodríguez, José María Gómez Valero, Laura Casielles, Martha Asunción Alonso, Geovannys Manso, Iván Onia, Javier Sánchez Menéndez, Luis Miguel Rabanal, Beñat Arginzoniz, Vera Eikon, Ventura Camacho, Alicia Martínez, Rosario Troncoso y Giovanni Collazos- homenajea a Pessoa.
En un ejercicio de justicia poética la poesía de quien se desdobló en tantos concita la palabra de tantos poetas en una edición muy cuidada que encabezan un prólogo de Manuel Moya –‘Los mundos adyacentes de Fernando Pessoa’- y unas palabras preliminares de los poetas Antonio Gamoneda, Juan Carlos Mestre, Antonio Colinas y Santos Domínguez.
Manel Gimeno.
Flash Back en negro.
Las aventuras de "M".
Prólogo de Juan Puchades.
Los tebeos de Cordelia. Madrid, 2016.
Como un clásico con sabor a clásico define Juan Puchades a Manel Gimeno en el prólogo que presenta Flash Back en negro, la recopilación de Las aventuras de "M" en Los tebeos de Cordelia.
La obra de un clásico de la historieta española de los ochenta en un volumen que recupera seis títulos que, con guiones del propio dibujante o de Mique Beltrán, reflejan la producción gráfica de una figura clave de la Nueva Escuela Valenciana. protagonizada por un detective con parche en el ojo, que también narra estas historias ambientadas en un entorno futurista.
El último adiós, Jazz en Arano, Ninguna rubia pedirá fuego a un perdedor o la que da título al volumen, que resume desde su título -Flash back en negro- algunas de las líneas más significativas de su producción, marcada por la influencia narrativa de la novela policiaca, del cómic clásico y del cine negro.
Un conjunto que refleja la compenetración de la potencia narrativa con la fuerza dinámica de un dibujo de líneas tan duras como las acciones que se cuentan en estas historias gráficas y los ambientes en los que transcurren.
ENSAYO
Juan Pablo Fusi.
Breve historia del mundo.
De la Edad Media hasta hoy.
Galaxia Gutenberg. Barcelona, 2016.
En Breve historia del mundo Juan Pablo Fusi reúne setenta capítulos breves y no exentos de profundidad que abordan la historia del mundo desde la Edad Media hasta hoy a través de los acontecimientos políticos, culturales, ideológicos y sociales que por su relevancia permiten reflejar la realidad de cada uno de los momentos históricos que representan.
Desde el triunfo del cristianismo y el primer Renacimiento del siglo XII a la crisis de la modernidad, el Renacimiento y la Reforma, el Barroco y la Contrarreforma, la Ilustración y la Revolución francesa, la revolución industrial y el mundo contemporáneo, Fusi adopta un enfoque plural que responde a la multiplicidad y al pluralismo propios de una realidad poliédrica en la que confluyen lo individual y lo social, lo material y lo espiritual, la economía y las creencias, las construcciones culturales y los datos estadísticos para completar una imagen global de la historia del mundo y de su complejidad.
Emilio Calderón.
La memoria de un hombre está en sus besos.
Biografía de Vicente Aleixandre.
Stella Maris. Barcelona, 2016.
Con esta biografía de Vicente Aleixandre obtuvo Emilio Calderón el Premio de Biografías y Memorias que convoca la editorial Stella Maris. Es la biografía de un poeta que se esforzó por llevar una existencia discreta, por construir una existencia casi invisible: “Mi vida es mía y no tengo por qué ponerme a contársela a nadie”, le explicaba tempranamente Vicente Alexandre a Gerardo Diego cuando le solicitó una nota biográfica para la antología Poesía Española.
Aleixandre se preocupó de ocultar su condición homosexual -bisexual para ser más precisos-, que disimuló en su poesía para disgusto de Cernuda, y que es la clave de bóveda de una parte fundamental de su obra y de su visión panteísta del mundo en Espadas como labios, La destrucción o el amor, Sombra del paraíso o Historia del corazón.
Sobre esa zona invisible y oscura, en la que radica justamente el centro temático de su poesía, arroja una luz fundamental la biografía de Emilio Calderón a través del testimonio de personas cercanas al poeta y de su abundante correspondencia, que en gran parte sigue siendo inédita.
