31 enero 2012

T. S. Eliot. La aventura sin fin


T. S. Eliot.
La aventura sin fin.
Edición de Andreu Jaume.
Traducción de Juan Antonio Montiel.
Lumen. Barcelona, 2011.

“El cuerpo ensayístico resumido en La aventura sin fin demuestra que T. S. Eliot fue uno de los críticos más ambiciosos y estimulantes del siglo XX”, explica Andreu Jaume en El rey del bosque, el prólogo que ha escrito para esta selección organizada cronológicamente entre 1919 y 1961 que publica Lumen.

Entre la provocación juvenil y la reflexión serena de la madurez, se refleja en ellos un itinerario de más de cuarenta años de ensayos de T. S. Eliot, un poeta fundamental que fue construyendo una obra ensayística de forma paralela o tranversal a sus dos momentos poéticos más importantes: La tierra baldía y Cuatro cuartetos.

Dante, Shakespeare, Byron o Baudelaire son objeto de la perspicacia crítica de Eliot, de su capacidad analítica y su profundidad incontestable en textos como el canónico Criticar al crítico, con el que se cierra una selección imprescindible de ensayos que han sido traducidos de manera intachable por Juan Antonio Montiel.

Santos Domínguez

30 enero 2012

Poe. Narrativa completa


Edgar Allan Poe.
Narrativa completa.
Edición, introducción y notas de
Margarita Rigal Aragón.
Cátedra Bibliotheca Avrea. Madrid, 2011.

Quizá la clave de todo Poe esté en una frase (Al principio fue el miedo) que Cortázar dejó caer estratégicamente en un lugar del prólogo memorable a su traducción de los cuentos completos.

Esa traducción canónica de los cuentos y la que hizo de la Narración de Arthur Gordon Pym son las que, junto con la que Margarita Rigal Aragón ha preparado de El diario de Julius Rodman, aparece en la edición en la que Cátedra Avrea ofrece la Narrativa completa de Edgar Allan Poe.

Precedidos de un estupendo estudio introductorio, se recogen en un volumen, además de los 67 cuentos, sus dos novelas: Narración de Arthur Gordon Pym y la truncada El diario de Julius Rodman.

Poe abordó en sus textos temas científicos y horrores variados, el misterio policial y la aventura y en más de una ocasión practicó la parodia de los viejos modelos narrativos. Revitalizó la narración de terror en La caída de la casa Usher y la de aventuras en El escarabajo de oro, fundó el relato policiaco con La carta robada y Los crímenes de la rue Morgue y fue el primero que hizo que el horror se independizara de la escenografía y que la sensación de terror surgiera en el interior del personaje y se transfiriera luego al lector a través del tono y de la atmósfera del relato.

Escribió cuentos alimenticios para salir del paso y obras maestras imprescindibles. Replanteó la creación literaria desde la premeditación calculada y su capacidad para la elaboración de atmósferas y para bucear en los mecanismos mentales que generan el efecto del terror. Su escritura despreció por igual la improvisación y el didactismo, la temática moralizadora y el descuido técnico. Sus textos teóricos y sus relatos siguen siendo hoy un referente modélico para los aprendices de escritores y para los narradores de oficio acreditado.

Santos Domínguez

27 enero 2012

La poesía es un fondo de agua marina


Santiago Montobbio.
La poesía es un fondo de agua marina.
El Bardo. Barcelona, 2011.

Tras veinte años de silencio, Santiago Montobbio escribió en unas pocas semanas de la primavera de 2009 una asombrosa cantidad de poemas: cerca de quinientos textos acumulados compulsivamente como un poseído por la palabra y el ímpetu creativo, en un proceso de escritura febril que se repitió en el verano y el otoño hasta casi completar el millar de poemas.

Acaba de aparecer una abundante selección de la primera fase de aquella actividad poética bajo el título La poesía es un fondo de agua marina (El Bardo).

Un conjunto de textos unidos no sólo porque responden a un mismo momento creativo y a idéntico ímpetu, sino porque insisten en la exploración de temas y actitudes que Santiago Montobbio había mostrado en sus libros anteriores.

La perplejidad de la mirada ante la irrupción del misterio, el destello de la revelación en los paisajes cotidianos, la evocación del pasado y el constante discurrir de lo exterior a lo interior, de la reflexión personal al diálogo con los otros, de las calles de Barcelona a la temporalidad o la conciencia del lenguaje y la defensa de la poesía como forma de consuelo y de conocimiento. Por eso Montobbio reivindica el texto poético como revelación y abismo, destello único.

Ese proceso en el que la poesía, entre la luz y la sombra, construye no solo al poeta sino a la persona, se resume ejemplarmente en este texto, uno de los mejores y más significativos del libro, porque sintetiza su concepción de la poesía como búsqueda y su relación carnal con las palabras:


MERODEO. TIENTO LAS PALABRAS,
me acerco a ellas, merodeo. Soy
un sondeo, un rodeo, un regreso.
En ellas me soy y vivo. Aliento,
alumbro, descubro. Adioses
aprietan y se juntan, caminos
perdidos de vidas muy antiguas,
tiempos idos. En todos ellos
merodeo. Y me soy, vivo.
Las palabras trazan mi cara
y mi forma en el destino.
Luz y abismo, las palabras tiento,
persigo, cerco. Todo es de las palabras.
Sobre ellas el vivir se rasga,
el vivir ellas pulsan, cifran, retratan.
Sólo en las palabras está el alma.

Santos Domínguez

26 enero 2012

Jordi Llovet. Adiós a la universidad


Jordi Llovet.
Adiós a la universidad.
Traducción de Albert Fuentes.
Galaxia Gutenberg / Círculo de Lectores. Barcelona, 2011.

El eclipse de las Humanidades es el subtítulo que Jordi Llovet ha elegido para resumir el sentido de su ensayo Adiós a la universidad, una reflexión crítica en primera persona sobre la irrelevancia de las humanidades en los planes de enseñanza. Un adiós personal que es el de quien se jubila como profesor universitario, pero que tiene un segundo sentido: la denuncia de la decadencia cultural en el páramo universitario español.

Planteadas como unas memorias que reflejan su experiencia de más de cuatro décadas como profesor de Estética y de Crítica Literaria en la Universidad de Barcelona, las páginas de este libro de Jordi Llovet que publica Galaxia Gutenberg / Círculo de Lectores abordan la banalización de la cultura en el Plan Bolonia, la especialización mezquina y unidimensional, la degradación del lenguaje y la descomposición del modelo cultural universitario entre el humor, la ironía y el sarcasmo. No es una casualidad que el capítulo que culmina este ensayo sea un Elogio de la palabra.

Santos Domínguez

25 enero 2012

El viaje de Mastorna


Federico Fellini.
El viaje de Mastorna.
Traducción de César Palma Hunt.
BackList Contemporáneos. Barcelona, 2011.


Es el guión de un sueño que Fellini no llegó a filmar y que siempre apreció como el proyecto frustrado de la que podría haber sido su mejor película. Está basado en Lo stranno viaggio di Domenico Nolo, un relato de Dino Buzzati, con quien el cineasta había empezado en 1965 a redactar este texto sobre la muerte.

Una leyenda siniestra rodea El viaje de Mastorna, la película frustrada de la que Fellini tuvo que desistir tras un serio problema de salud. Retomó el proyecto en 1992 y en agosto del año siguiente sufrió un derrrame cerebral que se repitió en octubre y lo llevó a la muerte.

Tras un aterrizaje forzoso en mitad de una plaza, entre calles y rascacielos, el violoncelista Guido Mastorna entra en un espacio onírico, en un mundo de pesadilla, en un círculo que debe tanto a Kafka como a Dante. Se inicia así una peregrinación por un mundo espectral e incomprensible recorrido por el protagonista, un extranjero consternado y perplejo al que no le sirven sus documentos ni le hablan en su lengua.

Hay en este espléndido guión el mismo mestizaje de sueño y realidad que en el cine de Fellini desde Roma, la película que rodó después de este proyecto frustrado que comparte una misma estética y más de una escena con las que aparecen en El viaje de Mastorna.

