Marguerite Duras.
El parque.
Traducción de Carlos Barral.
Menoscuarto. Palencia, 2015.
Hace
justamente sesenta años, en 1955, Marguerite Duras daba con El parque
un giro decisivo no sólo a su trayectoria personal sino a la evolución
de la novela francesa del siglo XX. Porque los diálogos aparentemente
anodinos que sustentan esta novela corta abrían el camino al nouveau
roman y a su cambio decisivo en el punto de vista y en la mirada del
narrador.
Entre un silencio y otro, la conversación
entre un vendedor ambulante y una criada transcurre en un parque que
representa el espacio intermedio entre lo doméstico y lo salvaje, entre
el espacio cerrado de la casa de donde viene la muchacha y las
proximidades del bosque de donde viene el viajero.
En
ese cruce de lo interior y lo exterior, de la esperanza y el desengaño
se sostienen los diálogos entre dos personajes muy distintos: la criada
bretona y el viajante de comercio que hablan una tarde en el banco de un
parque de París y que poco a poco, de manera suave y casi
imperceptiblemente, van pasando de las palabras triviales a la confesión
personal y al contraste de ideas sobre el sentido de la vida.
Menoscuarto
recupera, con otro título, la traducción que Carlos Barral publicó en
Seix Barral en 1968. Quizá nadie mejor que él para traducir un texto de
tanta intensidad verbal como este, tan cargado de sugerencias que bajo
su apariencia tranquila oculta tempestades que no se nombran.
Emmanuel Bove.
La trampa.
Traducción de Salvador Pernas Riaño.
Pasos perdidos. Madrid, 2015.
“Era
como si no hubiera acabado de comprender el sentido profundo de la
derrota, como si hubiera seguido imaginándose ingenuamente que las cosas
podían continuar igual que en una época normal.”
Y no
era una época normal la de aquella Francia ocupada y rendida en la
Segunda Guerra Mundial de la que Emmanuel Bobé nos dejó un descarnado
retrato en su novela La trampa, que publica Pasos perdidos con
traducción de Salvador Pernas Riaño.
La
escribió durante el exilio argelino al que marchó en 1942 y del que
regresaría ya herido de muerte por el paludismo para morir en París en
1945, el mismo año en que la terminó. Con la fuerza
narrativa que Bobé alimentó con su propia experiencia, nos dejó en La
trampa una mirada desalentadora sobre lo que acababa de vivir en la
Francia colaboracionista de Vichy, sobre el oportunismo y las dudas,
sobre la cobardía y la traición y sobre la condición humana en
circunstancias extremas cuando “hablar es como ensanchar un foso; no
había nada que hacer. Le parecía increíble la rapidez con que las
personas se resignan ante la desgracia y construyen un nuevo futuro sin
pensar en lo que han perdido.”
Una narración construida
alrededor de la figura del periodista Joseph Bridet, un heredero del
kafkiano Joseph K., su acción transcurre en un ambiente de pesadilla que
tiene resonancias de El proceso y de El castillo.
Wilkie Collins.
La piedra lunar.
Traducción y notas de Miguel Ángel Pérez.
Alianza Editorial. Madrid, 2015.
"No
sólo la primera, la mejor de las novelas de detectives de Inglaterra",
decía T. S. Eliot de La piedra lunar de Wilkie Collins, una espléndida
novela cuya longitud le permitió a su autor hacer compleja su trama
detectivesca, abordar con profundidad a los personajes y multiplicar el
número de los sospechosos y de los narradores que cuentan la historia a
partir de la misteriosa desaparición de la piedra lunar, el diamante que
da título a la novela.
Borges definió a Collins como
“maestro en las vicisitudes de la trama" por todo eso y porque están
aquí ya los rasgos característicos del relato detectivesco en una
narración epistolar que reedita Alianza con una nueva traducción de
Miguel Ángel Pérez.
Una traducción que trae La piedra
lunar no sólo a la actualidad de los escaparates, sino también a la
actualidad de la lengua, porque algunas de las versiones al español que
todavía siguen circulando empiezan a tener ya un cierto regusto añejo,
han envejecido mal y no daban ya la verdadera medida de personajes tan
memorables como la heredera Rachel Verinder, el mayordomo Betteredge, la
puritana señorita Clack o el astuto sargento Cuff, que sospecha que
aquel no es un robo común, sino un fraude cuidadosamente elaborado por
su propietaria. Luego el láudano aclarará las cosas y los tres hindúes que merodean por la novela devolverán la joya a su lugar de origen. El que roba al ladrón, ya se sabe.
Ricardo Güiraldes.
Xaimaca.
