24/7/07

Así vuela el cuervo


Ann Marie MacDonald.
Así vuela el cuervo.
Traducción de Gemma Rovira.
Lumen. Barcelona, 2007.

Con una cita de Isaiah Berlin (Estamos condenados a elegir, y cada elección puede conllevar una pérdida irreparable) se abre Así vuela el cuervo, la novela de la canadiense Ann-Marie MacDonald que publica la editorial Lumen.

Una novela de intriga muy bien elaborada, con la guerra fría al fondo, que prende al lector desde las primeras líneas:

Los pájaros fueron testigos del asesinato. Abajo, entre la hierba que acababa de brotar, destacaban las diminutas campanillas blancas de los lirios de los valles. (...) Los cuervos vieron el asesinato. Un vestido de algodón azul claro. Completamente quieto.
Desde lo alto del árbol, los cuervos observaban la pulsera de dijes que destellaba en la muñeca de la víctima. Era mejor esperar. La plata los atraía, pero era mejor esperar.

Alguien más, pero eso forma parte esencial de la trama y se sabrá mucho después, ve ese crimen. Una historia turbia, una intriga ambientada en una base militar canadiense en los años sesenta. Un oscuro asunto de asesinato y pederastia en el que un inocente paga por un crimen abominable que no ha cometido. Una familia aparentemente normal, aparentemente feliz. Una denuncia de la hipocresía social en una documentada novela en la que lo individual es el reflejo de una situación política y la mentalidad social condiciona los comportamientos personales y familiares.

Un thriller vertiginoso en el planteamiento y desarrollo de la acción, en su ritmo argumental, en la mirada (esta es una narración en la que lo visual es determinante) a los abismos de la conciencia y los comportamientos.

Tiene todos los ingredientes para ser una de las novelas que más se lean este verano. Y no le falta calidad, ni pulso novelístico, ni interés documental.

No deberían perdérsela. Si empiezan a leerla no podrán dejarla.

Mayra Vela Muzot