Como en el viaje marítimo de Y la nave va, también hay aquí un viaje metafórico que vertebra el relato y marca la articulación de las escenas. Como en Ginger y Fred y en Entrevista, el viaje espacial se combina con el viaje temporal, con la vuelta al pasado y la mirada hacia atrás de los personajes.

Y todo en este guión queda atravesado por un onirismo que tiñe de absurdo los espacios exteriores y los ambientes interiores, las acciones y los diálogos, las situaciones y los personajes.

La soledad en medio del gentío, la incomunicación en un babel confuso de lenguas, un viaje en tren para el que no se permiten equipajes, el cadáver de un papa en silla gestatoria y en procesión macabra por la estación de trenes, un ferrocarril de cuatro pisos, la visión por el protagonista de su propio cadáver entre los restos del avión, una sesión de espiritismo y striptease, suicidas que son muertos vivientes y se levantan como zombies, familias muertas en accidentes de tráfico, un ministro y un cardenal en el prostíbulo, un infierno que parece un paraíso, una feria de sueños perennes, el reencuentro con viejos amigos, con familiares y ambientes del pasado, un insomne profesor de Filosofía que no cree en la inmortalidad del alma, pero sí en la del cuerpo, un sepulturero que recuerda a los de Hamlet, la amputación quirúrgica de la memoria...

Son algunas de las situaciones de un viaje similar al que hizo Dante en la Divina Comedia, no sólo porque aquí también hay una bajada al subsuelo y un guía, sino también porque Guido Mastorna vuelve al mundo -en otro avión- en Florencia.

Y sobre todo, porque ese viaje y ese sueño construyen, como en el poema dantesco, el relato de un viaje al interior del protagonista, que regresa transformado, convertido en otro para mirar el mundo con una nueva perspectiva.

Santos Domínguez

24 enero 2012

Irene Jiménez. La suma y la resta


Irene Jiménez.
La suma y la resta.
Páginas de Espuma. Madrid, 2011.


Esta joven murciana se ha consolidado como una magnífica escritora de relatos con la publicación de esta cuarta obra editada por Páginas de Espuma.

La hora de la siesta, su primer libro, publicado en 2001, fue muy aplaudido por la crítica. En 2003 apareció El placer de la Y y en 2007 Lugares comunes, también publicado en esta editorial.

La suma y la resta es su última obra. Se trata de un conjunto de siete relatos cuyos títulos son los nombres propios de sus protagonistas. Esto sirve para dotarlo de unidad y concebirlo como un juego en el que cada cuento surge del anterior en una estructura circular. Así, aunque cada uno de ellos pueda ser leído de manera independiente, enlazados forman casi una novela.

Una de las características más destacables del libro es el gusto por el detalle en la descripción de ambientes y personalidades. Por ello, a pesar de la poca extensión de los cuentos, los personajes quedan perfectamente dibujados en esas pocas líneas que narran un instante cotidiano de sus vidas en el que lo ordinario se convierte en trascendental.

Dentro de ese contexto, unos personajes afrontan la vida como una suma de conocimientos que les permite avanzar y evolucionar, mientras que otros solo ven la resta en su existencia diaria.

La narración en tercera persona, el punto de vista omnisciente y la introspección psicológica permiten que nos sumerjamos en las profundidades de su realidad.

Solo un punto negativo en este libro: que no continúe; que los relatos finalicen tan rápido que nos quedemos con ganas de saber más.

Alba Pavón

23 enero 2012

Oyendo lo que algunos dicen públicamente


Jorge Rodríguez Padrón.
Oyendo lo que algunos dicen públicamente.
Debates con la poesía española.

Calambur Ensayo. Madrid 2011.

En las trescientas densas y apretadas páginas de Oyendo lo que algunos dicen públicamente, que publica Calambur en su colección de ensayo, Jorge Rodríguez Padrón hace una reivindicación del riesgo poético frente al conformismo y de la ambición expresiva frente a la poesía de vuelo corto que ha marcado el canon poético español de los últimos treinta y cinco años.

Fechados entre octubre de 2004 y abril de 2007, los textos que se reúnen en este volumen no dan tregua al lector con análisis discutibles, pero de implacable coherencia. Son, como indica el subtítulo, debates con la poesía española. Debates que van más allá de la polémica personal para trazar un panorama caracterizado, según el autor, por la pobreza y la pequeñez y para reflexionar sobre el sentido de la poesía y su virtualidad creativa.

Desde una mirada crítica a la poesía de la experiencia y frente a la mera instrumentalización comunicativa que ha caracterizado la parte más visible de la poesía figurativa española durante las últimas décadas, Jorge Rodríguez Padrón defiende el hueco, “el hiato de asombro” como el lugar del poema, como el espacio que lleva hasta el hallazgo desde la perplejidad, que es la energía primera de la palabra poética.

En ese debate dialéctico, se reivindica la individualidad creativa frente al seguidismo generacional; el canto frente al cuento; frente a la tradición discursiva de la herencia realista, la poesía que cuestiona el lenguaje poético y se justifica en la búsqueda desde los márgenes del inconformismo y de la resistencia.

Frente a una tendencia conformista y anclada en lo que Valente llamó “poesía monosémica y ramplona”, se propugna en estos textos que la escritura consiste en “estar en permanente desajuste con el mundo y con el lenguaje; y, por eso, en diálogo con ambos” y cuya razón primera es “la resistencia de la palabra poética ante todo lenguaje acartonado, petrificado por el poder, y que el poder maneja sutilmente para captar adeptos y perpetuarse. Esta diferencia que me ocupa (y preocupa) quiere ser –aun a costa de perder- una apuesta por el riesgo antes que una entrega a la cómoda reiteración de la uniformidad.”

Santos Domínguez

20 enero 2012

Caballero Bonald. Entreguerras


José Manuel Caballero Bonald.
Entreguerras.
o De la naturaleza de las cosas.
Seix Barral. Barcelona, 2012.

De la naturaleza de las cosas es el lucreciano y elocuente subtítulo con el que José Manuel Caballero Bonald resume el sentido indagatorio de Entreguerras, el libro que acaba de publicar Seix Barral.

A diferencia del resto de su obra poética, no se trata de un conjunto de poemas, sino de un solo y largo poema unitario compuesto por casi tres mil versículos organizados en un prefacio y catorce capítulos.

Versículos que fluyen con la libertad de la palabra y el desorden del recuerdo sin más signos de puntuación que las interrogaciones y las exclamaciones, dictados por un ritmo que no procede de la norma sintáctica, sino por el flujo y el reflujo del recuerdo que evoca el poeta en el breve texto explicativo que abre el libro.

Porque, como la mayor parte de su obra, Entreguerras es un libro con voluntad interrogativa, una nueva indagación de Caballero Bonald en la memoria, que es uno de los pilares centrales sobre los que se sostiene su obra poética y narrativa.

