22/5/15

Caballero Bonald. Desaprendizajes


José Manuel Caballero Bonald. 
Desaprendizajes.
Seix Barral. Barcelona, 2015.

Tu tarea consiste justamente en desocupar de falacias las volubles informaciones que se fueron juntando en tu experiencia, desplazar esos conocimientos a los trasuntos perdidizos del olvido, corregir desde el fondo lo infundado. Todavía estás a a tiempo de comenzar a reconstruir tu casa, reescribir tu historia, desaprendiendo al fin lo consabido.

Con esas líneas termina Desaprendizajes, el texto que contiene las claves del último libro de José Manuel Caballero Bonald.  Y ese es lógicamente el título del volumen que publica Seix Barral.

Todo lo subterráneo tiene un orden, escribe en uno de los poemas del libro. Y a encontrar ese orden, a explorar las claves invisibles de lo visible, a reordenar la realidad con la palabra se orientan los poemas de Desaprendizajes, que contienen en su incansable voluntad interrogativa una propuesta de restablecimiento del sentido, una reinterpretación del mundo a través de una poesía visionaria y desobediente en la que se conjugan ética y estética, crítica y memoria.

Como en gran parte de la obra de Caballero Bonald, el poema se convierte en un entramado lingüístico que contiene su propias claves porque vertebra una nueva imagen de la realidad, porque el texto es el resultado de una construcción verbal en la que se practica también el desaprendizaje de la gastada carga informativa del lenguaje para abordar un redescubrimiento del mundo, a medio camino entre las revelacionas iluminativas de los místicos y las exploraciones alucinadas de Rimbaud.

A esa nueva luz, con esa mano que toca el mundo para redescubrirlo, se suceden en los textos de Desaprendizajes el canto de los pájaros en la mañana de una fronda de cipreses, la mirada crítica sobre el paisanaje andaluz, la ambivalencia de un espejismo nocturno en el Campo del Sur o la identidad propia anclada en el frágil cañamazo en que se hilvana la memoria.

Deambulaciones en busca del secreto por los territorios oscuros de la conciencia y el recuerdo, aproximaciones al borde del abismo de los acantilados, rastreo de indicios retrospectivos… Esas son algunas de las claves de un libro que practica una poética de las heridas, pero es también una suma de discrepancias, una guía de perplejos y el relato de un viaje al fondo secreto de las cosas, al encuentro de sí mismo por parte de un poeta instalado conscientemente en la nocturnidad cuando la luz declina como la conciencia y el tiempo es una atenuada imperfección.

Santos Domínguez