Edición de Gastón Segura.
Drácena. Madrid, 2015.
En
1923, tres años antes de su obra más conocida, don Segundo Sombra,
Ricardo Güiraldes publicaba Xaymaca, una novela inspirada en el crucero
por las Antillas que el novelista argentino había realizado en compañía
de su mujer entre 1916 y 1917.
Construida en tono menor
como el diario del protagonista Marcos y su amor por Clara Ordóñez en
una ruta caribeña, Xaimaca tiene como ejes temáticos el amor, el tiempo y
el paisaje, mirados desde una perspectiva ultraísta, con la exaltación
del presente que fue una de las aportaciones de la vanguardia: es el
presente eterno que Juan Ramón resumió en la imagen de la estación
total:
Una nube se levanta del agua para sesgar de algodonada blancura la opacidad azul de las rocas costeras que surten noche.
Una nube se levanta del agua para sesgar de algodonada blancura la opacidad azul de las rocas costeras que surten noche.
Calma que se estira sobre mis días futuros como una sombra larga en un llano.
Drácena
recupera esta novela en una cuidada edición que ha preparado Gastón
Segura, que en el prólogo la define como "una novela sin vocación de
serlo" que " a pesar de ello, o por esta improvisada condición,
resulta turbadora," especialmente en la potencia verbal de imágenes como
la del cielo sudoroso de estrellas o el ruiseñor alucinado en la noche.
John Galsworthy.
El canto del cisne.
Una comedia moderna.
Traducción de Susana Carral.
Reino de Cordelia. Madrid, 2015.
Con
El canto del cisne Reino de Cordelia culmina la publicación de Las
crónicas de los Forsyte, el ciclo narrativo de John Galsworthy
(1867-1933) que constituye el mayor esfuerzo de uno de los sellos
editoriales independientes más importantes de estos últimos años.
Tras
El mono blanco y La cuchara de plata, El canto del cisne es la tercera
entrega de la serie que tituló Una comedia moderna, ambientada en la
Inglaterra de entreguerras. Una novela retrospectiva y final como indica
su título, conectada con las anteriores con un eslabón inicial, un
nuevo Entreacto que marca la transición de unas épocas a otras, de unas
situaciones a otras.
Una mirada hacia el pasado como la
que proyecta Susana Carral en la introducción a su estupenda traducción
de este volumen que completa esta novela-río que resume las
peculiaridades de una sociedad, una época y un país en un momento
crucial de su existencia.
Con el poder y las pasiones al fondo, la
agilidad de sus diálogos creíbles como sus personajes agitados por el
orgullo, la ambición o el deseo de poder construyen un fresco histórico
de un mundo en decadencia poblado por personajes que a pesar de su
relevancia social son profundamente infelices.
Selena Millares.
El faro y la noche.
Barataria. Madrid, 2015.
Tres voces narrativas y tres líneas argumentales que confluyen en un núcleo temático que les sirve de eje -la reconstrucción novelada de la figura de Juan Millares Carló-, son la base estructural de El faro y la noche, una espléndida novela con la que Selena Millares obtuvo el premio Internacional de Literatura Antonio Machado en 2014.
La escritura y el arte, el olvido y la memoria, el dolor y la muerte, la resistencia y la esperanza, el exilio y la barbarie recorren estas páginas habitadas por la luz y la sombra que se evocan en el titulo.
Con una cuidada prosa, una meditada estructura y un admirable pulso en el manejo de los tiempos del relato y de los tres niveles narrativos sobre los que se sostiene su estructura, El faro y la noche es una reivindicación de la palabra que levanta sobre la niebla del olvido la memoria de los derrotados.
Entre lo personal y lo social, entre el flujo de conciencia y la crónica de un tiempo problemático contra el fondo de un país en crisis, Concerto Solli, de Nacho Cuenca la segunda novela de Alberto Gómez, que publica Carpe Noctem, es una obra de contrapuntos y de solos, como indica su título, lo que técnicamente se traduce en el gusto por el soliloquio que indaga en el interior del personaje.
Porque al fin y al cabo de eso han tratado siempre las novelas: de la relación problemática entre el individuo y el medio, de las esperanzas y los sueños frustrados. Y de eso, de los paisajes urbanos y los territorios de la conciencia, trata esta novela en la que los personajes, especialmente el narrador, Nacho Cuenca, testigo de un episodio violento del que surge la obra, muestran su propia percepción del fracaso y la desorientación de la generación perdida a la que pertenecen, en medio de un país inhabitable.