El entramado irracional de la memoria, la sucesión torrencial de sus imágenes hacen de Entreguerras un poema-río –poema fluvial lo llama su autor-, con una corriente y unas zonas de sombra, con sus materiales turbios y aluvionales que a veces inundan las orillas; una navegación por la autobiografía vital y literaria, por la actitud moral y política del poeta; un homenaje explícito o tácito a sus autores predilectos – de Virgilio a Gonzalo Rojas, de Góngora a Valente, de Juan Ramón a Mallarmé-, a sus amigos o a sus referentes éticos o paisajísticos:

he recorrido tierras sitios que se fueron volviendo difusos irreales
a medida que me iba alejando de ellos que los iba evocando
(...)
rastros ya inexistentes de una geografía desmantelada por los años

Escrito entre abril de 2010 y octubre de 2011, con el tono salmódico y el ritmo enumerativo del Caballero Bonald más visionario, Entreguerras es el resultado de un viaje interior por la memoria caótica y conflictiva, por los conflictos personales y sociales en busca de iluminaciones que den sentido al mundo y vertebren los recuerdos dispersos, frágiles y dudosos:

volubles son y lóbregas las puertas condenadas del pretérito
allí vacila y comparece a todas horas el espesor de esa entelequia
donde van albergándose emociones falacias escombreras de sueños
allí donde también se han ido amontonando los desperdicios de la historia
hasta formar un insepulto estorbo de afrentas malandanzas desmanes
cuando ya nada es cierto sino aquello que incluye el rango de la duda

Entreguerras se va construyendo de una manera secuencial y acumulativa mediante la traducción a imágenes de los materiales de aluvión de la experiencia vivida y leída, ensamblada con libros y lugares que describen la geografía física y la memoria personal habitada por el poeta. El Madrid de la posguerra -la ciudad asediada de vítores y máscaras de adalides-, Doñana -esa venerable concordancia edénica- y el Mediterráneo -mis sucesivas patrias ya para siempre juntas en los predios de la credulidad- y un hilo conductor: la conciencia del paso del tiempo, de un mientras que se repite anafórica y significativamente en muchos de los versículos del libro:

mientras lo ya vivido se desliza hacia el despeñadero que precede a la nada
y todos los ayeres fidedignos forman un solo instante de incertezas

Esa presencia de la temporalidad va ganando intensidad hasta inundar los versos del libro para convertirse en un recuento en forma de soliloquio, en una búsqueda de explicaciones, en un testimonio de incertidumbres y en una declaración de últimas voluntades para sobrevivir a las plurales índoles del miedo, hasta la interrogación con la que se cierra el libro:

mientras musito escribo una vez más la gran pregunta incontestable
¿eso que se adivina más allá del último confín es aún la vida?

Santos Domínguez

19 enero 2012

Manuel Azaña. La velada en Benicarló


Manuel Azaña.
La velada en Benicarló.
Prólogo de Isabelo Herreros y José Esteban.
Epílogo gráfico de Vicente A. Serrano.
Reino de Cordelia. Madrid, 2011.

No es el fruto de un arrebato fatídico. No era un vaticinio. Es una demostración. Así resumía Manuel Azaña en mayo de 1939 el sentido de La velada en Benicarló, que apareció en dos ediciones en París y en Buenos Aires. Era su testamento político. Año y medio después, el 3 de noviembre de 1940, moría en Montauban. Reino de Cordelia acaba de publicar esa obra en una espléndida edición conmemorativa, con prólogo de Isabelo Herreros y José Esteban y un espectacular epílogo gráfico de Vicente A. Serrano. Tanto el cuidado en la publicación del texto como la introducción y el álbum que le sirve de epílogo harán de este un volumen de referencia en las ediciones de esta obra esencial de Manuel Azaña.

Santos Domínguez

18 enero 2012

Perspectivas sobre Valente

El guardián del fin de los desiertos.
Perspectivas sobre Valente.
Edición de José Andújar Almansa
y Antonio Lafarque.
Pre-Textos. Valencia, 2011.

En 2010 se desarrolló en Almería un ciclo de conferencias en torno a la obra de José Ángel Valente. La poesía, la prosa de creación, la traducción o el ensayo fueron las formas en las que se encauzó una escritura decisiva en el panorama de la literatura contemporánea.

En torno a la multiplicidad coherente de ese mundo literario y al sentido unitario de la teoría y la práctica de la poesía en Valente giran los estudios críticos que Pre-Textos reúne en El guardián del fin de los desiertos con los textos de aquellas conferencias que abordaron desde distintas perspectivas una obra tan exigente como la del autor de Material memoria, Mandorla o Las palabras de la tribu.

Organizado en tres apartados que juegan con títulos de Valente
(La memoria, Los signos, Centro y variaciones), El guardián del fin de los desiertos es una invitación a recorrer la obra del poeta desde el desierto que atraviesa en su libro inicial (Cruzo un desierto y su secreta /desolación sin nombre) hasta la cima del canto de su último texto, en el que Valente se confunde con el ruiseñor: Cima del canto./El ruiseñor y tú / ya sois lo mismo.

Y precisamente son esos los dos pasajes valentianos que aparecen más insistentemente en estos artículos que abordan
los cauces expresivos, los temas y los símbolos, las ideas y el sentido de una obra total.

Poesía y prosa, ensayo y creación, crítica y traducción son facetas distintas y complementarias de la escritura de Valente, piezas coherentes de un universo literario y un conocimiento abismado que construye una poética de los límites que se mueve entre la memoria y la luz, entre el vuelo y el naufragio, entre el limo originario y la ciudad celeste, en aquel luminoso sur almeriense donde escribió párrafos como este:

Entre la Alcazaba y la azotea donde escribo vuela en amplios círculos una bandada de palomas con las alas pintadas. La luz se reduce hacia el poniente. Tales hombres habitaron este mismo lugar. Acaso, de algún modo, lo habitan todavía. O acaso, digo, nosotros escribimos aún sobre sus respiraciones sumergidas, sobre las tenues, no visibles membranas de su espíritu, sobre la latitud de su resurrección.
Santos Domínguez

17 enero 2012

Campos Reina. Obra breve



Juan Campos Reina.
Dulces tormentos.
Obra breve.
Debolsillo. Barcelona, 2011.

Cuando acaban de cumplirse dos años de la muerte del escritor cordobés Juan Campos Reina (Puente Genil, 1946-Málaga, 2009), Debolsillo publica en un estuche que llega hoy a las librerías tres volúmenes que recogen su obra breve: su primera novela, Santepar; los relatos completos de Tango rojo y Dulces tormentos, en los que se revitaliza la herencia de la mirada negra de Quevedo, Goya, Solana y Valle, y los ensayos inéditos sobre arte y literatura de Librepensamiento I y II o las reflexiones autocríticas de La saga de los Maruján, sobre la Trilogía del Renacimiento. La prosa medida y brillante del narrador y el pensamiento profundo y sutil del ensayista están presentes en estos tres volúmenes que recogen una parte fundamental de la obra de un escritor tan secreto como excelente.

Santos Domínguez

16 enero 2012

Maupassant. Cuentos completos


Guy de Maupassant.
Cuentos completos.
Edición y traducción de Mauro Armiño.
Páginas de Espuma. Madrid, 2011.

En dos espectaculares volúmenes en tapa dura con estuche, Páginas de Espuma publica por primera vez en español la totalidad de la narrativa breve de Guy de Maupassant, en una edición preparada y traducida por Mauro Armiño.

Maestro de la narrativa breve y la palabra justa, Maupassant (1850-1893) es para muchos no sólo el más actual de los narradores naturalistas, sino uno de los mejores escritores de relatos cortos de la historia de la literatura.

Junto con Poe y con Chejov, al que enseñó –como explicaba Harold Bloom- a representar la banalidad en sus cuentos, Maupassant forma parte de la trinidad de autores fundamentales de la narrativa breve decimonónica. Cada uno de ellos, desde su propio ámbito temático, con diferentes miradas y con su propia tonalidad personal, desempeña un indiscutible papel fundacional en el cuento del siglo XX.

La espléndida edición de Páginas de Espuma, ilustrada con abundante material gráfico de la época, se organiza en dos volúmenes que recogen 303 relatos: desde 1875 hasta 1884 los del primer tomo y desde 1884 hasta 1891 los del segundo.

Entre La mano disecada y El buhonero, desde Bola de sebo hasta Las tumbales, pasando por obras maestras del género como La casa Tellier, Mademoiselle Fifi, Coco, El collar o El Horla, estos textos trazan un recorrido completo por una obra diversa en temas, en tonos y en atmósferas morales.

Sus relatos construyen, en una constante lección narrativa, el canon del relato perfecto. La técnica y el oficio de Maupassant, su destreza en el uso de la mecánica del cuento, la capacidad de observación del detalle, la astucia en el manejo de la intriga y la sorpresa despiertan el interés del lector ante unos textos que son mecanismos de precisión en los que nada sobra, unos relatos sostenidos por personajes caracterizados con sobriedad y eficacia por sus actos y sus palabras.