Desde su nacimiento en la primavera del 98 hasta aquella frase “La vida es un dolor”, que fue una de las últimas que pronunció antes de morir el 13 de diciembre de 1984, este es un completísimo estudio que ilumina muchas zonas de sombra de la biografía del poeta y que más allá de revelar su intimidad amorosa sirve para entender el origen, el sentido y el alcance de lo que escribió Vicente Aleixandre.
Jordi Gracia.
Miguel de Cervantes.
La conquista de la ironía.
Taurus, Barcelona, 2016.
La conquista de la ironía es el subtítulo de la espléndida biografía de Cervantes que Jordi Gracia publica en Taurus. Una más que notable aportación a la bibliografía cervantina, una biografía escrita con tono cercano y buen pulso narrativo, rigurosa aunque alejada de eruditos aparatos académicos, con la que Jordi Gracia consigue su propósito declarado de “inyectar el ritmo del relato en la biografía de un iluso escarmentado por la experiencia pero libre del rencor del desengaño”, del “escritor que conquista una mirada compleja e irónica sobre el mundo a partir del hombre que aprendió escribiendo a ser él mismo, siendo varios a la vez, sin miedo a ninguno de ellos ni excesiva reverencia al más desaforado ni al más cuerdo.”
Desde las penurias económicas y los primeros sustos con la justicia que conoció en su infancia en el ámbito familiar, pasando por los años formativos en el Estudio de la Villa con Juan López de Hoyos, la huida a Italia, los tercios españoles, de Nápoles a Lepanto, los baños de Argel o los reiterados intentos de fuga frustrada, se suceden en esta biografía de un vitalista con mala suerte los laberintos domésticos y los conflictos administrativos y económicos, las rivalidades literarias y las peripecias editoriales, las adversidades personales y las infamias de Avellaneda y Lope o las prisas por rematar el Persiles.
Gracia propone de esa manera al lector un recorrido por la biografía externa de Cervantes, pero también por su obra y sus contextos -vitales, históricos, sociales, culturales, estéticos, morales- y sobre todo por su mirada al mundo, que se perfila definitivamente en la escritura del Quijote. Una mirada cervantina –tolerante, sí, pero aguda siempre- a un mundo al revés en el que nada es lo que parece. Así lo resume el biógrafo: “La conquista de la ironía como núcleo estructural de la novela está poniéndose en marcha porque en Cervantes ha cuajado ya lo que lleva dentro Don Quijote”
J. M. Coetzee.
Las manos de los maestros.
Ensayos selectos I y II.
Traducción de Javier Calvo Perales.
Literatura Random House. Madrid, 2016.
“La función de la crítica viene definida por el clásico: la crítica es aquella que tiene la obligación de interrogar al clásico”, escribe J. M. Coetzee en uno de los veintisiete ensayos que reúnen los dos tomos de Las manos de los maestros, la colección de ensayos selectos que publica Literatura Random House con traducción de Javier Calvo Perales.
Y eso justamente, una interrogación con los clásicos y los modernos, es lo que ofrecen estos textos, extraídos de prólogos o de las colaboraciones críticas de Coetzee en New York Review, algunos de ellos recogidos ya en versión española en las recopilaciones Costas extrañas y Mecanismos internos.
Un diálogo múltiple con distintas voces y con distintas tradiciones, no sólo con la literatura inglesa o norteamericana, también con la de una Europa marcada por dos guerras mundiales -Joseph Roth, Italo Svevo o Robert Musil por la Primera; Sándor Márai, Irène Némirovsky, Samuel Beckett o Zbigniew Herbert por la Segunda- o con la literatura en español, representada aquí por el Juan Ramón Jiménez de Platero y el García Márquez de Memoria de mis putas tristes.
Y esa conversación no sólo la establece Coetzee con la novela o el relato, que son los géneros en los que se proyecta su actividad crítica de manera prioritaria. Hay también ensayos sobre poetas como Hölderlin, Whitman, Eliot, Herbert o Les Murray.
En ellos, la mirada aguda y el análisis incisivo de un Coetzee que habla desde el interior de la literatura proyectan una nueva luz sobre las obras que comenta: La noción de clásico a través de Eliot, Virgilio como constructor de la identidad europea, un recorrido por la vida y la obra de Whitman, los biógrafos de Faulkner, ocho maneras de mirar a Beckett, Musil o el enfrentamiento entre el escritor y su época, Svevo y la insatisfacción, los cuentos de Joseph Roth, Hölderlin y el papel del poeta en tiempos de ignorancia o la relación con los traductores de sus novelas.