Pero Concerto Solli, de Nacho Cuenca. es también, por su prosa consistente, su mirada introspectiva y su reflexión existencial, una reivindicación de la escritura como salvación, como ejercicio de supervivencia en medio del naufragio.
Ardicia publica, con traducción de Enrique Moya Carrión, Los millones, una novela que publicó en 1908 Mijaíl Artsybáshev, representante del naturalismo tardío en la literatura rusa.
Con una potencia constructiva que a veces recuerda a Tolstói y a ratos la levedad ambigua de Chejov, se narra en ella la historia de un millonario moscovita insatisfecho que entre el hastío y el hartazgo representa la crisis de la conciencia finisecular y el impulso nihilista y autodestructivo del primer existencialismo.
Es la historia de una degradación, de una suma de fracasos en la búsqueda del sentido, de una secuencia de spleen y excesos que culminan en la bajada a los infiernos de la muerte por agua del millonario Mizhúyev, un personaje complejo y contradictorio, brutal y sensible.
Junto con su eficacia narrativa y la fuerza plástica de sus descripciones, la sutileza con que se profundiza en la psicología del protagonista quizá sea el mérito fundamental de esta novela corta e intensa.
En 1934, casi diez años después de El gran Gatsby, F. Scott Fitzgerald publicaba Suave es la noche, su novela más confesional y más elaborada.
Una novela que contiene dos historias: la de la superficie, con el triángulo amoroso formado por Dick Diver, el psiquiatra, su paciente-esposa Nicole y su amante Rosemary, y otra subterránea que proyecta los problemas personales de Scott Fitzgerald -las secuelas del alcohol, las dificultades económicas, los brotes esquizofrénicos de Zelda- en los vaivenes de su composición y en el ensombrecimiento progresivo que desde la segunda parte desmiente el comienzo luminoso y brillante de la novela en la Riviera francesa.
Escrita con interrupciones durante ocho años, Suave es la noche es la crónica de un fracaso múltiple -el de los protagonistas, el del autor, el de su entorno- y el relato del desmoronamiento de toda una época -los alegres veinte que eran el telón de fondo de El gran Gatsby- cuyas ilusiones truncó el crack del 29, que inevitablemente se refleja en esta bajada a los infiernos, en esta anatomía del desastre, en palabras de Enrique Vila-Matas.
Con una nueva traducción de José Luis Piquero, Hermida Editores publica esta crónica de la bancarrota emocional -como la definió Scott Fitzgerald- en la que se precipita una pareja en caída libre, cada vez más alejada del verso de Keats -Tender is the Night- que le da título.
Intensos, inquietantes, instalados en los códigos cambiantes que separan los normal de lo extraño, los siete relatos de Siete casas vacías de Samanta Schweblin que publica Páginas de Espuma exploran el confuso espacio de frontera que separa lo cotidiano y lo insólito, el sueño y la realidad, la locura y la cordura.
Siete cuentos, seis breves y uno llamativamente largo -La respiración cavernaria- que no por casualidad es el centro del volumen, con los que Samanta Schweblin obtuvo el IV Premio Internacional de narrativa breve Ribera del Duero.
Una atmósfera agobiante de pesadilla flota y pesa sobre estos relatos en los que los personajes y los ambientes domésticos que habitan establecen sorprendentes relaciones metonímicas.
Por debajo de estos cuentos perturbadores el lector asombrado intuye una turbulenta corriente subterránea en la que confluyen otros dos ríos caudalosos: el de la vida y el de la literatura.
Tras los once cuentos de Calles y otros relatos, Eterna Cadencia edita Ventanas y otros relatos, una segunda antología de relatos de Stephen Dixon (Nueva York, 1936) con otros once cuentos seleccionados, como en el volumen anterior, por Eduardo Berti, que en su prólogo destaca el equilibrio que hay en la narrativa de Dixon entre verdad e imaginación, entre realidad y fantasía, entre biografía e invención.
Traducidos con solvencia por Ariel Dilon, que ha mantenido el ritmo rápido de las frases cortas y relampagueantes, de la viveza de su oralidad, estos cuentos son una selección de la obra narrativa posterior a la que se recogió en Calles y otros relatos y dan una vuelta de tuerca a la complejidad del mundo narrativo que esconde su aparente sencillez, su engañoso realismo, sus estructuras caleidoscópicas.
La vida en la gran ciudad, las relaciones de pareja, los deterioros físicos y emocionales, las pérdidas y sus variantes son los temas en los que Dixon proyecta la potencia narrativa de una prosa coloquial. Lo más llamativo de estos textos: la directa desnudez de su estilo telegráfico que asegura la eficacia del impacto en el lector de unos relatos que, como en su maestro Chejov, bajo la superficie de su tono menor ocultan una enorme intensidad.