La calidad de su prosa se suma al arte de la composición que evidencian estos relatos desarrollados en ambientes rurales o urbanos. Sombríos o humorísticos, ingeniosos o trágicos, hondos o superficiales, ásperos o melancólicos, pero siempre significativos de su talento, reflejan al Maupassant más moderno, quizá el más directo y cercano de los narradores del XIX.

El pesimismo, la crueldad del mundo, las patologías de la conducta, el egoísmo y la venganza, la pequeñez de la clase media y la miseria moral y material de las clases bajas, la crítica de la hipocresía o la ironía amable, más compasiva que la de su maestro Flaubert, sus desenlaces sorprendentes o sugeridos siguen sosteniendo en pie unos textos en los que la mirada introspectiva hacia el terror convive con la crítica social, la actitud acusatoria cohabita con el humor y la brutalidad con el afecto.

Pero además de ese corpus completo de relatos, esta edición se abre con una indispensable introducción de Mauro Armiño, que ofrece al lector un recorrido por la vida frenética de Maupassant, que empezó siendo alocado y acabó hundido en la locura, por su entorno social y cultural, por la influencia decisiva de Flaubert y por su mundo narrativo, al que se dedica una clasificación temática que lo organiza en torno a varios ejes que reflejan la enorme variedad de ambientes, enfoques e intereses de sus cuentos: del adulterio al suicidio, de los celos a la vejez, de la familia al viaje.

Junto con esa propuesta de clasificación, se ofrece un resumen de cada cuento en orden alfabético, un recorrido por las adaptaciones teatrales y cinematográficas de los relatos, un detallado cuadro cronológico de la biografía de Maupassant y del entorno histórico y social en el que se produjo y una exhaustiva bibliografía activa y pasiva sobre el autor y su obra.

En un apéndice final se incluyen seis textos heterogéneos, que van de la fantasía sin límites hasta un semiensayo sobre la literatura fantástica.

La edición se cierra con un índice alfabético de títulos en español y en francés que permiten una localización rápida de los cuentos.

Remy de Gourmont, que no valoraba la superficialidad de sus novelas, escribió este elogio definitivo y profético de los relatos de Maupassant: De sus cuentos se harán tiradas en uno o dos volúmenes muy buenos, uno de historias un poco atrevidas, el otro de los relatos más moderados, que se transmitirán eternamente.

Maupassant no fue el más sutil de los narradores, pero sí uno de los más convincentes y poderosos en la creación de atmósferas y ambientes. Sin sus cuentos, que ejercieron una influencia determinante sobre Chejov y sobre la narrativa norteamericana, probablemente la literatura del XX no hubiera sido la misma.

Santos Domínguez

13 enero 2012

El gato negro del amor

Kepa Murua.
El gato negro del amor.
Calambur Poesía. Madrid, 2011.

Escritos entre 2005 y 2006, entre Londres, Toronto y Nueva York, los poemas de El gato negro del amor que publica Calambur componen un libro autobiográfico sobre el amor y la separación, un autorretrato sucesivo que se alimenta de la memoria y de la espera.

Confesionales e intensos, intimistas y distantes, los poemas de este libro lírico y narrativo proyectan su nostalgia y su esperanza en las figuras simbólicas de los gatos que, como los ángeles de Alberti, representan estados de ánimo, situaciones emocionales. Domésticos o callejeros, dóciles o rebeldes, son la imagen del pasado o del futuro, de la oscuridad solitaria o el color de la amistad.

Kepa Murua ha convocado en estos poemas el poder curativo de la poesía frente al silencio y la soledad, frente a la noche y el frío, porque faltaba este poema / que ahora escribo en la nieve.

Santos Domínguez

12 enero 2012

Borges. Textos recobrados


Jorge Luis Borges.
Textos recobrados.
Debolsillo. Barcelona, 2011.

Debolsillo publica por primera vez en España la abundante obra inédita de Borges. Los tres volúmenes de Textos recobrados organizan cronológicamente un abundantísimo y variado material textual (poesía, prosa poética, relatos, artículos, reseñas, discursos, notas de lectura y de cine, entrevistas, traducciones, prólogos o encuestas) que Borges no había reunido en sus libros. Más de 1.200 textos escritos entre 1919 y 1986 y agrupados en un conjunto que se completa con notas y comentarios, con fragmentos de sus cartas y con índices temáticos y alfabéticos que facilitan la navegación por el mar Borges, un autor oceánico, un mar cambiante y nunca menor.

Santos Domínguez

11 enero 2012

La noche feroz


Ricardo Menéndez Salmón.
La noche feroz.
Seix Barral. Barcelona, 2006.

Una noche intensa y larga; un maestro desolado por el remordimiento; un cura salvaje y asesino; una niña asesinada; dos inocentes perseguidos por el bosque como bestias heridas; un tiempo evocado y trágico, el de la guerra civil; un escenario norteño, Promenadia, el pueblo escondido entre montañas y fundado por un desertor francés durante otra guerra, la de la invasión napoleónica.

Sobre esos elementos se condensa la concentrada potencia narrativa de La noche feroz, una novela corta excepcional que se publicó en 2006 y que ahora reedita Seix Barral. Con ella regresaba Ricardo Menéndez Salmón a un territorio rural imaginario, al paisaje oscuro y mítico que había creado en su novela anterior, Los arrebatados, y al que habría de volver en Derrumbe, su libro siguiente.

La noche feroz es una incursión en el mal –porque se trata del mal, de eso se trata-, un descenso a las raíces de la crueldad, a la violencia protagonizada por unos cazadores de hombres, asesinos de inocentes a la huella del horror –nada deja tanta huella como el aprendizaje del horror- y en el infierno, porque en los pueblos pequeños el infierno es siempre grande.

Es la noche oscura del hombre, la noche del lobo y el cazador, la de la culpa y el castigo, la del fracaso y el miedo, la de la nieve y el fuego, la de las víctimas y los asesinos, la del poder fascinante de la maldad:

De todos los placeres que conoce el hombre, ninguno mayor que el de causar dolor. (...) Porque el hombre levanta puentes, domestica selvas o resuelve problemas matemáticos planteados hace cientos de años, pero todo su genio, toda su paciencia y todo su fervor palidecen ante el enigma de su maldad.

Pero, además de esto, lo que hace de La noche feroz una novela imprescindible es la concentración narrativa de sus menos de cien páginas, la intensidad de su prosa, la capacidad descriptiva de sus breves capítulos, el sentido del ritmo y la calidad de página sostenida en todo el libro.

Estos dos párrafos son un ejemplo:

Bajo el manto de la noche, los tres forman una estampa de cierta edad espectral. Guerreros aqueos conjurados bajo el recuerdo del fantasma de Helena, o bárbaros a las puertas de Roma, o católicos velando armas en las horas previas a la matanza de San Bartolomé. Todos fuman cuarterón agrio, abrevando en el fuego que La Muerte les sirve por turno. Luego, como conjurados, proceden a besarse en las mejillas y se desean suerte. Huelen a la tierra que pisan.

A una orden del cura, parten en dirección al pozo donde hallaron a la niña. Una blancura lunar lo invade todo: cada objeto, cada ser vivo, cada recodo del camino vibra en la placa fotográfica de su luz. Hombres y bestias recuerdan a buzos sorteando barreras de coral, ectoplasmas en movimiento, dibujos animados. En la primera encrucijada, mientras los perros exhalan un humor rancio y fétido, un disparo rasga la paz del grupo.


Santos Domínguez

10 enero 2012

Proust. Los salones y la vida de París


Marcel Proust.
Los salones y la vida de París.
Prólogo de Luis Antonio de Villena.
Traducción deEduardo Caballero Calderón.
Ediciones Espuela de Plata. Sevilla, 2011.