Esas son algunas de las etapas de un itinerario crítico riguroso en el que Coetzee indaga con frecuencia en las relaciones entre la biografía y la escritura o traza un mapa moral, no sólo estético, de la literatura y del compromiso del escritor con su tiempo y de su valor testimonial frente a la barbarie. Porque –escribe Coetzee- “lo clásico es aquello que sobrevive a la peor barbarir, aquello que sobrevive porque hay generaciones de personas que no pueden permitirse ignorarlo.”
Javier Cercas.
El punto ciego.
Las conferencias Weidenfeld 2015.
Literatura Random House. Barcelona, 2016
En El punto ciego, que publica Literatura Random House, Javier Cercas reelabora las conferencias que impartió en la primavera de 2015 en la Universidad de Oxford, en la Cátedra Weidenfeld de Literatura Europea Comparada, por la que habían pasado ya figuras como Steiner, Vargas Llosa o Umberto Eco.
Javier Cercas se sitúa así en la tradición del creador reflexivo, del escritor-crítico, del narrador consciente. Una tradición que inaugura en España Cervantes, que por cierto es una de las referencias constantes, una de las columnas vertebrales de este libro que aborda la novela del siglo XXI y reflexiona sobre el papel del novelista a partir –explica Cercas- “del diálogo que he mantenido en público conmigo mismo durante los últimos años.”
De esa reflexión continuada surge una teoría de la novela, la teoría del punto ciego, cuya naturaleza resume con estas palabras: “En cierto modo el mecanismo que rige las novelas del punto ciego es muy similar, si no idéntico: al principio de todas ellas, o en su corazón, hay siempre una pregunta, y toda la novela consiste en una búsqueda de respuesta a esa pregunta central; al terminar esa búsqueda, sin embargo, la respuesta es que no hay respuesta, es decir, la respuesta es la propia búsqueda de una respuesta, la propia pregunta, el propio libro. En otras palabras: al final no hay una respuesta clara, unívoca, taxativa; sólo una respuesta ambigua, equívoca, contradictoria, esencialmente irónica, que ni siquiera parece una respuesta y que sólo el lector puede dar.”
Como se ve, esa teoría de la novela replantea la función del autor y otorga un papel decisivo al lector, aquel “lector atento” al que invocaba Cervantes como quien no quiere la cosa. Así pues, en las novelas del punto ciego la pregunta se convierte en motor de la búsqueda de respuestas que no existen. La respuesta es la búsqueda, la pregunta misma, que delimita su territorio como el de la conjetura.
Por eso decía Ortega, pensando en el Quijote, que clásico es aquel libro que a lo largo de los siglos sigue planteándonos preguntas.
Giorgio Agamben.
El fuego y el relato.
Traducción de Ernesto Kavi.
Sexto Piso. Madrid, 2016.
“Todo relato –toda la literatura– es memoria de la pérdida del fuego /…/El fuego y el relato, el misterio y la historia, son los dos elementos indispensables de la literatura”, porque “donde hay relato, el fuego se ha apagado, donde hay misterio, no puede haber historia,” escribe Giorgio Agamben en El fuego y el relato, que publica Sexto Piso.
Es el primero de los diez ensayos que recuperan textos de conferencias y artículos dispersos sobre el misterio de la creación literaria, sobre los procesos creativos, sobre la escritura como forma de resistencia, sobre la evolución de la lectura y el libro o sobre el papel de la cultura en el mundo actual cuando “arte, filosofía, poesía y religión han sido transformados en espectáculos culturales y han perdido todo eficacia histórica.”
Una espléndida recopilaciión de páginas llenas de sugerencias y de iluminaciones sobre la lengua, la única respuesta ante la pérdida del fuego –“Escribir significa contemplar la lengua”-, sobre la palabra como memoria de la ceniza, sobre la creación de la obra y la recreación del autor, sobre el arte como búsqueda o sobre la relación entre la poesía y la filosofía, porque “el poeta y el filósofo hablan en el nombre de la lengua.”
Y esta reflexión sobre la creación como proceso alquímico y sobre la poética de la inoperancia: “¿Qué es la poesía, sino una operación en el lenguaje que desactiva y vuelve inoperosas las funciones comunicativas e informativas para abrirlas a un nuevo, posible uso?”
