Boris Vian.
Escritos pornográficos.
Traducción de Sofía Tros de Ilarduya.
Ilustraciones de Manuel Alcorlo.
Prólogo de Félix Romeo.
Rey Lear. Madrid, 2008.
Escritos pornográficos.
Traducción de Sofía Tros de Ilarduya.
Ilustraciones de Manuel Alcorlo.
Prólogo de Félix Romeo.
Rey Lear. Madrid, 2008.
Breviarios de Rey Lear recupera con una nueva traducción de Sofía Tros los Escritos pornográficos de Boris Vian ilustrados por Manuel Alcorlo y precedidos de un prólogo de Félix Romeo.
Todos esos nombres se han reunido en el rescate del libro irreverente y póstumo de uno de los escritores más provocadores de la posguerra francesa. Boris Vian (1920-1959), escritor polifacético y cruel, cantante patafísico y dramaturgo procaz y antimilitarista, músico de jazz y periodista, es autor de una obra amplia y polémica, la obra de quien vivió y escribió al límite y practicó la subversión como forma de vida y de escritura.
Estos Escritos pornográficos, que eran ya inencontrables en español y que acaba de rescatar Rey Lear, se publicaron póstumos en Francia en 1980 como una recopilación de textos dispersos organizados en dos partes: un primer capítulo teórico, con el texto de su conferencia Utilidad de la literatura erótica, y media docena de textos en verso y prosa que constituyen su parte práctica.
Brillantez, procacidad, juego y sentido del humor atraviesan estos textos que se justifican en esta declaración: leer libros eróticos, darlos a conocer y escribirlos es preparar el mundo del mañana y abrir la senda de la verdadera revolución.
Todos esos nombres se han reunido en el rescate del libro irreverente y póstumo de uno de los escritores más provocadores de la posguerra francesa. Boris Vian (1920-1959), escritor polifacético y cruel, cantante patafísico y dramaturgo procaz y antimilitarista, músico de jazz y periodista, es autor de una obra amplia y polémica, la obra de quien vivió y escribió al límite y practicó la subversión como forma de vida y de escritura.
Estos Escritos pornográficos, que eran ya inencontrables en español y que acaba de rescatar Rey Lear, se publicaron póstumos en Francia en 1980 como una recopilación de textos dispersos organizados en dos partes: un primer capítulo teórico, con el texto de su conferencia Utilidad de la literatura erótica, y media docena de textos en verso y prosa que constituyen su parte práctica.
Brillantez, procacidad, juego y sentido del humor atraviesan estos textos que se justifican en esta declaración: leer libros eróticos, darlos a conocer y escribirlos es preparar el mundo del mañana y abrir la senda de la verdadera revolución.
Claro que eso es en la parte de la conferencia en la que Vian se pone transcendente. Sólo un rato antes de acabar -en una penúltima provocación- en la paradoja de negar la existencia de la literatura erótica.
Santos Domínguez