Con prólogo de Luis Antonio de Villena, Espuela de Plata recoge en un volumen los artículos juveniles de un Proust diletante que pasea su mirada y su palabra por los salones de la alta sociedad parisina en el Faubourg Saint-Germain. Muchos de los ambientes y de los personajes que reflejó en estas crónicas de sociedad pasarían a formar parte de la serie En busca del tiempo perdido. El tiempo crepuscular, la memoria de la infancia, el refinamiento decadente recorren estos textos delicados y evocadores que prefiguran el mundo de Guermantes y reflejan su alma, algo fantástico, melancólico y acariciante, como una frase de Schumann.

Santos Dominguez

09 enero 2012

Manifiestos vanguardistas latinoamericanos


Manifiestos vanguardistas
latinoamericanos.

Recopilación de Claudia Apablaza.
Prólogo de Jordi Corominas.
Barataria. Humo hacia el sur. Madrid, 2011.

Tintas planas: azules, amarillas, rojas. En medio vaso de gasolina, nos hemos tragado literalmente la avenida Juárez, 80 caballos. Me ladeo mentalmente en la prolongación de una elipse imprevista olvidando la estatua de Carlos IV. Accesorios de automóviles, refacciones Haynes, llantas, acumuladores y dinamos, chasis, neumáticos, klaxons, bujías, lubricantes, gasolina. Estoy equivocado, Moctezuma de Orizaba es la mejor cerveza en México, fumen cigarros del Buen Tono, S.A., etcétera, etcétera. Un ladrillo perpendicular ha naufragado en aquellos andamios esquemáticos. Todo tiembla. Se amplían mis sensaciones. La penúltima fachada se me viene encima.

Es un fragmento de uno de los manifiestos vanguardistas latinoamericanos que reúne Barataria en un volumen recopilatorio preparado por Claudia Apablaza y prologado por Jordi Corominas.

Pertenece al Comprimido estridentista de Manuel Maples Arce y es el texto fundacional del movimiento estridentista que surgió en México en 1921. Y eso, estridencia y ruido y humo, es lo que dejaron –como en Europa- la mayor parte de unos movimientos que basaban la renovación estética más en la destrucción que en la creación consistente, más en la negación y en la ruptura del canon clásico que en una alternativa duradera.

Entre la ingenuidad auroral y periférica del dominicano Vedrinismo, el primer movimiento vanguardista latinoamericano, y el algo anacrónico pero muy elaborado Nadaísmo colombiano, se recogen aquí -con textos introductorios de Claudia Apablaza- casi treinta manifiestos que trazan un mapa de la vanguardia y proponen un recorrido por las revistas que los publicaron.

Y en torno al Creacionismo, el Ultraísmo, el Martinfierrismo o el manifiesto cubano de Orígenes, nombres cruciales como los de Huidobro, Vallejo, Borges, Oliverio Girondo, Nicolás Guillén, Lezama Lima, Eiseo Diego o Gastón Baquero.

Nombres que renovaron –con su obra más que con estas declaraciones- la poesía en español del siglo XX, aportaron nuevos temas, experimentaron con las formas, propusieron nuevas actitudes y ensayaron nuevos tonos poéticos que en conjunto suponían la incorporación de la poesía latinoamericana a la modernidad y a la libertad creativa.


Santos Domínguez

06 enero 2012

Wallace Stevens. Ideas de orden


Wallace Stevens.
Ideas de orden.
Versión de Daniel Aguirre.
Lumen. Barcelona, 2010.

En edición bilingüe y con traducción de Daniel Aguirre, Lumen publica Ideas de orden, un libro central en la trayectoria poética de Wallace Stevens (1879-1955), quizá el más importante de los poetas norteamericanos del siglo XX.

En su obra fundió lo universal y lo local, la palabra y la mirada, el sujeto y el objeto, lo concreto y lo abstracto, lo sensorial y lo intelectual para hacer visible lo oculto y para ocultar lo visible. Sutil y visionaria, ambiciosa y difícil, esta poesía mantiene un diálogo intenso y continuo entre realidad e imaginación, entre orden y cambio. Porque el poema es para Wallace Stevens una exploración del mundo, otra forma de pensamiento y de conocimiento, una indagación en la capacidad reveladora del lenguaje, una poderosa meditación sobre el lugar del poema, sobre el conocimiento y la búsqueda, sobre el mundo y la creación poética que resume al mejor Wallace Stevens.

Está en este libro un texto considerado por la crítica como uno de los grandes poemas del siglo XX, La idea del orden en Cayo Hueso. En él resumía el poeta su misión en el mundo: manía del artífice por ordenar palabras de la mar.

Santos Domínguez

04 enero 2012

Jin Ping Mei II


El erudito de las carcajadas.
Jin Ping Mei II.

Traducción, introducción y notas
Alicia Relinque Eleta.
Memoria mundi. Atalanta. Gerona, 2010.

Atalanta publica el segundo tomo de Jin Ping Mei, una espléndida novela y un retrato crítico del poder en la sociedad china de la época Ming. Ambientada en el siglo XII, escrita casi quinientos años después y publicada en 1617, su título alude a los tres personajes femeninos centrales y en cuanto a su vengativo autor, se ocultó bajo un estrafalario seudónimo, El Erudito de las Carcajadas de Lanling, por dos razones tan verosímiles como decisivas: la sexualidad explícita de sus episodios y la crítica del poder y de la corrupción política que hay en sus páginas.

La edición que completa ahora Atalanta con los últimos cincuenta capítulos, traducida directamente del original chino por la sinóloga Alicia Relinque e ilustrada con cien imágenes en blanco y negro, es, además de la primera que se hace en español, la versión más completa que existe en una lengua occidental del Jin Ping Mei, una novela fundacional, escandalosa y ejemplar a un tiempo.

Santos Domínguez

02 enero 2012

¡Rumbo a Poniente!


Charles Kingsley.
¡Rumbo a Poniente!
Traducción de Susana Carral.
Ilustraciones de N.C. Wyeth.
Rey Lear. Madrid, 2011.

Con las espléndidas ilustraciones en color que realizó en 1920 el norteamericano N. C. Wyeth y una cuidada traducción de Susana Carral, Rey Lear publica la edición íntegra de ¡Rumbo a Poniente! (Westward Ho!), una de las mejores novelas de piratas de la literatura inglesa, tan pródiga en relatos de aventuras navales.

Ambientada en el siglo XVI, en la época de Isabel I de Inglaterra, protectora de Francis Drake y sus piraterías caribeñas que acosaban a la armada de Felipe II, esta novela tiene todos los ingredientes del género: duelos, persecuciones marítimas, abordajes en mares remotos, tesoros escondidos en paisajes exóticos, acción y misterio. Historia y propaganda, imaginación y emoción en unas páginas que están hechas de la misma materia que los sueños.

Santos Domínguez

30 diciembre 2011

Novalis. Poemas tardíos.


Novalis.
Poemas tardíos.
Edición de Antonio Pau.
Linteo. Orense, 2011.

Linteo publica en edición bilingüe traducida por Antonio Pau los Poemas tardíos del romántico alemán Novalis (1772-1801). Los escribió entre los veinticinco y los veintiocho años, poco antes de morir, y no habían sido traducidos al español hasta ahora.

Organizados en tres apartados –los autobiográficos y simbólicos Poemas de Freiberg; los Poemas del regreso, con el paraíso de la infancia al fondo, y los poemas que aparecían en su novela Heinrich von Ofterdingen-, reflejan los temas centrales de Novalis (el tiempo, la identidad, el amor, la belleza, el sueño y la nostalgia, la sombra de los muertos) y son una aportación imprescindible para tener una idea de conjunto de la obra visionaria y fundadora del autor de los Himnos a la noche.

Una posteridad más sabia que nosotros buscará cualquier noticia del pasado como si fuera una reliquia, y ni la vida de un solo hombre, por insignificante que esta sea, le será indiferente, porque en ella verá reflejada, con mayor o menor intensidad, toda la vida de una época, escribió Novalis. Y esa afirmación podría aplicarse a su propia representatividad. No se puede entender el Romanticismo cabalmente sin tener en cuenta la importancia que en su fundación y en su ideología tiene la escritura de Novalis.