Juan Arnau.
La invención de la libertad.
Atalanta. Gerona, 2016
“El mundo es una invención de la libertad. Eso mantuvieron, cada uno a su manera, los protagonistas de este volumen,” escribe Juan Arnau en el prólogo de La invención de la libertad, que publica Atalanta.
Tras su reconocido Manual de filosofía portátil, este libro propone la idea de una filosofía comprometida con la vida, una filosofía de la percepción y la sensibilidad que entronca con la idea de Berkeley de que ser es percibir para defender la idea de que el mundo está hecho de impresiones y sensaciones y los sentidos son por tanto una vía de fundamental de conocimiento y de participación del hombre en el mundo.
Un homenaje que recorre el pensamiento de tres autores -William James, Henri Bergson y Alfred North Whitehead- que huyeron de la abstracción para profundizar en lo particular y proyectaron su método filosófico en lo concreto y que, frente al mecanicismo y la intimidación de la ciencia y la tecnología, exploraron la conciencia, las emociones y los sentimientos, esas “tecnologías del yo” que, como intuyó la antigua filosofía india, es a la vez origen y presente.
Tres antropologías, tres filosofías de la vida a través de estos tres pensadores que conciben la filosofía como una forma de estar en el mundo, como construcción de un relato en busca de sentido y de significado para la vida. Tres autores que frente a la imagen del mundo como fuerza ciega destacan la importancia del paisaje como circunstancia vital asociada el presente de la contemplación y al pasado de la memoria que nos construye con su evocación de lugares y espacios.
James Shapiro.
El año de Lear.
Shakespeare en 1606.
Cátedra. Crítica y Estudios Literarios. Madrid, 2016.
El 5 de enero de 1606 comienza el prólogo de James Shapiro a El año de Lear. Shakespeare en 1606, que publica Cátedra con traducción de Vicente Forés. Era el comienzo del año sobre el que Shapiro centra su atención, un año prodigioso en el que Shakespeare mantuvo un perfil bajo, permaneció en la sombra, actuó menos y, por primera vez desde 1593, no publicó nada.
Pero fue un año prodigioso, porque en él escribió El rey Lear, Macbeth y Antonio y Cleopatra. Fue, como dice Shapiro, “un buen año para Shakespeare y un año terrible para Inglaterra”, un año marcado por el regreso de la peste y por una importante crisis de identidad nacional provocada por el reinado de Jacobo I, el rey de los escoceses, heredero del trono inglés.
Poco después de aquella mascarada de la noche de Epifanía Shakespeare completaría El rey Lear, en que había estado trabajando desde el otoño de 1605, y antes de que acabara el año 1606 terminaría esas otras dos obras.
Aquel otoño de 1605 se había frustrado un ataque terrorista católico organizado por los aristócratas que pretendían volar el Parlamento, matar al rey y a la cúpula política y provocar una carnicería de miles de muertos en Londres el 5 de noviembre de 1605.
Generosamente ilustrado, este es “un libro que trata sobre lo que Shakespeare escribió en 1606 y sobre lo que estaba teniendo lugar en ese tenso periodo, porque los dos están tan íntimamente entrelazados que es difícil comprender el uno sin el otro.”
Un libro que se cierra con un epílogo ambientado el 26 de diciembre de 1606, cuando la compañía de Shakespeare volvió al Palacio de Whitehall para representar El rey Lear, “la más enigmática de las obras sobre un reino dividido.”
Manuel Azaña.
A la altura de las circunstancias.
Escritos sobre la guerra civil.
Selección, edición y prólogo de Isabelo Herreros.
Coordinación de José Esteban.
Reino de Cordelia. Madrid, 2016.
La lucidez y la desolación caracterizan la voz de Manuel Azaña en A la altura de las circunstancias, la segunda antología de sus escritos sobre la guerra civil que publica Reino de Cordelia coordinada por José Esteban y preparada y prologada por Isabelo Herreros, que señala en la introducción que “al cumplirse ochenta años de aquella tragedia colectiva, de cuyos efectos aún permanecen heridas abiertas y páginas a la espera de ser leídas, las palabras de Manuel Azaña nos llegan desde la soledad de su escritorio, a la busca de un lector que entienda y participe del drama interior de un intelectual, presidente de un país en guerra, convencido de que sea cual sea el desenlace del drama, las secuelas en el cuerpo social de la nación permanecerán varias décadas, además de la ruina y la destrucción que ha asolado el país.”
