Carmina Burana.
Cantos de goliardo y poemas de amor.
Edición al cuidado de Francisco Rico.
Galaxia Gutenberg. Barcelona, 2018.
Bibit hera, bibit herus,
bibit miles, bibit clerus,
bibit ille, bibit illa,
bibit servus cum ancilla,
bibit velox, bibit piger,
bibit albus, bibit niger,
bibit constans, bibit vagus,
bibit rudis, bibit magus.
Bibit pauper et egrotus,
bibit exul et ignotus,
bibit puer, bibit canus,
bibit presul et decanus,
bibit soror, bibit frater,
bibit anus, bibit mater,
bibit ista, bibit ille,
bibunt centum, bibunt mille.
Con estrofas latinas como estas, de versos pareados y ritmo cantable, se construye uno de los poemas más conocidos de los Carmina Burana, copiadas en el Codex Buranus de la primera mitad del siglo XIII que estaba en el monasterio bávaro de Benedictkbeuern.
Una selección de cuarenta de esos cantos de goliardo y poemas de amor la edita Galaxia Gutenberg en un volumen al cuidado de Francisco Rico, que la había publicado en 1978 bajo un doble seudónimo, “Carlos Yarza” para el prólogo y “Lluís Moles” para la traducción, de la que explica que “se da por supuesto que el lector interesado en este volumen no tendrá demasiada dificultad en seguir el texto latino. Y, por lo mismo, la traducción es ajena al menor valor artístico y únicamente busca, extremando a veces la literalidad hasta las mismas fronteras de la corrección, ayudar a la comprensión directa del original.”
Bebe el ama, bebe el amo,
bebe el caballero, bebe el clérigo,
bebe éste, bebe aquél,
bebe el siervo con la criada,
bebe el activo, bebe el perezoso,
bebe el blanco, bebe el negro,
bebe el constante, bebe el versátil,
bebe el rudo, bebe el mago.
Bebe el pobre y el enfermo,
bebe el desterrado y el desconocido,
bebe el chico, bebe el viejo,
bebe el prelado y el decano,
bebe la hermana, bebe el hermano,
bebe la vieja, bebe la madre.
Bebe ésta, bebe aquél,
beben cien, beben mil.
Ahora reaparecen esas versiones del profesor Rico en una cuidada edición bilingüe y anotada que reúne un amplia muestra de la poesía de los goliardos, aquellos clerici vagantes, marginales, disipados y creativos, trangresores clérigos ajuglarados que iban de ciudad en ciudad, de taberna en taberna cantando estos textos satíricos y vitalistas, disolutos y gamberros que Carl Orff adaptó como cantata escénica y sinfonía coral entre 1935 y 1937 con los textos que se reproducen en el Apéndice –"Los textos de Orff"- que ha elaborado Miguel Requena.
Esas canciones de los siglos XII y XIII, muchas de las cuales se han perdido, se han conservado en colecciones como los Carmina Burana o los Carmina Cantabrigensia y forman una parte muy valiosa de la literatura latina de la Baja Edad Media, las componían clérigos vagabundos que habían tomado órdenes menores sin integrarse en estructuras religiosas y escolares pobres que se desplazaban de unas universidades a otras.
Están compuestas en el latín medieval que era la lengua universitaria en la época y se instalan en un territorio intermedio entre la tradición culta bajomedieval y la poesía popular, entre la actitud del clérigo y la actitud del juglar, entre la influencia bíblica y la de la literatura clásica, entre la burla y la seriedad, lo religioso y lo profano, el vitalismo y la intelectualidad.
Estrofas como estas, de la composición Estuans interius (Ardiendo por dentro), trazan el autorretrato del goliardo:
Michi cordis gravitas
res videtur gravis,
iocus est amabilis
dulciorque favis.
Quicquid Venus imperat,
labor est suavis,
que nunquam in cordibus
habitat ignavis.
(La gravedad de espíritu
se me antoja demasiado rigurosa,
la chacota me es grata
y más dulce que la miel.
Cuanto Venus manda
es tarea suave,
jamás asentada
en los ánimos indolentes.)
Via lata gradior
more iuventutis,
implico me vitiis
immemor virtutis,
voluptatis avidus
magis quam salutis,
mortuus in anima
curam gero cutis.
(Ando por el camino ancho,
como joven,
me meto en los vicios
sin atender a la virtud,
ávido de placeres
más que de mi salvación;
muerto de alma
me desvelo por el cuerpo.)
Los goliardos habitaron el mismo territorio marginal que luego ocuparían los pícaros, los bohemios o los hippies, como explica Francisco Rico en su prólogo, “Invitación a la lectura de los Carmina Burana”, en el que analiza los rasgos temáticos y formales de estos poemas y señala que el recopilador “fue sin duda hombre de gusto amplio. Los temas y las formas de las composiciones son variados en extremo. Los poemas rítmicos alternan (...) con los cuantitativos; los satíricos, amorosos y tabernarios no impiden la presencia de un puñado de canciones y dramas religiosos. (...) Pero, como insinuaba, es la lírica de tipo goliardesco la que da el tono del conjunto.”
El vino, las relaciones sexuales, el placer de la comida, el desprecio de la autoridad, la parodia de la liturgia y de las oraciones, el humor satírico, la crítica de la corrupción eclesiástica y del poder del dinero son algunos de los temas que se repiten en estos poemas satíricos y críticos o amatorios, en estas canciones de taberna compuestas con una retórica bien aprendida en la que se conjuntan la poesía y la música para construir unos textos de innegable calidad estilística y perfección formal.
Cierra la selección una paródica proclamación de la orden de los clérigos errantes a la que pertenecen estos versos:
De vagorum ordine
dico vobis iura,
quorum vita nobilis,
dulcis est natura,
quos delectat amplius
pinguis assatura,
re vera, quam faciat
hordei mensura.
(De la orden de los vagantes
os digo las leyes:
su vida es noble,
dulce su natural;
más los deleita
un buen asado,
en verdad, que
una medida de cebada.)
Ordo noster prohibet
matutinas plane;
sunt quedam phantasmata,
que vagantur mane,
per que nobis veniunt
visiones vane.
Si quis tunc surrexerit,
non est mentis sane.
(Nuestra orden prohíbe
los maitines totalmente:
hay ciertos fantasmas
que vagan de mañana
y que nos provocan
vanas visiones.
Quien a esa hora se levante
es que no tiene la cabeza sana.)