Luis Goytisolo.
Antagonía.
Edición, prólogo y notas de Carlos Javier García.
Epílogo de Gonzalo Sobejano.
Cátedra Letras Hispánicas. Madrid, 2016.
En un libro de formato amplio, mayor de lo habitual en esta colección en tamaño y en volumen, Cátedra Letras Hispánicas publica una edición crítica monumental de un monumento literario: Antagonía, de Luis Goytisolo, con edición, prólogo y notas de Carlos Javier García y epílogo de Gonzalo Sobejano –“Antagonía, gran teatro del mundo.”
Recuento (1973), Los verdes de mayo hasta el mar (1976), La cólera de Aquiles (1979) y Teoría del conocimiento (1981), son los títulos de las cuatro partes relativamente autónomas en que se articula una novela única, Antagonía, que se reunió por primera vez en un voluminoso tomo en 2012.
Reconocida como una de las cumbres de la narrativa española contemporánea, Antagonía es un irrepetible edificio novelístico con el que Luis Goytisolo construye la trama del conocimiento a la que se refiere Carlos Javier García en su prólogo: una autobiografía intelectual, un retrato generacional y un monumento literario que desmitifica la historia reciente y reflexiona sobre la escritura, la lectura y el pensamiento a partir de un eje de referencia: el protagonista, Raúl Ferrer Garminde, un novelista en el que no es difícil reconocer al propio Luis Goytisolo.
En esa articulación Recuento es, con Barcelona como espacio narrativo, el cimiento y el referente del resto del ciclo, la memoria crítica del franquismo y los antifranquistas trazada desde la ironía del desencanto, un retrato sarcástico de la burguesía barcelonesa y una novela generacional.
Luis Goytisolo ha explicado que si Recuento es la biografía de un hombre, Los verdes de mayo hasta el mar reflejan la vida cotidiana y la experiencia literaria de ese hombre convertido ya en escritor, mientras que la tercera parte, La cólera de Aquiles, lo muestra desde la perspectiva externa de una antigua amante que era también su prima lejana. Y finalmente Teoría del conocimiento es no sólo el cierre de la tetralogía, sino una integración que reúne en la novela de ese título, escrita por el protagonista Raúl Ferrer, las experiencias personales de Recuento, la experiencia literaria de Los verdes… y los elementos aportados por la perspectiva exterior de La cólera de Aquiles.
Así lo resumía años después el propio Goytisolo, cuando explicaba que Antagonía "funciona como una unidad que se estructura en cuatro partes. La primera de ellas, Recuento, corresponde a la vida del autor desde sus primeros balbuceos hasta el momento mismo en el que decide escribir, mientras que la segunda, Los verdes de mayo hasta el mar, lo retrata en pleno trabajo, de forma que se entremezcla lo que escribe con lo que le acontece. El punto de vista de La cólera de Aquiles, la tercera parte, es distinto: el autor es visto desde fuera, como la tierra desde la luna, transformado en el personaje de la novela de una prima suya. Y la cuarta, Teoría del conocimiento, es la obra escrita por aquel niño que balbuceaba en las primeras páginas."
Y además de todo eso, Antagonía, resultado de veinte años de escritura, es una reflexión sobre la literatura, un juego de espejos que se proyectan en la alternancia de narradores y en los cambios estilísticos, en lo vivido y lo escrito, en lo pensado y lo imaginado.
Un juego de espejos que tiene su referente pictórico en Las Meninas, como destaca Carlos Javier García en el espléndido estudio introductorio sobre las claves argumentales y estructurales del libro. Y, como Velázquez en el cuadro, Luis Goytisolo participa en ese juego de espejos analizando su propio estilo, con personaje interpuesto, en estas líneas de Teoría del conocimiento:
en lo que se refiere al estilo, no es difícil descubrir la huella de Luis Goytisolo: esas largas series de períodos, por ejemplo, esas comparaciones que comienzan con un homérico así como, para acabar empalmando con un así, de modo semejante, no sin antes intercalar nuevas metáforas encabalgadas, metáforas secundarias que más que centrar y precisar la comparación inicial, la expanden y hasta la invierten en sus términos, no sin antes sentar las bases de nuevas asociaciones subordinadas, no sin antes establecer nuevas relaciones de concepto no más afines entre sí, y nuevas asociaciones de apariencia no menos coloidal, que el mercurio y el azufre que mezclan los alquimistas.
Como un “ciclo catedralicio” define Gonzalo Sobejano en su epílogo esta ambiciosa empresa narrativa, una obra fundamental de la novelística española contemporánea por su renovación de forma y contenido, de técnica y enfoque sobre el telón de fondo de la España del último medio siglo.
Construcción, lenguaje y estructura que son las vigas de carga de un edificio verbal levantado sobre la conciencia de la escritura y la lectura como forma de descubrimiento de la realidad y como método de conocimiento de sí mismo por parte del escritor y del lector.
Un clásico que ocupa ya con esta magnífica edición su lugar entre los clásicos.
Santos Domínguez