Aquel cansado extranjero, desterrado de la infancia y de la felicidad, entendió la poesía como "insinuación en voz baja" y fue ensombreciendo progresivamente sus versos y sus enfoques temáticos, pero no perdió la confianza en el futuro y la fe en una segunda Edad de Oro: la que representan el arte y la inmortalidad.

Los últimos versos que escribió, a principios de 1801, reflejan esa esperanza agradecida y la proyectan en la figura de su hermano, que lo cuidó en sus últimos meses de vida, aquel / que ilusión y vida trajo a un corazón enfermo.

Novalis dejó en estos Poemas tardíos lo más valioso y original de su obra, como señala Antonio Pau en la iluminadora introducción que ha escrito para esta edición imprescindible que refleja la última mirada del poeta:

Una última mirada, cuando ya la peregrinación termina
y las puertas del bosque se cierran detrás de mí en silencio.

Santos Domínguez

28 diciembre 2011

Francisco García Jurado. Modernos y antiguos


Francisco García Jurado.
Modernos y antiguos.
Ocho estudios de literatura comparada.

Institució Alfons el Magnànim. Valencia, 2011.

Porque afortunadamente estos ya no son tiempos para enfoques puramente historicistas, más propios del siglo XIX que del siglo XXI, cada vez son más necesarios otro tipo de planteamientos como los que viene haciendo con enorme rigor desde hace unos años Francisco García Jurado.

Básicamente, su propuesta de una historia no académica de la literatura consiste en demostrar la posibilidad del diálogo entre antiguos y modernos, entre la literatura clásica y la contemporánea para ofrecer una lectura atractiva –quizá la única posible- para el lector actual, una lectura que conecta pasado y presente a través de una línea, superficial o secreta, pero continua.

En El arte de leer, en Borges, autor de la Eneida, en Marcel Schwob, antiguos imaginarios o en el espléndido prólogo a su edición de las Noches áticas de Aulo Gelio, ya había ofrecido muestras Francisco García Jurado de la fecundidad de ese diálogo imprescindible.

Ahora acaba de dar un paso más al reunir en el volumen Modernos y antiguos, que publica la Institució Alfons el Magnànim, ocho estudios de literatura comparada, “ocho trabajos -explica el ensayista- sobre encuentros complejos entre autores antiguos y modernos.”

Machado y Virgilio, Ausonio y Perucho, Aulo Gelio y Bioy, Séneca y Jorge Edwards, Lezama y Suetonio, Plinio el viejo y Borges, Ayala y Tácito, Ovidio y Gonzalo Rojas, Arréola y Horacio, Plinio el joven y Cortázar son algunos de los interlocutores a los que García Jurado hace dialogar, sobre fantasmas, sobre una casa tomada, sobre el exilio o sobre la educación a través de citas que no son signo de servilismo, sino motivo de reflexiones, motor de lecturas revitalizadoras y acicate de relecturas creativas.

Porque los clásicos, o nos incitan a ese diálogo intemporal o no nos interesan.

O no son clásicos, claro.

Santos Domínguez

26 diciembre 2011

Cádiz. Edición conmemorativa

Benito Pérez Galdós.
Cádiz.
Edición de Germán Gullón.
Austral. Madrid, 2011.


Con motivo del inminente Bicentenario de las Cortes constituyentes de Cádiz que promulgaron la primera constitución liberal en 1812, Austral acaba de publicar una edición conmemorativa de Cádiz, el octavo título de los diez que forman la primera serie de los Episodios nacionales de Benito Pérez Galdós.

Preparada por Germán Gullón, que ha escrito un estupendo prólogo sobre el transfondo histórico de la novela y la técnica narrativa aún en formación del primer Galdós, esta nueva edición brinda la oportunidad de comprobar cómo se integran historia y ficción en la primera serie de los Episodios.

De hecho, uno de los rasgos que estudia Gullón en su prólogo –Cádiz, un himno a la libertad- es la aplicación del concepto de soberanía a la política y a la literatura y la escritura de este episodio como una celebración de la libertad y del nacimiento de una nación libre y soberana.

En una mañana del mes de febrero de 1810 tuve que salir de la Isla, donde estaba de guarnición, para ir a Cádiz, obedeciendo a un aviso tan discreto como breve que cierta dama tuvo la bondad de enviarme. El día era hermoso, claro y alegre cual de Andalucía, y recorrí con otros compañeros, que hacia el mismo punto si no con igual objeto caminaban, el largo istmo que sirve para que el continente no tenga la desdicha de estar separado de Cádiz; examinamos al paso las obras admirables de Torregorda, la Cortadura y Puntales, charlamos con los frailes y personas graves que trabajaban en las fortificaciones; disputamos sobre si se percibían claramente o no las posiciones de los franceses al otro lado de la bahía; echamos unas cañas en el figón de Poenco, junto a la Puerta de Tierra, y finalmente, nos separamos en la plaza de San Juan de Dios, para marchar cada cual a su destino. Repito que era en febrero, y aunque no puedo precisar el día, sí afirmo que corrían los principios de dicho mes, pues aún estaba calentita la famosa respuesta: «La ciudad de Cádiz, fiel a los principios que ha jurado, no reconoce otro rey que al señor D. Femando VII. 6 de febrero de 1810».

Ese es el primer párrafo de la novela. Desde ese momento, a través de la voz narradora de Gabriel Araceli, se reconstruyen la intrahistoria y el ambiente de la Isla de León y del Cádiz de las Cortes, se evoca el bullir de la calle Ancha y la Plaza de San Antonio, los panfletos políticos, las sesiones constituyentes en el oratorio de San Felipe Neri o las bombas que los franceses lanzaban desde la Cabezuela y estallaban - o no- en la Plaza de San Juan de Dios o en la Torre Tavira:

Ocurrió esto el día de la bomba. ¿Saben ustedes lo que quiero decir? Pues me refiero a un día memorable porque en él cayó sobre Cádiz y junto a la torre de Tavira la primera bomba que arrojaron contra la plaza los franceses. Ha de saberse que aquel proyectil, como los que le siguieron en el mismo mes tuvo la singular gracia de no reventar; así es que lo que venía a producir dolor; llanto y muertes, produjo risas y burlas. Los muchachos sacaron de la bomba el plomo que contenía y se lo repartían llevándolo a todos lados de la ciudad. Entonces usaban las mujeres un peinado en forma de saca-corchos, cuyas ensortijadas guedejas se sostenían con plomo, y de esta moda y de las bombas francesas que proveían a las muchachas de un artículo de tocador, nació el famosísimo cantar:

Con las bombas que tiran
los fanfarrones,
hacen las gaditanas

tirabuzones.

Fragmentos como ese son una muestra de la habilidad galdosiana para hacer revivir con una sutil mezcla de rigor documental y libertad imaginativa aquellos años decisivos que entre 1810 y 1812 cambiaron la historia de España.

Santos Domínguez

23 diciembre 2011

Ovidio. Metamorfosis


Ovidio.
Metamorfosis.
Prólogo de Gustavo Martín Garzo.
Traducción de Antonio Ramírez de Verger
y Fernando Navarro Antolín.
Libros Singulares. Alianza Editorial. Madrid, 2011.

Con las Metamorfosis, Ovidio escribió uno de los libros fundamentales de la historia, un clásico que alimentó a los clásicos y avivó la imaginación de los lectores a lo largo de los siglos. Es la savia inconsciente que nutre el árbol de la literatura, una biblia pagana, un Génesis latino con diluvio universal incluido, una explicación del mundo y de lo humano que forma parte del sistema circulatorio de la tradición occidental.

Cinco años de trabajo dedicó Ovidio a escribir los doce mil versos que organizó en quince libros articulados de manera coherente con episodios conectados entre sí. Estaba revisando y corrigiendo estos textos cuando Augusto lo desterró al Ponto, en las orillas del Mar Negro, en lo que hoy es Constanza en la actual Rumanía.

