18/10/21

Ali Smith. Verano

 


Ali Smith.  
Verano
Cuarteto estacional IV.  
Traducción de Magdalena Palmer.
Nórdica. Madrid, 2021.



Todo el mundo dijo: ¿y?
Como en ¿y qué? Como en encogerse de hombros, o ¿y qué esperas que haga al respecto?, o me importa una mierda, o lo apruebo, me parece bien.
Vale, no lo dijo todo el mundo. Hablo coloquialmente, en plan frase hecha, como en todo el mundo hace esto o aquello. Lo que quiero decir es que entonces, en aquella época en concreto, ese tono despectivo fue un claro indicador, una especie de tintura de tornasol. En aquel entonces se puso de moda actuar como si nada importara.
También se puso de moda insistir en que aquellos a quienes les importaba, o que decían que les importaba, eran unos pringados, o que solo pretendían quedar bien.
Es como si hubiese pasado hace una eternidad.
Pero no; solo hace unos meses que empezaron a arrestar o a amenazar con la deportación a personas que habían vivido toda su vida o gran parte de su vida en este país: ¿y?
Que un Gobierno cerró su propio Parlamento porque no podía conseguir el resultado que quería: ¿y?
Que muchas personas votaron a políticos que les mentían descaradamente: ¿y?
Que un continente ardía y otro se derretía: ¿y?
Que los poderosos de todo el mundo empezaron a excluir a personas por su religión, su etnia, su sexualidad o su oposición intelectual o política: ¿y?
Pero no. Es verdad. No todo el mundo lo dijo.
Ni por asomo.
Millones de personas no lo dijeron.
Millones y millones, en todo el país y en todo el mundo, vieron las mentiras, vieron cómo se maltrataba a las personas y al planeta, y lo expresaron en manifestaciones, en protestas, escribiendo, votando, hablando, mediante el activismo, en la radio, en la televisión, en las redes sociales, tuit tras tuit, página tras página.
Y las personas que conocían el poder de ese ¿y? respondieron en la radio, en la televisión, en las redes sociales, tuit tras tuit, página tras página: ¿y?
A lo que voy es que podría pasarme la vida entera enumerando, y hablando, y demostrando con citas y gráficos y ejemplos y estadísticas lo que la historia prueba claramente que ocurre si nos mostramos indiferentes y cuáles son las consecuencias del fomento político de la indiferencia, algo que quienquiera que desee refutarlo rechazará al momento con un contundente e incisivo
¿y?
Y.


Es el fragmento inicial de Verano, la novela con la que Ali Smith culmina su portentosa tetralogía Cuarteto estacional, que publica Nórdica con espléndidas traducciones de Magdalena Palmer.

Cuarteto estacional es un monumental edificio narrativo, una ambiciosa construcción literaria sostenida sobre el equilibrio entre lo individual y lo global, entre la realidad y la ficción, entre el presente y la historia, entre la narración y la reflexión, entre el diagnóstico y el pronóstico.

Encabezado, como el resto de la serie, por citas de Shakespeare y Dickens, entre otros, y vinculado al Cuento de invierno shakespeareano, este último volumen, que fue proclamado mejor libro de 2020 por diversos medios, es, como el resto de la serie, un asombroso caleidoscopio de diversas épocas e historias individuales sobre las que se proyecta la reflexión acerca de algunas de las cuestiones más candentes y conflictivas de la sociedad y la política de estas dos primeras décadas del siglo XXI: desde el Brexit al calentamiento global, desde la inmigración a Trump, desde los incendios forestales que arrasaron Australia al confinamiento por el coronavirus.

Sobre el problemático telón de fondo de un mundo occidental al borde del abismo y en torno a la presencia central de Sacha y Robert, dos peculiares hermanos adolescentes de Brighton, el diseño coral de Verano, que comienza en febrero de 2019 y termina con una carta fechada el 1 de julio de 2020, traza un entramado de vidas y situaciones que son una meditación sobre el tiempo y sobre estos tiempos. Una meditación plural y en perspectivas diferentes que recurre a la mediación de la mirada de los personajes que, frente al sombrío invierno del desánimo ante las pérdidas y los desastres, levantan su esperanza en el verano de la dignidad y la cultura, de la libertad y la solidaridad, con esta mirada final a lo alto:

Bajo el cielo nocturno de un aparcamiento, donde quizá el propio Einstein hubiera estado alguna vez, contemplaron los puntos iluminados en la oscuridad que eran estrellas originales y ancestrales ya muertas, hasta que la hermana de Robert despertó y, al ver que le hacían señas, se puso el abrigo sobre los hombros, bajó del coche y se acercó en la fría intemperie, y todos alzaron la vista para señalar las constelaciones que conocían y para adivinar los nombres de las que no conocían.

Además de su innegable valor literario y su potencia narrativa, el reflejo de la realidad actual y la hondura de la reflexión sobre este tiempo de devastaciones hará de Cuarteto estacional una obra de referencia para entender esta época en tiempos futuros.
 
Santos Domínguez