Paul Claudel.
El ojo oye.
Traducción de Juan Ramón Ortega Ugena.
Vaso Roto. Madrid, 2015
El arte que crea, alienta y palpita titula su prólogo Juan Ramón Ortega Ugena, traductor de El ojo oye, una colección de ensayos sobre arte que Paul Claudel publicó en 1946 y que acaba de publicar en español Vaso Roto.
“Lo que espera Claudel -escribe el traductor en ese prólogo- es oír a los cuadros (...) Apoyándose en las notas que tomaba en su ubicuo Diario, Claudel desgrana las impresiones que la vista de obras pictóricas, musicales, arquitectónicas, de diferentes objetos artísticos… le provocan.”
En el primer ensayo, Introducción a la pintura holandesa, explica Claudel esa suma de sensaciones ante la pintura: entenderíamos mejor los paisajes holandeses, esos temas de contemplación, esas fuentes de silencio, que deben menos a la curiosidad que al recogimiento, si aprendiésemos a prestarles oído al mismo tiempo que por los ojos alimentamos nuestra inteligencia con ellos.
Con esa actitud meditativa, Claudel propone un recorrido por la pintura española del Greco y Velázquez, Zurbarán o Goya; hace breves exégesis de algunos cuadros de Rembrandt o Tiziano; eleva la vista a las vidrieras de las catedrales francesas de los siglos XII y XIII; recorre la catedral de Estrasburgo o se deja arrebatar por la música, porque si la pintura detiene al sol. La arquitectura petrifica la proporción y la escultura, la actitud… La música nos arrastra con ella.
Con una inusual capacidad de penetración en su mirada, con sensibilidad meditativa y silencio contemplativo, un conjunto de certeras incursiones de Claudel en busca de lo fugitivo, de lo inmaterial y de lo instantáneo.
Santos Domínguez