Es el primer volumen de cuentos que publica el poeta y novelista Miguel Naveros con once relatos sobre la memoria de los derrotados en la guerra civil agrupados en La derrota de nunca acabar, que edita Bartleby en su colección de narrativa.
Once relatos que, como explica su autor al final del libro, tienen su origen en la fascinación que desde su infancia ejercieron en él las historias que contaban su padre y sus amigos, que se consolaban de su condición de derrotados con el ejercicio del recuerdo y el relato.
De esa memoria oral de la guerra y la posguerra de los vencidos se nutren estos cuentos de exilios y de pérdidas, de derrotas y resistencias con los que Naveros reconoce la deuda que tiene con quienes perdieron la guerra, pero no la memoria oral que hizo suya el autor de estos cuentos.
Once textos protagonizados por once personas que se llaman Miguel en los que conviven la ficción y la realidad, la narratividad y el lirismo con una enorme variedad de enfoques y formas: desde el relato clásico a las escenas dialogadas, desde una entrevista de periódico a un monólogo o a la carta abierta del relato que da título al conjunto. O un fragmento de las memorias de un poeta llamado Miguel Naveros en un relato titulado significativamente El triunfo de la derrota.
Para que la memoria de la derrota se imponga sobre la derrota de la memoria y sobre el olvido.
Alberto Gómez.
Concerto Solli, de Nacho Cuenca.
Carpe Noctem. Madrid, 2015.
Entre lo personal y lo social, entre el flujo de conciencia y la crónica de un tiempo problemático contra el fondo de un país en crisis, Concerto Solli, de Nacho Cuenca la segunda novela de Alberto Gómez, que publica Carpe Noctem, es una obra de contrapuntos y de solos, como indica su título, lo que técnicamente se traduce en el gusto por el soliloquio que indaga en el interior del personaje.
Porque al fin y al cabo de eso han tratado siempre las novelas: de la relación problemática entre el individuo y el medio, de las esperanzas y los sueños frustrados. Y de eso, de los paisajes urbanos y los territorios de la conciencia, trata esta novela en la que los personajes, especialmente el narrador, Nacho Cuenca, testigo de un episodio violento del que surge la obra, muestran su propia percepción del fracaso y la desorientación de la generación perdida a la que pertenecen, en medio de un país inhabitable.
Pero Concerto Solli, de Nacho Cuenca. es también, por su prosa consistente, su mirada introspectiva y su reflexión existencial, una reivindicación de la escritura como salvación, como ejercicio de supervivencia en medio del naufragio.
Mijaíl Artsybáshev.
Los millones.
Traducción de Enrique Moya Carrión.
Ardicia. Madrid, 2015.
Ardicia publica, con traducción de Enrique Moya Carrión, Los millones, una novela que publicó en 1908 Mijaíl Artsybáshev, representante del naturalismo tardío en la literatura rusa.
Con una potencia constructiva que a veces recuerda a Tolstói y a ratos la levedad ambigua de Chejov, se narra en ella la historia de un millonario moscovita insatisfecho que entre el hastío y el hartazgo representa la crisis de la conciencia finisecular y el impulso nihilista y autodestructivo del primer existencialismo.
Es la historia de una degradación, de una suma de fracasos en la búsqueda del sentido, de una secuencia de spleen y excesos que culminan en la bajada a los infiernos de la muerte por agua del millonario Mizhúyev, un personaje complejo y contradictorio, brutal y sensible.
Junto con su eficacia narrativa y la fuerza plástica de sus descripciones, la sutileza con que se profundiza en la psicología del protagonista quizá sea el mérito fundamental de esta novela corta e intensa.
F. Scott Fitzgerald.
Suave es la noche.
Traducción de José Luis Piquero.
Hermida Editores. Madrid, 2015.
En 1934, casi diez años después de El gran Gatsby, F. Scott Fitzgerald publicaba Suave es la noche, su novela más confesional y más elaborada.
Una novela que contiene dos historias: la de la superficie, con el triángulo amoroso formado por Dick Diver, el psiquiatra, su paciente-esposa Nicole y su amante Rosemary, y otra subterránea que proyecta los problemas personales de Scott Fitzgerald -las secuelas del alcohol, las dificultades económicas, los brotes esquizofrénicos de Zelda- en los vaivenes de su composición y en el ensombrecimiento progresivo que desde la segunda parte desmiente el comienzo luminoso y brillante de la novela en la Riviera francesa.