Un poema y un error,
según el poeta, fueron la causa de aquel destierro de origen tan opaco como esas palabras. Ovidio creó una fecunda tradición cuando abordó doscientos ochenta mitos en las Metamorfosis, pero no partía de la nada, sino de un heterogéneo fondo tradicional sobre el que hizo un ejercicio de virtuosismo literario con esos materiales que acumulaban ya un recorrido de siglos.

Organizados en torno a la transformación, la mayoría son mitos en los que la muerte o la frustración ocupan un papel central; proponen -sin creerla, como pura ficción- una historia mágica del mundo; trazan un mapa de los sentimientos; hablan -sin moraleja y con comprensión- de las virtudes y los defectos de los hombres, de amores problemáticos y separaciones traumáticas, de la desolación de las guerras, de las relaciones conflictivas entre los dioses y unos hombres que les habían ganado definitivamente el territorio.

Por esa comprensión de la complejidad de lo humano un Ovidio alejado de la intención didáctica y de la convicción religiosa prefiere practicar la literatura en estado puro y afrontar la realidad desde distintas perspectivas
que abordan el mundo interior y el mundo exterior y explican los cambios de tono del libro: de lo épico a lo lírico, de lo serio a lo humorístico, de lo elegiaco a lo celebratorio en relatos que van desde la creación del mundo hasta César, desde las edades del hombre hasta Pitágoras. Y en medio, Acteón y sus perros sin dueño, Píramo y Tisbe, la doble vida de Tiresias, Eco y Narciso, Orfeo en los infiernos, otra versión de la guerra de Troya y de Eneas o la tela de Aracne.

Historias que muestran que todo se transforma y nada muere, aunque lo parezca, porque –afirma
Gustavo Martín Garzo en su presentación- “aunque es cierto que en este libro se nombra mil veces la muerte, lo más asombroso es que todo en él parece haber sido concebido para refutarla.”

Dante, Garcilaso o Shakespeare les deben a estos relatos de transformaciones una parte sustancial de sus argumentos, como la pintura de Tiziano o de Velázquez, como la música de Vivaldi, la ópera o la escultura.

Alianza Editorial
recupera esta obra fundacional en una magnífica traducción y en la nueva colección ¡Clásicos!, que con un diseño renovador y en tapa dura, ofrece traducciones solventes y prólogos presentados por escritores, científicos, pensadores o actores que aportan una perspectiva nueva –tan distante de lo académico como cercana al lector del siglo XXI- sobre unos textos que siguen tan vivos como el día que se escribieron. Por esa razón, entre otras, Martín Garzo define en su presentación este libro de Ovidio como una refutación de la muerte, una obra que no podrán destruir –como escribía el poeta en el Epílogo- ni la cólera de Júpiter ni el fuego ni el hierro ni el tiempo voraz.

Santos Domínguez

21 diciembre 2011

Andrés Neuman. Hacerse el muerto


Andrés Neuman.
Hacerse el muerto.
Páginas de Espuma. Madrid, 2011.

Entre lo narrativo y lo lírico, entre la tercera y la primera persona, entre la muerte fingida y la muerte real, entre la ficción y la realidad, entre el absurdo y el humor negro, los treinta relatos de Hacerse el muerto, el nuevo libro de cuentos de Andrés Neuman que publica Páginas de Espuma, se organizan en seis apartados homogéneos, cada uno compuesto por cinco textos.

Muertos de mentira o de verdad, la sorpresa de una broma macabra en El fusilado, un suicida guasón, cuatro enemigos encerrados en casa, un asesinato relatado con rapidez entrecortada por el muerto de Policial cubista, la conversación de desenlace imprevisto en Conversación en los urinarios, el ejercicio de buena prosa de Las cosas que no hacemos, el amor, sus variantes sexuales y sentimentales, cinco monólogos de monstruos, mironas o aduaneros, el esqueleto significativo que resume una novela en las cuatro frases de Sinopsis del hogar, el amor desenfrenado de Bésame, Platón.

Especialmente intensos los que componen Una silla para alguien, sobre una muerte real y dolorosa, la de la madre, que conviven en este libro con ejercicios de estilo, a medio camino entre el poema y la narración, y con demostraciones de ingenio como la divertida parodia de los anuncios de contactos en Vidas instantáneas.

Hacerse el muerto es un libro a contraluz que explora con distintos tonos estilísticos los contrastes de la realidad, entre el sexo y la muerte, entre la exaltación del deseo y el dolor de las pérdidas, entre la ironía y la tristeza. Porque, como se dice en alguno de los relatos del libro, la realidad es sencilla y por tanto misteriosa.

Por eso se cruzan en estos relatos múltiples tonos y registros que permiten acceder a la complejidad variable del mundo: desde comportamientos como el de El infierno de Sor Juana, con una monja lúbrica que se confiesa al narrador con los ojos cerrados y las piernas abiertas, a las elucubraciones semiológicas sobre la ropa tendida de Teoría de las cuerdas o a las consecuencias del apagón universal de Farenheit.com.

En un Apéndice para curiosos, Neuman añade dos infaltables dodecálogos –tercero y cuarto ya- con sus pequeñas conclusiones en marcha sobre el cuento: sobre la trama, la estructura, el desenlace o la voz narrativa. Dejo aquí tres ejemplos:

Hay dos tipos de cuento: los que ya saben la historia y los que la van buscando.


La resolución del argumento y el final del texto mantienen un invisible tira y afloja. Si se impone lo primero, la estructura tiende a Poe. Si se impone lo segundo, tiende a Chéjov. Si se queda en empate, ahí hay algo nuevo.

Del cuento con sorpresa al cuento con duda.


Santos Domínguez

19 diciembre 2011

El siglo de las Luces. 1692-1800


María-Dolores Albiac Blanco.
Historia de la Literatura Española.
4. Razón y sentimiento.
El siglo de las Luces. 1692-1800.
Crítica. Barcelona, 2011.

Crítica publica una nueva entrega de la imprescindible y renovadora Historia de la Literatura Española dirigida por José-Carlos Mainer, Razón y sentimiento. 1692-1800, un volumen centrado en el siglo de las Luces y del que se ha responsabilizado María-Dolores Albiac Blanco.

Fue el siglo de la razón en Europa y el que preparó el terreno para que el sentimiento y la sensibilidad exploraran nuevos caminos que confluirían en la explosión romántica.

Basta decir Bach, Mozart y Haydn; o Voltaire, Rousseau y Montesquieu; Kant y Newton; Samuel Johnson y Schiller; Goya y Tiepolo; Gulliver y Robinson, Sterne y Blake. Basta decir Enciclopedia, Revolución Francesa, Declaración de independencia de Estados Unidos, Casanova y Sade para definir un siglo decisivo en la historia occidental.

Pero el XVIII es en la problemática historia de España un siglo especialmente conflictivo, que arranca con una guerra de sucesión y se prolonga hasta otra guerra en 1808. En esos dos hechos traumáticos que enmarcan el siglo ocupa Francia, no por casualidad, un papel central.

Y en el centro de este periodo, uno de los episodios más vergonzosos de la historia de España, aquel motín de Esquilache en el que se concretó la endémica y desigual lucha de las dos Españas que acabó por cerrar el paso a la modernización.

Identificada con el fanatismo religioso y con la radicalidad conservadora de una de esas dos Españas, la España verdadera de las esencias tradicionales y los latifundios, la crítica ultramontana del siglo XIX, con Menéndez y Pelayo a la cabeza, se esforzó en desacreditar aquel siglo heterodoxo y rebajarlo a la condición mimética del afrancesamiento y la traición.

Feijoo, Forner, Luzán, Jovellanos, Mayans, Moratín, Cienfuegos, Cadalso o Meléndez son los nombres esenciales de aquel siglo de las luces en España, que tuvo su momento central en un neoclasicismo enmarcado entre las pervivencias tardobarrocas del rococó y los avances prerrománticos e irracionalistas que alimentaban la semilla del movimiento romántico.

A restaurar su importancia histórica y a desmontar las interpretaciones integristas se han venido dedicando desde el último tercio del siglo pasado eminentes historiadores de la cultura y la literatura.

