William Butler Yeats.
Poesías reunidas.
Traducción de Antonio Rivero Taravillo.
Pre-Textos. Valencia, 2010.
El irlandés W. B. Yeats (1865-1939) es uno de los poetas imprescindibles del siglo XX y sin embargo su obra no se había traducido íntegramente al castellano hasta ahora. Existían traducciones de libros sueltos y antologías, versiones parciales de textos aislados que propusieron Juan Ramón, Cernuda, Jorge Guillén o Marià Manent, pero no una edición de su poesía completa. La traducción que Antonio Rivero Taravillo ha preparado para Pre-Textos consigue preservar la musicalidad del original y reflejar la variedad de metros y sones en la poesía de Yeats. Es uno de los grandes esfuerzos editoriales del año y una aportación que pone al alcance del lector en español una obra fundamental, una poesía que plantea un peculiar diálogo entre el poeta y el mundo. Conviven en ella lo autobiográfico y lo visionario, la expansión y la contención, lo local y lo universal, y el tono confesional cohabita con la alucinada voz del bardo o del oráculo. Probablemente la poesía contemporánea sería distinta, y peor, si W.B. Yeats no hubiera escrito algunos poemas esenciales como Bizancio o Un aviador irlandés prevé su muerte, que fundan una nueva manera de entender la poesía.
Manuel Altolaguirre.
Versos originales.
(Antología poética).
Estudio introductorio y selección
de Rosa Romojaro.
Renacimiento. Sevilla, 2010.
Un extenso y profundo estudio (
Poética de la vida y poética de la poesía) abre la antología poética de Manuel Altolaguirre que ha preparado Rosa Romojaro para
Renacimiento. Versos originales propone un amplio recorrido por la obra del malagueño a través de una selección representativa de su mundo poético. Entre la primera edición de
Las islas invitadas (1926) y los
Poemas en América (1955), diez libros que reflejan una trayectoria que integró poesía y vida a lo largo de más de tres décadas en las que Altolaguirre pasó de una mirada exterior integrada en la naturaleza a la interiorización conceptual. El agua y el espejo, la soledad y el tiempo, la naturaleza y la metáfora, la memoria y el árbol son los ejes de un poesía marcada por la dualidad entre lo objetivo y lo subjetivo, entre lo culto y lo popular, entre el cielo y el mar.
Guadalupe Grande.
Hotel para erizos.
Calambur Poesía. Madrid, 2010.
Como en las viejas mitologías y en los relatos orales, siete años ha empleado Guadalupe Grande en construir este Hotel para erizos que lleva dentro las variaciones de Mapas de cera. En sus versos libres laten palabras desveladas, insistentes como un recitativo o una pesadilla, reveladoras como una alucinación, implacables como la conciencia. Son las palabras de una poeta que mira desde sus páginas más acá de la memoria y más allá de los límites de lo visible para deletrear el mapa de la otra orilla, esa que sólo exploran quienes practican la ambición de la escritura como salvación y penitencia, como conocimiento y perplejidad: la brújula imantada por la tinta invisible con que se escribe este poema borrado.
Henry James.
La protesta.
Traducción de Pablo Sauras
Narrativas del Olivo Azul. Córdoba, 2010.
Fue la última novela que publicó Henry James. Su origen está en un texto teatral, lo que explica la agilidad de los diálogos y la fluidez de la acción. Pero está aquí también el narrador minucioso en las descripciones y sutil en el análisis sicológico de los personajes.
La protesta es una refinada novela de interiores que aunque apareció hace casi un siglo, en 1911, y muestra a un James en estado puro, no se había traducido hasta ahora al castellano. La traducción que ha hecho Pablo Sauras para
Narrativas del Olivo Azul ha sabido mantener la atractiva elegancia de la prosa de Henry James.
Varlam Shalámov.
Relatos de Kolimá.
III. El artista de la pala.
Traducción de Ricardo San Vicente.
Minúscula. Barcelona, 2010.
La pared se balanceó, y una conocida y dulzona sensación de náusea inundó mi garganta. La cerilla quemada en el suelo pasó flotando por milésima vez ante mis ojos. Alargué la mano para agarrar aquella inoportuna cerilla, pero desapareció; dejé de ver. Con esas frases comienza El artista de la pala. Es el tercero de los seis volúmenes que constituyen los Relatos de Kolimá de Varlam Shalámov, que Minúscula está editando en su totalidad. El infierno blanco de Kolimá, en Siberia, el paisaje de la taiga, los sufrimientos en los campos de trabajo, la injusticia, el dolor y la aniquilación a través de una sobrecogedora mirada en primera persona a la experiencia destructiva de los campos de concentración estalinistas.
Stanislaw Lem.
Magnitud imaginaria.
Traducción de Jadwiga Maurizio.
Introducción de Roberto Valencia.
Impedimenta. Madrid , 2010.
Impedimenta publica el segundo tomo de la trilogía fantástica que Stanislaw Lem tituló
Biblioteca del siglo XXI. Tras las reseñas de libros imaginarios de
Vacío perfecto, el primer volumen, Lem escribe en
Magnitud imaginaria cuatro prólogos a cuatro obras que no existen. Entre la ironía y la reflexión, las portadas y los cuatro textos introductorios de
Necrobias, del pornógrafo Cezary Strzbisz;
La Erúntica, de Reginald Gulliver, que enseñó a las bacterias la lengua inglesa; una
Historia de la literatura bítica, del profesor Rambellais, en cinco volúmenes que recogen la creación literaria de las computadoras, y la
Extelopedia Vestrand en 44 Magnetomos, con un espectacular y divertido pliego de muestra gratis. La imaginación rigurosa con la que Lem explora, como recuerda Roberto Valencia en su introducción, “la terrible vastedad de todas las cosas”.