Escrita con interrupciones durante ocho años, Suave es la noche es la crónica de un fracaso múltiple -el de los protagonistas, el del autor, el de su entorno- y el relato del desmoronamiento de toda una época -los alegres veinte que eran el telón de fondo de El gran Gatsby- cuyas ilusiones truncó el crack del 29, que inevitablemente se refleja en esta bajada a los infiernos, en esta anatomía del desastre, en palabras de Enrique Vila-Matas.
Con una nueva traducción de José Luis Piquero, Hermida Editores publica esta crónica de la bancarrota emocional -como la definió Scott Fitzgerald- en la que se precipita una pareja en caída libre, cada vez más alejada del verso de Keats -Tender is the Night- que le da título.
Samanta Schweblin.
Siete casas vacías.
IV Premio Internacional
de narrativa breve Ribera del Duero.
Páginas de Espuma. Madrid, 2015.
Intensos, inquietantes, instalados en los códigos cambiantes que separan los normal de lo extraño, los siete relatos de Siete casas vacías de Samanta Schweblin que publica Páginas de Espuma exploran el confuso espacio de frontera que separa lo cotidiano y lo insólito, el sueño y la realidad, la locura y la cordura.
Siete cuentos, seis breves y uno llamativamente largo -La respiración cavernaria- que no por casualidad es el centro del volumen, con los que Samanta Schweblin obtuvo el IV Premio Internacional de narrativa breve Ribera del Duero.
Una atmósfera agobiante de pesadilla flota y pesa sobre estos relatos en los que los personajes y los ambientes domésticos que habitan establecen sorprendentes relaciones metonímicas.
Por debajo de estos cuentos perturbadores el lector asombrado intuye una turbulenta corriente subterránea en la que confluyen otros dos ríos caudalosos: el de la vida y el de la literatura.
Stephen Dixon.
Ventanas y otros relatos.
Selección y prólogo de Eduardo Berti.
Traducción de Ariel Dilon.
Eterna Cadencia Editora. Buenos Aires, 2015.
Tras los once cuentos de Calles y otros relatos, Eterna Cadencia edita Ventanas y otros relatos, una segunda antología de relatos de Stephen Dixon (Nueva York, 1936) con otros once cuentos seleccionados, como en el volumen anterior, por Eduardo Berti, que en su prólogo destaca el equilibrio que hay en la narrativa de Dixon entre verdad e imaginación, entre realidad y fantasía, entre biografía e invención.
Traducidos con solvencia por Ariel Dilon, que ha mantenido el ritmo rápido de las frases cortas y relampagueantes, de la viveza de su oralidad, estos cuentos son una selección de la obra narrativa posterior a la que se recogió en Calles y otros relatos y dan una vuelta de tuerca a la complejidad del mundo narrativo que esconde su aparente sencillez, su engañoso realismo, sus estructuras caleidoscópicas.
La vida en la gran ciudad, las relaciones de pareja, los deterioros físicos y emocionales, las pérdidas y sus variantes son los temas en los que Dixon proyecta la potencia narrativa de una prosa coloquial. Lo más llamativo de estos textos: la directa desnudez de su estilo telegráfico que asegura la eficacia del impacto en el lector de unos relatos que, como en su maestro Chejov, bajo la superficie de su tono menor ocultan una enorme intensidad.
Miguel Naveros.
La derrota de nunca acabar.
Narrativa Bartleby. Madrid, 2015
Es el primer volumen de cuentos que publica el poeta y novelista Miguel Naveros con once relatos sobre la memoria de los derrotados en la guerra civil agrupados en La derrota de nunca acabar, que edita Bartleby en su colección de narrativa.
Once relatos que, como explica su autor al final del libro, tienen su origen en la fascinación que desde su infancia ejercieron en él las historias que contaban su padre y sus amigos, que se consolaban de su condición de derrotados con el ejercicio del recuerdo y el relato.
De esa memoria oral de la guerra y la posguerra de los vencidos se nutren estos cuentos de exilios y de pérdidas, de derrotas y resistencias con los que Naveros reconoce la deuda que tiene con quienes perdieron la guerra, pero no la memoria oral que hizo suya el autor de estos cuentos.
Once textos protagonizados por once personas que se llaman Miguel en los que conviven la ficción y la realidad, la narratividad y el lirismo con una enorme variedad de enfoques y formas: desde el relato clásico a las escenas dialogadas, desde una entrevista de periódico a un monólogo o a la carta abierta del relato que da título al conjunto. O un fragmento de las memorias de un poeta llamado Miguel Naveros en un relato titulado significativamente El triunfo de la derrota.
Para que la memoria de la derrota se imponga sobre la derrota de la memoria y sobre el olvido.
Santos Domínguez