Los partidos políticos y los sindicatos, los militares leales a la República, los desastres de la guerra, Franco y la ‘cruzada’, además de sus cuatro discursos a los españoles en guerra y una carta desde el exilio a su amigo Angel Ossorio son los apartados que vertebran esta antología que recoge fundamentalmente los textos del diario conocido como Cuaderno de La Pobleta, que redactó en una masía de la sierra de Valencia desde mayo hasta diciembre de 1937, cuando Valencia era la capital de la República que presidía y que cada vez estaba más claro que iba a perder la guerra.
Y a menudo, entre el análisis del político y la reflexión del intelectual, el desahogo literario de quien fue además un espléndido prosista, como demostró en El jardín de los frailes o en los textos que escribió en La Pobleta.
Thomas Mann.
Relato de mi vida.
Traducción de Andrés Sánchez Pascual.
Hermida Editores. Madrid, 2016.
Con traducción de Andrés Sánchez Pascual, Hermida Editores publica Relato de mi vida, una obra en la que Thomas Mann va más allá de la autobiografía para fijar las claves de su escritura.
Escrito en 1930 con la fluidez narrativa del mejor Mann, el Mago recuerda hace un recorrido por su formación, por el proceso de elaboración y publicación de sus novelas y relatos, por las influencias reales y literarias que estuvieron en el origen de sus obras.
“Yo supongo que moriré en 1945, a la misma edad de mi madre”, escribía Mann al final de este Relato de mi vida. No fue así, murió diez años después y eso le permitió terminar Doctor Faustus, su novela más sombría, y las Confesiones del estafador Felix Krull.
A su muerte, su hija Erika escribió el texto que completa este volumen, El último año de mi padre, para “contar cosas de él, de sus proyectos, de su último año, de los últimos días y las últimas horas.” Tampoco la angustia ni la melancolía que había previsto para sus últimos días se cumplieron, como explica su hija en estas páginas que evocan un último año -de agosto de 1954 a agosto de 1955- de viajes, reconocimientos y proyectos. Un año en que escribió un conmovedor ensayo sobre Chéjov y otro sobre Schiller.
Un epílogo de Andrés-Pedro Sánchez Pascual con la Cronología y bibliografía de Thomas Mann cierra este espléndido volumen, una lectura imprescindible para entender en toda su dimensión una de las obras narrativas más imperecederas del siglo XX.
John Thomas Looney.
El verdadero Shakespeare.
Traducción de Millán Picouto.
Linteo. Orense, 2016.
Linteo recupera, con traducción de Millán Picouto, El verdadero Shakespeare, una monumental construcción de John Thomas Looney que identifica a Edward de Vere, decimoséptimo conde de Oxford, como el verdadero autor de las obras de Shakespeare.
Publicada originalmente en Londres en 1920, El verdadero Shakespeare es eso: un admirable montaje intelectual en el que probablemente falla lo fundamental, los cimientos. ¿Por qué? Porque el punto de partida es muy discutible y se basa en la idea, evidentemente falsa, de que toda literatura es esencialmente autobiográfica.
Se abría así una brecha entre las teorías stratfordianas y las oxfordianas para resolver un misterio un poco artificial: el de la autoría de las obras de Shakespeare.
Y tampoco las conclusiones están fundamentadas, más allá de la necesidad de hacer que los datos dirijan –a veces de forma tan laberíntica como en los Sonetos- al lector a una deducción que estaba fijada de antemano. Porque se tiene la impresión de que se fuerzan deliberadamente los detalles y las fechas para que conduzcan a la conclusión prevista.
Hay en todo su entramado una incongruencia inexplicable: el hecho cierto de que De Vere protegiera a una compañía de actores -Los Hombres de Oxford- que nunca representó obras de Shakespeare.
Y en el fondo la discusión no pasa de ser trivial, porque conviene no olvidar lo más importante de todo este asunto: llamemos como llamemos a Shakespeare o a Homero, lo que importa no es eso, sino la Odisea y Hamlet, Macbeth y la Ilíada.
Eso sí, aunque seguramente no era su objetivo central, este libro es una documentada reconstrucción biográfica de la figura de Vere y un notable estudio de la Inglaterra isabelina.
Santos Domínguez