Vampiros.
Edición y prólogos de Jacobo Siruela.
Atalanta Ars Brevis. Gerona, 2010.
En
Vampiros, Jacobo Siruela propone y prologa una selección de dieciocho textos sobre
la tempestuosa belleza del terror que exaltó Shelley y que encarnan estas criaturas híbridas de imaginación y zoología que están a medio camino entre el relato folclórico y el inconsciente colectivo. Tras un prólogo sobre la genealogía del vampiro y su morfología literaria, sobre el deseo de inmortalidad en la historia y su tratamiento literario, esta antología abarca los siglos XIX y XX. Se inicia con un relato de Tieck (
No despertéis a los muertos, 1800) y se cierra con las
Páginas del diario de una joven (1975), de Robert Aickman. En medio, de Polidori a Stoker, de Poe a Gautier, un espléndido conjunto de textos e ilustraciones que completan, con el enfoque plástico de la pintura, el grabado o el cine, esta inquietante mirada sobre una pesadilla constantemente actualizada.
Patricia Esteban Erlés.
Azul ruso.
Páginas de Espuma. Madrid, 2010.
La metaliteratura y la experiencia, la imaginación y la mirada, el sueño y la realidad conviven en los trece cuentos de Azul ruso, de Patricia Esteban Erlés. Trece historias intensas, breves y tristes que se desarrollan en un edificio de Praga habitado por personajes marcados por la limitación física o el desorden emocional. En los doce pisos del número doce de la calle Klementina, la atmósfera azul del frío y la tristeza, con doce gatos y el inquietante animal de raza azul ruso que mira desde el cuento central que da título al libro. En él, la borgiana Emma Zunz transforma en gatos a los hombres que cruzan la puerta del edificio.
John Irving.
La última noche en Twisted River.
Traducción de Carlos Milla Soler.
Círculo de Lectores. Barcelona, 2010
La última novela de John Irving (New Hampshire, 1942) vuelve a revelar la destreza narrativa de uno de los autores más leídos de la literatura norteamericana actual. Entre 1954 y 2005 transcurre esta obra, una narración itinerante que se articula en seis partes y se desarrolla en diversos lugares y paisajes. Desde el New Hampshire familiar de las novelas de Irving hasta Ontario, una historia con secretos y persecuciones. Y unos personajes que huyen del pasado y de sí mismos y establecen una oscura red de relaciones en las que el azar, el destino y la sorpresa cumplen un papel determinante en la peripecia de la novela, que es también un recorrido por la historia de los Estados Unidos en este último medio siglo. Quienes conozcan El mundo según Garp, Una mujer difícil o La cuarta mano tienen en La última noche en Twisted River una nueva oportunidad de renovar su admiración por John Irving.
Guillermo Cabrera Infante.
Tres tristes tigres.
Edición de Nivia Montenegro
y Enrico Mario Santí.
Cátedra Letras Hispánicas. Madrid, 2010.
Es una de las obras imprescindibles del boom de la novela latinoamericana. Tres tristes tigres se publicó en 1967, el mismo año que Cien años de soledad, es una recreación de La Habana nocturna de 1958, el último año de Batista. Pero es sobre todo, desde el título, una fiesta del lenguaje, una celebración lúdica de la palabra, una explosiva construcción verbal, que Cabrera Infante define como “una galería de voces, casi un museo del habla cubana, en la que generaciones por venir podrían oír hablar a sus ancestros.” La espléndida edición de Cátedra Letras Hispánicas restituye los veintidós cortes de la censura franquista y explica a pie de página las peculiaridades léxicas de esta novela que Cabrera Infante escribió en cubano. Una experiencia de lectura inolvidable.
Joseph Roth.
Izquierda y derecha.
Traducción de
Sandra Chaparro Martínez.
Barataria. Sevilla, 2010.
Un escritor -Joseph Roth- y un pintor -Georges Grosz- nos han dejado la mejor crónica del fin de una época: el desplome de la república de Weimar y la Mitteleuropa de entreguerras. Ellos firman desde la pintura y desde la literatura el testimonio de la degradación moral de la sociedad centroeuropea. Ambos abandonaron el expresionismo para integrarse en la nueva objetividad, una actitud con la que se daba respuesta a la disolución de un mundo arrasado por las consecuencias de la Gran Guerra y con el horizonte amenazador del nazismo como salida.
Izquierda y derecha, una novela de 1929 que publica
Barataria en una nueva traducción, es uno de los mejores cuadros de aquella Alemania convulsa y explosiva. Como en la pintura de Grosz, los personajes de Roth (los hermanos Berheim y el lúcido Nikolai Brandeis) son la reveladora representación social y ética de un mundo en crisis. Publicada un año antes que
Job, una de sus obras más celebradas, en
Izquierda y derecha está ya el Joseph Roth consciente de lo que le rodeaba y más brillante a la hora de expresarlo, con inteligencia y sin esperanza.
Santos Domínguez