19/2/21

Antología de Olvido García Valdés

 Olvido García Valdés.
dentro del animal la voz.
(Antología 1972-2012)
Edición de Vicente Luis Mora
y Miguel Ángel Lama.
Cátedra Letras Hispánicas. Madrid, 2020.


“La amplia selección de poemas de los libros de Olvido García Valdés publicados desde 1986 hasta la fecha que se ofrece en esta antología responde a la voluntad de la autora. Los editores, después de un intercambio de pareceres, han preferido respetar el corpus y ordenación propuestos por ella, por considerar que el resultado no solo es fruto de una legítima opción autorial, sino también la expresión de una reflexión lenta y sosegada sobre la propia obra que no excluye la revisión, el reacomodo textual y la corrección de leves detalles de escritura. Una relectura que hemos querido subrayar en nuestra introducción y en las apuntaciones de la bibliografía. En definitiva, una revisión, la de Olvido García Valdés, realizada en clave del libro, no en clave de poema ni de versos”, escriben Vicente Luis Mora y Miguel Ángel Lama en la nota a su edición en Cátedra Letras Hispánicas de la antología dentro del animal la voz, que recoge poemas escritos entre 1982 y 2012.

La abre una amplia introducción en la que exploran el papel de Olvido García Valdés en la poesía española contemporánea y explican su poética y su evolución mediante la exposición de otras coordenadas de interpretación de su obra: la relación entre la literatura y el arte, el yo y la conciencia o el cuerpo y el género, una serie de constantes que revelan la coherencia de la trayectoria poética de la autora, creadora de un mundo poético propio, “uno de los más sólidos y valiosos de la poesía española contemporánea”, según los editores.

Esta antología, que coincide con la aparición de una nueva entrega poética -Confía en la gracia, que se incorpora a la bibliografía, pero no a la selección- reúne una amplia muestra de poemas de seis libros de Olvido García Valdés, desde La caída de Ícaro a Lo solo del animal, pasando por Ella, los pájaros, Caza nocturna, Del ojo al hueso o Y todos estábamos vivos.

Cierra el volumen un apéndice, De la escritura [fragmentos] (1997-2007), con cinco textos de reflexiones teóricas y notas de poética. El último, el más elaborado, De ir y venir. Notas para una poética, es de 2009 y termina con este párrafo:
 
Sí. Tener presente la vida, es decir, el desasosiego, la aspereza y la enfermedad, el sufrimiento, la rutina y lo desabrido, la pobreza, el frío... Y desde ahí, decir: el mundo es un jardín. Dejar que esa imagen sonara; dejar que la alegría y la hermosura resonaran también en ella. Le parecía que en esa escucha había aún una actitud política, que la poesía escrita desde ahí guardaba su carga política, como si al leerla desembarcara con ella una respuesta a una pregunta no formulada, la vieja pregunta sobre cómo vivir. Le parecía que en los poemas teje la vida, que son lo que queda de su ir y venir, que quien escribe va dejando en las palabras, en su materialidad obstinada, sus propias señales.

Desde la conciencia del tiempo y la experiencia de fugacidad que atraviesa toda su obra, Olvido García Valdés remonta su mirada -más metonímica que metafórica- desde lo concreto a lo abstracto, desde la sensorialidad en la contemplación de la naturaleza a la elaboración del pensamiento y la poesía, desde la experiencia plástica de la pintura a la indagación verbal. Y todo ello a través de la palabra y la imagen que construyen así una nueva experiencia de lenguaje y de conocimiento, de descubrimiento o iluminación en la oscuridad, con una modulación poética que se concreta -señalan los editores- en “un singular tono entre lo conversacional y lo oclusivo, entre lo claro, y lo hermético, «entre normalidad y extrañeza»; es un efecto logrado a través de un largo decantamiento de la expresión poética que la vuelve espesa en su transparencia.”

Es esta una poesía del conocimiento, expresión de un pensamiento construido con un lenguaje que no es el de la lógica o la filosofía, sino instrumento de exploración en lo hondo o en lo oscuro, vía hacia la revelación de otra realidad, hacia la alucinación en la que se funden lo real y lo irreal, el sueño y la vigilia, el pájaro y el árbol, como en este poema de su penúltimo libro, Lo solo del animal:

Simples tordos junto al arroyo. Si alguien
ha muerto, cuando miras los chopos
piensas: aquellos chopos y aquel río, en su
cabeza estaban. Y estos, aquí, que agita
el viento, entrando por los ojos, ráfagas, nubes.

Santos Domínguez