Y en esa misma línea que revisa los prejuicios nacional-católicos y reivindica la importancia del movimiento ilustrado español se sitúa este volumen que afronta la producción literaria en el contexto de la difícil construcción de la modernidad, la dialéctica que enfrentó clericalismo y laicismo, fe y razón, privilegios y derechos.

Como en el resto de los tomos de esta colección, la segunda parte de la obra se centra en la relación del escritor con su mundo, en la organización cultural del proyecto reformista ilustrado: las academias y las tertulias, en las banderías estéticas e ideológicas que generaron textos como los que aparecen en la última sección de la obra.

Las pautas científicas, literarias y éticas de la Ilustración, la resistencia o la oposición que provocaron, la importancia de la educación y una nueva concepción de la literatura que antepone la ética a la estética, descarta el escapismo de la fantasía y equipara verdad y belleza son algunas de las claves que recorren los cincuenta y dos textos de apoyo de esa última sección en la que se recoge un panorama global de la teoría y la práctica de la escritura dieciochesca.

Santos Domínguez

17 diciembre 2011

Gilgi, una de nosotras

Irmgard Keun.
Gilgi, una de nosotras.
Traducción de Carles Andreu.
Minúscula. Barcelona, 2011.

La editorial Minúscula rescata a esta magnífica escritora berlinesa, casi desconocida para los lectores españoles. Esta novela, publicada en 1931, fue la primera de sus obras, escrita con tan solo veintiséis años. Poco después los nazis confiscaron sus libros y se vio obligada a exiliarse de Alemania.

Fue compañera del escritor Joseph Roth, y con él viajó por diferentes capitales europeas mientras duró su idilio, hasta que en 1940 Amsterdam fue ocupada. De regreso a la Alemania nazi, vivió de forma clandestina gracias a unos falsos informes en los que se declaraba su suicidio. Poco más se sabe de la vida de Irmgard Keun. Su obra estuvo en el olvido hasta que los lectores alemanes la redescubrieron tras su muerte, en 1982. A Minúscula le debemos el poder disfrutar de varios títulos de tan fantástica escritora.

Ambientada en la Alemania de entreguerras, Gilgi, una de nosotras podría ser una novela actual por el moderno dibujo de la protagonista y el planteamiento de temas como la convivencia sin matrimonio o el aborto.

Gilgi se levanta temprano, hace sus ejercicios matutinos y se dirige a la oficina. Tras su jornada laboral acude a la academia de idiomas y después aún tiene tiempo para cenar fuera o charlar con sus amigos. Apoyada en unas sólidas convicciones, Gilgi está segura de que el trabajo duro y la total dedicación a sus deberes la fortalecerá y guiará en sus objetivos vitales. Sin embargo, los avatares de la vida transformarán su camino y harán que sus firmes principios se tambaleen; porque, en realidad, Gilgi es una de nosotras.

Alba Pavón

16 diciembre 2011

Navidades de libro. Bolsillo

George Steiner.
Gramáticas de la creación.
Traducción de Andoni Alonso
y Carmen Galán.
Debolsillo. Barcelona, 2011.

Debolsillo
reedita Gramáticas de la creación, uno de los libros fundamentales de Steiner. Un estudio sobre la evolución de la creación artística y sobre su sentido en medio del caos originario o posmoderno. Una incursión en el principio de incertidumbre, en la angustia y la soledad del creador o en su cercanía con el demiurgo. Música y pintura, mística y poesía, estética y matemática, ciencia y literatura en un panorama global en el que se analiza la conciencia creativa de Dante y Shakespeare, de Tolstói y Kafka, de Celan y Larkin, de Yeats y Char.



Andrés Trapiello.
Las armas y las letras.
Literatura y guerra civil (1936-1939).

Austral. Barcelona, 2011.

Desde su primera edición en 1994, Las armas y las letras se ha ido afianzando como un clásico imprescindible en los estudios sobre el panorama cultural de la guerra civil. Desde entonces el libro ha ido creciendo hasta que el año pasado apareció una edición ampliada con nuevos datos y documentos sobre la literatura de aquellos años bárbaros y salvajes en los que convivieron la bajeza de la impostura y el valor de la dignidad en todas sus variantes morales y literarias. Esa versión ampliada es la que acaba de publicar Austral en formato de bolsillo: doce capítulos y un final sobre el final de Azaña que trazan un cuadro detallado de la literatura de los dos bandos. Un estudio de conjunto que se completa con la nómina de biografías del apéndice Las personas del drama, con una cronología general de la guerra civil, un índice onomástico y un abundantísimo material gráfico.


Marcel Proust.
Los salones y la vida de París.
Prólogo de Luis Antonio de Villena.
Traducción deEduardo Caballero Calderón.
Ediciones Espuela de Plata. Sevilla, 2011.

Con prólogo de Luis Antonio de Villena, Espuela de Plata recoge en un volumen los artículos juveniles de un Proust diletante que pasea su mirada y su palabra por los salones de la alta sociedad parisina en el Faubourg Saint-Germain. Muchos de los ambientes y de los personajes que reflejó en estas crónicas de sociedad pasarían a formar parte de la serie En busca del tiempo perdido. El tiempo crepuscular, la memoria de la infancia, el refinamiento decadente recorren estos textos delicados y evocadores que prefiguran el mundo de Guermantes y reflejan su alma, algo fantástico, melancólico y acariciante, como una frase de Schumann.


Jorge Luis Borges.
Textos recobrados.
Debolsillo. Barcelona, 2011.

Debolsillo publica por primera vez en España la abundante obra inédita de Borges. Los tres volúmenes de Textos recobrados organizan cronológicamente un abundantísimo y variado material textual (poesía, prosa poética, relatos, artículos, reseñas, discursos, notas de lectura y de cine, entrevistas, traducciones, prólogos o encuestas) que Borges no había reunido en sus libros. Más de 1.200 textos escritos entre 1919 y 1986 y agrupados en un conjunto que se completa con notas y comentarios, con fragmentos de sus cartas y con índices temáticos y alfabéticos que facilitan la navegación por el mar Borges, un autor oceánico, un mar cambiante y nunca menor.



Juan Campos Reina.
Dulces tormentos.
Obra breve.
Debolsillo. Barcelona, 2011.

Cuando acaban de cumplirse dos años de la muerte del escritor cordobés Juan Campos Reina (Puente Genil, 1946-Málaga, 2009), Debolsillo publica en un estuche que llega hoy a las librerías tres volúmenes que recogen su obra breve: su primera novela, Santepar; los relatos completos de Tango rojo y Dulces tormentos, en los que se revitaliza la herencia de la mirada negra de Quevedo, Goya, Solana y Valle, y los ensayos inéditos sobre arte y literatura de Librepensamiento I y II o las reflexiones autocríticas de La saga de los Maruján, sobre la Trilogía del Renacimiento. La prosa medida y brillante del narrador y el pensamiento profundo y sutil del ensayista están presentes en estos tres volúmenes que recogen una parte fundamental de la obra de un escritor tan secreto como excelente.



Manuel Azaña.
La velada en Benicarló.
Prólogo de Isabelo Herreros y José Esteban.
Epílogo gráfico de Vicente A. Serrano.
Reino de Cordelia. Madrid, 2011.

No es el fruto de un arrebato fatídico. No era un vaticinio. Es una demostración. Así resumía Manuel Azaña en mayo de 1939 el sentido de La velada en Benicarló, que apareció en dos ediciones en París y en Buenos Aires. Era su testamento político. Año y medio después, el 3 de noviembre de 1940, moría en Montauban. Reino de Cordelia acaba de publicar esa obra en una espléndida edición conmemorativa, con prólogo de Isabelo Herreros y José Esteban y un espectacular epílogo gráfico de Vicente A. Serrano. Tanto el cuidado en la publicación del texto como la introducción y el álbum que le sirve de epílogo harán de este un volumen de referencia en las ediciones de esta obra esencial de Manuel Azaña.

Santos Domínguez